Aceptación
Narrador omnisciente:
Tzuyu se mantuvo anclada al lado de Sana a lo largo de su día, con facilidad transportó a la muchacha en silla de ruedas de vuelta a su habitación notando como la japonesa llevaba una de sus manos hacia su cabeza ante el repentino dolor que se instaló, como era de esperarse la taiwanesa se asustó, aunque rápidamente recordó que el doctor de la muchacha le había comentado que unas de las consecuencias a corto plazo causadas ante las agresivas quimioterapias que la adolescente estaba teniendo sería el constante dolor de cabeza que podría perdurar fácilmente un par de horas. Cuando llegaron a su destino la castaña recostó a Sana siendo bastante cuidadosa mientras que se mantenía en un completo silencio, Tzuyu observó con calma la forma en que la más baja estaba durmiendo, y a pesar que los señores Minatozaki le habían comentado que Sana no despertaría hasta la mañana siguiente, ella de todas formas se quedó un poco más intentando fotografiar en su cabeza el tranquilo rostro de la joven.
La muchacha apoyó sus codos sobre sus muslos presionando su mentón contra sus nudillos, se quedó en aquella posición observando atentamente cómo el pecho de la rubia subía y bajaba con suavidad; ella no iba a engañarse, le daba miedo el pensar que cabía la posibilidad de que Sana no resistiera, que terminara por agotarse permitiendo que de una buena vez aquel hambriento cáncer tuviese como cena su vida, y no estaba preparada, demonios, realmente no estaba preparada para perderla. La piel de su nuca se erizó ante la idea así que rápidamente sacudió su cabeza en un vano intento por despejar sus terroríficos pensamientos. A pesar que una parte de ella estaba tentada en recostarse en el pequeño sofá que amablemente el servicio del hospital había dejado al darse cuenta que los señores Minatozaki no se movían de su propiedad, sabía a la perfección que sus padres no dudarían en castigarla impidiendo poder volver a ver a la japonesa, así que no se arriesgaría. Con cuidado se puso de pie, para luego simplemente salir de la habitación, sin siquiera atreverse de presionar sus dedos sobre la mejilla de la muchacha-mientras menos contacto mejor-.
Los señores Minatozaki habían vuelto a su hogar para asearse y tomar un nuevo conjunto de ropa, ambos se habían ido alrededor de las cuatro y media de la tarde, así que era seguro que estarían por llegar. Una parte de Tzuyu esperaba realmente que los adultos se hubiesen quedado dormidos sobre una cama real, porque merecían tener un descanso de todo lo que estaba sucediendo en sus vidas. La taiwanesa se encontró con unas de las enfermeras que estaban encargadas en compañía del doctor Lee del cuidado de la rubia, con una amplia sonrisa la trabajadora le indicó que le acompañara y eso hizo, en silencio acató sus órdenes quitándose el traje antigermenes que la misma institución del hospital le había dejado a mano.
Luego de unos minutos; donde se aseguró que el doctor Lee fuese consciente que Sana había quedado sola en su habitación, Tzuyu terminó por abandonar el hospital envolviendo sus palmas alrededor de su chaqueta, sin poder evitarlo elevó su hombros intentando vanamente cubrir sus orejas del inesperado viento que azotó su cuerpo mientras que las suelas de sus zapatos instintivamente se quedaban adheridos al concreto al observar el vehiculo blanco que rápidamente logró identificar estacionandose a un par de metros de donde ella se encontraba, ¿Jihyo? se cuestionó en sus pensamientos frunciendo el ceño al ver atentamente como la pelimorada salía de su medio de transporte, ¿Qué está haciendo? y por la forma en que la coreana había abierto las puertas no le había dado una buena señal. La fuerte bofetada de la realidad la aturdió lo suficiente para dar un paso hacia atrás; frente a sus ojos el cuerpo de Taehyung salió siendo sostenido por Daniel y Jimin mientras que gruñía quejándose por el dolor, aunque bueno, si Tzuyu era sincera no tenía ni la menor idea de que parte en específico le dolía porque la mitad de su rostro estaba empapado por la sangre mientras que Jeongyeon quien había rodeado el vehiculo tenía un visible moretón rojizo en su mejilla.
¿Qué? y Tzuyu realmente no tenía ni la menor idea de que estaba sucediendo en esos momentos, confundida giró sobre sus talones observando cómo los chicos pasaban por su lado siendo Taehyung el único que había intentando interactuar con ella en un vano intento por preguntar si estaba bien, pero tanto Jimin como Daniel no se lo permitieron terminando por arrastrarlo en busca de un doctor que curara sus heridas. La castaña giró sobre sus talones observando atentamente como el trío masculino se perdía en el área de emergencias dejando a la taiwanesa atrás en compañía de Jihyo y Jeongyeon. Tzuyu observó cómo sus amigas se habían quedado quietas con sus ojos fijos en su rostro actuando como si ella no fuese de este planeta, preocupada entreabrió sus labios dispuesta en preguntar qué había ocurrido para que dos de sus cinco amigos terminarán así de lastimados, pero velozmente Jeongyeon se abalanzó contra sus brazos aferrando sus dos contra sus hombros intentando por ningún motivo perder el contacto, Jihyo no tardó en unirse abrazándola por detrás obligandola prácticamente a mantenerse en medio. Ninguna de las tres tuvo ánimos de hablar, se quedaron quietas en un cómodo silencio con sus brazos rodeando la anatomía de la más alta asegurándose de esa forma que el bebé del grupo estuviese bien.
Un par de minutos después, donde terminaron por romper el abrazo, ahora los cinco adolescentes estaban en la sala de espera mientras que Taehyung era atendido en una de las pequeñas habitaciones del área de emergencia. Tzuyu se sentó a la vez que Jeongyeon y Jihyo se sentaban a cada lado de su cuerpo, agradecida la muchacha aceptó el pequeño café que Daniel le había entregado a cada uno de los presentes, para luego caminar hacia la pared apoyando su espalda contra el concreto manteniendo su mirada perdida en las lineas del suelo. Tzuyu llevó el café a sus labios y bebió un poco, para luego apoyar el vaso sobre uno de sus muslos.
—¿Me explican que sucedió?—cuestionó intentando saber qué había ocurrido para que el coreano estuviese en compañia del doctor y los demás ahí, como pollitos esperando que la gallina termina de estar curada.
Para la suerte de los adolescente, la sala de espera estaba completamente vacía-inusual para un hospital-, así que podían hablar con mayor comodidad. Jihyo de manera impulsiva tomó la palma que estaba posada sobre el muslo de la taiwanesa presionando sus dedos sobre el frío dorso de la más alta.
—Fue mi culpa—confesó Jeongyeon a la vez que echaba su espalda contra el respaldo de aquel incómodo asiento mirando con bastante interés el borde de las sillas que estaban frente a ella. A pesar que Tzuyu no se había esperado el oír la voz de su amiga, realmente no se sorprendió; ella sabía que Jeongyeon era un imán de problemas, y que casi siempre arrastraba a alguien inocente, había sucedido con las ratas del señor Smith, ocurrió hoy—se suponía que estaría solo—gruñó mientras que se cruzaba de brazos causando que la castaña frunciera el ceño.
—¿Quién estaría solo?
—El hijo de puta de Mingyu... lo encontré en facebook y me enteré que tendría una fiesta, así que lo seguimos—admitió la peliazul elevando una de sus manos para posar sus dedos sobre su mejilla lastimada, oh, pensó Tzuyu sintiéndose completamente sorprendida de comprender que sus amigos habían cometido semejante estupidez—solo alcancé a darle una pata en los huevos cuando su amigo me derribó de un golpe—confesó a la vez que hacía una mueca al sentir su piel caliente alrededor del hematoma—luego todo es confuso.
—Taehyung le dio un paliza—confesó Jihyo mientras que seguía acariciando la mano ajena logrando que la castaña girara su rostro para posar sus bonitos ojos relucientes en confusión en sus facciones—Daniel, y Jimin llegaron justo cuando Mingyu le dio con la botella en la frente... y bueno, me sorprende que el idiota no esté aquí—admitió girando su rostro ante lo avergonzada que se sintió al confesar que había estado coludida en el plan de Jeongyeon, aunque bueno, para qué iba mentir, le había fascinado ver como el coreano embrutecido por la ira enterraba su puño una y otra vez sobre el rostro de Mingyu intentando desfigurarlo; nunca había visto a Taehyung perdiendo la cordura.
—Es hijo de un policía—murmuró Tzuyu como si aquello fuese suficiente para explicar la ausencia de Kim Mingyu en la sala de emergencia—sí fue al hospital, tuvo que ir al de ellos... es normal que entre uniformados de su nivel cuiden a sus familias—confesó a la vez que se encogía de hombros—tenía pensado denunciarlo—confesó logrando que ahora todos los pares de ojos estuviesen enfocados en ella, y era cierto, lo había pensado varias veces alrededor de sus días, pero ahora con esto, no le convenía... bueno, no le convenía a sus amigos que él fuese denunciado—pero supongo que ya no lo haré.
—Tienes que hacerlo—aclaró Daniel siendo el primero en alzar la voz; a pesar que no quería demostrarlo, estaba molesto, gracias a Jihyo había conocido bastante a la castaña, siendo la única que lo defendía de los ataques vergonzosos por parte de Jeongyeon—intentó violarte—le recordó.
—Y ustedes lo golpearon—replicó la taiwanesa como si aquello hubiese sido suficiente castigo para el coreano—creeme, aunque quiera denunciarlo ya no puedo—aclaró sintiendo sus palmas envueltas por el sudor ante los nervios y el miedo que lentamente se estaba apoderando de sus acciones; Mingyu está libre y enojado, nada bueno saldrá de eso—es mi palabra contra la del hijo del capitán de policías, no tengo oportunidad.
—La tien...
—No la tengo—intentaba mostrarse indiferente, pero realmente estaba molesta—y si la llegue a tener, ahora la perdi... ¿Crees que su abogado no usará a su favor el hecho de que Mingyu recibió dos palizas? una de papá, y ahora de ustedes—tenía su punto, ningún juez, y menos los de Seúl quienes conocían al padre del muchacho darían el pie para que el chico tuviese un juicio y recibiera su merecido—no hay pruebas de que me trató de violar, no hay rastro de lucha porque mi madre limpió mi habitación... así que olvídenlo—pidió.
—No puedes quedarte de brazos cruzados—comentó Jihyo demostrando lo preocupada que estaba por la poca preocupación de la castaña respecto a lo que había pasado.
—¿Le dieron una paliza, no? ya no tendrá ganas de molestarme—aclaró deseando que así fuese—...—suspiró llevando sus dos manos a su cabello logrando que el tacto que en un principio la pelimorada había tenido sobre la piel de su dorso rapidamente se perdiera. Por impulso la chica hundió sus dedos sobre su larga melena intentando pensar con mayor claridad—no tengo tiempo para preocuparme por un estúpido juicio, tengo otras prioridades—intentaba vanamente el aferrarse a la idea de que Sana era su prioridad, porque lo era, pero la espina de que estaba apunto de dejar en libertad a Mingyu no la dejaba el mantener su mente tranquila.
Para su suerte no volvieron a sacar el tema.
Taehyung apareció veinte minutos después con un par de puntos de cinta médica por sobre su ceja derecha y alrededor del puente de su nariz permitiendo que ahora su rostro estuviese adornados por pequeños tonos rojizos y verdosos sobre su mentón, labio inferior, mejilla y en uno de los párpados; el mismo Taehyung que creía que no era capaz de matar una mosca, ahora estaba lastimado al querer defenderla. La castaña se puso de pie mirando atentamente como el muchacho sonreía de esa característica forma cuadrada en un vano intento por mostrarse tranquilo, pero cuando notó la seriedad en el rostro de Tzuyu no pudo evitar el agachar su mentón murmurando ese cálido "Lo lamento". A pesar de que las cosas se hubiesen dado de manera distinta, y que su corazón ya había tomado la decisión de con quién quería quedarse, si que era cierto que el cariño que le tenía al jovencito seguía estando bastante presente en su mente. De forma impulsa la taiwanesa lo abrazó sintiendo como el pelinegro envolvía sus brazos por sobre sus hombros permitiendo que ella enganchara sus palmas alrededor de su cintura. Ambos se quedaron quietos, la respiración agitada de la castaña chocaba contra las clavículas del más alto, mientras que este, torpemente presionaba su boca sobre su coronilla.
Si Sana no se hubiese mudado al lado del hogar de los Zhou, lo más seguro que el pequeño cuaderno que ahora estaba en su poder estaría en manos de Taehyung, junto con los sentimiento de la chica.
Jihyo amablemente dejó a cada uno de los chicos en sus respectivos hogares, aunque Taehyung y Tzuyu se mantuvieron juntos. El coreano se bajó del vehículo de la pelimorada en compañía de la taiwanesa, en silencio ambos se despidieron de la chica, para luego ver como ella emprendía camino a su hogar. Tae suspiró a la vez que giraba su rostro observando como Tzuyu se abrazaba a sí misma; ambos habían llegado al hogar de la chica, pero ahora que estaban a solas, ninguno de los dos sabía realmente cómo romper el incomodo silencio que les envolvía. La taiwanesa giró sobre sus talones indicandole que le siguiera el paso, él completamente confundido caminó tras de ella notando como rodeaban la vivienda para ir hacia la parte trasera. La castaña se quitó sus zapatos acompañado de los calcetines, para luego subir sus pantalones hasta los rodillas.
Tzuyu hundió sus pies descalzos sobre la congelada agua causando que el pelinegro hiciese lo mismo, y ahí se quedaron, rozando sus hombros mientras que miraban el movimiento de sus pies sumergidos como si aquello fuese lo suficientemente entretenido para tener sus atenciones. Taehyung apretó sus labios a la vez que giraba su rostro posando sus ojos en el atractivo rostro de la castaña, como era de esperarse su corazón comenzó a latir como desgraciado, se sintió pequeño y avergonzado de solo pensar que ella podría oír la forma en que su órgano latente se comportaba con su mera presencia mientras que Nayeon y Mina estaban mirando desde la ventana, la pelirroja mantenía su palma envuelta alrededor del brazo desnudo de su novia sintiéndose completamente alterada de ver la cercanía de ambos chicos.
—Coneja, me lastimas.
—¡No Mina, mira!—y Nayeon estaba comenzando a perder la cabeza a la vez que movía la mano que seguía estando envuelta alrededor del brazo de la pelinegra—el TaeTzu no suena bien... maldición mi Satzu—comenzó a lloriquear causando que la contraria simplemente se le quedara viendo sintiéndose fascinada por lo dramática que podría llegar a ser la pelirroja cuando las cosas no salían como ella quería.
El coreano entreabrió sus labios mientras que estiraba uno de sus brazos tomando entre sus dedos el largo mechón castaño que caía cerca de su rostro obstruyendo sus vistas. Con las mejillas sonrojadas el muchacho dejó el cabello detrás de la oreja de la chica logrando oír a la perfección como Tzuyu suspiraba.
—No suelo ser violento—Taehyung rompió el agradable silencio mientras que Tzuyu por instinto presionaba su mejilla contra su hombro siendo consciente que no tenía el valor suficiente para verlo a los ojos—pero él te lastimó... y no sé, yo realmente perdí el control cuando escuché a Daniel hablando al respecto del tema—confesó a la vez que elevaba una de sus manos empuñando su propio cabello en un vano intentando por pensar con claridad.
—No debiste golpearlo.
—Tienes razón—aclaró el muchacho—debí matarlo—y hablaba a través de la ira, porque tanto él como ella eran consciente que no sería capaz de acabar con la vida de otra persona.
—Tae—a pesar que una parte en la cabeza de la taiwanesa deseaba que realmente Mingyu estuviese muerto, su mente racional la obligaba a no tener ese tipo de pensamientos porque no eran sanos, ni para ella ni para él—ya pasó, no podemos hacer nada más que aceptarlo y seguir adelante—intentaba dejarlo de lado lo que había ocurrido, y aquello no le agradó al alto muchacho que impulsivamente reaccionó girando su rostro como también su hombro obligando a la chica a volver a incorporarse—Tae...
—Yo te amo, ¿Por qué tu no te amas?—y la pregunta la descolocó lo suficiente para no saber que decir. El pelinegro apretó sus labios apoyando sus palmas en el borde de la piscina sintiendo su corazón vuelto loco en el interior de su caja torácica; había confesado sus sentimientos, pero no de la forma en que realmente lo había imaginado.
—Tae yo...
—Se que no me amas—aclaró el coreano mientras que suspiraba echando su cabeza hacia atrás permitiendo que su rostro quedara despejado—soy consciente que si en algún momento sentiste algo por mi, eso ya no está—y dolía, claro que le dolía, pero para qué seguir mintiendo a sus propios sentimientos, debía aceptarlo de una buena vez—...—se mantuvo en silencio mientras que sonreía arrugando su nariz lastimada en un vano intento por no mostrarse afectado—al principio creí que eran cosas mías, luego, lo vi Tzuyu—murmuró girando su rostro para verla a los ojos—cuando nos topamos en el parque de diversiones, vi la forma en que ella te hipnotizaba.
Tzuyu se sintió pequeña, avergonzada y hasta culpable de ver sus ojos envueltos en dolor.
—Lo siento—y no pudo evitar el disculparse, creyendo firmemente que había jugado con sus sentimientos observando con bastante valor como él le sonreía.
—¿Por qué te disculpas?—cuestionó manteniéndose bastante calmado para la situación en la que se encontraban notando rapidamente como la muchacha simplemente guardaba silencio sin saber que decir—¿Sabes?—cambió el tema alejando sus palmas del borde de la piscina para apoyarlas detrás de su espalda hundiendo sus dedos en el corto césped—quería odiarla, ¿Pero como yo podría odiarla? si sacó lo mejor de ti—murmuró escuchando atentamente como la castaña lloraba a su lado. Sin poder evitarlo estiró su mano pasando su dedo pulgar por debajo de los cálidos pómulos de la taiwanesa—esta bien Tzuyu... Me costó, no te lo niego, pero ya acepté el hecho de que Sana te gustara más que yo.
Taehyung era muy bueno y ella acababa de romper su corazón- se sentía un asco de persona-. Tzuyu tragó saliva observando con sus ojos completamente irritados por el llanto como el más alto lloraba en silencio intentando que su dolor no fuese opacado por el dolor que ella sentía por todo lo que le había ocurrido. Cuando la taiwanesa lo notó no pudo contenerse, culpable se lanzó a sus brazos permitiendo que él la rodeara sintiendo rapidamente la calidez que su anatomía le brindaba sin pedir nada a cambio, y quería amarlo, realmente deseaba que su corazón se entregara por completo a él, pero era consciente que el hacerlo sería estar jugando con sus sentimientos, porque estos ya habían elegido a la linda japonesa que descansaba en la cama de un hospital.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro