《chapter twenty two•Should i Kiss her?》
《chapter twenty two•Should I kiss her?》
《capítulo veintidos•¿Debería besarla?》
《Para Newt:
Me peleé con mis tíos.
Sé que no es la mejor manera de iniciar una carta pero solo quería ponerte al tanto de lo que estaba sucediendo. Cuando llegué a casa mi tío me gritó y me dijo que fuí una irresponsable por mis acciones, tal parece que no le importa que hayamos solucionado las cosas y hayas desmemorizado a todos en la ciudad con ayuda del ave del trueno.
Te lo estoy contando porque confío en tí, además no sé a quién más recurrir. Sinceramente creí que sería mi tía Evelyn la que me regañaría.
Pero bueno, eso no es importante ahora. Cuéntame ¿Qué tal va todo? ¿Has hecho algo interesante? Sabes que puedes contarme lo que sea, somos amigos ahora y de verdad te aprecio mucho porque contigo siento que puedo ser yo misma. Espero poder darte la confianza para que seas tu mismo conmigo.
¿Sabes? Me gustaría vernos, hay muchas cosas que quiero contarte, no me ha sucedido nada interesante desde que llegué pero si te soy sincera ya comienzo a extrañar pasar tiempo contigo; supongo que me acostumbré a pasar todo un día entero contigo yendo de una parte de Nueva York a otra. Aquí en casa de mis tíos todo está tan quieto que me perturba, volví a lo que, en el fondo, quería huirle: la quietud, el silencio, la invisibilidad...
Espero que mi carta no te distraiga de tus quehaceres, espero que puedas responder pronto. Si estás libre puedes poner el día y la hora para vernos, estoy libre siempre (para mi desgracia, supongo).
Besos, Asia》
Al momento de redactarla, la francesa pensó con cuidado las palabras que escribiría con su pluma para no dañar el pergamino, tampoco quería decir algo que le hiciera creer a Newt que lo culpaba de los regaños de su tío o mucho menos decirle que su tío Eugène no había hecho el intento de acercarse a hablar con ella —el mago de mediana edad no sabía cómo empezar la conversación así que esperaba que las cosas se calmaran con Asia para poder hablarle—. Ella habría incluído en su carta que extrañaba a Jacob y a las Goldstein pero, a pesar de que sí lo hacía, quería enfocarse en Newt; no sabía qué tan mal la estaba pasando con lo de la prohibición de su permiso para viajar pero creyó que al jóven Scamander le agradaría leer sus bonitas palabras.
Unas palabras solo para él.
Además la muchacha se sentía más valiente al escribirlas en la carta porque no tenía los ojos avellana de Newt atentos a sus movimientos, así no le ganarían los nervios y no se trabaría al hablar quedando en ridículo.
Pero era cierto lo que escribía, sí extrañaba a Newt a pesar de haber llegado recientemente.
Al momento de que Scamander leyó lo que dictaba la caligrafía cursiva y corrida de Asia dejó todo lo que estaba haciendo para sentarse en el sofá de la sala y releer la carta varias veces hasta que su cerebro procesó que ese mensaje sí era para él. Sin atreverse a evitarlo, dejó que una sonrisa boba se dibujara en su rostro.
Pickett salió del bolsillo de su chaleco mostaza y al darse cuenta de la carta que sostenía en manos, hizo un sonido de curiosidad como si le preguntara qué era.
—Asia... Dijo que me extraña —habló en voz alta, aunque solo sería oído por él y el bowtruckle. Se rió sin poder creerlo—. Y quiere verme... ¿Qué debo decirle? No quiero decir nada malo de su familia, tampoco quiero que piense mal de mí si no le respondo... —Newt miró la lechuza parda que esperaba pacientemente por una respuesta, cuando se dió cuenta de la mirada del magizoólogo ladeó su cabeza observándolo con sus penetrantes ojos negros.
Pickett caminó por su brazo y se bajó en la mesa de centro mientras veía al muchacho correr por una pluma, tinta y algo para escribir, ya tenía en mente las palabras que usaría para responderle a Asia.
Estaba emocionado, ¿Para qué negarlo? Ahora que lo pensaba él también tenía muchas cosas para contarle a la chica, relatos de sus viajes, de sus años en la escuela; omitiendo el detalle de Leta, por supuesto, aún no se sentía preparado para contárselo.
Al volver con lo necesario dejó que la pluma se moviera por el pergamino escribiendo la respuesta que creyó adecuada en donde le informaba que lamentaba lo de su tío y que Theseus también se había molestado con él, también le contó brevemente que ya estaba por terminar su libro pero que le hacían falta unos detalles, por último agregó la hora para verse siendo ese mismo día.
Ató el rollo de pergamino a una de las patas de la lechuza, antes de irse se arrimó más hacia Newt pidiendo caricias y este pasó sus dedos por las suaves plumas de su cabeza, luego la lechuza salió volando de regreso con su dueña.
Newt volvió al sofá en un estado pensativo, se preguntaba si tenía que esperar más tiempo para confesarle lo que sentía a la chica Rousseau o si sería buena idea hacerlo en el momento en que se vieran.
—No, eso sería muy rápido, ¿No crees, Pickett? —el bowtruckle lo miró interrogante, Scamander sacudió la cabeza recordando que lo había pensado más no dicho—. Creo que es mejor esperar un poco para decirle a Asia... que me gusta.
Pickett hizo un sonido estando de acuerdo con Newt en su decisión.
—Ya quiero verla —expresó sincero inclinandose hacia la pequeña criatura, su corazón latía más rápido de solo imaginar en que en unas horas se encontrarían nuevamente, se emocionaba de pensar que volvería a ver esos ojos verdes que tanto le gustaban—. Ella de verdad me gusta, Pickett, me gusta mucho.
Sonrió a la vez que sus mejillas se encendían en rojo, Asia ocupaba la gran parte de su corazón y ya no habia vuelta atrás. Pero entonces recordó que esa mínima parte aún recordaba con nostalgia la cara de otra persona.
—Tal vez deba contarle sobre Leta antes de que las cosas avancen —se dijo a sí mismo mirando a la nada, y ya que caía en cuenta esperaba que Asia no se hubiese dado cuenta de la foto de Leta en el cobertizo de su maleta, aunque si Queenie la descubrió ¿Qué le hacía pensar que ella no? ¿Y si Queenie ya se lo dijo? No, no era posible, él habría notado si Asia supiese algo sobre su ex-amiga—. Debí haber quitado esa foto de ahí cuando entramos en la maleta.
『• • •』
Tras acomodar con delicadeza su vestido celeste floreado frente a su espejo y asegurarse de que se viera bien, salió de su habitación pasando por la de su prima Rosie pero se detuvo al escucharla reír, sintiendo curiosidad alzó su puño y golpeó la puerta con su delicadeza característica.
—¡Pase!
La mayor se hizo paso a la habitación de la niña de once años siendo recibida por el color azul y el plata, en las paredes había uno que otro banderín de la misma gama de colores con el nombre de su casa de Hogwarts, Ravenclaw —sí, su prima había calificado para la casa de Rowena Ravenclaw; el abuelo de Asia y Rosie estaría orgulloso—, además de eso habían diseños de dragones esparcidos por la habitación de la menor.
—Prima, ¡Qué linda! ¿Vas a salir con alguien? —Rose-Anne se emocionó al ver el bonito vestido que ceñía el cuerpo de la francesa y tenía cinco dedos por encima de la rodilla, su cabello caía como una cortina café sedosa hasta sus omóplatos y su maquillaje era realmente ligero, aunque se esforzó en ocultar las ojeras bajo sus ojos verdes.
La muchacha asintió con una sonrisa apenada por el cumplido de su pequeña prima:— Sí pero no tardaré mucho. Te escuché reír, ¿Estabas jugando con mi regalo?
—¡Sí! El peluche de dragón es el mejor, ¿Cómo conseguiste que volara?
Aquél día regresó con el ramo de tulipanes y un lindo peluche de dragón encantado para que volara y rugiera como uno —claro que no botaba fuego, no estaba tan loca como para darle un regalo que provocara un incendio—; el peluche se activaba al pasarle la mano por las escamas de la espalda y cuando volaba dejaba una estela dorada por dónde pasaba creando un mágico escenario. Y las flores estaban encantadas para que no se marchitaran, el vendedor había hecho un muy buen trabajo.
—Es un secreto —respondió con misterio a modo de broma y la menor rió— ¿Te gusta mucho?
—Sip, es lo mejor que me has dado, ¡Y además es un dragón! Amo a los dragones, quisiera ser dragonalista cuando crezca —confesó con aire soñador, su acento inglés marcandose al hablar.
—Es un trabajo que requiere mucha disciplina y saber cómo encarar a un dragón, peligroso incluso —Rosie la miró atentamente, así que añadió—. Yo creo que lo harás bien.
La sonrisa de Rose-Anne se ensanchó ante las palabras de Asia y se levantó para abrazarla por la cintura, chocando su rostro con su estómago por su corta altura.
La muchacha bajó las escaleras, ya con su bolso encima y algunas cosas que necesitaría para ver a Newt, cuando bajó el último escalón su tía la interceptó.
—Asia, ¿Saldrás a pasear? —la miró Evelyn interrogante.
Asia tragó grueso, la había tomado desprevenida:— Sí, pero no voy a tardar, lo prometo.
—Está bien, de todos modos yo también saldré con Rose-Anne porque la llevaré a visitar a mis padres —le dijo con una sonrisa apretada.
Los padres de Evelyn eran un mago y una bruja mestizos provenientes de una ciudad a la que Asia no le recordaba el nombre, pero eran británicos los dos al igual que su hija, la esposa de Eugène Rousseau. Con el tiempo decidieron mudarse a Londres y Evelyn convenció a su esposo de irse también para quedar cerca de ellos, cuando aquello pasó su hija Rosie era apenas una bebé y por ello su acento igual al de su madre.
—Que la pasen bien —trató de cortar la conversación y se dispuso a ir hasta la nevera pero su tía la detuvo.
—Cariño, Eugène quiere hablar contigo, está en su despacho. Me pidió que te lo dijera antes de salir.
—Pero... tía voy a llegar tarde a-
—No es una pregunta, Asia —la cortó antes de que diera cualquier excusa—. Voy a salir y espero que al volver ambos hayan resuelto sus diferencias —elevó una ceja invitando a su sobrina a ir con su tío.
—Bien —aceptó a regañadientes.
Pero antes de ir a hablar con él se metió en la cocina y sacó una taza cuadrada de plástico que ella había preparado para ingresarla en su bolso.
Cuando tocó la puerta escuchó el permiso de su tío y entró.
—¿Querías verme? —preguntó despacio en francés aún sin entrar por completo.
—Así es, pasa y cierra la puerta —cuando lo hizo se sentó en la silla libre que había frente al escritorio— Sé que no quieres hablar conmigo pero debes escucharme. Tienes razón, en todo lo que dijiste y lo lamento de verdad, Evelyn y yo... No sabíamos lo que hacíamos cuando quedaste bajo nuestra responsabilidad, para mí fue muy duro porque en tí veía a mi hermano fallecido y eso fue un duro golpe. Traté de evitarte para no pensar en eso pero no me dí cuenta de que te hacía daño —las manos de Asia temblaron por el discurso de su tío, su corazón se encogió de tristeza a la vez—, cuando más necesitaste un apoyo no estuve para tí, perdóname.
—Y te perdono, de verdad —aseguró recordando unas viejas palabras de su madre que le decían que era mejor perdonar para traer calma a tu corazón, a pesar de que quieras arrancarle la cabeza a esa persona. Stèphane le había llamado la atención a su esposa ante esa última frase, alegando que no era apropiada que una niña la escuchase— pero me golpeaste, ¡Nunca lo habías hecho!
—Juro que no volverá a pasar, Asia, y hablo con la verdad. En nuestra familia las promesas y los juramentos valen mucho, lo sabes; jamás jugaría con eso —le prometió el mago rodeando el escritorio para acercarse a ella y tomó sus manos bajo la atenta mirada verdosa de su sobrina.
—Está bien, pero quiero que comencemos bien todos, somos familia... no enemigos —su tío aceptó la propuesta.
Una vez que la analizó se dió cuenta de que tenía su bolso, es decir; saldría:— ¿Vas a salir? ¿Sola? —Asia se preguntó porqué todos tenían la necesidad de preguntar eso específicamente.
—Voy a ver a Newt, prometo volver temprano —añadió lo último con rapidez para que no se malinterpretara, la mirada que le dió el mayor de los dos le hizo preguntarse el por qué de su reacción ante el nombre del magizoólogo así que leyó con velocidad su mente enterándose de su disgusto por el muchacho— ¡No te agrada! Tío...
—Asia es que no estoy seguro....
—Si vamos a confiar entre nosotros deberías respetar mis decisiones y creeme cuando te digo que Newt es una buena persona —el tono suplicante poco a poco se hacía más visible en su voz pero la cara insegura de su tío permanecía— ¿Podrías tener un poco de fé en mí esta vez? Si todo resulta mal podrás decirme "te lo dije" pero dejame tener nuevas experiencias.
El mayor de los Rousseau presentes en el cuarto suspiró pensando que esta vez su sobrina parecía más madura de lo que creía, así que dejando de lado la primera mala impresión que tenía de Newt Scamander aceptó que su sobrina saliera con él.
—De acuerdo —la sonrisa emocionada que se dibujó en el rostro de Asia le mostró que su sobrina parecía realmente interesada en Newt— pero ve con cuidado, si algo pasa ven de inmediato.
—No pasará nada, lo prometo.
Y así la dejó irse.
Cuando finalmente Newt y Asia se reunieron en el lugar acordado, el mayor soltó un comentario alegando que se veía bonita.
—Te ves hermosa —su voz salió como un susurro lleno de asombro por el grado de belleza que podía alcanzar la de ojos verdes, las mejillas de Asia se tiñeron de rojo encantada con sus palabras.
—Gracias —dijo apenada.
Para Newt la voz de Asia Rousseau era como una canción de sirenas: melódica, atrayente, una suave caricia para los oídos.
—¿Sabes? Lo he pensado y creo que la presidenta Picquery tiene razón —la mirada interrogante de Newt la animó a seguir—, no hay nadie mejor que tú para cuidar de mis criaturas —el magizoólogo le dirigió una mirada sorprendida.
—¿E-estás segura? Sé que significan mucho para tí, por tu papá y todo eso.
—Lo estoy, muy segura. Admito que no es fácil decirles adiós pero... estarán mucho mejor contigo, además no quiero que alguien descubra que las tengo y me lleven a Azkabán o algo así —Newt podía percibir la tristeza y nostalgia en la voz de la muchacha pero sus ojos expresaban lo decidida que estaba.
—De acuerdo.
Scamander la llevó a su casa para poder dejar a las criaturas de Asia allí cumpliendo así con la orden de Seraphina Picquery. Al principio, la chica estaba nerviosa por imaginarse en la casa del magizoólogo a solas con él pero trató de enfocarse en que eso ya había sucedido y nada había pasado. El menor de los hermanos Scamander le presentó a su asistente Bunty en cuanto bajaron a lo que se suponía debía ser el "sótano" que no era más que una sala agrandada en dónde Newt tenía a las criaturas mágicas, era una mujer bajita con el cabello cobrizo casi pelirrojo, que trabajaba con él cuidando y curando a las criaturas en la parte baja de su casa.
A Asia le encantó que otras personas se interesaran por proteger a los animales y cuidarlos cuando ellos no se podían proteger solos; sonriendo tímidamente y estrechando su mano, Asia se presentó con Bunty quien al principio no supo cómo reaccionar ante la presencia de la francesa pero supo manejarlo y presentarse debidamente.
De hecho para que Newt saliera, Bunty se ofreció a terminar su trabajo por él, por eso no supo cómo tomarse la visita de Asia pues pensaba que el Scamander saldría por algo "más importante", y no que ella era la razón por la que el de ojos avellana se ausentara un momento.
Mientras reacomodaban a las criaturas Scamander se dió cuenta que la ojiverde tenía mucho talento para el cuidado de las mismas puesto que todas se hallaban en una muy buena condición, lo que lo alegró mucho. Una vez que dejaron a los animales, Asia sacó la taza plástica de su bolso y se la tendió a Newt.
—Ten, los hice está mañana —una sonrisa, que le pareció adorable al muchacho, se asomó en su rostro—. Son eclairs, un postre francés.
—¿P-para mí? —tartamudeó sin querer al tomar el envase, no se esperaba un detalle así.
—Es que quise mostrarte mi agradecimiento por haberme dado el valor de exponer a mi tío..., por hacerme entender que no debo dejar que alguien se aproveche de mí otra vez —recordó una de sus conversaciones cuando iban camino a Londres en donde el mayor le decía exactamente esas últimas palabras que ella acababa de recitar— ¿Y qué mejor que preparando un postre de mi país?
En ese momento Newt cayó en cuenta que Queenie tenía razón al decirle que la menor lo apreciaba.
Si algo era cierto es que Newt no sonreía con todo el mundo, de hecho eran muy pocos quienes lograban ganarse una sonrisa de él, pero en este momento con ese simple gesto de cocinar un platillo de su cultura para él, le llenó de alegría el corazón y de un sentimiento muy agradable que ahora solo Asia provocaba; automáticamente le sonrió agradecido.
—Puedes compartirlo con Bunty, no hay problema.
Los dos se sentaron en la sala a degustar algunos eclairs rellenos de crema y cubiertos de chocolate, estaban hechos con tanto cariño que Newt Scamander soltó un sonido de satisfacción cuando los probó por primera vez.
—Me alegro de que te gusten. ¿Quieres saber un dato? Eran los favoritos de mi mamá, de hecho tuvo la misma reacción que tú cuando los probó —comentó la francesa sonriendo con nostalgia, tal vez ya no derramaba lágrimas por el recuerdo de su familia pero aún persistía la añoranza.
El contrario no supo que decir pues no era muy bueno para expresarse más sin embargo él la apoyaba, pero realmente no hizo falta decirlo pues Rousseau lo percibía.
Una gota de crema, sin haberlo querido, se pegó al borde de su labio inferior pero no se dió cuenta. En cambio, Newt si lo hizo. En ese momento no fue dueño de sus movimientos hasta que se vió a sí mismo borrando la mancha con la yema de su pulgar. Asia se quedó muy quieta en su sitio sin saber qué hacer, pero debía confesar que el delicado toque le agradó en demasía.
Nuevamente su corazón quiso más de su toque.
Para el muchacho Scamander cualquier orden de su cerebro para alejar su mano del rostro de la chica fue nula pues su pulgar se movió sobre el labio inferior de ella con vida propia dejando caricias llenas de anhelo mientras sus ojos claros miraban sus labios con suavidad.
La chica Rousseau sintió un cosquilleo correr por su cuerpo entero a la vez que sentía su corazón latir contra su pecho y su respiración se cortaba, inconscientemente al recibir las caricias del pulgar de Newt entreabrió los labios levemente, un gesto que no pasó desapercibido por él y que su subconsciente tomaba como una invitación.
«¿Debería besarla?» se preguntó a sí mismo internamente, no quería arruinarlo.
«Por favor... Bésame. Hazme sentir lo que es un beso de verdad» rogaba Asia en su mente sin tener el valor de usar sus poderes para comunicárselo a él en sus pensamientos.
Sí, aún tenía muy presente el recuerdo de su tío impregnado en su piel, pero estaba dispuesta a luchar contra eso para aceptar a Newt Scamander por completo.
Si alguno quiso dar el primer paso para llegar a un beso, esa idea fue espantada cuando Asia escuchó la mente de Bunty pensando en subir a donde se encontraban, así que se alejó segundos antes de que la asistente de Newt los viera en esa comprometedora situación.
—Disculpa Newt pero necesito de tu ayuda un momento —avisó asomándose por la puerta.
—U-uh, sí, voy enseguida —articuló nervioso, luego se volvió hacia la francesa—. Perdón tengo que...
—Está bien, no te preocupes. De todas formas prometí llegar temprano —miró por la ventana encontrándose con los colores de la tarde, Newt lo comprobó cuando miró también—. Supongo que nos veremos después.
—¿Puede ser mañana? —la pregunta salió con tanta rapidez que se sorprendió a sí mismo.
—Por mí está bien —y más que bien, pensó—, nos vemos entonces. Adiós, fué un placer —se despidió de Bunty quien solo agitó la mano.
El magizoólogo le abrió la puerta y cuando la vió irse soltó un suspiro cansado, una parte de él no podía creer que estuviera casi a punto de besarla, así que mentalmente se preguntó qué habría pasado si Bunty no los hubiese interrumpido justo en ese momento.
•.•
Voy a ser sincera: este no era el final original del capítulo pero cuando me di cuenta ya lo había escrito (a veces parece que mis personajes toman decisiones propias) pero la verdad me gusta mucho más como quedó.
Voy adelantando que para el siguiente capítulo vamos a conocer más sobre un poco del origen de la familia de Asia (tanto los Rousseau como los Rivera) y puede que nos encontremos con Theseus y Leta 🫣
Y por cierto, los eclairs como dijo Asia son un postre francés. Adjunto evidencia:
Espero que les guste el capítulo, si es así voten y comenten porque me alegra mucho el día y me ayuda a saber que es apreciado mi trabajo.
Bye.
minaela1234~
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro