Disculpas sinceras
Bueno, hace un par de semanas atrás, con @RoseSabeDondeVives y @onecheckmate_ habíamos llegado al acuerdo (uno muy cruel, en realidad) que mataríamos aun personaje de la historia que estuviésemos leyendo, así que disfruten, porque alguien aquí morirá.
Narrador omnisciente:
Una semana justa había transcurrido luego de aquel golpe que Matthew le propinó a su hija sin remordimiento alguno que dejó como marca su mejilla amoratada alrededor de unos cuatro a cinco días, siendo el verdoso color lo que más llamaba la atención de las facciones en la adolescente; cuando la castaña volvió a clases, el rumor de que había estado envuelta en una pelea no tardó en hacer ecos en el lugar, ganándose aún más fama de peleadora que ya tenía por culpa de Mark, y a pesar de lo que todos creían, no le gustaba para nada ser el centro de atención. Por si se lo estaban preguntando las cosas en su casa estaban siendo bastante tensa para su gusto, y al parecer, por la actitud que su padre había adoptado cuando ella había vuelto a su hogar, no tenía pinta de que fuese a cambiar. Cada mañana, Tzuyu realizaba la misma rutina, como de costumbre se levantaba una hora antes-si es que tenía suerte de dormir-, para no toparse con el mayor y así ahorrarse el dolor que envolvía su corazón ante la indiferencia en sus ojos, alrededor de las siete de la mañana tomaba desayuno en compañía del silencio de su madre, para luego, unos veinte a media hora después estar afuera esperando la llegada de Jihyo, y sí, quizás, se estaba comportando de manera infantil al no dirigirle la palabra al mayor, y es cierto que ella se hubiese disculpado por su forma de actuar en el momento que él hubiese aceptado escucharla, porque al fin y al cabo estaba avergonzada por su comportamiento, pero él no fue capaz de conversar, de acercarse siquiera a preguntarle como estaba después de la semejante bofetada que la dejó aturdida, simplemente tomó la decisión de ignorar su presencia, así que ella lo ignoró de vuelta.
Las primeras cuatro horas de clase no prestó atención a la materia que estaban pasando, aunque si que es verdad, que anotó cada palabra que se deslizó de la boca de sus profesores siendo consciente que en un tiempo más-muy corto en realidad- tendría que estudiar para los exámenes que se le venían encima; había olvidado por completo que seguía siendo una adolescente con responsabilidades como cualquier otro, que debía estudiar si quería graduarse, para luego pensar en su próxima universidad, la cual se encargaría de consumir su vida social por los menos cinco años más, pero si era sincera, se centró demasiado en Sana, y a pesar que a simple vista sonaba mal y hasta toxico realmente no le importaba, si el hecho de perder el año la haría tener cada minuto a su novia, lo haría sin pensarlo, ya que los estudios podrían esperar, Sana no.
Taehyung le había pedido amablemente si podían conversar a solas luego de que el timbre que indicaba que las clases habían finalizado resonaba en el lugar. En un principio, ella había intentando negarse, ya que bueno, realmente no era un misterio que se sentía incómoda con su simple presencia-o cuando sus ojos tenían un contacto directo-, por el simple hecho que su mente seguía repitiendo una y otra vez la forma en que su boca chocó con la de él, y como, ese simple beso desesperado, lleno de temor y angustia, dejándose llevar por el instinto de querer algo de normalidad en su vida, casi se convirtió en un daño aún más grande de lo que ya en sí había sido para su cabeza.
Ambos adolescentes se encontraban en la parte trasera del edificio en el que estudiaban manteniéndose sentados en el césped, en silencio la castaña giró su rostro observando como Taehyung estiraba sus piernas apoyando sus palmas a cada lado de su torso, permitiendo el aguantar su peso con aquellas extremidades. Tzuyu relamió sus labios mirando detenidamente como el coreano fruncía el ceño arrugando el punte de su nariz ante la incomodidad que le causaba su largo cabello chocando contra sus pestañas impidiendo tener una buena vista de sus propios pantalones. ¿Nos quedaremos en silencio? se cuestionó sabiendo a la perfección que no diría nada si él no lo hacía primero, porque bueno, ¿Taehyung quería hablar con ella, no? así que esperaría, aunque no sabía por cuanto tiempo más. A pesar que Tzuyu había dejado en claro que hablaría con Taehyung a solas, Jihyo y Jeongyeon no habian quitado su mirada de la parejita sentada en el césped, la pelimorada apoyó su espalda contra la pared colocando a su novio frente a ella, utilizando a Daniel como si estuviese conversando con él, mientras que Jeongyeon se había encaminado hacia las gradas fingiendo estar viendo el partido aunque sus ojos de vez en cuando se fijaba en la menor del grupo, esperando con bastante paciencia a que Taehyung cometiera una estupidez para entrar en acción.
El pelinegro resopló echando su cabeza hacia atrás permitiendo que sus largos y ondulados cabellos oscuros se terminaran por desplazar de su piel hasta despejar sus facciones. Molesto consigo mismo, el coreano giró su rostro permitiendo que sus oscuros ojos estuvieran enfocados en Tzuyu, rápidamente la culpa lo invadió con tal grado de violencia al notar la mejilla aun ligeramente amoratada en su acompañante, porque sabía que había fallado en su promesa de cuidarla; permitió que su propio egoísmo actuara por él, sus temores lo envolvieron lo suficiente para solo pensar en él, olvidando por completo el como se sentía la castaña, y se aprovechó, tenía más que claro el hecho de que había utilizado su vulnerabilidad para su propio beneficio, y no se sentía orgulloso por eso.
—Lo siento—se disculpó con bastante sinceridad, pero sabia a la perfección que el daño ya estaba hecho y unas simplemente palabras no arreglarían el pensamiento autodestructivo que había estado viviendo en la cabeza de la castaña durante todo ese tiempo—lamento causarte problemas—murmuró permitiendo que sus ojos se cristalizaran mientras que Tzuyu en silencio lo veía, ¿Por qué? esa pregunta no dejaba de circular en su cabeza, ¿Por qué ahora? ella no tenía ni la menor idea y no quería realmente saberlo—estaba asustado, y te usé, lo siento muchísimo—¿Me usó? y a pesar que quería cuestionar a que se refería, simplemente guardó silencio aturdida por su confesión.
La castaña tomó la decisión de colocarse de pie mientras que Taehyung simplemente le seguía con la mirada cada movimiento que ella realizaba cuestionándose mentalmente si la adolescente lo llegaría perdonar alguna vez, y como no, sus dos mejores amigas también estaban atentas a lo que estaba sucediendo, dejando en evidencia lo preocupada que estaban por la reacción por parte de la más alta.
—Tzuyu...—Taehyung la llamó causando que ella girara sobre sus talones, con calma posó sus castañas orbes en él percatandose velozmente la forma en que el adolescente se había quedado quieto sobre el césped.
—No tengo tiempo para preguntarme en que me usaste—por fin la castaña había alzado la voz provocando que el pelinegro simplemente guardara silencio—y si te soy sincera, tampoco me importa el saberlo—estaba siendo bastante tosca en su manera de pensar para el gusto del coreano, pero bueno, se lo tenía merecido, y estaba cansada; esa era la verdad de las cosas, estaba agotada de que todo tuviese que salir mal—tengo suficientes problemas para agregarte a mi lista, así que solamente deja el tema, y finge que nada pasó—pidió girando su rostro para ver como Jihyo presionaba sus palmas contra la espalda de Daniel intentando fingir que estaba concentrada en él, pero obviamente la taiwanesa había notado su mirada durante todo ese tiempo que estuvo con el chico así que alzó su dedo índice indicando de esa forma que se quedara en su lugar.
—Tzuy...
—Te perdono—la chica lo calló con sus palabras, queriendo de esa forma que no continuara insistiendo con el tema que claramente ella no quería volver a tocar—deja el tema Taehyung, no vale la pena—aclaró dando un paso hacia atrás notando como él apretaba sus labios—me tengo que ir—realmente debía quedarse porque tenía clases, pero se conseguiría la materia con Jihyo, así que no importaba si estaba presente o no, porque de todas formas no le prestaría atención a su profesor.
Jeongyeon bajó de las gradas trotando en dirección de Jihyo mientras que la pelimorada daba un paso hacía al lado sintiendo como su novio entrelazaba sus dedos con los suyos. Cuando la peliazul llegó a donde estaba Park sus ojos no tardaron en posarse en su mejor amiga para luego seguir el camino de la castaña notando como la más alta arreglaba su bolso sobre su hombro.
—¿Se va ir?—cuestionó Yoo observando como Jihyo sacudía su cabeza en negación; no iban a permitir que Tzuyu abandonara las instalaciones de la infraestructura en la que estudiaban, porque no estaban dispuesta en ver otro hematoma en su rostro. Rápidamente ambas caminaron detrás de la castaña, cabe aclarar que Daniel también estaba con ellas siguiendo en silencio su caminar—¡Zhou!—la peliazul la llamó sorprendiendose bastante de notar como la mencionada dejaba de caminar girando su rostro para ver por sobre su hombro sus facciones—tenemos clases.
—Matthew viene por mi.
Tzuyu se había vuelto muy buena para mentir, y sus amigas muy ingenuas al creerle.
Matthew se encontraba mirándose en el espejo mientras que arreglaba su corbata, lentamente el hombre se estaba colocando de mal humor ante los fallidos intentos por arreglar aquella minúscula prenda alrededor de su cuello y por debajo de su blanca camiseta, ante la ausencia de su esposa en el hogar-ella estaba en el trabajo- no le quedó de otra más que arreglárselas por si mismo su vestimenta, pero se le daba fatal, así que terminó por resignarse dejando la prenda sobre la cama. De repente, su teléfono sonó desde la mesita de noche, sin mayores complicaciones dejó de hacer lo que estaba realizando para caminar en dirección del sonido, en un principio se había confundido bastante ante el número desconocido ya que, por lo general no solían llamarlo números que no tenía agendados, y cuando eso pasaba no solía contestar, pero no tenía nada mejor que hacer en esos momentos así que lo hizo; con facilidad deslizó su pulgar por la pantalla llevando el aparato contra su oreja.
—¿Sí?—cuestionó mientras que veía la corbata recostaba sobre el colchón, estúpida corbata, pensó sintiéndose frustrado consigo mismo por no haber sido capaz de dejarla derecha—¿Quién habla?—volvió a responder cuando sintió la pesada respiración chocando contra su tímpano brindándole incómodos escalofríos en su columna—¿Quién esta ahí?
—Tu hija se acaba de escapar de clases... ¿Quieres que la controle por ti?—Matthew perdió el equilibrio chocando su trasero contra el borde del colchón cuando escuchó la clara y pesada voz de Mingyu del otro lado de la llamada. El coreano en cambio apoyó su palma libre contra el volante del vehículo de su padre observando fijamente como Tzuyu salió del edificio comenzando a caminar por sobre la vereda, así que encendió el motor intentando no llamar su atención—se ve triste...—y disfrutó bastante el jadeó por parte del adulto—¿Quieres que le quite la tristeza?
El adulto relamió sus labios sintiendo como sus palmas habían comenzado a sudar.
—Mingyu... aléjate de mi hija—ordenó Matthew escuchando la rasposa carcajada por parte del adolescente.
—¿Ahora quieres que esté lejos de ella?—cuestionó con diversión mientras que el señor Zhou se levantaba de golpe comenzando a correr hacia la salida; iba a buscar a su hija antes que el coreano tuviera tiempo de hacerle algo—mi padre me odia, y mi madre ni siquiera es capaz de mirarme a los ojos—susurró—perdí mi beca de atletismo en la universidad nacional de Seúl...—confesó furioso a la vez que, con fuerza empuñó el volante permitiendo que sus nudillos tomaran un tono blanquecino ante la presión que estaba ejerciendo—¡Perdí mi oportunidad de estudiar ahí por la puta de tu hija!—bramó golpeando con su mano libre el volante mientras que veía como la taiwanesa giraba su rostro hacia los lados para luego cruzar la calle siendo completamente ajena a que él la estaba siguiendo—le quitaré todo lo que tiene, como ella hizo conmigo.
—Mingyu, te lo advierto, no toques a mi hija—aclaró Matthew con los dientes apretados mientras que, con fuerza empuñaba las llaves de su vehículo, saliendo lo más rápido posible de su hogar—¡Mingyu!—y sintió como si cada fibra de su cuerpo estuviesen en medio de las llamas cuando el mencionado finalizó la llamada—mierda.
El adulto se subió al vehículo, velozmente encendió el motor para luego salir lo más rápido que pudo hacia la calle. Con sus dedos temblorosos y el sudor envuelto en su palma buscó entre sus contactos el número de Jihyo intentando asegurarse si, efectivamente su hija había cometido el error de volver a faltar la orden que él le había puesto como castigo, vamos contesta, pensó llevando el teléfono contra su oído, uno, dos, tres, y Jihyo no contestaba, así que lo estaba colocando de los nervios, vamos chica, contesta, y estaba tan desesperado que si la coreana no tomaba su llamada él entraría a las clases de Tzuyu solo para asegurarse de que estuviese ahí. Matthew manejó a toda velocidad encendiendo las sirenas, con bastante facilidad esquivó los vehículos intentando llegar lo más rápido posible donde su hija estudiaba.
Luego de unos minutos el mayor se detuvo frente a la entrada del edificio notando a Jihyo en compañía de Jeongyeon y un muchacho de cabello rojo, no está aquí, pensó siendo consciente que Tzuyu no estaría sin sus amigas, así que por fin permitió que el pánico lo invadiera casi por completo, quedándose quieto con su pies puesto en el pedal de freno. El señor Zhou sacó su teléfono marcando la estación; el nudo estaba alojado en su garganta, y sus ojos se habían cristalizados ante la culpabilidad, porque sabía que jamás se perdonaría si algo malo le pasaba a su hija, no otra vez, y menos por su culpa.
—Byun—soltó el apellido del muchachito que había contestado en la estación—quiero que busques en las cámaras de seguridad de cada calle de la ciudad la patente del vehículo del oficial Kim Jongwoon—dio la orden escuchando como el inexperto oficial le cuestionaba lo que estaba pidiendo—si maldición, sé quién es Kim, por eso mismo quiero saber donde esta su vehículo—aclaró logrando que el chico aceptara su orden; realmente, al ser de menor rango, no tenía de otra más que seguir la orden de su superior—me llamas si lo encuentras.
Y de la misma forma en que lo llamó, cortó, impidiendo oír otra palabra por su parte. Matthew llevó su mano libre contra su cabello intentando pensar con claridad; él tenía más que claro que no sacaba nada con manejar como un loco sin tener por lo menos una idea clara de donde estaría Mingyu o hacia donde se estaba dirigiendo su hija, así que esperaría la llamada de Byun antes de emprender camino al hospital- no iba a preocupar a los padres de Sana, no por ahora-. Su teléfono sonó más rápido de lo que tenía previsto, así que llevó el aparato a su oreja.
—¿Por qué mierda estás buscando mi automóvil?—y la voz de su ex mejor amigo sonó del otro lado de la llamada provocando que el adulto apretara su mandíbula—¿Eres consciente que puedo despedirte por tu estupidez?—cuestionó molesto; odiaba ese tipo de cosas por parte de Matthew, porque estaba dejando en evidencia el hecho de que no estaba respetando que él era el subjefe de la estación.
Matthew relamió sus labios, tenía muchas cosas que decirle antes la ira tomara posesión de sus acciones, pero cuando estaba por responder su teléfono vibró sobre su oreja provocando que alejara el aparato de su piel para ver quién había sido el responsable de interrumpir sus palabras, completamente confundido observó como la pantalla se iluminaba dejando en evidencia una fotografía que le hizo perder drásticamente el aire en sus pulmones; ahí, frente a sus ojos estaba su hija caminando por la calle y como Mingyu estaba bastante cerca de la castaña, dejando en evidencia que no tardaría en lastimarla. Cualquier rastro de civilización en su sistema, terminó por perderse, angustiado llevó aquel aparato contra su rostro para luego presionar sus dos manos contra el volante.
—¡Tu hijo esta siguiendo a mi bebé!—bramó Matthew sosteniendo el teléfono entre su hombro y oreja mientras que encendía nuevamente su vehículo presionando con ayuda de su pulgar el botón que descansaba al lado de la palanca de cambio causan que las sirenas nuevamente sonaran con bastante fuerza.
—Calmat...
—¡No me voy a calmar, es mi hija!—aclaró cuando escuchó las palabras de su ex mejor amigo a la vez que ignoraba casi por completo la sensación del sudor deslizándose de su frente hasta su quijada, con la mirada desorbitada intentó seguir su conducción notando como los vehículos no tardaban en hacerse a un lado—s~si él...—murmuró llevando su mano derecha hacia su teléfono empuñando con fuerza aquel aparato—escúchame bien Jongwoon... si Mingyu le hace algo a Tzuyu, te juro que lo mataré—considerando que estaba amenazando a uno de los oficiales más importantes de la estación, siendo él un oficial, podría perfectamente perjudicar su trabajo, pero qué más daba, se trataba de su hija, y a pesar que cometió errores, ahora se arrepentía—busca a tu bastardo antes que yo lo encuentre, porque le meteré una bala en la cabeza.
Y sin más cortó la llamada lanzando el teléfono contra el asiento del copiloto.
Matthew tenía más que claro que la posibilidad de que Tzuyu hubiese llegado al hospital donde Sana estaba hospitalizada era bastante improbable-considerando el hecho de que el coreano le estaba siguiendo el paso, acechando en silencio a la adolescente, disfrutando por completo el pánico que le había causado-, pero la esperanza seguía estando presente así que condujo hacia esa dirección. Si que era verdad que era un delito el usar las sirenas fuera del trabajo, pero se trataba de su hija, así que era importante el llegar lo más rápido posible, y no le importaba las consecuencias, las aceptaría con tal de saber que la castaña estaba a salvo. Cuarenta minutos después, y a pesar que los vehículos se habían hecho aun lado para darle a él prioridad, realmente no pudo llegar antes que eso. Ante el pavor de pensar lo peor estacionó mal su vehículo, pero no le importó. Con el cuerpo completamente sudoroso producto del pánico y los nervios, el señor Zhou corrió hacia el interior del edificio dirigiéndose de inmediato hacia las escaleras de emergencia.
Un par de minutos después, el adulto llegó entre jadeos y completamente agitado mientras que el sudor se escurría de su cuello hacia su pecho dejando su camiseta prácticamente adherida a la piel de esa zona. Matthew abrió la puerta observando desde lejos a los padres de Sana saliendo de la habitación de la muchacha, y como era de esperarse todo rastro de cansancio reflejado en su rostro se disipó permitiendo que la energía que había mantenido acumulada en su sistema saliera a flote comenzando a correr hacia su dirección.
—¡Yubin, Jicheol!—los llamó casi como si estuviese apunto de quebrarse, confundidos por el repentino llamado ambos adultos giraron sus rostros en dirección del sonido observando como el padre de Tzuyu corría trastabillando en el proceso, pero manteniendo de todas formas el equilibrio. Velozmente Yubin estiró su mano preisonando su palma contra el abdomen de su esposo intentando retener al mayor de cualquier acción que los llevara tarde o temprano a los golpes.
—¿Qué quieres?—el padre de Sana fue el primero que alzó la voz dejando en evidencia el hecho que no le agradaba para nada el tener su presencia deambulando en la misma zona donde constantemente estaba la castaña; cuidaría de Tzuyu como él no lo hizo. Jicheol permitió que su esposa tomara de su mano, ya que entendía a la perfección el miedo en la mujer, pero a diferencia de Matthew, él si tenía raciocinio, y sabía que momento era el indicado para arreglar las cosas a golpes si es que era necesario, así que no lo lastimaría.
—¿Tzuyu está aquí?—el señor Zhou cuestionó luego de relamer sus labios apoyando sus palmas contra sus rodillas permitiendo el encorvar sus hombros para tomar una que otra bocanada de aire. Ambos adultos se miraron entre sí para luego negar con su cabeza acompañados por ese claro "No"—mierda...
—¿Sucede algo?
Yubin como siempre había permitiendo que la preocupación aflorara en ella, pero antes de que Matthew hubiese tenido oportunidad de poder contestar y explicar la delicada situación que estaba experimentando, su teléfono volvió a sonar causando que toda su atención se centrara en ese pequeño aparato tecnológico. Temeroso el adulto tomó su móvil, el cual se había mantenido en el interior de uno de sus bolsillos delanteros, en silencio desbloqueó la pantalla no tanto el apellido de Byun en grandes así que no dudó realmente en aceptar la llamada llevando el objeto contra su oreja.
—Byun, ¿Qué encontraste?—cuestionó provocando que los padres de Sana tuviesen un mal presentimiento.
—El vehículo del oficial Kim iba con bastante velocidad por la carretera... terminó por perder el control volcándose en medio de la carretera 64—Byun confesó lo que había visto minutos atrás provocando que Matthew simplemente trastabillara sintiendo unas ganas incontrolables de vomitar al pensar que estaba teniendo un Déjà vu —llamé una patrulla que estaba por la zona, y me acaban de notificar que los dos cuerpos en el interior del vehículo estaban sin vida—Zhou retrocedió llevando su trasero contra el asiento permitiendo que las lágrimas se deslizaron por sus mejillas mientras que los padres de Sana simplemente los veía en silencio sin saber que estaba sucediendo—lo siento oficial.
—¿Identificaron los cuerpos?—susurró Matthew completamente abatido.
—El conductor era Kim Mingyu... el segundo no tenía identificación, así que aun no lo sé—confesó el muchacho escuchando la pesada respiración de Zhou—¿Puedo ayudar en algo más?—cuestionó sintiéndose extrañamente culpable por no haber encontrado el vehículo de Kim antes de ver como se volcaba, y por la forma en que el adulto se había comportado no pudo evitar el cuestionarse si la persona en compañía del Mingyu era su familiar.
—Hiciste bastante—murmuró Zhou, para luego simplemente finalizar la llamada sin siquiera despedirse. Tzuyu no, mi hija no, y en su mente se negaba por completo a la siquiera posibilidad de que la castaña hubiese estado en el interior de ese vehículo, pero Mingyu se lo dijo, le amenazó con que le quitaría todo lo que a él le quitaron—es mi culpa—susurró dejando su teléfono sobre el asiento continuo al suyo para luego simplemente llevarse las manos a la cabeza—oh por dios—y ahora recién caía en cuenta de lo que había ocurrido.
Unos pasos provenientes del pasillo provocó que Jicheol como Yubin alzaran su mentón observando como la castaña caminaba con bastante tranquilidad con una de sus manos sosteniendo su bolso mientras que el otro simplemente mantenía la pequeña caja de chocolate que día tras día compraba con la esperanza de que, cuando Sana despertara pudiera probarlos. Los señores Minatozaki miraron a Tzuyu para luego centrarse en Matthew queriendo comprender que le estaba pasando para actuar de esa forma.
—¿Papá?—cuestionó Tzuyu confundida provocando que el mencionado violentamente alzara su cabeza observando con sus ojos irritados por el llanto a su hija de pie, con una clara muestra de confusión reflejada en sus facciones—¿Qué haces aquí?—preguntó dando un paso hacia atrás cuando notó como él se levantaba.
Jicheol reaccionó justo en el momento que Matthew corrió donde su hija ante el claro pensamiento de que él volvería a lastimarla, pero esta vez no se lo iba a permitir, velozmente el adulto le siguió presionando su palma contra el hombro del policía a la vez que este aferraba sus brazos en el torso de la taiwanesa escondiendo su rostro en su cuello; tanto Tzuyu como el padre de Sana habían quedado confundido ante la acción por parte del mayor.
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