A solo una llamada

Y tú lo dejaras, tu eres leal a mi

Pero esta vez te dejare ir

Porque el parece que es bueno para ti

Y él te hace sentir como deberías sentirte

Y todos tus amigos dicen que él es el indicado

Su amor para ti es verdad

Pero, ¿él sabe que tú me llamas cuando él duerme?

Pero, ¿él sabe de las fotos que guardas?

Pero ¿él sabe los motivos por los que lloras?

O dime, ¿él sabe dónde tu corazón reposa?

[...]

—Vamos Jane, besémonos y hagamos las pases. — Exclama Regulus acercándose a Jane lentamente.

—No te besaría de nuevo, ni siquiera teniendo la maldición imperius, estoy comprometida. — Alega Jane retrocediendo hasta tropezar con la pared tras de ella.

—Cualquiera piensa, que esa pisca de inocencia vive en ti, que ilusa eres, en verdad.

—Sabes muy bien que lo que yo haga, no es de tu incumbencia, Regulus Black.

—Me aborreces Holbein.

—El sentimiento es mutuo Black.

A lo lejos se oyen pisadas, rápidas y desesperadas, como si algún prefecto quisiera atrapar a quien este deambulando.

—Black, alguien viene. Ahora por tu culpa nos van a castigar.

—Cállate Jane, y entra ahí. —Señala la puerta de uno delos armarios que esta por el pasillo.

Ambos se apresuraron a entrar al armario, el cual estaba lleno de escobas, se quedaron en silencio, hasta que ya no oyeron más pasos cerca, lo único que se oía en ese momento eran sus respiraciones.

—Creo que ya se fueron. —Susurra Jane.

—Sí, eso creo.

Cuando Regulus iba a tomar la manilla de la puerta, escucha la voz de alguien por el pasillo, y retrocedió nuevamente hasta donde estaba, Jane iba a decir algo, pero Regulus la mando a callar. Las voces que se escuchaban eran nada más y nada menos que el grupo de tontos de su hermano mayor, los merodeadores.

—Si ellos nos descubren, te seguro que irán con el chisme a su jefa de casa. —susurro el menor de los Black a Jane, esta solo asintió. —Implora a merlín que ni se les ocurra husmear por este armario. —Jane solo rodo los ojos ante sus palabras.

Escucharon lo que el grupo hablaba.

—Te lo digo James, es una buena idea, además nadie se enterara. —Escucharon que decía Sirius Black.

—Canuto, no podemos hacerle eso, no a ella, imagínate en el gran problema que nos podríamos meter. —Lo interrumpe Remus Lupin. —Conmigo no cuenten para hacer esa broma.

—Vamos Remus, no nos digas que te gusta la peliteñida esa. —Exclama Sirius.

—Nunca dije eso Sirius, es solo que ella no se ha portado mal con nosotros, bueno, conmigo, Peter y James no.

—Pero conmigo sí. No me agrada.

—Literalmente labañaste de agua cuando venía caminando por el pasillo, y ni se diga cuando ellay su familia iban a las reuniones con tu familia, por lo que nos contaste siempre la hacías llorar de niña. Es más que obvio que te detesta. —Le recuerda Remus.

En ese momento Jane y Regulus caen en cuenta a quien se referían los merodeadores, ellos o bueno, mejor dicho, Sirius Black le quería hacer otra broma de mal gusto a Jane.

—Tu hermano es un imbécil, igual que tú. —Le susurra a Regulus. Este solo la mira y rueda los ojos.

—Cállate Jane.

—Ya te lo dije Sirius, para hacer esa broma conmigo no cuentes. —Dice Remus. Jane al escucharlo decir eso, sonríe y le susurra a Regulus.

—El me agrada.

—James, tu si me ayudaras cierto?

—Sabes que sí, pero pensándolo, ella y mi Lily-flor se llevan bien, y me da miedo que Lily se moleste conmigo por eso. —Habla James.

—James por merlín, que sensible eres. —Las voces comenzaron a oírse lejanas, al igual que los pasos, se estaban yendo.

—Por fin se fueron. —le susurra Jane al Black menor.

—Ya era hora, me estaba asfixiando aquí dentro.

—Imbécil, ahora ya aléjate de mí, quiero salir de aquí. —Dice la pelirroja.

—No sin antes hacer esto. —Dicho eso tomo a Jane de la cintura y la beso, esta se resistió y cuando se separaron le dio una cachetada.

—Te dije que no lo volvieras a hacer Black.

—Y te dije que me importaba una mierda.

—Se lo diré a Evan, para que sepa qué clase de amigo tiene.

—No lo harías. ¿Sabes por qué? —exclama acercándose más a ella. —Porque si te gusto, es más te encanto, por más que intentes negarlo.

—Sabes que no. Idiota, ahora apártate de mi camino. —Lo aparto bruscamente y salió del armario donde estaban, se alejó del pasillo lo más rápido que pudo, pensando en lo que acababa de pasar, y que realmente el imbécil de Regulus tenía razón, si le había gustado, pero jamás lo admitiría. Ahora se sentía tan culpable. Evan definitivamente no merecía eso.

—Holbein. —Escucha a sus espaldas. Jane se sobresalta ante el llamado y voltea lentamente, si era un prefecto, estaría en muchos problemas.

—Lupin. —dice la pelirroja secamente, este solo le da una mirada nerviosa pero a la vez de desconcierto.

— ¿Sabes que soy prefecto cierto? —Jane asiente levemente.

—Lo sé, ¿me vas a castigar? —indaga Jane mirándole con una ceja alzada.

—Es lo debería hacer, sabes muy bien que está prohibido deambular por los pasillos pasada las nueve de la noche.

—Oh, entonces yo debería contarle a tu jefa de casa la broma que tú y tú sequito de "bromistas tontos" quieren hacerme.

—Yo no quiero hacer...Un momento ¿Cómo lo sabes? —la mira con intriga y sorpresa.

—Por algo soy una bruja astuta de ravenclaw Lupin. No soy tonta. —Jane comienza a caminar junto a Remus.

—Pero, no, o sea yo no estoy de acuerdo con eso, es más, les dije que no lo hicieran. —responde nervioso.

—Bien, te creeré. Tranquilo Lupin, no le diré a Minerva. —Jane se detiene en el pasillo cuando escucha una risa conocida, rápidamente le da una mirada a Remus, este solo le hace una seña para que se esconda entre una de las estatuas, Jane hace caso omiso mientras él se dirige a las dos personas que venían riendo por el pasillo.

—Que hacen rondando por aquí a estas horas de la noche, ya dio el toque de queda, no pueden estar fuera de sus habitaciones. —Lupin se sorprende cuando ve a Evan Rosier y una chica de Hufflepuff con sus manos entrelazadas. Jane veía todo desde el lugar donde estaba escondida. — ¿Rosier? ¿Pero qué haces a estas horas y con alguien que no es Holbein?

—Eso no es asunto tuyo Lupin. —Exclama Lena Macmillan.

—Soy prefecto y por lo tanto ambas casas tienen 10 puntos menos. —dice Lupin, para luego mirar a Evan, buscando una explicación. — ¿Jane sabe esto? —Evan solo miraba el piso, y en ese momento Jane sintió como su corazón latía cada vez más rápido.

— ¿Por qué debería enterarse esa pelirroja tonta? —Cuestiona Lena Macmillan.

—Ya va, tampoco le digas así, más respeto. —defiende Evan a su prometida.

—Y tú la debes respetar muchísimo. —le reprocha Lupin con sarcasmo. —será mejor que se vayan, sino quieren que les quite 30 puntos más. —la pareja se fue por el pasillo, y Jane salió de donde estaba.

—Gracias Lupin, en verdad. —dice cabizbaja.

—Realmente lo siento muchísimo Holbein. —dice apenado.

—Tranquilo, no es culpa tuya. Ya hablare con el luego. —sonríe con un poco de tristeza.

—Ten. —le ofrece una barra de chocolate, Jane tímidamente la acepta. —No hay nada que el chocolate no pueda solucionar.

—Lupin, por favor podrías...—Ella detuvo asintiendo inmediatamente entendiendo lo que ella quería decir.

—Nadie se enterara de esto, ni mis amigos, lo prometo. —le asegura viéndola tiernamente.

—Gracias nuevamente. En verdad. Yo ¿puedo abrazaste? Sé que siempre digo que detesto los abrazos, pero creo que esta vez necesito uno.

—Si, por supuesto. —Remus tenía las mejillas rojas y estaba nervioso, pero la abrazo. El perfume de Jane inundo sus fosas nasales, tenía un olor tan suave, a cerezas, jamás se le paso por la cabeza que algún día estaría abrazando a Holbein, jamás.

Jamás me imagine que te abrazaría Lupin, la Jane de hace dos años solo diría cosas incoherentes, clasistas y malas. —el solo sonrió, ella era bajita, le llegaba mucho más debajo de los hombros. Remus quería admitirlo, se sentía cómodo abrazando a Jane, pero no lo haría, se lo guardaría para él, como la mayoría de sus cosas. 

Holaaa, se que llevaba casi dos años sin actualizar, perdón en verdad, pero ya volví, es un capitulo algo corto, he estado demasiado ocupada, tratare de actualizar cada vez que pueda, espero les guste y gracias por leer y apoyar.