Despedida
Narrador omnisciente:
Como cada viernes Tzuyu se encontraba en el interior de su habitación bajo pestillo con la música lo suficientemente alta para no escuchar las quejas de Mina ni las de sus padres. La castaña cantó a todo pulmón con su cuerpo descansado sobre el colchón y su cabeza colgando de una de las esquinas de este siguiendo el ritmo de la canción. Por instinto cerró sus párpados inundando su corazón con la agradable sensación que la melodía le proporcionaba, sus comisuras se alzaron amenazando con esbozar una sonrisa burlona ante los golpes que Mina le proporcionaba a la puerta intentando llamar su atención, ella en lo personal no entendía a su hermana mayor, todos ahí sabían que, cuando la música se encendía en su habitación nada le haría bajarla ni mucho menos apagarla hasta que diese una hora prudente donde debían dormir. Como era de esperarse Mina terminó por cansarse, como siempre le insultó por su poca empatía por los demás, mientras que Tzuyu tarareó el estribillo siendo consciente que su hermana bajaría solo para quejarse con su madre a pesar que esta no estuviese en casa, pero ya estaba acostumbrada a lo que ella diría "Tu también fuiste como ella" a lo que provocaría que Mina simplemente se molestase por su respuesta.
Mina en su adolescencia fue una chica bastante reservada, en carácter tenían bastantes similitudes, entre lo silenciosa, lo sincera y lo misteriosa, pero Tzuyu era una persona que se metía en bastante problemas por la extrema sinceridad que brotaba en su interior ante la incapacidad que tenía para mentir, a diferencia de su hermana mayor quien, por vergüenza prefería no dar su opinión.
Mina estaba en la universidad mientras que Tzuyu estaba en su ultimo año en el instituto, Mina tenía novia, a Tzuyu ni siquiera le gustaban las chicas, y a pesar que su familia apoyaba por completo los gustos de la mayor era notorio la decepción que les cayó encima ante la aparición de Nayeon, dejando todo en los hombros de Tzuyu para traer un hombre de bien a la casa. La castaña no soportaba a la novia de su hermana, no entendía como, alguien como Mina podía estar saliendo con alguien como Nayeon, es que no eran compatibles según ella. Su hermana mayor prefería estar en casa que estar en una fiesta, ella le gustaba el silencio y Nayeon era demasiado ruidosa como para que tuviesen un momento de tranquilidad. A Mina le gustaba pasar desapercibida, Nayeon amaba ser el centro de atención, ¿Ven? completamente diferentes.
Tzuyu suspiró levantándose del colchón, con calma se acercó hacía su televisor tomando el pequeño control para bajarle el volumen dejándolo en un nivel moderado. En silencio se devolvió en sus propios pasos tomando el libro que descansaba sobre la mesita de noches para llevarlo contra su pecho. Aunque nadie fuese consciente, ella era fanática de la lectura, así que, como de costumbre salió por su ventana y tomó asiento en su tejado sintiendo los rayos del sol chocando contra sus muslos desnudos. Comenzó a leer, hundiéndose en la historia sintiendo las emociones que el personaje principal solía brindarles cuando la historia le atrapaba por completo, como siempre podía escuchar a sus vecinos hablar, eran personas mayores, la mujer solía saludarla desde su habitación ya que sus ventanas daban a la par, la mujer le cuestionaba por qué razón ella prefería leer en el tejado y no en su habitación como lo haría una adolescente normal, y Tzuyu como de costumbre le respondía que los adolescentes normales no solían leer y que el tejado era un buen lugar para tener una vista privilegiada del bosque que estaba detrás de su casa.
La castaña suspiró dejando el libro sobre sus muslos en el momento que escuchó como el señor Hyojong dejaba las cajas sobre el césped mientras que su esposa Hyunah le llamaba. Tzuyu los observó recordando la historia que la mujer le contó; ambos se habían conocido mediante una agencia de talentos, en corea era muy común los cantantes y bailarines, estaba plagado de ellos por todo el país, pero más en Seúl, así que era bastante común encontrarse con uno de ellos. Su historia de amor era triste, ambos habían sido realmente famosos en su tiempo, pero al enamorarse su agencia optó por despedirlos, una estupidez para el pensamiento de Tzuyu, pero al parecer el mundo del entretenimiento era así de cruel. La castaña sonrió al notar la forma en que ellos se habían abrazado, le gustaba el saber que, a pesar de las dificultades aun se amaban.
La chica giró su rostro en dirección de la entrada de su hogar observando con irritación como Nayeon estaba colgando de los hombros de su hermana mayor. Tzuyu en silencio observó como ambas estaban conversado, sus orbes por un segundo se posaron en la vecina de al frente, Chaeyoung era bastante amable con todos, y a pesar que tenía pareja Nayeon seguía celando a Mina cuando la más baja se le acercaba. Quizás aquello era lo que más solía desagradarle a la más alta, el hecho de que la coreana no confiara en su hermana la colocaba de mal humor, ya que cada estúpida pelea que tenían Mina era la que salía más afectada.
Tzuyu se había propuesto jamás enamorase, la primera vez que vio a su hermana mayor llorando por amor se dijo a si misma que nunca en su vida iba a conocer ese sentimiento, porque no estaba dispuesta a sufrir, no, no lo haría. Los ojos de la castaña se encontraron con los de la pelirroja, en silencio observó como la chica abrazaba desde los hombros a su novia sacando su lengua de forma infantil hacia su dirección provocando que, Tzuyu con una falsa sonrisa elevara su mano dejando en exhibición su dedo de corazón. Ofendida Nayeon empujó a Mina caminando en dirección de la más alta dispuesta en subir a al tejado para golpearla.
—¡Te haré respetar a tus mayores, niñita!—bramó la coreana mientras que la pelinegra simplemente envolvía sus brazos sobre su cintura intentando detener sus acciones—¡Déjame Sharon, le daré su merecido!
Tzuyu elevó una de sus cejas burlándose por sus palabras, mirando con diversión como Nayeon estaba dando todo de ella para poder acercarse, siendo lo suficientemente tonta para no entrar a la casa y salir por una de las ventanas, no, ella quería trepar hasta llegar a la más alta.
—¡Relájate anciana, no queremos que te de un infarto!—la castaña se burlaba de ella logrando ver el fuerte sonrojo envuelto en sus mejillas, causando que, Mina tuviese que alzarla del suelo para que no corriera en dirección de su hermana menor—¡Denle un calmante a la señora!—y comenzó a reír al ver como su hermana mayor con bastante facilidad metía a su novia en el interior de su casa mientras que esta seguía insultando a la menor de los Zhou.
Tzuyu giró su rostro escuchando como la coreana se quejaba por debajo de la música que seguía reproduciéndose en su televisión. Satisfecha consigo mismo la castaña apegó su espalda contra la pared exterior, sus ojos se fueron hacía la ventana de al frente notando como ahí, de pie, estaba Hyunah mirándola con ese brillo burlesco tan característico de ella.
—Algún día se llevarán bien—le aclaró la mujer observando como la menor simplemente sonreía sacudiendo su cabeza en negación—ya llegará la persona que pondrá tu mundo de cabeza, y verás que serás igual o peor que tu hermana—le avisó logrando notar como la muchacha solo se encogía de hombros cegada con la idea de que aquello jamás pasaría—solo espera, y lo verás—fue lo ultimo que dijo antes de perderse en el interior de su habitación siguiendo con los detalles de su mudanza, intentando dejar el lugar lo mejor posible para los nuevos inquilinos.
Tzuyu no dijo nada al respecto, simplemente se quedó ahí, sentada con el libro aun puesto firmemente sobre su muslo pensando seriamente que la mujer simplemente quería asustarla con la posibilidad de poder enamorarse. No pasará, se dijo así misma intentando de esa forma poder sentirse mejor, pero el bichito de la curiosidad ya se había instalado en su mente logrando hacerla sentirse temerosa. Rápidamente se puso de pie, adentrándose con cuidado hacía su habitación, con calma caminó hacía su cama donde dejó su libro para tomar su teléfono, en una forma desesperada de poder distraerse abrió una de sus aplicaciones observando como, las historias de Jihyo eran las primeras en aparecer. Park Jihyo era su mejor amiga, aunque el ultimo tiempo se habían distanciado bastante ante la nueva relación de la mayor, y no es que le molestase que esta estuviese con Daniel, para nada, le gustaba saber que Jihyo por fin había superado su crush por Jackson, solo que, a veces le gustaría que el muchacho no consumiera todo su tiempo.
Sin mucho interés observó como Daniel aparecía en casi todas las historias, en algunas el chico solo estaba ahí, sentado en su habitación con su teléfono entre sus manos, en otra reía acompañado de ella, y en las ultimas ambos estaban en la piscina disfrutando el agradable día ajenos al mundo cruel en que pertenecían. Tzuyu suspiró dejando el aparato sobre su mesita de noche sintiendo la necesidad de no seguir mirando las vidas de los demás. La castaña alzó su mirada posando sus ojos en el televisor percatándose como este había dejado de sonar-alguien había desconectado la internet-. Rápidamente se puso de pie, sin dudarlo caminó hacía la salida abriendo la puerta lo suficientemente fuerte para sentir la madera adherirse contra uno de sus hombros, de fondo pudo escuchar como Nayeon se reía y Mina le pedía que guardase silencio porque debía pensar.
Tzuyu apretó los dientes, velozmente bajó las escaleras observando con confusión a Nayeon semidesnuda, y a su hermana completamente sonrojada mirando el router, bien, por eso no hay internet, pensó la castaña mientras que se encaminaba en dirección de ambas. La coreana al notar su presencia no pudo evitar el sonrojaste llevando sus dos manos hacía su pecho intentando cubrirse, Mina en cambio solo se había girado colocándose detrás de su desastre intentando que Tzuyu no viese el error que había cometido.
—Se supone que eres la mayor—habló la muchacha colocándose frente a su hermana observando como esta avergonzada simplemente agachaba su mirada olvidando casi por completo el hecho de que ella era mayor por tres años—si tu anciana tiene algún extraño fetiche con los router no es mi problema, pero por favor no vuelvan a romperlo, esta es la tercera vez—se quejó queriendo no imaginar que estaban haciendo esas dos para destrozar el pobre aparato—mierda, Mina—estaba frustrada en el instante que la mencionada se hizo a un lado dejando en exhibición lo destruido que había quedado—¿Es viernes no? papá te matará, hoy comenzaba su maratón de películas de Netflix —le recordó volviendo a posar sus ojos en el rostro de la mayor viendo el pánico en sus ojos—eres una idiota, ¿Cómo lo has olvidado?
—B~Bueno, yo...—Mina no sabía que decir, así que simplemente volvió a guardar silencio causando que, Nayeon rápidamente escondiera su bonito cuerpo bajo su camiseta para tomar la decisión de acercarse donde su novia queriendo ayudarla.
—Fue una accidente—le aclaró la coreana apoyando su brazo derecho sobre los hombros de la pelinegra—y tu no deberías estar hablando de esa forma a tu hermana, eres la menor.
—Le hablo como se me pegue la gana—replicó Tzuyu dando un paso hacía atrás siendo consciente que no podría hacer nada por el aparato y mucho menos por su hermana—no lo toquen más, llamaré al técnico—ordenó girando sobre sus talones escuchando como Nayeon simplemente le insultaba como si el hacerlo fuese capaz de cambiar las cosas.
La castaña volvió a su habitación cerrando la puerta detrás de ella mientras que oía de fondo la irritante voz de Nayeon, en silencio caminó hacía su cama sintiéndose completamente molesta por todo lo que había sucedido, aunque tenía datos en su teléfono no quería malgastarlos escuchando música, así que simplemente se recostó sobre su colchón deseando que el sueño la invadiera para malgastar un par de horas descansando. Tzuyu bufó girando sobre su cama mirando el blanquecino techo en el momento que no fue capaz de dormir, con irritación apoyó sus palmas sobre su abdomen manteniendo sus pensamientos ocupados, pero la risa de Mina logró confundirla lo suficiente para levantarse de su cama, con curiosidad caminó hacía la ventana, espero que no se hubiese metido a bañar, pensó abriendo nuevamente la ventana para asomar su torso hacía el exterior observando como su hermana y Nayeon se estaban bañando en la piscina ajenas al hecho de que minutos atrás habían cortado la internet de la casa.
Tzuyu apretó sus labios intentando no actuar como una amargada, con un gran esfuerzo alejó sus ojos del panorama ajeno para centrarse en su vecina de al lado, Hyunah le saludó desde el gran camión de mudanza despidiéndose de ella con una bonita sonrisa plasmadas en sus arrugadas facciones, la castaña tragó saliva sorprendida de que, con tanta rapidez se estuviese mudando, por instinto elevó su palma moviendola sin siquiera ser consciente que realmente lo estaba haciendo. Su esposo apareció del otro lado del camión cuestionandole algo que Tzuyu no pudo oír, pero cuando este alzó su mentón hacía su dirección simplemente estiró su mano despidiéndose.
Ambos se fueron lo suficientemente rápido para que Tzuyu no tuviese tiempo de poder bajar las escaleras y brindarle aunque fuese un abrazo. La chica se quedó quieta mirando atentamente como el camión se alejaba, dejando la casa a completa disposición para otro dueño. La castaña chasqueó su lengua contra su paladar deslizando su mirada hacía su hermana mayor, la pelinegra estaba en silencio sentada en la orilla de la piscina con solo sus pies en el interior del agua mirando como Nayeon nadaba con bastante gracia y elegancia, se notaba lo mucho que le amaba y eso le preocupaba porque sabía lo que pasaría si Nayeon decidía terminar con Mina-porque ella era consciente que su hermana jamás dejaría a la coreana-. Mina no estaba preparada para una ruptura, y ella no estaba preparada para consolar un corazón roto.
Tzuyu volvió a su cama, rapidamente tomó sus audífonos que estaban en el interior de la mesita de noches, sin dudarlos los conectó a su teléfono, buscó entre su lista de canciones su banda favorita, presionando el ultimo álbum que había descargado de forma ilegal y se los colocó acostándose sobre el colchón mientras que la melodía inundaba sus oídos. Sin siquiera darse cuenta terminó por quedarse dormida, gracias a sus audífonos no presenció la discusión de su padre con Mina, ni tampoco escuchó la forma en que la pelinegra había defendido a su novia cuando su padre la acusó de ser la responsable de su cancelación de maratón en netflix. Cuando Tzuyu despertó ya era de madrugada, abrumada se levantó manteniendo sus párpados cerrados, lentamente subió sus manos hacía su cabeza donde sacó rapidamente sus audífonos sintiendo el interior de sus orejas doler ante la presión de su cabeza contra la almohada. Se estiró sobre el colchón escuchando sus huesos sonar, saboreó su boca sellada arrugando el puente de su nariz ante la resequedad de su garganta, un poco más despierta tomó la decisión de levantarse observando su habitación en penumbras.
Tzuyu suspiró dejando su teléfono sobre el colchón, con calma caminó hacía la salida siendo lo más cuidadosa posible para no llamar la atención. Con cautela salió de su habitación caminando por el corto pasillo para bajar las escaleras, al llegar al primer piso se dirigió hacía la cocina, perezosamente se encaminó hacía el refrigerador donde sacó una botella de jugo, ella era consciente de lo malhumorada que Mina solía estar cuando se daba cuenta que alguien había bebido de su jugo y aquello empeoraba por completo si llegaba a ver como lo bebían directo de la boquilla, así que hizo eso-sino lo hacía no estaba cumpliendo su rol de hermana menor-, la castaña gimoteó al terminar con el envase sintiendo su garganta fresca.
La mira de la chica se deslizó hacía el reloj, observó con sorpresa el hecho de que iban a ser la siete de la mañana, ¿Qué haré ahora? se cuestionó siendo consciente que tenía muchas cosas que hacer, pero, justo esas cosas no tenía ni un animo de realizar. Tzuyu chasqueó su lengua contra su paladar dejando el envase vacío en el interior del refrigerador-ella sabía que no tenía que hacerlo- pero era consciente que aquello haría rabiar a Mina.
Volvió a su habitación ni siquiera se tomó la molestia de ver si su hermana estaba durmiendo sola, porque realmente no le importaba lo que hacía Mina en las noches. Aburrida se adentró en su humilde morada observando el desorden que tenía.
—Debería ordenar—comentó con suavidad deslizando su mirada en la ropa regada alrededor del piso y bajo su cama, caminó con calma hacía el borde de su escritorio, con pocos ánimos tomó un par de prendas y la olfateó como si de un animal se tratase arrugando velozmente el puente de su nariz—mierda—jadeó ante la peste, ni ella misma creía que fuese tan vagaba para dejar su ropa deportiva sin lavar—bien, tengo que ordenar—ahora si que se había dado la orden.
Con rapidez recogió el desastre que tenía en su habitación-su madre estaría orgullosa de ella-, en silencio dobló las prendas limpias, y las que olían como si no se hubiesen lavado en años no dudó en dejarla sobre el escritorio recolectando una cantidad prácticamente exagerada, asqueada de su propio sudor no tardó en tomar sus sucias camisetas saliendo de su habitación para bajar las escaleras y dejarla en la habitación de las lavadoras. Ella misma hubiese lavado su desastre, pero realmente no sabía utilizar la lavadora así que dejó la ropa sobre el tacho esperanzada que su madre solo la lavara y no se tomara la molestia de olerla.
Velozmente volvió a su habitación, esa mañana en particular estaba haciendo bastante calor, o quizás el hecho de estar limpiando había provocado esa sensación. Intentó quitarse un poco de ropa quedando con unos pantalones cortos holgados y sus sostenes para hacer deportes, la ropa que anteriormente había ocupado terminó en el tacho de la ropa sucia con el resto de prendas radiactivas. Tzuyu suspiró apoyando sus calientes palmas sobre sus caderas, orgullosa observó su habitación completamente ordenada, hasta se había tomado la molestia de hacer la cama- todo un récord personal-, en silencio caminó hacía la ventana queriendo tener un poco de aire fresco, cuando lo hizo su piel no tardó en erizarse por completo ante el frescor mañanero chocando contra su piel sudorosa, con confusión observó los camiones estacionados frente al antiguo hogar de su vecina Hyunah, intentó no darle mayores vueltas al asunto, quizás se les olvidó algo, pensó alejándose de la ventana.
Tzuyu tenía ganas de darse un baño, y a pesar que lo más razonable era tomar una ducha tibia, prefirió salir de su habitación, bajar las escalera y caminar hacía la puerta trasera-aquella que daba directo a la piscina-, la verdad de las cosas es que la castaña tenía curiosidad, pero jamás lo diría a viva voz, así que tomaría el hecho de que tenía ganas de bañarse para ver desde la piscina lo que estaba sucediendo en la casa vecina.
Con calma la chica tomó la toalla que estaba reposando sobre una de las sillas de playa que su padre había comprado, y que nunca utilizó. Tzuyu se acercó al borde de la piscina observando el agua cristalizada, ella era consciente que debía estar bastante helada, y que ni siquiera fue capaz de ponerse su traje de baño, esto es una estupidez, pensó tomando la decisión de devolverse y tomar una ducha, pero cuando escuchó voces en la casa vecina el pánico la invadió lanzándose al agua sintiendo como el frío de este penetraba su piel caliente, rapidamente salió hacía el exterior limpiando su rostro para poder ver, se sintió cohibida en el momento que se giró en el interior de la piscina topándose por un par de segundos con la chica de cabello rubio que le veía desde la casa de Hyunah, se sintió avergonzada, en silencio tragó saliva saliva queriendo dejar de ver a la desconocida, pero esta la intimidaba lo suficiente para no ser capaz de moverse.
—Sana, guarda tus cosas—y una voz femenina llamó a la desconocida provocando que esta simplemente parpadeara girando sobre sus talones para caminar hacía el interior de la casa de Hyunah.
Qué incómodo, pensó Tzuyu comenzando a nadar en el interior de su piscina queriendo refrescarse lo más posible, intentando no pensar en la extraña vecina.
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