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Cuarto intento

Gracias a wattpad, es posible que no les haya llegado la notificación de la actualización anterior así que vayan, véanlo por sino se perderán de pequeños detalles que dejé.

Narrador omnisciente:

Después de que Tzuyu hubiese dejado a Sana en el hospital, al volver se topó rápidamente con Taehyung quien le esperaba sentado en un completo silencio en la orilla de la vereda dándole la espalda a la puerta principal de su casa, la chica notó como él se abrazaba así mismo llevando sus muslos contra sus rodillas para presionar su mentón sobre sus rodillas, se notaba a simple vista que no estaba bien, y eso la preocupó. Si era sincera Tzuyu no se esperaba ver en tan poco tiempo al coreano, pensó que el chico vendría por su motocicleta al día siguiente, pero no a las horas después de haberse despedido, así que estaba confundida. La taiwanesa se estacionó sobre la vereda, con cuidado se bajó de su medio de transporte a la vez que llevaba sus dos palmas contra su cabeza deslizando el casco para tener una mayor visibilidad de lo que estaba frente a ella.

—¿Taehyung?—cuestionó su nombre notando como el chico simplemente encogía sus hombros, aquel movimiento no pasó en alto para la adolescente quien nunca había visto esa reacción por parte del más alto, que extraño, pensó a la vez que se colocaba en cuclillas—Tae...—lo llamó con suavidad a la vez que estiraba su mano presionando sus dedos sobre la quijada del mencionado, con cuidado tiró de aquella zona causando que el muchacho girara su rostro dejando en evidencia las evidentes marcas de lucha que tenía en su piel y las pequeñas heridas que se asomaban sobre en diferentes parte de sus facciones—oh por dios, ¿Qué sucedió?—preguntó mientras que él simplemente giraba su rostro intentando que ella no siguiera viendo lo que le habían hecho.

—Lo siento... no tenía a donde más ir—confesó avergonzado mientras que sus ojos se llenaban de lágrimas ante el dolor en su rostro—perdón, no debí venir—aclaró intentando colocarse de pie, pero Tzuyu actuó con rapidez rodeando uno de sus brazos sobre el ajeno a la vez que su palma libre la adherida sobre el hombro del coreano logrando que este se mantuviera en el suelo—Tzuyu...

—¿Qué pasó?

A Taehyung no le quedó de otra más que ser sincero cuando se percató de la forma en que Tzuyu se le había quedado viendo, dejando en evidencia el hecho que no lo dejaría en paz hasta oír una respuesta por su parte. El coreano relamió sus labios llevando sus dos palmas a su cabello.

—Salí a comprar un par de refrescos porque se habían acabado—murmuró a la vez que posaba sus ojos en el suelo sintiéndose tímido ante la penetrante mirada que la castaña poseía—yo no lo vi...—confesó mientras que posaba sus ojos en sus nudillos notando lo lastimados que estaban al intentar defenderse fallando estrepitosamente en el proceso—así que, cuando crucé la calle no noté a Mingyu con sus amigos—Tzuyu sintió como si la sangre se hubiese congelado en el interior de sus venas al oír el nombre del causante—intenté defenderme, pero no pude contra todos. 

—¿Mingyu te golpeó?—cuestionó la castaña observando como él asentía con su cabeza—...—se quedó en silencio los primeros segundos escuchando a la perfección la pesada respiración por parte del pelinegro, con sus ojos afilados y el corazón estrujado, ante la culpabilidad la chica tomó la mejor decisión, se acabó, pensó—ponte de pie—pidió notando como él volvió a colocar su atención en ella dejando en evidencia lo confundido que estaba—vamos, Taehyung, necesito que te levantes.

El chico apretó sus labios haciendo una mueca ante el dolor que se expandió de su mejilla a la comisura derecha de su boca, con cuidado el coreano intentó colocarse de pie sintiendo sus costillas resentidas ante las patas que recibió en esa zona sin ninguna piedad. Como era de esperarse siseó adolorido encorvando sus hombros ante lo desesperado que estaba por buscar un poco de calma para su visible incomodidad física. Tzuyu no dudó en pasar uno de los brazos del más alto permitiendo que su antebrazo descansara sobre sus hombros, con mucho cuidado posó sus dedos sobre la cadera de su acompañante haciendo un gran esfuerzo para llevarlo hasta su casa, ¿Como lo hizo? Se cuestionó notando lo mucho que le estaba costando caminar un par de metros desde la vereda hasta la puerta de su casa, ¿Cómo llegó hasta acá? y a pesar que estaba sorprendida por su fuerza de voluntad, dedujo con bastante rapidez que la adrenalina le ayudó a caminar hasta que lo encontró. 

Tzuyu apoyó su torso contra la puerta observando como Taehyung presionaba su palma sobre la madera intentando no dejar todo su peso sobre el cuerpo de su acompañante; la taiwanesa no era muy fuerte y el coreano no era especialmente liviano, así que estaba siendo todo un reto el sostenerlo. Para su suerte la puerta no estaba con llave así que cedió con bastante facilidad. La adolescente intentó no perder el equilibrio mientras que sus dedos se aferraban al abdomen del coreano logrando estabilizarlo, preocupada la chica posó sus ojos en el rasmillado y amoratado rostro del más alto dándose cuenta de la gravedad de las cosas, ¿Qué tanto daño te hicieron? se cuestionó. 

—¿Tzuyu? ¿Eres tu?—la voz de su padre sonaba lejana y los brazos de la mencionada ya no podían soportar el peso de Taehyung así que la chica con la poca fuerza que le quedaba recostó al muchacho en la entrada de su vivienda llevando sus manos contra las delicadas facciones del chico haciendo todo lo posible para asegurase de que estuviese bien y despierto—¿Tzuyu?—el adulto se quedó en medio del pasillo con su cerveza recién abierta posada en una de sus palmas mientras que sus ojos veían con sorpresa a su hija arrodillada en el suelo con un chico de cabello negro recostado—¿Qué paso?

—¡Esto es tu culpa!—chilló la castaña con los ojos envueltos en lágrimas ante la culpa que recorría su alma por permitir que el coreano se metiera en sus problemas—¡A~Ayúdame!—suplicó mientras que agachaba su rostro permitiendo que sus lágrimas cayeran contra las mejillas lastimadas del calmado pelinegro.

No, Taehyung no iba a morir, solo estaba lo suficientemente lastimado para no ser capaz de colocarse de pie por si mismo, pero para Tzuyu quien ya estaba lo suficientemente abrumada por la enfermedad de Sana no podía evitar el pensar que cada persona que lograba encariñarse terminaba en un hospital; estaba cansada de que todo saliera mal. Matthew dejó su lata de cerveza sobre la pequeña mesa del pasillo para luego simplemente acercarse colocando su amplia palma por debajo de la cabeza del adolescente intentando asegurarse de que estuviese consciente de lo que estaba sucediendo. Por inercia la castaña retrocedió siendo consciente-más bien tenía la esperanza que lo haría- que su papá la ayudaría.

—Mingyu lo golpeó—avisó Tzuyu notando sus dedos envueltos por la sangre que sorpresivamente había salpicado de la ceja abierta del coreano, si la chica era sincera no lo había notado, y no tenía ni la menor idea de como no se dio cuenta si lo había estado mirando bastante cerca—hay que hacer algo—aclaró mientras que sus manos no dejaban de temblar por los nervios—hay que demandarlo—y eso era un hecho, Mingyu no podía quedar en libertad, no después de lo que hizo.

—Es hijo de un capitán—murmuró Matthew siendo incapaz de mirar los ojos de su hija mientras que continuaba revisando al pelinegro escuchando como este gruñía con los dientes apretados ante el dolor que se propagó por sus costillas cuando el adulto posó sus dedos en esa zona—demandarlo no es la solución.

—¿Y cual es la solución? ¿Dejarlo libre?—cuestionó sintiendo como la sangre en el interior de sus venas burbujeaban ante la ira, y aquel sentimiento no mejoraba ante la evidente indiferencia por parte del más alto—te recuerdo que trató de violarme... debió estar las rejas antes de que esto sucediera—le aclaró haciendo un gran esfuerzo por no volver a llorar—él no se detendrá, es un maldito loco, ¿Por qué lo defiendes?—preguntó de manera afligida a la vez que veía como se levantaba y caminaba hacia el salón.

—No lo defiendo—aclaró mientras que caminaba de regreso a donde estaba su hija, con cuidado se arrodilló posando la almohada debajo de la cabeza del jadeante adolescente asegurándose de que estuviese más cómodo—s~solo... uff—suspiró como si estuviese cansado del tema, ¿En serio él cansado? se cuestión la castaña teniendo unas ganas incontrolables de golpearlo. Su padre giró su rostro colocando toda su atención en sus demacradas facciones—solo trato de ahorrarte problemas.

—¿Ahorrarme problemas?—cuestionó Tzuyu soltando una suave carcajada amarga—¿Te das cuenta que mis problemas comenzaron cuando Mingyu se quedó en casa?—y aquella pregunta lo hizo quedarse en silencio paralizado porque su hija tenía razón, y él no quería verlo—si tú no hubieses dejado que él se quedara, yo no tendría miedo de estar en mi propia habitación—aclaro mientras que le deba un fuerte empujón—no lo toques—y ya no quería su ayuda porque sabía que no la tendría—por su culpa no puedo estar cerca de los hombres que no conozco—admitió sintiendo como Taehyung con suavidad tomaba de su mano intentando vanamente el calmarla—¿Quieres saber como me siento? digo, para que no tengas que estar preguntando a los señores Minatozaki por tu propia hija.

Aquello había sido un golpe bajo, pero necesario.

—Me siento miserable.

Para su propia sorpresa no lloró cuando lo confesó, así que aprovechó el hecho de que había dejado a su padre estático y visiblemente aturdido para tomar el brazo de Taehyung y con bastante dificultad levantar su anatomía del suelo. El chico jadeó sintiendo como sus músculos se contrarían ante la paliza anteriormente recibida, pero aun así, con su claro malestar hizo todo lo posible para no dejar que su peso estuviese puesto contra el de la chica. Tzuyu apretó sus labios posando nuevamente el brazo del mas alto sobre sus hombros mientras que sus dedos se aferraban otra vez contra la cintura ajena.

—Tzuyu—la chica se detuvo a un par de pasos antes de salir, ni siquiera se dio la vuelta, simplemente observó como Taehyung tambaleaba para luego volver a tener por completo su equilibrio—te llevo—y no había sonado como pregunta, más bien había sido una clara orden, como era de esperarse ella iba a negarse, no tenía ánimos de estar en el mismo espacio en que estaba él—eres menor de edad, necesitas estar con un adulto para dejar constancia—aclaró causando que la adolescente mirara por sobre su hombro notando como él tomaba las llaves de su vehículo para luego acercarse—yo lo llevo.

Tzuyu no dijo nada al respecto, ella simplemente permitió que su padre tomara entre sus brazos el delgado cuerpo de Taehyung; si recordaba, los primeros días que él conoció a Taehyung en más de una ocasión lo había amenazado explícitamente que le metería una bala entre las nalgas si osaba en salir con su hija, y ahora así estaban, siendo cargado en sus brazos por la paliza que recibió al querer protegerla. La castaña limpió sus dedos rodeados por la sangre contra sus propios pantalones mientras que ingresaba en el vehiculo de su padre, velozmente acómodo al coreano sobre su muslos permitiendo que su cabeza quedara recargada en su antebrazo-como él era bastante alto estaba un poco incómodo en esa posición, pero no dijo nada al respecto-, la taiwanesa se mantuvo en un completo silencio observando atentamente cómo su padre había encendido las sirenas logrando que los pocos autos que estaban por las calles no les quedará de otra más que hacerse a un lado dándole el pase libre.

La mano libre de la castaña se posó sobre el mentón del adolescente mientras que agachaba su rostro notando como Taehyung no dejaba de mirarla, en silencio notó su ceja lastimada; estaba comenzaba a coagular la sangre así que ya no seguía borboteando por la herida abierta, y eso la alivió bastante.

Les tomó alrededor de veinte minutos en llegar-gracias a la sirena-, rápidamente Tzuyu descendió del vehículo en compañía de su padre, a pesar que la chica trató de ayudar, el adulto con bastante facilidad tomó el torso de Taehyung y lo tiró contra su pecho sosteniéndolo en el aire; parecía como su pequeño bebé, de dieciocho años, pero un bebé de todas formas. Sin decir nada al respecto la taiwanesa caminó hacia la puerta y la abrió permitiendo que Matthew ingresara con el pelinegro.

—¿Oficial Zhou?—y un muchachito de cabello anaranjado y de visibles granos se acercó al adulto con su traje completamente impecable, parece nuevo, pensó Tzuyu observando detenidamente como el oficial daba un paso hacia atrás—¿Qué sucedió?

—Necesito a Jeon aquí—pidió con rapidez mientras que dejaba a Taehyung sentado sobre un par de asientos que se hallaban en el pasillo—vendrá un doctor a revisarte, y un oficial tomara tu declaración, ¿Entendiste?—cuestionó notando como el adolescente apretaba sus dientes para luego asentir con su cabeza—bien—soltó enderezandose. Sus oscuros ojos se posaron en su hija—Tzuyu ven, quédate con él, yo vendré en un momento.

La castaña tomó asiento al lado de Taehyung sin decir nada al respecto permitiendo que el chico apoyara su cabeza sobre su hombro enredando su brazo bajo su antebrazo, para luego de forma tímida y bastante seguro de que lo que estaba haciendo deslizar sus delgados y fríos dedos hacia su palma logrando entrelazar sus largas extremidades con los suyo. A pesar que ella estaba bastante enfocada en lo que estaba sucediendo en esos momentos, no podía evitar el recordar a Sana, sus dedos fríos acariciando la miel de sus mejillas solía provocar que la piel se le erizara por completo, así que sonrió, fue de forma impulsiva que logró confundir al coreano, pero no lo suficiente como para pensar que aquella reacción había sido causada por la unión de sus palmas.

—Siempre voy a cuidar de ti, Tzuyu—aclaró el muchacho causando que ella apretara sus labios sintiéndose bastante tímida por sus palabras—no lo olvides.

¿Qué tenia las personas con especificar aquel claro "No lo olvides"? se cuestionó recordando como Sana también le había pedido lo mismo, a pesar que tenía curiosidad por saber la razón en específica por la que el coreano comentó aquello, realmente no tuvo tiempo ya que el doctor Lee  apareció llevando velozmente a Taehyung a otra habitación, mientras que una oficial le indicaba a la castaña que le acompañara. Confundida Tzuyu le siguió el camino sintiendo su teléfono vibrar, de manera impulsiva llevó sus dedos contra el bolsillo trasero de su pantalón queriendo buscar su aparato tecnológico ya que este no dejaba de vibrar, pero por la forma en que la adulta le miró logró intimidarla lo suficiente para no sacar el objeto.  La oficial le hizo un ademán para que se sentara frente al escritorio, así que eso hizo, de manera tímida se sentó sintiendo como su telefono volvía a vibrar y sonar provocando que la contraria simplemente suspirara.

—Nunca me llaman... lo siento—se disculpó sacando su teléfono para apagarlo sin siquiera tomarse la molestia de leer quién era el susodicho que no dejaba de marcar su número.

—No te preocupes—soltó de forma amable, ¿Qué no me preocupe? por favor me intimidas, pensó la adolescente mientras que se acomodaba en su puesto dejando su teléfono sobre la mesa—cuéntame que sucedió.

A pesar que la castaña ya no quería revivir ese momento, que no deseaba contar más lo que había sucedido, realmente no le quedó de otra más que ser sincera permitiendo que alguien más que sus padres-Sana, Wheein, y sus amigas-, supieran por su boca lo que había ocurrido. Estuvo alrededor de una hora en el interior de esa habitación, una hora donde recibió preguntas tras preguntas, donde los cuestionamientos tales como el "¿Por qué no denunció antes?" "¿Por qué lo está haciendo ahora?" no dejaban de retumbar en aquellas frías cuatro paredes. La adolescente estuvo tan tentada en cuestionar su profesión porque sentía que la juzgaban por el simple hecho de quien era el demandado, pero simplemente cayó y optó por responder con el debido respeto; realmente no necesitaba más problemas en su caótica vida. Cuando la dejaron marcharse-sin antes escribir y firmar su relato-, la adolescente fue sorprendida por su padre quien se veía bastante agitado.

—Tzuyu...

Y él estaba jadeando como si hubiese corrido por bastante tiempo. Confundida la chica le dio un suave manotazo queriendo alejar su tacto de sus hombros, para luego simplemente dar un paso hacia atrás mirando hacia los lados en busca del coreano.

—¿Y Taehyung?—cuestionó sintiendo como él nuevamente tomaba de su mano—¿Qué te sucede?—preguntó confundida a la vez que veía atentamente sus orbes cargadas en pavor, así que eso la preocupó—¿Qué sucede?—y ahora lo preguntó con más seriedad notando como él relamía sus labios para luego tirar de ella—no me arrastres, quiero que me digas que te pasa.

—Lo hablaremos en el auto—aclaró manteniendo su mano envuelta en la muñeca de la adolescente—llamé a los padres de Taehyung, así que ellos vendrán por él—comentó intentando verse sereno, ¿Pero a quien engañaba? Estaba muerto de miedo.

Tzuyu frunció el ceño.

—Podemos esperarlos—aclaró con obviedad notando como él simplemente sacudió su cabeza en negación intentando vanamente de esa forma el dejar el tema zanjado—¿De que quieres hablar?—cuestionó nuevamente el mismo tema cuando lograron salir al estacionamiento—papá—lo llamó observando cómo él se adentraba en su vehículo ignorando olímpicamente su llamado. Tzuyu apretó sus puños rodeando el medio de transporte sentándose en la zona del copiloto—¿No dirás nada? bien, como sea.

El viaje fue largo y jodidamente silencioso para el gusto de la adolescente así que intentó distraerse mirando las calles oscuras de Seúl para no centrarse en la pesada respiración del mayor. Luego de unos minutos de viaje una parte en especifica del recorrido llamó casi por completo su atención, sin poder evitarlo se acomodó en su asiento mirando por sobre su hombro aquella tienda japonesa que deslumbraba en medio de las tiendas apagadas-era de madrugada, así que era bastante normal el que todo estuviese apagado y cerrado-, los dulces de Sana, pensó recordando que siempre se bajaba un estación antes para por comprar los dulces favoritos de su novia. El amargo sabor de la confusión envolvió sus papilas gustativas así que giró su rostro posando sus ojos en el adulto que continuaba manejando con bastante tranquilidad.

—¿Qué era lo que teníamos que hablar en el auto?—cuestionó queriendo saber que estaba sucediendo—no te quedes en silencio—gruñó sintiendo como su corazón se aceleraba cuando él giró el volante metiéndose directamente en los estacionamientos del hospital. ¿Qué hacemos aquí? cuestionó siendo consciente que no eran horas de visitas, así que no tenía que ser nada bueno—Matthew, ¿Qué hacemos acá?—preguntó notando como él se terminaba por estacionar dejando sus dos manos sobre sus propios muslos mirando con temor el volante—por favor, di algo.

—Yubin trató de contactarse contigo—murmuró causando que ella comenzara a sacudir su cabeza en negación, la llamada, pensó sintiéndose completamente molesta consigo misma por haberlo ignorado su teléfono, la maldita llamada; si su padre no le aclaraba que estaba sucediendo juraría que tendría un paro cardiaco ahí mismo—cariño—le llamó con suavidad a la vez que tomaba su mano intentando tranquilizarla. La taiwanesa giró su rostro observando con el corazón prácticamente en la garganta y los ojos completamente enrojecidos por el inminente llanto que se aproximaba—quiere que te vayas a despedir.

Tzuyu jadeó entreabriendo sus labios mientras que su mentón temblaba.

—¿D~Despedirme? ¿Despedirme para qué?—preguntó confundida a la misma vez que, con bastante fuerza perdía todo contacto con la mano del mayor—¡¿Despedirme para qué?!—alzó su voz de forma aguda mientras que las lágrimas caían con suavidad por sus mejillas, como era de esperarse el mayor entreabrió sus labios queriendo confesar lo que había sucedido, pero ella se negaba a oirlo—¡No! ¡Callate! Cierra la boca, cierra la puta boca—se llevó las manos a la cabeza.

—Tzuy...

—¡Cállate! ella está bien, no tengo que despedirme, ¡No tengo que hacerlo!—bramó llevando sus rodillas contra su pecho para sollozar con fuerza.

El hombre apretó sus labios tomando el brazo de la mano para tirar de ella, a pesar que el auto era ligeramente pequeño y la palanca de cambio realmente lastimaba sus costillas, él de todas formas la abrazó sintiendo sus delgados dedos aferrándose contra su camiseta permitiendo que el llanto brotara con todas sus fuerzas.

—No está muerta—y eso fue suficiente para que ella dejara de llorar. Tzuyu se quedó quieta sintiendo como su padre acariciaba su cabeza—sus órganos colapsaron, pero no está muerta—aclaró deseando de esa forma que su hija se sintiera mejor. 

—¿Q~Qué?—jadeó aturdida; ella la había dado por muerta, ¿Pero que esperaba? si le habían dicho que debía despedirse, nada bueno viene acompañado de esa frase así que pensó lo peor—oh por dios... me tengo que ir—claro que tenía que hacerlo, debía llegar donde su novia lo antes posibles.

Y lo hizo, con rapidez salió del vehiculo de su padre mientras que este le llamaba esperanzado que se temora las cosas con calma-él seguía sin tomarle el peso del asunto-. La adolescente corrió por los pasillos intentando esquivar a cada personal del hospital mientras que estos se quejaban por los casi accidentes que tenían con ella. Tzuyu gruñó sintiendo como su corazón latía con fuerza y sus pulmones ardían ante la mala oxigenación que estaba realizando, pero no le importó, cuando llegó a su primer destino de forma jadeante presionó sus palmas contra las puertas de metal buscando a tientas el pequeño botón mientras que el sudor se escurría por su frente hasta llegar a su marcada quijada. Tzuyu de forma impulsiva comenzó a presionarlo-más de lo que era necesario-, pero este no llegaba, y claramente no iba a llegar por más que apretara, así que optó por tomar las escaleras de emergencia. Tengo que llegar, y no podía sacarse de la cabeza ese pensamiento que le alentaba a seguir corriendo subiendo los escalones cada dos peldaños sin tomarle importancia a sus muslos ardiendo ante la sobrecarga de esfuerzo.

Tzuyu llegó al pasillo donde Sana se estaba hospedando, jadeante la chica corrió hacia los señores Minatozaki quienes estaban de pie frente a la ventana de la habitación de su hija. Ante la fuerte forma que tenía para respirar Jicheol fue el primero en notar su presencia así que el hombre no dudó en alejarse de su esposa para querer detener a la adolescente que corría directamente a la puerta.

—Tzuyu no.

Pero la chica ya había entrado quedándose completamente paralizada al ver el torso de Sana descubierto y al doctor Lee en compañía de las enfermeras. La castaña tragó saliva sintiendo como el padre de su novia agarraba su brazo derecho queriendo arrastrarla a la salida para que no continuara presenciando ese momento, pero la adolescente se logró zafar acercándose al cuerpo de la ex rubia notando como las máquinas que anteriormente habían estado contactada en su chica, ahora ya no estaban. 

—¿Que hacen?—cuestionó la pelinegra intentando no pensar mal ante la obviedad.

Taeyong relamió sus labios manteniendo aun entre sus manos el desfibrilador. 

—Hicimos todo lo posib...

—Ni una mierda—gruñó Tzuyu—¡Tráela de vuelta...! —ordenó mientras que el padre de Sana volvía a tomar su brazo intentando sacarla, pero ella nuevamente logró zafarse—¡P~Ponele eso, no sé, haz algo!—bramó permitiendo que las lágrimas cayeran por sus mejillas causando que el doctor mirara a Jicheol para luego centrarse en la adolescente—¡Te daré una paliza! ¡Te daré una maldita paliza si no me devuelves a mi novia!

El doctor era consciente que realmente no era fácil, y menos para una adolescente, así que posó toda su atención en el padre de su paciente esperando una orden por su parte. Jicheol apretó sus labios notando como Tzuyu se aferraba a Sana así que actuó por impulso asintiendo con su cabeza dándole el permiso a Taeyong  para encender nuevamente el desfibrilador. Rápidamente las enfermeras volvieron a conectar los pequeños parches que anteriormente estaban en el cuerpo de la japonesa permitiendo que una sonrojada y completamente cansada taiwanesa simplemente se dedicara a observar dando un par de pasos hacia atrás queriendo darle todo el espacio suficiente para traer nuevamente a su novia. La castaña llevó sus palmas contra sus mejillas limpiando su llanto mientras que veía la máquina que estaba pendiente de los latidos de su novia con una fina línea recta indicando que la chica no estaba con vida.

—¡Despejen!

A pesar que era imposible, Tzuyu sentía que era ella quien estaba teniendo las fuertes descargas en su pecho. El primer intento no funcionó, la máquina mostró signos vitales a causa de la descarga, pero luego volvió a estar en una fina línea aclarando de esa forma en que Sana no estaba en su mundo. La castaña jadeó sintiendo como su piel ardía mientras que las lágrimas seguían su recorrido; ya ni siquiera se tomó el tiempo de limpiarse, solo las dejó descender. El segundo intento tampoco funcionó, y por la manera en que el doctor había apretado sus labios se notaba que se estaba dando por vencido, pero Tzuyu no lo dejaría, realmente le daría una paliza si se rendía. 

Al cuarto intento, Sana mostró signos vitales.

—Tiene pulso—avisó Lee provocando que las enfermeras comenzaran a trabajar—necesitamos que salgan de la habitación—aclaró mirando tanto al padre como la novia de su paciente.

Cuando Tzuyu salió de la habitación de su pareja no dudó en correr hacia el primer tacho de basura que encontró vomitando todo lo que había ingerido en el día; el estrés y la ansiedad de ver y presenciar cómo su novia volvía a la vida provocaron aquellas inminentes náuseas. Si la adolescente era sincera no podía creer que había amenazado al doctor de Sana, pero actuó bajo instinto, esa necesidad que tenía por querer a su novia a su lado fueron más fuertes que su razonamiento por lo que estaba bien y lo que no, así que como era de esperarse ahora estaba avergonzada, perdió los estribos frente a sus suegros, pero la estaban dando por muerta, ¿Qué querían que ella hiciera?. La castaña tomó asiento observando como Jicheol le estiraba una pequeña barrita de goma de mascar, agotada ella aceptó llevando el pequeño dulce a su boca comenzando a masticar para perder de una buena vez aquel desagradable sabor que se encontraba bastante aferrado a sus papilas gustativas.

El adulto tomó asiento a su lado siendo incapaz de quitarle la mirada de encima.

—¿Sabias que Sana habia dejado un testamento?—cuestionó notando como ella sacudia su cabeza en negación—sé que estás molesta, y que debes pensar que somos los peores padres por no seguir insistiendo en la reanimación—murmuró, a pesar que lo esperado es que ella estuviese furiosa, realmente solo estaba confundida; cansada y muy confundida—no somos malos padres...—quería que ella entendiera que había hecho todo lo posible para que su hija estuviera bien—pero Sana había dejado escrito que no quería ser reanimada... tiene diecinueve años, no podíamos actuar por sobre su decisión.

—No estoy molesta—confesó, ahora solo estaba dolida porque acababa de hacer que su novia siguiera con vida cuando ella no lo quería—¿Soy egoísta?—cuestionó con sus bonitos orbes oscuras inundadas en lágrimas logrando estrujar el sensible corazón del mayor—¿Soy egoísta por impedir que muriera?—lloró con suavidad sintiendo como él la abrazaba, y a diferencia de su padre, estos brazos eran lo suficientemente cálidos para brindarle una completa tranquilidad.

—No lo eres—Yubin apareció colocándose de cuclillas—eres un ser puro que ama incondicionalmente a Sana—aclaró mientras que estiraba sus manos tomando los dedos de la adolescente mientras que Matthew estaba en silencio mirando en medio del pasillo como su hija estaba siendo consolada por otras padres—siempre estaremos agradecido por lo que hiciste, Tzuyu, siempre.

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