Estos chicos y yo nos íbamos a llevar muy bien..

No eran muy guapos a simple vista, pero sus ojos azules expresaban demasiado.

No lo sé, los chicos siempre me habían dicho que sabia la manera de interpretar los ojos, cómo algo que los demás no podían ver.

- Oh, miren la hora. Debo irme - dijo Dumbledore.

- ¡¿QUÉ?! - grité horrorizada, no habíamos visitado ni la primer tienda, ¿Cómo que se iba a ir? - ¡No nos puede dejar solos!

- No conocemos absolutamente nada de éste lugar - continuó Niall. Apreté mi agarre en el brazo de Louis, me estaba por ganar el pánico.

 - Tranquilos. Profesor Dumbledore, si desea yo le puedo ayudar con los chicos - se ofreció amablemente la señora Weasley.

- Oh, si no es mucha molestia, Molly - ésta negó con la cabeza sonriendo - Muchas gracias. Chicos, lamento irme, pero debo atender asuntos urgentes en Hogwarts, los veré luego - se despidió de nosotros amablemente, posó su mirada en mi durante un momento, y se me escapó un pequeño gesto de mala gana.

- ¡Scarlett! - me reprendió Niall en un susurro. 

Luego de eso Dumbledore le pasó a Molly tres extrañas llaves, y desapareció cómo lo hizo la vez anterior.

- Bueno chicos, ¿Qué les parece si vamos a sus bodegas? - preguntó Molly algo alegre observándonos.

- ¿Bodegas? - preguntó Liam igual de perdido que nosotros.

Molly asintió y nos explicó que ahí estaría el dinero que nuestros padres habían dejado para nosotros y que había que cambiar los dólares que traían Niall y Louis por galeones, que es el dinero del mundo mágico. 

- Muy bien, Percy, Fred, George y Ron, quédense juntos y no se muevan, vuelvo en un momento - les ordenó a sus hijos, éstos dijeron que irían a ver los nuevos artículos para ¿Quidditch? Ni idea de lo que es.

Cuando regresamos de las bodegas, ya con nuestro dinero, Molly dijo que deberíamos separarnos para que se nos hiciera más rápido hacer las compras. Los chicos y yo dimos un paso hacia atrás, juntándonos. Por nada del mundo nos íbamos a separar. 

 Molly nos sonrió enternecida y dulcemente, dijo que eramos muy unidos. Luego mencionó que podíamos ir con Percy, Fred y George (que ya conocían bien el lugar), mientras que ella acompañaría a Ron a comprar sus útiles, ya que era su primer año en Hogwarts y nosotros aceptamos.

Liam y Percy parecían llevarse muy bien, sólo que Liam era ligeramente más flexible con las bromas y las normas.

Decidimos dividirnos en dos grupos, escogí a Niall y Harry para que vinieran conmigo, si iba a recorrer todo esto sola, es mejor dos buenas compañías que una. Liam iría con Louis, y ambos se fueron con Percy, mientras nosotros tres nos fuimos con los gemelos, que por cierto eran divertidos y agradables.

- Bien, creo que mejor empezamos.. - dijo George

- Por sus libros - terminó Fred. Era divertido que hicieran eso.

- ¡Por aquí! - dijeron ambos caminando, y nosotros sólo los seguíamos.

Luego de comprar los libros que nos pidieron en la lista, fuimos a "Madam Malkin, túnicas para todas las ocasiones", que cómo dice su nombre, compraremos nuestras túnicas ahí, pero primero deben tomarnos unas medidas.

Al entrar, esperamos un rato a que Madam Malkin estuviera un poco libre para que nos hiciera nuestras túnicas. En eso, George preguntó algo que me tomó desprevenida.

- ¿Son novios? - preguntó, posé mi vista en él, extrañada al no saber a lo que se referia. George señaló algo entre Harry y yo. Mi vista cayó en nuestras manos, no me había dado cuenta que no nos habíamos soltado en todo el recorrido.

- ¿Qué? - pregunté todavía anonada, me sonrojé por alguna razón que desconozco, no me había pasado ésto antes con las otras personas. Niall estaba empezando a reírse. - No, no somos novios - debí suponer que iba a preguntar eso, todas las personas nos lo preguntan. Separé nuestras manos.

- ¡Pero yo te quiero, Rose! - dijo Harry. Oh no aquí vamos otra vez.

- ¡No me vengas con ese cuento viejo, Cecilio! ¡Tu amas a la rubia oxigenada! - dije dramatizando, Harry ya tenia una sonrisa divertida en su rostro y los gemelos nos miraban entre extrañados y divertidos. - Así que era éste del que estabas enamorada, ¡Maldita lisiada! - me giré hacia Niall dramática - ¡De mi Cecilio!.. Te lo dije, te dije que no se te ocurriera poner los ojos en él. ¡Y los pusiste! ¡Escuincla babosa, y te atreviste! Pero te va a pesar... Te voy a dar una paliza que no vas a olvidar en tu vida, ¡Rubia del demonio! - me iba a lanzar contra Niall, pero Harry me tomó de la cintura, impidiéndomelo. Estaba recreando una escena divertida de una novela que vimos por ahí, así que él ya sabia lo que iba a pasar. Traté de escapar de él. - ¡Quítese vieja zo..! - Harry (a quién yo le estaba gritando) tapó mi boca rápidamente antes de que dijera la palabra.

A Niall empezaba a hacerle falta el aire, Fred y George estaban riéndose viendo nuestra escena. Luego de un rato me pude calmar, ya que Madam Malkin debía tomar nuestras medidas.

Salimos del local y lo único que nos faltaban eran nuestras varitas, así que Fred y George nos guiaron hasta una tienda llamada "Ollivanders". Harry, Niall y yo entramos a la tienda, Fred y George dijeron que nos esperarían a fuera, que era mejor que entráramos solos.

Al entrar, observé la tienda. Había lo que parecía millones de varitas por todos lados, la tienda se veía algo vieja pero se encontraba en buen estado.

- ¿Hola? - preguntó Niall ya que no había nadie en el mostrador principal.

- Ahh, nuevos clientes. Bueno, muy bueno - Un señor apareció por un pasillo, sus cabellos eran blancos y se podía diferenciar algunas arrugas en su rostro, pero llevaba una sonrisa puesta desde que nos vió. - Vaya, vaya.. señorita Vittore.

Me congelé dónde estaba, abrí mis ojos sorprendida. ¿Cómo es que sabia mi apellido?

- Eh.. si - dije algo insegura, pude notar las miradas de los chicos en mi. - Vinimos a comprar nuestras varitas. Ellos son Harry Styles y Niall Horan. 

Los señalé respectivamente y ellos asintieron. 

- Ahh, maravilloso. Soy Ollivanders, es un placer - nos sonrió amablemente. - Vamos a ver.. - se puso a buscar entre todas las cajas que había, y sacó dos. Dirigió su vista hacia Niall - Muy bien. Señor Horan, ¿Le importaría acercarse? - Niall se acercó rápidamente hacia dónde estaba Ollivaders, éste le pasó una varita. Niall se le quedó mirando sin saber qué hacer. - ¿Qué espera? ¡Agítela! - le guió Ollivanders, Niall rápidamente la agitó y la luz que iluminaba el lugar, se apagó. Niall puso delicadamente la varita en su lugar. Ollivanders le pasó la otra varita que había tomado, Niall la agitó y la luz que se había apagado, volvió a encenderse.

 - ¡Hemos encontrado su varita, señor Horan! - exclamó alegre Ollivanders - Núcleo de pelo de unicornio, hecha con madera de acacia que es muy fina y leal, déjeme decirle; 11½ pulgadas de longitud, ¡Marvilloso! - Niall pagó feliz por su varita y salió del local para comentarles a los gemelos Weasley alegremente sobre su primera varita. - Muy bien, señor Styles, acérquese, por favor - Harry se acercó al mostrador, y yo con él.

Ollivanders pensó un poco y se dispuso a traer una caja, de la cuál sacó una varita y se la entregó a Harry. Al instante, un cálido y fresco aire rodeó el lugar, especialmente a Harry. - ¡Excelente! - celebró Ollivanders - Es una varita muy poco común señor Styles, 13 pulgadas de longitud, madera de vid la cual es muy rara y especial, con un núcleo de fibra de dragón. Aquí tiene, un gusto - Ollivanders empacó la varita de Harry alegremente, Harry le dio las gracias y pagó por ella. Luego se dirigió a un rincón del lugar a esperarme.

- Mmm, correcto, permítame un momento señorita Vittore - dicho ésto, se puso a buscar por toda la tienda y volvió a situarse frente a mi con cuatro varitas en mano. Agité la primera que me pasó y accidentalmente provoqué que el local entero temblara. Con las otras tres me fue bastante similar, rompí un jarrón, le prendí fuego a unos papeles, y los vidrios reventaron. - Mmm.. bastante curioso.. - dijo misteriosamente Ollivanders, luego inmediatamente fue a buscar algo en lo más profundo de su tienda, regresó con una caja empolvada en mano.

Ésta se veía diferente a las otras, tenia dibujado unas extrañas ramas de árbol y destellos en su caja. Abrió la caja, y me pasó la varita.

Agité la varita con algo de miedo de que volviera a ocurrir otro accidente, pero no fue así.

De inmediato, una brisa leve me abrigó, pude sentir cómo me elevaba a centímetros del suelo y giraba lentamente  un par de veces en mi lugar, luego una curiosa luz iluminó mi cara, haciendo que yo entrecierre los ojos. ¿Ésto lo hacia la varita? No lo sabia, pero era algo muy poco común, mis ojos ahora estaban abiertos cómo platos.

A los segundos la misma brisa me volvió a bajar al piso con mucha delicadeza.

- ¡Increíble! - exclamó muy contento Ollivanders, rompiendo el silencio que se había creado y sobresaltándome un poco. 

- ¿Es normal que suceda esto? - pregunté algo preocupada.

- Jamás había visto que sucediera alguna cosa cómo esta, similares, pero nada igual - dijo sinceramente Ollivenders - Lo más curioso es que esta varita es única en su especie.

Al parecer a éste señor le gustaba mucho la palabra "curioso".

- ¿A qué se refiere? - pregunté.

- Pues verá, señorita Vittore... Aquella varita que tiene en su mano, su longitud es de 13½  pulgadas, madera de acebo y su núcleo es compartido por pluma de fénix y cola de thestral, algo que no pasa muy seguido. ¿Sabe lo que eso significa, Madam? - preguntó curioso.

"Si no sabe usted, menos yo", pensé.

- Sinceramente.. No lo sé, señor Ollivanders - dije tímidamente.

- Mire, señorita..  El acebo es una de las maderas para varitas más raras, tradicionalmente se le ha considerado muy protectora. A la vez, las varitas de acebo a menudo escogen dueños que están sometidos en alguna búsqueda peligrosa y a menudo espiritual. Es conocida por ser extremadamente difícil de mezclar con la pluma de fénix, ya que la volatilidad de la madera entra en conflicto con la indiferencia del fénix. Si se da el extraño caso de que esta combinación encuentre un dueño, nada ni nadie debería ponerse por delante de ellos. - explicó detalladamente, yo estaba atenta a cada palabra que él pronunciaba.

>> Mientras que la pluma de fénix, es el tipo de centro más raro. Las plumas de cola de éste tipo de ave pueden producir una amplia gama de efectos mágicos, cuyas varitas a las que su núcleo pertenece a éste elemento son las más difíciles de dominar y personalizar, y su fidelidad es difícil de conseguir. Por otro lado, el pelo de cola de un Thestral  es considerado uno de los más poderosos núcleos, ya que es difícil de controlar, no obstante al combinarlo con una buena madera se puede obtener una muy poderosa varita. Y hasta ahora, sólo existía una varita que tenia éste núcleo.

Unos minutos de silencio se hicieron presente en el local, estaba sorprendida.

- Debe de andar con mucho cuidado, señorita Scarlett - por primera vez me llamó por mi nombre, al parecer ya lo conocía. - Muchos peligros están por acecharla, el hecho de que ésta varita comparta esos dos poderosos núcleos, significa mucho, es una varita muy poderosa. Quiero que entienda algo, señorita.. uno no escoge a las varitas, las varitas escogen a su dueño, el que esta varita la haya escogido a usted, implica que se ha ganado su total fidelidad y se negará a realizar magia para otra persona que no sea usted, se encargará de protegerla a toda costa, debido al material de su fina madera - Ollivanders fue muy cuidadoso y específico respecto a la descripción, lo tomé más cómo una advertencia.

- ¿Cuanto me costará? - dije cuando Ollivanders me entregó una bolsa con mi varita y su caja dentro de ésta. Negó repetidas veces con su cabeza, lo miré extrañada.

- No, no, no. Tómelo cómo un regalo, es lo menos que puedo hacer al saber su destino con ella - me sonrió amablemente.

Sin decir nada más que las gracias, salimos de la tienda. Le pedí a Harry que guardara el secreto de todo lo que me había dicho Ollivanders y el asintió.

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El capítulo está algo largo, espero que les haya gustado, fue con mucho cariño. 

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