Algo de paz
Narrador omnisciente:
Tzuyu apretó sus labios mientras que sus ojos estaban enfocados directamente en el papel que había llegado en la mañana, con el corazón agitado y el sudor deslizándose por su columna vertebral volvió a releer el correo intentando asegurarse de que lo estaba sucediendo definitivamente era real y no algo producido por su cruel imaginación, pero por el momento al parecer, si estaba ocurriendo, es compatible, y no podía creer que de todos en su hogar fuese su padre quien estuviese siendo el donador perfecto para su novia. Sus ojos se aguaron y su mentón no dejaba de temblar, ¿Qué se suponía que debía hacer ahora? no podía ilusionarse, puede fallar, y el pensarlo era más doloroso de lo que había tenido previsto, pero sabía a la perfección que no podía confiar plenamente en su padre; ya le falló una vez, ¿Por qué no lo haría otra vez? debía seguir buscando una segunda alternativa por si las dudas.
—¿Tzuyu?—la mencionada alzó su mentón mientras que seguía empuñando el borde del papel, sus bonitos ojos castaños se enfocaron en su padre, este le veía confundido, pero su rostro rápidamente se transformó al darse cuenta de lo que tenía entre las manos—¿Qué haces? es privado—aclaró acercándose velozmente en dirección de la taiwanesa, sin muchas complicaciones le arrebató el papel observando con sus propias orbes el contenido escrito.
—Eres compatible—susurró la adolescente a la vez que observaba atentamente como el más alto apretaba sus labios manteniendo sus ojos enfocados por un par de minutos en el texto, para luego simplemente alzar sus oscuras orbes notando como su hija estaba a punto de llorar— ¿L~Lo sabías?—y en un principio no había pensado en la posibilidad de que a él le hubiesen notificado antes de que la carta hubiese llegado a su casa, pero por la forma en que reaccionó, ahora esa posibilidad tenía más sentido de lo que le gustaba—¿No me lo ibas a decir?—no iba a negar que le había dolido bastante el notar como él, avergonzado había agitado su cabeza en afirmación antes de que ella le hubiese vuelto a preguntar; sí era sincera, quería una respuesta, clara, necesitaba saber que estaba sucediendo—Matthew.
Lo llamó cuando se percató de la manera en que él dio un paso hacia atrás.
—Quiero hacer las cosas bien—aclaró el mayor mientras que doblaba el papel—te lo iba a decir cuando a Sana le hubiesen realizado los exámenes—parecía que estaba siendo sincero, pero no podía fiarse, y eso era tan desgarrador para ella. La castaña tragó saliva sintiendo como sus ojos no lograban retener las lágrimas deslizándose en silencio por su piel canela—oh Tzuyu...—susurró mientras que se acercaba a ella intentando brindarle un abrazo, pero la chica simplemente lo rechazó esquivando con bastante eficacia su tacto—no quería que siguieras sufriendo... cariño.
La taiwanesa relamió sus labios a la vez que llevaba sus manos a su cabeza.
—¿Lo vas a hacer—cuestionó la muchacha intentando asegurarse de que él esta vez no le iba a fallar como lo llevaba haciendo desde que conocía a Sana—por una vez en tu vida... sólo sé sincero conmigo—Matthew no podía negar el hecho de que estaba bastante sorprendido por la manera en que la menor de sus hijas había madurado; ya no era una niña, y no, lamentablemente para él, ella ya no necesitaba más sus mentiras de protección.
El adulto llevó sus palmas contra sus caderas, y se quedó en silencio, por alrededor de unos minutos observando atentamente como su hija movía una de sus piernas; de arriba hacia abajo, dejando en evidencia el hecho de que estaba nerviosa por una respuesta.
—Sí.
La pierna que había estado moviéndose constantemente se detuvo de forma brusca al oír la clara respuesta por parte del más alto. La castaña mantuvo sus ojos fijos en las facciones del adulto, dijo que sí, pensó sintiendo como su estómago se revolvía y su corazón comenzaba a latir con fuerza. Matthew dio otro paso en dirección de la más baja cuando se percató de la forma en que había comenzado a llorar; él sabía, por boca de Nayeon, que la castaña no lo estaba pasando bien, se enteró por llamadas de Mina que Tzuyu lloraba por las noches ante el temor de que a Sana le pasara algo o que Mingyu llegara para lastimarla, y en más de una ocasión la escuchó, y no fue capaz de levantarse de su cama para consolarla, eres un hijo de puta, y el pensarlo no ayudaba a sentirse aunque fuese un poco mejor. Matthew sabia a la perfección que había cometido bastante errores con Tzuyu, que habían cosas que, con el tiempo probablemente ella le perdonaría, pero él jamás podría dejar el pensamiento de que la dejó sola, porque lo hizo, cruelmente huyó permitiendo que su pequeño bebé tuviera que crecer y apoyarse en otras personas que no eran él ni su esposa.
Tzuyu llevó sus palmas contra sus rostro mientras que su cansado llanto llenaba la habitación: había pasado bastante tiempo que no lloraba con tantas ganas, pero lo necesitaba, porque seguía asustada. Mina se quedó de pie en los escalones con Nayeon detrás de ella al ver como la menor de los Zhou se acercaba a su padre y lo abrazaba, vamos, corresponde, y se había puesto bastante ansiosa al darse cuenta como Matthew simplemente se había quedado quieto con Tzuyu aferrada a su torso y su rostro prácticamente adherido contra su pecho, suplicando con el llanto que sólo la abrazara. Solo hazlo, y para su suerte, pudo respirar cuando él envolvió sus brazos sobre los hombros de la castaña presionando su palma contra su cráneo, dándole ese cálido abrazo que tanto tiempo Tzuyu esperó.
Si Mina era sincera, hace bastante tiempo que no veía un abrazo entre su padre y su hermana, meses si era sincera que no notaba una interacción cariñosa entre ambos, y pensó, realmente por su cabeza se cruzó la idea de que no lo volvería a ver, pero al parecer su padre había comprendido que las estupideces que hizo solo estaban alejando a su hija de su vida.
El llanto terminó por agotar a la casta quien, completamente dormida fue llevada en los brazos de su padre hasta su habitación. Nayeon y Mina se quedaron en el lugar observando como el adulto empuñaba el borde de las sábanas y las dejaba hasta los hombros de la delgada castaña asegurándose de que la muchacha no pasara frío, para luego, con bastante cuidado inclinarse presionando sus labios sobre la frente de la adolescente. Él sabía que el beso en la frente y la preocupación que recién estaba teniendo por su hija no iban a cambiar las cosas, pero estaba intentando mejorar. El adulto relamió sus labios dando un paso hacia atrás, a la vez que la coreana presente instintivamente giró su rostro analizando la habitación siendo consciente que su novia estaba concentrada en lo que su suegro estaba realizando. Algo llamó la atención de Nayeon, así que rápidamente se alejó de la pared en la que estaba apoyada para caminar hacía el pequeño libro blanco que se encontraba debajo de la cama.
La pelirroja se arrodilló estirando su mano derecha para tomar entre sus dedos el libro de tapa dura.
—¿Qué haces?—cuestionó Mina con suavidad al darse cuenta de que su novia se había movido de lugar. Con curiosidad y ante el silencio prolongado por parte de Nayeon, la pelinegra caminó hacia su dirección notando como la chica se mantenía hojeando el libro—Tzuyu se molestará...
—Son fotos de Sana—susurró la pelirroja sintiendo su pecho apretado al darse cuenta de lo adorable y detallista que la castaña podía ser cuando se trataba de la muchacha—e~es una cronología—y ella estaba a punto de llorar; de por si, era una romántica empedernida, así que sus sentimientos siempre habían sido intensos y fáciles de aflorar, así que estaba haciendo un gran esfuerzo por no llorar frente a su novia—mira~—su voz se quebró a la vez que ejercía una dorable mohín provocando que Mina simplemente le sonriera estirando una de sus manos para acariciar su mejilla.
Matthew tragó saliva tomando la decisión de abandonar la habitación; el saber que su hija había hecho algo por otra persona que no fuese su familia o su pequeño circulo de amigos, lo dejó mal, porque significaba que ella no había comenzado a querer a Sana por culpa de su cáncer-estúpidamente creyó que era un capricho-, sí la quería, pensó mientras que cerraba la puerta detrás de él.
Mina sabía a la perfección que Tzuyu la mataría si se enteraba que estaba revisando su pequeño cuaderno de recuerdos porque sabía que ella no era una persona que demostrara afecto por otra, ni que fuese cariñosa y menos en público, pero estaba con Nayeon, y por lo general su novia no escuchaba un no como respuesta, así que ahí estaban; ella sentada en la silla del escritorio con la pelirroja sobre su piernas ambas mirando el objeto que la coreana tenía en su poder. La pelinegra presionó su mentón sobre el hombro ajeno a la vez que deslizaba sus brazos por la pequeña cintura de su pareja, en más de una ocasión intentó distraer a la chica hundiendo sus dedos en su estómago, pero ella estaba bastante concentrada en seguir hojeando el libro, deteniéndose en una de las planas para ver con calma cada imagen que ahí quedaba en exhibición.
Nayeon observó la forma en que Sana estaba sonriendo con sus dos delgadas manos puestas en el oscuro casco que caía por su rostro intentando que sus facciones quedaran despejada, con curiosidad se inclinó notando la pequeña escritura puesta debajo de la imagen "Sana no sabe andar en patines, pero como siempre, me sorprendió" la pelirroja sonrió enternecida por lo sinceridad que se leía en aquellas simples palabras impregnadas en el papel. Con calma cambió de página notando como, nuevamente la rubia estaba siendo protagonista manteniéndose de espalda frente a la cámara, por lo que se veía parecía que estaba en la feria, y a punto de ganar un peluche, Nayeon se dio cuenta que aquella imagen también tenía algo escrito "No lo sabes, pero ese día estaba muerta de miedo, porque creía que podías escuchar mi corazón latiendo con fuerza".
—Aww—exclamó Nayeon sintiendo completa ternura por su cuñada mientras que, por lo bajo se podía oír como Mina le pedía que dejara el libro donde estaba—¿Estás loca? es la mejor novela gráfica que he visto en mi vida—susurró la muchacha a la vez que cambia la página—y tu como no me haces regalos de este tipo, tendré que conformarme con el de Tzuyu.
Mina suspiró echando su cabeza contra el respaldo del asiento, sintiendo como su novia no tardaba en acomodar su espalda contra su pecho utilizandola como si fuese su almohada personal.
Nayeon presionó sus dedos en la siguiente imagen, se sorprendió bastante de notar el rostro cansado de la rubia, y no era para menos, las primeras fotografías la chica se veía radiante, sonriendo a mas no poder, dejando en evidencia el hecho de que estaba feliz y cómoda por la presencia de la castaña, pero ahí, en esa fotografía se veía una muchacha cansada, y rota, sentada en la cama con una bata un tanto ancha que caía por uno de sus delgados hombros-al parecer no era de su talla-, con sus ojos fijos en el techo, como si no fuese consciente de que alguien más estaba con ella en la habitación. La pelirroja tragó saliva a la vez que deslizaba sus ojos hasta llegar a la pequeña frase escrita al final de la imagen "Estas triste, y no te culpo, yo también lo estoy, pero me gusta tu sonrisa, sonríe por favor". Oh Dios, Nayeon estaba a punto de llorar y eso que ni siquiera era ella a quien le habían dedicado esas palabras.
Mina frunció el ceño cuando escuchó el suave sorbeteo por parte de su novia, ¿Qué le pasa? se cuestionó intentando ver el rostro de su pareja, pero la posición en la que estaba realmente era casi imposible el notar las facciones de su novia, así que solo posó sus orbes en la imagen que rapidamente había cambiado. Sana estaba ahí, y la falta de cabello era lo que más llamó la atención de la coreana, así que velozmente intentó concentrarse en su rostro demacrado, aquel que intentaba vanamente el sonreír, pero se notaba el hecho de que no lo estaba pasando bien "Me pediste que te amará, ¿Lo recuerdas? este día tuvimos una pequeña discusión y tu madre me llevó con la psicóloga Wheein... ella me enseñó a comprender muchas cosas ,y aceptar otras, y si te soy completamente sincera ella fue la responsable de que yo comprendiera que eres el amor de mi vida" aww pensó la pelirroja otra vez, mientras que se daba cuenta que había otra dedicatoria un poco más abajo "PD: sé que debes pensar que sin cabello no eres tan hermosa, pero cariño, tu eres preciosa, con o sin él".
Nayeon mordisqueó su labio intentando no llorar mientras que volvía a pasar de hoja notando como Sana otra vez estaba presente, y esta vez nuevamente se veía la chica con más ánimo que en la anterior; en la imagen se observaba a la ex rubia sentada en la cama con sus padres y un alto hombre de cabello canoso en cada lado de su cama, el de bata estaba mirando una de las tantas máquinas, mientras que los otros dos adultos no dejaban de ver a la muchacha quien tenía un llamativo tono rojizo en sus mejillas. La pelirroja frunció el ceño queriendo saber el contexto de la fotografía, así que rapidamente posó sus orbes en el pequeño escrito "Soy una cobarde, y tu no tienes pudor", Nayeon frunció el ceño, no entendía muy bien que había pasado para que escribiera eso, y realmente el hecho de que en la frase apareciera la palabra pudor, le daba algunas ideas de lo que pudo ocurrir.
—Se acabó—Mina le arrebató el libro al darse cuenta como Tzuyu había girado sobre el colchón, por ende en cualquier momento podía despertar. Nayeon al sentir como le habían quitado el objeto no dudó en hacer pequeños mohín queriendo finalizar lo que estaba leyendo, porque se estaba volviendo interesante, pero su novia rápidamente se puso de pie causando que ella tuviera que salir de sus cómodos muslos—ya revisaste bastante—aclaró notando como la pelirroja se cruzaba de brazos—¿Te gustaría ser Sana y saber que alguien leyó tu vida?—cuestionó causando que la chica agachara la mirada—no es correcto, y lo sabes amor.
—Pero...
Mina giró su rostro alzando una de sus cejas, cuestionando de esa forma lo próximo que la coreana estuviese por decir, pero cuando ella vio el movimiento que hizo la delgada muchacha no dudó en simplemente guardar silencio, siendo más que consciente que en esos momentos quien tenía la razón era la pelinegra. Velozmente la taiwanesa dejó el libro donde la pelirroja lo había encontrado, para luego estirar su mano, y con paciencia esperó a que Nayeon la tomara.
—Vamos—comentó con suavidad—podemos ver la película que tu quieras—aclaró intentando de esa forma alegrar a su entristecida novia. Para su suerte, Nayeon caminó hacia su dirección envolviendo su brazo contra el suyo, permitiendo que su mejilla descansara por un par de segundos sobre su hombro.
—¿Romántica?—cuestionó la pelirroja sabiendo a la perfección que Mina no era partidaria de las películas románticas.
—Esta bien.
Un par de horas después, la castaña se encontraba caminando con bastante tranquilidad por el pasillo en que Sana se mantenía hospedada. Matthew amablemente se ofreció a llevarla, y a pesar que las cosas entre los dos seguía siendo un poco incómodo y abrumante, una parte de ella estaba aliviada de que algo bueno estuviese saliendo después de tanto dolor y sufrimiento, así que se dejaría querer por su papá, y confiaría en él. La muchacha apretó sus párpados, hace tiempo que había olvidado lo doloroso que era despertar luego de llorar; en un principio había creído que se había acostumbrado a esa horrible sensación de mareo y párpados hinchados, pero ahora afirmaba que no había sido así. Que Sana no lo note, y eso era lo único que esperaba, que su novia no se diera cuenta de sus ojos irritados.
Con calma ingresó en la habitación de su novia notando como la ex rubia se mantenía bastante concentrada mirando los pequeños parches que adornaban su brazo-en la parte interna donde su codo se flexiona-. Tzuyu frunció el ceño a la vez que cerraba la puerta detrás de ella, al parece Sana no había notado su presencia así que caminó hacia la cama causando que la japonesa por fin alzara su mirada para ver como la más alta dejaba el pequeño envoltorio de chocolate sobre la mesa. Si Tzuyu era sincera, se sintió bastante cohibida por la manera en que la más baja se le había quedado viendo; como era de esperarse intentó repeler su mirada posando sus orbes en la pequeña pantalla que colgaba desde la pared, noticias interesante, y fingía el estar prestando atención al canal de noticias, pero cuando Sana tocó su mano supo de inmediato que no podía seguir fingiendo.
—Estuviste llorando—acusó Sana, provocando que la castaña tragara saliva agachando su mirada para ver de una buena vez las bonitas avellanas de su pareja—¿Qué sucedió?—y la castaña aun no era capaz de comprender como lo hacía su novia para darse cuenta de sus estados de ánimos.
La taiwanesa relamió sus labios, con cuidado la chica tomó asiento en la parte libre del colchón observando como su novia se acomodaba a su lado intentando quedar-fallidamente- a la misma altura. Con bastante tranquilidad Tzuyu estiró su mano libre, sus dedos se presionaron sobre las mejillas de su pareja sintiendo como su corazón comenzaba a latir con fuerza; siempre su cuerpo reaccionaba de la misma manera, y esperaba que eso nunca cambiaría.
—Se podría decir que las cosas con Matthew van mejorando—comentó intentando no tocar el tema de que él había sido compatible; sería doloroso ilusionar a su novia, así que esperaría a que todo estuviese confirmado, antes de dar la noticia. Hipnotizada la taiwanesa deslizó su pulgar por los delgados pómulos de su pareja sintiéndose ligeramente triste de notar la perdida de volumen de aquellas adorables mejillas, sigue muy delgada, pensó sabiendo más que a la perfección que luego de que ella saliera del hospital, la llevaría a cenar—no te ves sorprendida.
—No es un mal hombre—y Sana era del pensamiento de que las gentes cometían errores, pero que podían cambiar si realmente se lo proponían, así que esperaba realmente que el padre de su novia no volviera a fallar; a ella no le importaba si él no cumplía con su palabra, solo le preocupaba que su novia volviera a llorar por culpa de la decepción—él y tu madre criaron una buena chica—comentó intentando argumentar sus palabras, logrando que Tzuyu simplemente apretara sus labios sacudiendo su cabeza en negación—¿Qué? lo digo en serio.
—¿Crees que soy una buena chica?—cuestionó la castaña sintiéndose aún culpable por la infidelidad que había cometido—sabes que he cometido errores...
—Los buenos también se equivocan—replicó la japonesa mientras que estiraba sus manos tocando las mejillas de su pareja—...—jamás se cansaría de ver el atractivo rostro de su novia, le gustaba mucho la forma en que ella sonreía porque se le marcaban pequeños hoyuelos cerca de sus comisuras. Por unos segundos se perdió en la belleza de su mirada, sus ojos castaños eran relucientes y jodidamente expresivos; ella creía firmemente que eran la puerta de su alma, y si no se equivaba, hasta su alma era preciosa—me hicieron exámenes —cambió de tema observando como la muchacha apoyaba su otra mano sobre la almohada—al parecer hay un donante—susurró, como si estuviese asustada de que alguien más la escuchara.
Tzuyu últimamente se había vuelto más sensible de lo normal, así que sus ojos se llenaron de lágrimas, y para que Sana no viera la forma en que estaba por quebrarse, se terminó por inclinar presionando su cabeza contra el esternón ajeno sintiendo como la japonesa con cuidado hundia sus dedos acariciendo su cuero cabelludo.
—T~Te vas a curar—con la voz quebrada Tzuyu comentó dejando en evidencia el hecho de que estaba completamente animada y emocionada por lo que estaba por suceder—serás feliz—y lloró con todas sus fuerzas, permtiendo que Sana la sostuviera.
—Yo ya soy feliz.
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