
Intento fallido
Narrador omnisciente:
Tzuyu había ignorado las constantes llamadas por parte de Taehyung; el chico la llamó luego de dejarla, y cuatro veces al día siguiente, pero ella simplemente fingió que no las oía, porque de esa forma era más fácil el poder sobrellevar las cosas. Si debía admitir algo, admitiría perfectamente que lo estaba ignorando, porque eso era obvio, se notaba como hacia todo lo posible para no toparse con él en los pasillos, y hasta debió huir de Jihyo y Jeongyeon cuando estaban en clases, porque no dejaban de hacer preguntas, y ella odiaba dar una respuesta, así que como la cobarde que era simplemente se escondió, asegurándose asistir solo a las clases que no compartían, para luego pedirle amablemente a Joohyun que le prestará los apuntes a las clases que no ingresó-había que recalcar que no se paralizó ante su presencia-.
La castaña se encontraba detrás de unos arbustos mirando atentamente como Jihyo conversaba junto con Daniel y Jeongyeon, maldito Taehyung, lo insultó en su mente siendo consciente que no podía acercarse a sus amigas sin tener el miedo presente de encontrarse con el coreano, aunque bueno debía confesar que había sido gran parte su culpa por responder al beso-también por aceptar la cita, y por hablar constantemente con él sabiendo que podría tener sentimientos encontrados-, porque ahora estaba confundida, no estoy preparada, y hablaba con su mente intentando hallar una respuesta mientras que sus ojos seguían estando enfocados en lo que sucedía a un par de metros de distancia.
—¿A quien estamos espiando?—cuestionó una voz masculina a su lado provocando que Tzuyu ahogara un grito cayendo de trasero al suelo. Aterrada posó sus ojos en el desconocido sintiéndose completamente avergonzado por la forma en que Taehyung se le había quedado viendo—¿Estás bien?—preguntó preocupado arrodillándose a su lado notando como el rostro de la muchacha tomaba un fuerte tono carmesí ante la vergüenza—pensé que no habías asistido a clases—admitió intentando que no quedará en evidencia lo mal que lo había pasado ante su rechazo.
Tzuyu entreabrió sus labios dispuesta en dar una excusa, pero las palabras no salieron por su garganta así que apretó sus dientes mirando atentamente como el pelinegro chasqueaba su lengua apoyando una de sus palmas sobre su propia rodilla para estirar su otra mano en un vano intento para levantarla. La castaña miró la mano del joven para luego posar su atención en su rostro admirando la forma en que el más alto simplemente le sonreía intentando demostrar que no estaba molesto, lo ignoraste, se recordó en sus pensamientos, no puedes seguir haciendo eso, y era cierto, a pesar que realmente no quería hablar lo sucedido, en algún momento tendrían que hacerlo, porque no podía vivir escondiéndose de él. En silencio la muchacha aceptó su mano, su tacto era cálido y firme lo suficiente para dejarla pensando en esa acción. Sin mucho esfuerzo Tae se puso de pie junto con Tzuyu, el pelinegro rápidamente alejó su tacto pensando firmemente que ella no lo quería, y la muchacha se sintió mal por él.
La castaña se abrazó a sí misma mirando hacia los lados notando como Jihyo y Jeongyeon le estaban mirando fijamente, avergonzada giró su rostro posando sus ojos en el rostro del más alto, pero él le estaba mirando de manera fija y eso al incomodó, así que intentó posar sus ojos en otra dirección, hoy no es mi día, pensó firmemente cuando notó a Sana sentada sobre las gradas con su espalda encorvada y sus rostro posado entre sus palmas mirando atentamente como Momo jugaba con Mark y Jackson intentando hacer una voltereta, pero la chica se veía distraída; no parecía estar enfocada en lo que los chicos estaban realizando y eso la desconcertó. Taehyung al notar como Tzuyu le ignoraba no dudó en estirar su mano presionando su palma con suavidad sobre uno de los brazos de la chica intentando llamar su atención, pero Tzuyu le dio un manotazo al ver como, desde las fosas de las nariz la sangre de Sana comenzaba a deslizarse.
Tzuyu corrió hacia su dirección escuchando como el coreano le llamaba, pero no le importó-más tarde se disculparía con él-, los vividos recuerdos atacaron su mente como una fuerte bofetada dejándola atontada cuando observó como la chica agachaba su cabeza, aunque no lo suficiente para quedarse quieta y paralizada como le había sucedido la primera vez que la vio; aunque no lo hubiese admitido, le daba pavor el pensar que Sana podría desmayarse otra vez y que en esa ocasión nadie estuviese para ayudarla. Para la suerte de Sana los chicos no se habían dado cuenta de su sangrado, así que rapidamente sacó de su bolso un pequeño pedazo de algodón intentando que aquel pedazo se llevara por completo su hemorragia nasal. La japonesa apretó sus párpados ante el dolor de cabeza mientras que sus dedos estaban envueltos sobre el puente de su nariz, por favor, basta, y le suplicaba a su propio cuerpo que la dejase descansar, aunque fuese un solo segundo, solo quería ser normal aunque fuese por una hora. Sana pensó firmemente que se había vuelto a desmayar al sentir una cálida mano tocando su antebrazo desnudo, confundida y ligeramente atontada alzó su mentón mientras que entreabría sus párpados notando de manera borrosa una silueta femenina.
Sana~, y esa cálida voz se perdió mientras que la luz abandonaba su visión.
Tzuyu caminaba en círculos por la pequeña habitación de la enfermería; luego de que la japonesa se hubiese desmayado en sus brazos, no dudó en tomarla y correr como jamás lo había hecho en dirección de la enfermaría, mientras que la sangre envolvía sus tímpanos permitiendo el oír a la perfección el fuerte bombeo de su corazón atemorizado. Momo, Mark y Jackson llegaron minutos después queriendo saber que había sucedido con la rubia teniendo la intención de querer quedarse, pero Tzuyu se había demostrado tan aprensiva con la joven que, la enfermera de turno no le quedo de otra que sacar a los demás chicos y dejarla a ella en compañía de la rubia. La castaña tomó una gran bocanada de aire arrastrando una de las sillas del lugar para luego simplemente tomar asiento en esta mentalizándose con la idea de que debía tranquilizarse, pero no podía, era la segunda vez que le sucedía a la joven, y a pesar que no era medico, y que no tenía mucho conocimiento sobre la salud, estaba más que segura que aquello no era normal. La muchacha encorvó sus hombros presionando sus codos sobre sus muslos para poder apoyar sus palmas sobre su rostro ocultando sus facciones, se quedó en aquella posición sorpendiendose ante la inminente humedad que cubría su piel; estaba llorando, y ni siquiera se cuestionó el por qué, sabía a la perfección que aquella sobrecarga de emociones la lograron colapsar.
La puerta se abrió de repente provocando que ella alzara su mirada, sus ojos enrojecidos observaron como la enfermera caminaba hacia Sana apoyando sus dedos sobre su cuello tomándole el pulso.
—Acabo de notificar al directo, sus padres vienen en camino—avisó la mujer mientras que daba un paso hacia atrás—¿Me pasas el alcohol que esta detrás de ti? por favor—pidió. Velozmente la castaña acató sus palabras girando su torso, con dificultad se inclinó tomando entre sus dedos el envase, sin dudarlo se levantó de su asiento para entregar con mayor comodidad aquel objeto—¿Te quedarás hasta que sus padres lleguen?—preguntó mientras que tomaba un algodón y lo humedecía, para luego simplemente deslizar aquel pedazo por sobre las fosas nasales de la muchacha notando como Sana lentamente comenzaba a despertar.
—Sí—respondió Tzuyu a su pregunta, observando como la rubia giraba su rostro murmurando palabras sin sentido, dándole la oportunidad a la enfermera para volver a marcharse—Sana—le llamó con suavidad inclinando en dirección de la chica notando como la mencionada fruncía el ceño intentando verle con claridad—no te levantes—pidió estirando su mano para presionarla sobre el hombro ajeno al notar como la muchacha vanamente intentaba sentarse—te desmayaste—le aclaró al ver la forma en que había llevado su palma a su cabeza—lamento eso... te golpeaste con mi hombro—comentó ante su frente roja.
Sana gruñó acomodando su cabeza sobre la almohada.
—¿Qué haces aquí?—cuestionó la rubia de mala gana.
Tzuyu apretó sus labios al oírla, un gracia me hubiese bastado, pensó cruzándose de brazos mientras que sus ojos analizaban la forma en que Sana giraba sobre la pequeña cama. La castaña tragó saliva sintiendo su espalda sudar ante la manera en que la joven le estaba observando; esas avellanas se deslizaban por sus facciones tomándose la molestia de analizarla casi por completo, para luego simplemente sonreír cuando la castaña enfocó su vista en sus labios, aquel "te pille" deslizándose silenciosamente por los cerezos de la rubia causaron que Tzuyu velozmente rompiera el contacto posando sus ojos en la pared mientras que escuchaba de fondo la melódica risa de la más baja.
—...—carraspeó intentando no demostrar lo afectada que había quedado—t~tenía que asegurarme de que estabas viva—contestó la castaña a la vez que se armaba de valor para volver a posar sus ojos en la chica; no iba a negar el hecho de que Sana la colocaba de los nervios, porque lo hacia, y el notar que la muchacha no le quitaba la mirada de encima la hizo sentirse pequeña—es la segunda vez que salvo tu vida, así que deberías considerar el hecho de llamarme ángel.
¿Le había coqueteado?, sí, lo había hecho, y ni siquiera supo el por qué lo hizo, pero al ver que Sana había ampliado sus párpados ante la sorpresa la hizo sentirse orgullosa-por fin era la rubia quien tenía un momento bochornoso-. Tzuyu relamió sus labios inclinando su cabeza en dirección de la izquierda en forma de pregunta queriendo saber si realmente la joven se encontraba bien, lo que ella jamás llegó a pensar que aquel simple movimiento iba a provocar el fuerte sonrojo envuelto en las mejillas de Sana, esta avergonzada, pensó aquella obviedad sonriendo en grande al darse cuenta de lo fácil que era colocar de los nervios a la muchacha, pero no se la jugaría diciendo otra cosa, quizás su buena racha se iría por el caño, y no tenia ánimos de una discusión. Tzuyu mordió su lengua a la vez que, sin poder evitar elevaba sus comisuras marcando sus hoyuelos.
A Sana no le quedó de otra que girarse dándole la espalda en el momento que se percató de esa atractiva y simple acción por parte de la más alta, su rostro estaba completamente enrojecido y sus mejillas ardían como el mismísimo infierno; el calor era tal, que si alguien colocaba un huevo no tardaría en freírse sobre su piel. La japonesa llevó sus palmas contra sus facciones queriendo ocultar lo avergonzada y abochornada que estaba, deberías odiarla, pensó siendo consciente que de esa forma sería más fácil, pero no lo lograba, y odiaba el no poder hacerlo, ni siquiera cuando había presenciado la forma en que ella se besaba con ese amable y pegajoso chico de cabello negro, logró tener ese sentimiento por su parte. Quizás se debía a que le salvó la vida, aun cuando días después detestó que lo hubiese hecho, y era difícil, no podía ocultar, que le era completamente complicado ignorar la presencia de Tzuyu, pero era Zhou Tzuyu, por algún motivo siempre le veía, siempre notaba su presencia, y comenzaba a volverla loca, Tzuyu la sacaba de sus casillas.
Toda la valentía y confianza que en algún momento Tzuyu logró mantener en exhibición, rápidamente murió ante el silencio por parte de Sana, avergonzada giró su torso posando sus ojos en la ventana; ella veía el exterior y la rubia la pared, ambas ignorándose mutuamente. Para la suerte de las chicas la puerta nuevamente se abrió, pero en vez de que se tratase de la enfermera, los padres de Sana ingresaron en el lugar llamando por completo la atención de la distraída castaña. Tzuyu giró su rostro mirando atentamente como ambos adultos abrazaban a Sana para luego tomar su rostro intentando asegurarse de que estuviese bien, adorables, pensó siendo incapaz de quitarle los ojos de encima, aunque rápidamente se vio obligada al hacerlo cuando el señor Minatozaki le prestó atención. Bien, Tzuyu era una fanática de crear listas, y esta vez no sería la excepción.
Mentalmente se hizo una lista intentando memorizar cada una de ellas, para más tarde traspasarla a papel.
Cosas que Zhou Tzuyu no debería volver hacer sino quiere morir avergonzada.
1) No mirar a Sana a los ojos.
2) No escuchar la risa de Sana.
3) Definitivamente No coquetear a Minatozaki Sana.
4) Por nada del mundo mirar a los ojos al señor Minatozaki (son idénticos al de su hija)
Tzuyu se odió en el momento que aceptó la pequeña cita improvisada en el hogar de los Minatozaki en forma de agradecimiento por cuidar de su única y apreciada hija, y quiso enterrar su cabeza bajo tierra al darse cuenta que nuevamente se estaba viendo al espejo cambiándose por quinta vez-cosa que no había hecho cuando salió con Taehyung- sintiendo que nada le quedaba bien, lo haces para tener una buena imagen de los señores Minatozaki, se aclaró en sus pensamientos notando como aquella camiseta negra no le favorecía, así que velozmente se la quitó.
Luego de unos veinte minutos donde terminó de vestirse escogiendo una camiseta negra y unos pantalones del mismo color, parecía que iba a un funeral-palabras de Nayeon-, pero ya no tenia tiempo para cambiarse, así que simplemente salió sosteniendo entre sus palmas una pequeña botella de vino, ¿Por qué? Mina y Nayeon le obligaron, así que eran dos contra uno, no tenía más opción. Sin poder ocultar sus nervios caminó en dirección del hogar de los Minatozaki, en más de una ocasión estuvo tentada en girar sobre sus talones y huir para esconderse bajo sus sábanas, pero rápidamente descartaba esa opción, ni que fueras a conocer a tus suegros, se mentalizó sintiendo sus mejillas enrojecer, oh oh, y ahora no podía quitarse de la cabeza esa tonta posibilidad. Definitivamente no, se giró pensando seriamente que no tenía por qué ir; siempre podía fingir un resfriado, aunque todos sus intentos se fueron por el desagüe al escuchar la puerta abrirse.
—¿Sucede algo?—preguntó el señor Minatozaki causando que ella, en silencio girara sobre sus talones sacudiendo su cabeza en negación, para luego simplemente caminar hacia su dirección cortando la poca distancia que les separaba—¿Y ese vino?—cuestionó confundido a la vez que daba un paso hacia atrás observando atentamente como Tzuyu de forma impulsiva hacia una reverencia para luego simplemente adentrarse en su hogar demostrándose bastante educada, y eso le agradó.
—No quería venir con las manos vacías—confesó sintiéndose intimidada por la forma en que el hombre se le había quedado viendo, recuerda la lista, se mentalizó siendo consciente que no debía ver sus ojos si no quería morir de la vergüenza y timidez.
—¿Consumes vino?—cuestionó con cierta curiosidad sintiendo rapidamente ternura al ver como la castaña apretaba sus labios para luego sacudir su cabeza en negación—nosotros tampoco—confesó provocando que de fondo se pudiese escuchar a la perfección la risa de Sana indicando que la chica había oído y que si, se estaba burlando de ella—...—él soltó una risilla para luego aceptar su ofrecimiento presionando su mano libre sobre el delgado hombro de la silenciosa y sonrojada castaña—gracias, de todas formas.
Tzuyu quería morirse, ni siquiera había llegado a la mesa y ya tuvo un horrible momento bochornoso que no podría olvidar en mucho tiempo más. La chica tomó asiento donde el mayor le había indicado, en silencio observó como Sana se encontraba en la cocina acompañada de su madre, así que aprovechó el hecho de que nadie le estaba prestando atención para perderse por unos segundos en su mente queriendo agrandar su lista.
5) no volver a confiar en el Minayeon.
Si era sincera, ni siquiera sabía el por qué lo había hecho en un principio; jamás prestaba atención a los comentarios de su hermana y su novia, ¿Por qué lo hizo justo en ese preciso momento? no tenia ni la menor idea. Tzuyu relamió sus labios apoyando sus palmas contra sus muslos, estuvo tentada en volver a ponerse de pie para acercarse a la cocina y preguntar en que podía ayudar, pero el señor Minatozaki bruscamente presionó otra vez su palma sobre su hombro indicando el que no se moviera de su asiento, incomodo, pensó la chica sonriendo de manera cuadrada para luego apoyar su espalda contra el respaldo del asiento mirando fijamente como el mayor alejaba su tacto para rodear la mesa tomando asiento frente a ella.
—Y... dime Tzuyu—ay no, Tzuyu había visto bastante películas románticas de mala calidad ante las insistencia de su hermana; a Mina no le gustaba el romance, pero a Nayeon sí, así que ella la arrastraba para no ser la única sufriendo. La castaña sabia lo que se venia, y no estaba preparada para responder la típica pregunta—¿Qué piensas hacer cuando te gradúes?
Bien, Tzuyu había esperado el "¿Qué intenciones tienes con mi hija?" así que se descolocó bastante ante esa genuina pregunta. La chica relamió sus labios dispuesta en soltar ese claro "Ni idea, señor" pero sabia que se vería bastante mal de su parte, así que se obligó a pensar en algo en concreto, le gustaba los videojuegos y los animes, pero Mina era la otaku de la familia, y era antinatural tener dos hijos otakus, así que ya perdió el puesto. Le gustaba la fotografía, pero le daba flojera el salir para buscar buenas imagines, cantar se le daba bien, pero le daba el pavor el pensar que alguien más podría escucharla que no fuese su hermana o sus padres- o la intrusa de Nayeon-, Dios que difícil, pensó la castaña.
—Esta bien, sino tienes nada en mente—salvada por la señor Minatozaki—aun eres joven para decir ese tipo de cosas.
Sin poder evitarlo Tzuyu suspiró limpiando el sudor en sus palmas mientras que veía atentamente como la mayor dejaba un plato de fideos frente a ella, con un suave murmullo ella agradeció en compañía de otra reverencia sintiendo como Sana se sentaba a su lado tocando su hombro con su brazo, para luego simplemente ignorarla.
6) No volver a aceptar una cena con los señores Minatozaki hasta nuevo aviso.
No es que las cosas hubiesen salido mal en compañía de los adultos, el problema recaía netamente en los hombros de Sana que no dejó de ignorarla durante todo el transcurso de la velada, y no es que le importara tener la atención de la rubia, para nada, pero si que era cierto que le hubiese gustado el sentir que por lo menos su presencia le interesaba para que las cosas no fuesen tan incomodas; hasta sus padres lo notaron, que vergüenza.
Tzuyu se despidió de los señores Minatozaki-sin antes agradecer por la comida y su agradable compañía- para luego caminar hacia la entrada en compañía de Sana, conozco la salida, pensó deseando que la rubia simplemente se alejara, pero extrañamente la chica se ofreció, tan rara, pensó la muchacha observando como la japonesa se inclinaba tomando el pomo de esta para luego girar su muñeca tirando la puerta contra su pecho. Momento incomodo, pensó Tzuyu mirando el rostro de la joven para luego simplemente llevar su palma contra su cabeza, no le daré la mano, pensó firmemente comenzando a descartar las diferentes formas de despedirse, ni mucho menos un beso.
—Adiós—la técnica de solo despedirse sin mirar atrás jamás fallaba.
Aunque la más alta solo alcanzo a dar un paso antes de sentir como Sana tomaba de su brazo y tiraba de ella, confundida giró sobre sus talones sintiendo como la chica agarraba su mentón con su mano libre para luego simplemente girar su rostro presionando sus suaves labios sobre su mejilla logrando acariciar con cierto peligro su comisura. La presión de sus cerezos sobre su caliente piel no duró más de un minuto, pero se sintió eterno, aturdida Tzuyu jadeó sintiendo como el tacto rapidamente se perdía quedando la zona bastante helada ante le contraste del calor que le rodeaba.
—Largo—y tan fría como siempre la japonesa la empujó cerrando la puerta frente a su rostro.
Jamás la entenderé, pensó Tzuyu dando un paso hacia atrás, sintiéndose prácticamente aturdida por ese repentino beso por parte de la rubia.
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