《chapter twenty one•Troublemaker》
《chapter twenty one•Troublemaker》
《capítulo veintiúno•Problemática》
Narrador Omnisciente
CUANDO NEWT SCAMANDER Y ASIA ROUSSEAU LLEGARON A LONDRES todo se sintió completamente extraño para ambos. Para Asia fue como si la historia de su libro estuviese siendo reescrita y honestamente le aterraba por varias razones: no sabía qué les diría a sus tíos una vez que se presentara con ellos en su casa porque nunca antes la francesa se había regresado antes de tiempo de Nueva York —de hecho, planeaba quedarse al menos dos semanas allá y luego regresar—, tenía miedo de su reacción ante la verdad, su tía Cecilia le dijo que la apoyaba en su dolor pero porque había sido testigo del testimonio de su esposo, en cambio su familia paterna no había estado allí así que era probable que la tacharan de mentirosa, o no, quién sabe. Lo otro era el problema con Grindelwald y Credence, las criaturas sueltas y su repentina confianza en un hombre que apenas conocía; si sus tíos se llegaban a enterar que había estado dentro de una maleta con dos hombres mayores que ella y desconocidos les daría un patatus.
También se encontraban de por medio sus sentimientos por Newt, era algo que ya no podía negarse a sí misma y la verdad no sabía cómo irían las cosas entre ellos de ahora en adelante, ¿Newt se distanciaría poco a poco? Ya estaba en su país de origen, no necesitaba la ayuda de una chica que apenas conocía. Deseaba con todo su corazón que nada de eso sucediera, que lo que surgió en Estados Unidos no fuese una ilusión, un engaño.
Por parte de Newt; él sabía que todo había empezado a cambiar, lo sentía en el aire. Apenas él y Asia eran amigos pero temía que los demás lo tomaran por un capricho del momento el haberse hecho amigo de una chica de diecisiete años a la que le llevaba trece años pero en realidad no quería pensar en los demás, su vida privada no era asunto de nadie más, solo quería enfocarse en su trabajo, en su libro y en Asia.
Una vez que pasaron por revisión la mente de Asia no paraba de crear pensamientos en todo lo que le preocupaba, Newt la miró ya sabiendo que esa mirada suya solo era de preocupación.
—¿Pasa algo? —Asia pestañeó un par de veces al volver a la realidad y centró su mirada verdosa en él—. Luces preocupada.
La menor pensó un poco sus palabras y habló:— Temo por la reacción de mis tíos cuando les cuente lo que pasó cuando nos conocimos, incluyendo... —sus palabras se quedaron en el aire por vergüenza dando a entender qué quería decir.
—¿Quieres que esté ahí cuando hables con ellos? Ya sabes, para apoyarte —inquirió despacio, no queriendo parecer un entrometido.
Asia mordió su labio, pensativa:— Por ahora no, solo les diré los incidentes desde que nos conocimos, a menos que no se hayan enterado ya —esa idea le dió un escalofrío, si era así entonces tendría que ir preparada mentalmente para los regaños de su tía apenas cruzara la puerta—. Y lo del esposo de mi tía Cecilia... Aún no me siento lista para que lo sepan, quiero contarles las cosas despacio y que no se sobresaturen de información —le explicó la chica haciendo gestos con las manos.
—Entiendo...
Después de unos segundos de silencio en los que la mente de ambos trabajó para sacar un tema de conversación, mientras caminaban por las calles de Londres, a la de ojos verdes se le ocurrió preguntarle algo que ella consideró importante.
—¿Podrías darme tu dirección? Si vamos a conocernos mejor debo tenerla para escribirte.
—Uh... Claro, déjame... —Newt se detuvo frente a la chica y colocó su maleta en el suelo, sacó un papel y una pluma procediendo a escribir su dirección—. Ten, aquí tienes, puedes escribirme en el momento que quieras.
—Muchas gracias —la sonrisa que le dió le pareció a Newt tan hermosa que podría mirarla por horas—. Toma —Scamander la vió extenderle un pergamino con algo escrito, no se dió cuenta en el momento que lo escribió, tal vez porque se quedó pensando—, es mi dirección, bueno, la de mis tíos. Tu entiendes.
Aunque tuviera cosas que hacer él encontraría un hueco en su horario para escribirle siempre dentro de horas que no fuesen molestas para la francesa.
En ese momento ambos decidieron enfocarse en sí mismos y en el otro puesto que no deseaban despedirse y dejar Nueva York como un simple recuerdo que sería olvidado en un baúl. No. Eso jamás. Habían hallado lo que necesitaban en el otro, ¿Por qué desperdiciarlo?
Antes de dejar Estados Unidos, Asia se encargó de solucionar cualquier malentendido o conflicto que haya tenido con las hermanas Goldstein, no quería dejar nada sin resolver. Las tres eran unas de las pocas personas de las que podía considerarse amiga.
『• • •』
Su pasaporte había sido revocado, el ministerio le negó el permiso para viajar apenas estuvieron enterados de los daños ocurridos en Estados Unidos, no les importó que al final ella y Newt —a quien le negaron su permiso para viajar también— lo solucionaran ayudando a atrapar a Grindelwald y que todos hayan sido desmemorizados dándoles la excusa barata de «Eso sucedió en Nueva York, aquí es distinto» solo para no reconocer que habían enmendado sus errores.
Lo que esperaba que fuese una llegada tranquila pronto se convirtió en un desastre que fue creciendo aún más cuando su tío Eugène, un renombrado auror en el Ministerio de Magia tanto francés como británico, la acorraló a preguntas y regaños en la sala de estar de su casa.
—¿¡Pero cómo se te ocurre seguir a un hombre que no conoces dentro de un banco, involucrar a un non-magique y, de paso, dejar una manada de animales mágicos sueltos!? —hasta podía ver las llamas de su furia arder en sus pupilas negras.
La chica Rousseau se esperaba que fuera su tía la que reaccionara así pero al parecer su tío Eugène era el más molesto, lo que la dejó en shock y con la dificultad para elegir sus palabras, no lograba entender por qué tanto escándalo si claramente le había dicho que todo se solucionó al final.
—Puedo explicarlo... —intentó expresarse una vez encontró las palabras.
—¿¡Explicar qué, Asia!? Confiamos en tí, en que no te meterías en problemas. Te permití cargar con las criaturas en tu bolso porque te creía responsable pero solo eres una niña que aún no sabe medir la magnitud de sus acciones —el enojo dió paso a la decepción, sus palabras fueron un cuchillo en su corazón, «si tan solo me escucharas...» intentó decirle—. ¿Acaso no pensaste en que te pudieron hacer algo? ¿¡Cómo siquiera te enfrentaste a Grindelwald así!? Pudo haberte matado-
—¡Eso ya lo sé! —gritó Asia levantándose del sillón para que su tío finalmente la escuchara, ella no quería gritarle porque a fin de cuentas le tenía respeto pero él no la dejaba explicarse. Eugène se congeló en su sitio cuando su sobrina le alzó la voz, su tía Evelyn que solo se mantenía escuchando también quedó paralizada— ¡Ya sé que pudo haberme pasado algo, que pude haber muerto! ¡Leo la mente, tío! Leí la mente de Newt cuando nos conocimos y supe que no me haría daño. Para tu información él y el señor Kowalski son increíbles personas, me ayudaron bastante y me trataron como persona; cosa que ustedes parecen no hacer.
Aprovechó su estado de estupefacción para tomar aire y continuar.
»¿¡Acaso quieres preocuparte ahora, de verdad!? ¡Siempre fuí invisible para tí! ¡Desde la muerte de mi familia fingen cuidarme pero jamás me preguntaste si estaba bien o si necesitaba ayuda! ¡¡¡No!!! Solo supusiste que con el tiempo el dolor se iría pero solo aumentó cada vez más cuando todos me dejaron de lado —sus ojos verdes se volvieron escarlatas pero no para atacar a su tío, sino que sus poderes manifestaban su enojo de esa manera—. ¡Solo pude encontrar un poco de consuelo en mis amigas en Beauxbattons pero aún así nunca les conté todos mis problemas! Así que no quieras hacerte el tío bueno ahora porque no lo estás logrando. Tú no tienes derecho de reclamarme-
Su vista cambió de enfoque cuando sintió el ardor en su mejilla derecha como un aviso de la bofetada que acababa de recibir por parte del hermano de su padre, debido a la fuerza Asia cayó en el sofá sosteniendo su mejilla.
—¡Eugène! —exclamó Evelyn sin creer lo que pasaba.
Inmediatamente el mayor cayó en cuenta de lo que había hecho y la culpa se instaló en su cuerpo, él jamás se había atrevido a golpear a una mujer y menos de su propia sangre, no era alguien violento, no sabía lo que le había pasado.
—Asia... perdóname, corazón, de verdad no quise hacerlo —se disculpó acercando con cuidado sus manos a las mejillas de su sobrina para sobar la zona afectada pero ella rechazó su tacto.
Su corazón latía a mil por hora y sus ojos estaban más abiertos de lo normal por el asombro de haber sido golpeada por su tío. En años anteriores Asia agradecía que al menos los maltratos físicos solo se quedaban en Estados Unidos cuando el esposo de Cecilia la tomaba por la fuerza, ahora estaba decepcionada del hermano de su padre.
—Me golpeaste... —murmuró con dolor, no tanto físico sino emocional.
—Asia, lo lamento mucho, no quise hacerlo es que... Tu me provocaste —el mago se agachó para quedar a su altura, para no caerse se apoyó en las rodillas de la chica con sus manos pero ella apretó sus piernas y tensó los músculos, no le gustaba sentir el toque de otra persona en su piel expuesta—. No sé lo que me pasó pero prometo que no volverá a pasar.
La muchacha negó decepcionada:—
Estaré en mi habitación —sin darle tiempo a ninguno de detenerla, subió las escaleras para entrar en su habitación.
—Eugène no puedo creer que la golpeaste —lo miró su esposa con mirada acusadora y sus brazos en jarra.
—Amor, hoy no ha sido un buen día ¿Sí? Travers se volvió insoportable ahora que sabe los problemas que ocasionaron Asia y el hermano de Scamander, estuvo diciendo que mi sobrina no merecía que le volvieran a permitir viajar por su inmadurez al provocar desastres en otro país —le contó frotando sus sienes exasperado, Travers lo sacaba de sus casillas—. Tiene pintada a Asia como una rebelde problemática así que lo confronté... Otra vez.
—¿Y qué te dijo? —preguntó cuando se acercó a él y le brindaba caricias a su brazo para relajarlo.
—Que si volvía a hablarle como lo hice hoy, que le dijera adiós a mi trabajo —exhaló todo el aire de sus pulmones, desde hace tiempo había tenido roces con ese hombre por sus carácteres e ideales distintos, Travers al parecer no sabía cuando cerrar la boca y no opinar acerca de quien no debía—. Me siento culpable, Evie, todo lo que dijo Asia... Es verdad, supongo que la muerte de mi hermano fue un duro golpe para todos. Desde que Asia quedó bajo nuestro cuidado no me sentí cómodo teniendola aquí porque me recordaba demasiado a Stéphane, así que evadía todo eso ocupándome con mi trabajo y no tomando en serio a Asia —bajó la mirada sintiéndose avergonzado por sus acciones.
»Soy el peor tío, si Stéphane estuviera aquí...
—No digas eso, mi amor —lo tomó de las mejillas para que la mirara—. Tu lo has dicho; fue un tremendo shock para todos, ninguno estaba preparado para la muerte de él, Vicky y su hijo. Además nosotros no sabíamos como cuidar de una niña de la edad de Asia, ¿Lo recuerdas? Apenas nuestra pequeña Rosie tenía tres años y era una etapa completamente diferente —ambos se sentaron en el sillón y la bruja entrelazó sus manos con las de su esposo—. Yo tampoco puse de mi parte para hacer sentir bienvenida a Asia, pero porque éramos inexpertos en eso ¿De acuerdo? No te martirices a tí mismo, ya todo está en el pasado.
—¿No viste el dolor en su mirada? Piensa que soy el peor, me odia.
—Entonces arreglemoslo —Eugène la miró con atención—. Pasemos la página con ella y formemos un capítulo nuevo para nuestra familia. No hay que dejar que nos desintegremos sabiendo los peligros que hay en estos tiempos.
—¿Hablas de Grindelwald? —Evelyn asintió.
—No sabemos si puede ser contenido por mucho tiempo, si ya escapó una vez puede hacerlo dos veces. Esta familia siempre ha estado en el ojo público así que es mejor mantenernos unidos y del lado del bien, ¿No crees? —inquirió con una pequeña sonrisa, no quería ver a su esposo siendo carcomido por la culpa.
—Tienes razón, mi amor.
—Lo sé —respondió con aire egocéntrico, solo para sacarle una sonrisa a Eugène.
La muerte de Stèphane aún seguía presente pero lograban mantenerse en paz con ese recuerdo a pesar de toda la nostalgia que quedaba, en aquella época Eugène y su familia se habían mudado a Londres por petición de Evelyn que quería estar más cerca de sus padres pues ella era británica, así que el mago buscó que lo contrataran en el Ministerio de su nuevo hogar para continuar su carrera de auror.
Conforme pasó el tiempo lo ascendieron a Jefe del Departamento de Aurores y se mantuvo un buen tiempo en ese puesto hasta que el mayor de los hermanos Scamander, Theseus, empezó a desempeñarse en su misma rama. Todo bien al principio, al muchacho no lo consideraba una persona cercana pero tampoco una patada en el hígado, él prefería mantenerse al margen con sus compañeros siempre.
Pero entonces Torquil Travers empezó a hacer comentarios despectivos sobre su familia —mejor dicho, sobre Asia Rousseau— pues había escuchado alguna que otra queja de Eugène hacia su sobrina y sus comportamientos cerrados, sobre como prefería enfrascarse en las criaturas mágicas antes que salir con los demás. Eso lo llenó de rabia, odiaba que los demás quisieran opinar sobre su familia cuando no tenían derecho a eso y no sabían lo que ocurría a puertas cerradas.
Eso ya lo había vivido con su padre toda su vida, no toleraría ese mismo comportamiento con personas externas.
Cuando se cansó de aguantar sus degradaciones verbales o comentarios de mal gusto hacia él y el como llevaba la educación de su sobrina, se peleó con él al estilo muggle lo que le pareció muy bajo a muchos.
No creyó que por haberse peleado con Travers lo destituirían de su puesto para que volviera a ser solo un auror. Al tiempo, Theseus Scamander lo reemplazó. Eugène no lo odiaba por eso pero mantenía la distancia con él porque la impresión que le daba el muchacho era el de incluso llegar a ser un lame botas del Ministerio.
Al menos así lo percibía él, y los que eran así no le agradaban mucho.
Por eso cuando Asia le confesó que viajó de regreso con Newt Scamander empezó a creer que esa familia empezaba a colarse hasta dentro de los suyos. No se lo dijo a su sobrina pero no la quería cerca de ese muchacho pues aparte de ser el hermano de Theseus era, como lo creía él, muy mayor para la francesa.
—¿Papi, mami? —la vocecita aguda de Rose-Anne los hizo darse cuenta de su presencia en la escalera, sus ojitos marrón oscuro brillaban preocupados— ¿Qué le pasa a mi prima? La escucho llorar en su cuarto.
Eugène apretó la mandíbula y frotó las palmas de sus manos en sus piernas, Evelyn abrió la boca pero no supo cómo explicarle a su hijita lo que había pasado.
『• • •』
Asia caminó por el Callejón Diagon sumida en sus pensamientos.
No había vuelto a hablar con sus tíos desde el día anterior, quería su espacio para poder pensar en qué hacer porque si seguía todo de mal en peor entonces tomaría sus cosas y se mudaría a la casa de sus padres. Entonces recordó que aún no podía hacer eso, la casa que fue de sus padres había sido cerrada cuando murieron, no le dijeron la razón específica más sin embargo le informaron que se sabría cuando se diera lectura al testamento de su padre.
Rousseau se detuvo de repente:— El testamento... ¡Claro! Se leerá su contenido en dos semanas —habló para sí, recordando la carta que le había enviado su tía Evelyn cuando estaba en su último año en Beauxbattons donde le explicaba que Stéphane había dejado un testamento con la clara regla de que se leyera cuando ella cumpliera los diecisiete años—. Si la casa queda a mi nombre entonces podré mudarme y ya no seré un cargo para mis tíos.
Algunos magos y brujas que pasaban por su lado la miraron como si estuviera loca, al parecer no veían normal que alguien hablara solo —un hábito de la francesa—.
Cruzó por una calle y se encontró de pie frente a una florería en dónde examinó las flores en la vitrina recordando lo mucho que a Rose-Anne, su prima, le encantaban los tulipanes. Por desgracia no había podido traerle nada de Nueva York como años anteriores en sus viajes pero quería compensarselo comprándole un bonito ramo de tulipanes y un peluche, pero no cualquiera, debía ser uno muy especial.
Asia le tenía mucho afecto a Rose-Anne, la niña no tenía más hermanos y la francesa sabía que a veces podía ser difícil ser hijo único así que se había convertido en una especie de hermana mayor para la menor de los Rousseau.
Hizo el amago de entrar a la tienda pero se detuvo al escuchar los murmullos de un pequeño grupo de hombres que al parecer se acercaban en su dirección, lo estaban haciendo a propósito para llamar su atención.
—Oye, ángel, ven con nosotros ¿Quieres? —la llamó uno de ellos, estando a menos de un metro de ella.
—Sí, vamos a otro sitio muñeca, ¿No quieres divertirte un buen rato? —inquirió con gracia otro que parecía ser el mayor de todos, si se lo preguntaban Asia diría que todos ellos pasaban de los treinta años— Podrías calentar un poco las cosas.
Eran cuatro en total y al parecer no habían encontrado otra cosa para hacer que molestar a la primera muchacha que se les atravesara. Habían escogido a la bruja de diecisiete años porque les resultaba llamativa visualmente, una bonita piel blanca limpia y pura, mejillas rosadas, labios carnosos que mordía como manía, un cabello sedoso y brillante del color del chocolate; además, el vestido que tenía le hacía ver la bonita figura que le fue dada.
Uno de ellos caminó detrás de ella rodeándola y sin que lo viera agarró el borde de su vestido rozando las yemas de los dedos con la piel de la zona, al sentirlo inmediatamente la chica se volteó sosteniendo su vestido para que no se levantara y los cuatro soltaron sonoras carcajadas que llamaron la atención de los demás.
Asia no podía creer que los hombres de esa edad fueran tan puercos como para fastidiar e intentar tocar a una chica menor que ellos de esa manera, entonces recordó que su tío hacía lo mismo.
Apretó los dientes molesta por sus acciones, esta vez no se iba a dejar. Cuando quisieron acercarse más, la de ojos verdes dejó fluir los hilos escarlatas por su mano brillando dispuestos a defender a su portadora, los cuatro retrocedieron un par de pasos repentinamente asustados pero sacaron sus varitas y la apuntaron.
—¡Hey! Dejen a la niña en paz, si quieren tener un duelo vayan a otro lugar pero no a mi tienda —la dura voz del dueño de la florería los espantó de la vista de Asia— ¿Te hicieron algo, muchacha?
—No, gracias al cielo no —le respondió, al escuchar su tenue acento el mago de mediana edad supo que era francesa—. Le agradezco su intervención, señor.
—No hay de qué jovencita, esos se la pasan molestando en la calle —suspiró encontrandolos un caso perdido—. En fin, ¿Necesitas algo? Te ví a través de la ventana cómo mirabas las flores, ¿Vienes a comprar?
—Así es, tulipanes, por favor —respondió cortés, la pequeña sonrisa que sus labios dibujaron le agradó al señor quien pensaba en lo educada que era.
—Venga conmigo, señorita, tengo tulipanes de la mejor calidad que podrá encontrar en todo Londres —se metió a la tienda seguido de cerca por la muchacha—. Además, son mágicos —el tono de misterio que le añadió a su voz la hizo sonreír, era lo que buscaba.
A pesar de que el disgusto había pasado sus manos aún temblaban del susto, ese hombre que le había invadido su espacio tocandola le recordó todas esas veces en las que su tío metió sus manos por debajo de su vestido, pero no quería arruinar su día de esa manera por lo tanto sacudió la cabeza para enfocarse en las flores que decoraban el bello local.
Rosie estaría encantada cuando viera su regalo.
•.•
Para aclarar:
1._Decidí añadir una florería en el Callejón Diagon para los sucesos de la historia, además sería más lógico que Asia comprara las flores y lo que necesita ahí y no en una tienda muggle.
2._El tiempo en el que Asia y Newt viajan (por separado) a Nueva York es a finales de Junio ya comenzando Julio, por eso Rose-Anne sigue en casa porque terminó su primer año en Hogwarts (recordemos que tiene once años). Además, los sucesos de Los Crímenes de Grindelwald empiezan varios meses después en 1927 así que todavía falta un poco pero todos esos meses se resumirán a lo más importante.
Volvimos con el primer capítulo del segundo acto, ¡Yei! 🎉 A partir de aquí van a empezar a aparecer los personajes que están añadidos en la introducción que no son Cecilia, Colin y William. Ojo, todos tienen un papel importante pero eso lo averiguarán más adelante, muajajaja.
Nah, ahora enserio, poco a poco iremos conociendo sobre ambas familias de Asia: los Rousseau y los Rivera. Ambas familias juegan un papel muy importante en todo esto, ya van a ver.
Espero que les guste el capítulo, voten y comenten porque me hace saber que mi trabajo es apreciado (eso no cuesta nada, digan NO a los lectores fantasma 🫵🏻). Nos vemos en el siguiente capítulo, que ya está en proceso.
Y pásense por mi fanfic del Hobbit, se llama Cursed.
Bye.
minaela1234~
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