Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

《chapter fifteen•Torn in Two》

《chapter fifteen•Torn in Two》
《capítulo quince•Dividido en Dos》


EL CORAZÓN DE ASIA LATIÓ CADA VEZ MÁS RÁPIDO luego de escuchar la declaración de Newt quien parecía convencido mirando la figura de Henry Shaw flotando sobre sus cabezas.

—Se pasa de listo, Señor Scamander —lo negó la presidenta, no creía en la posibilidad de que volviera a aparecer un obscurial.

—No, él tiene razón —el acento de Asia se marcó por un instante llamando la atención de todos, Newt sintió una sensación agradable al escuchar a la francesa darle la razón—. No hay un animal, mágico o no, que sea capaz de hacer unas marcas así.

—Es obvio que está de su lado —Seraphina aún se mantenía incrédula, una niña no le iba a decir si estaba equivocada—. Incaute esa maleta, Graves.

Al escuchar esas palabras la presión se les bajó a Scamander y Rousseau, no querían ni imaginar lo que le harían a sus criaturas. Además el bolso de la chica se había quedado dentro de la maleta. Asia también tuvo miedo de lo que pudieran encontrar en su bolso, alguna pertenencia de familia... No podía dejar que se llevaran sus cosas.

Percival Graves, sentado al lado derecho de la presidenta Picquery, extendió su mano derecha hacia los jóvenes para atraer el objeto a su persona.

Pero luego todos contuvieron la respiración cuando vieron la maleta flotar en un punto medio siendo envuelta de un color escarlata. Newt inmediatamente volteó a ver a la menor y supo que fue ella, tenía las manos extendidas y de ellas salían hilos del mismo color que rodeaban la maleta. El mago no estaba seguro pero Asia hacía toda la fuerza que podía para recuperar su maleta.

Todos los presentes vieron como una fuerza rojiza jalaba la maleta de cuero hacia la chica Rousseau al mismo tiempo que ella movía sus codos hacia atrás, sus facciones empezaron a deformarse por la fuerza que estaba aplicando.

Y tenía razones.

Asia nunca había usado sus poderes al mismo tiempo que otro mago o bruja para pelear por algo, además de que Percival Graves era un mago experimentado con más fuerza y control sobre sus habilidades que la francesa.

Pero eso no la iba a detener.

Graves al ver que la chica le daba pelea y estaba decidida a no soltar el objeto cuadrado aplicó más fuerza, sabía que en algún punto ella cedería pues no podía comparar jamás a una niña de diecisiete años con un adulto poderoso. Asia sentía sus dedos tensarse cada vez más que le empezaron a doler, pero no, no lo dejaría; sus ojos conectaron con los de Graves y pudo notar un destello de sorpresa en su mirada, supo que se debía a que sus ojos verdes ya eran escarlatas. Siempre sucedía cuando usaba sus poderes.

Hubo unos pocos segundos de duelo de miradas y, sin esperarlo, Graves empezó a frustrarse porque la maleta de Newt cedió ante los poderes de su acompañante, ya estaba mas cerca de ella.

—Asia, suéltala, por favor —la voz de Tina intentó distraerla, no le veía el caso a que la francesa extendiera lo inevitable. Pero Asia estaba molesta, ¿Cómo quería que le hiciera caso si la había traicionado?

Picquery al ver esto llevó su mirada al fondo de la habitación y con una orden silenciosa le indicó a uno de los aurores de pie cerca de la puerta que hicieran algo, aprovechando el descuido de la jóven.

Y uno de ellos levantó su varita lanzando un desmaius a la espalda de la menor, pero no fue como lo esperaba puesto que el hechizo no le hizo efecto. En cambio, Asia Rousseau miró sobre su hombro para ver molesta al culpable encontrándose con nada más y nada menos que con los ojos furiosos de su tormento.

El color rojo de los ojos de Asia titiló alternando entre ese tono y su verde natural hasta que volvieron a ser completamente verdes, había perdido su concentración y con ello la maleta se precipitó hasta la mano de Percival con fuerza, las manos de la jóven bruja cayeron a sus costados mientras veía el rostro de su tío William que le apuntaba con su varita. Esta vez no pudo disimular su miedo, su expresión la delató y el aire de sus pulmones la abandonó.

No. No...

Newt, Jacob y Tina se giraron sin entender que había sido aquello tan grave que había visto para que Asia se desconcentrara y perdiera la pelea, solo vieron como William la miraba con furia, con la varita en alto dándoles a entender que fue él quien lanzó el desmaius.

Pero entonces otro hechizo la golpeó, esta vez en el costado derecho de su cabeza lo que la hizo soltar una exclamación y cayó inconsciente. Por suerte, Newt reaccionó lo suficientemente rápido y la atajó antes de que pudiera golpearse contra la cerámica del suelo.

Cuando Asia vió a su tío no solo dejó de atraer la maleta, sino que también su escudo mental se deshizo que era lo que le daba la protección contra todo hechizo que intentara atacarla mentalmente —entre ellos el desmaius—.

También, su mente quedó expuesta. Su más grande miedo.

『• • •』

Becca no había podido dormir bien en toda la noche, casi no pegó el ojo. Cuando vió a Tina salir en medio de la noche al descubrir que Scamander y Asia se fueron junto al no-mago, su cerebro no la dejó en paz ante la idea de que su amiga fuese arrestada.

Ella sabía que si su hermana los atrapaba entonces los entregaría a la MACUSA, le dolió el corazón de solo pensar que Porpentina podría utilizar a Rousseau para obtener su puesto nuevamente sin pensar en las consecuencias.

Al final solo logró dormir cuatro horas, cuando fué de día la chica se aseó y vistió para luego desayunar, Queenie se sentó al frente suyo intercalando su mirada entre su propio plato y su hermanita.

—¿Qué quieres, Queenie? —preguntó Becca con el cansancio fluyendo en su voz.

—¿No pudiste dormir? —la dulce voz de su hermana mayor la incitó a verla.

—Algo... Es que me preocupa Asia, se fue con esos hombres a quién sabe dónde y Tina fue tras ellos. Algo está pasando y, conociendo a Tina, es posible que alguien salga lastimado —se sinceró aún sabiendo que Queenie pudo haber leído su mente. La rubia la mira comprendiendo su pesar.

Ella era conocedora de cuánto le gustaba la francesa a su hermanita y cuando escuchó la declaración de Becca ella empezó a preocuparse también, porque si las acciones de Tina lastimaban a Asia, herirían a la Goldstein menor por consecuente.

Y ella no soportaría ver el dolor en los ojitos marrones de su pequeña, su dulce hermana menor.

Pero una duda aparte del problema actual surgió en la rubia cabeza de Queenie:— Pequeña, ¿Estás segura de que realmente te gusta Asia?

La metamorfomaga miró a su hermana no sabiendo qué contestar, podría hacerse la loca y pretender que no la estaba entendiendo pero sería una mentira.

El año pasado, como Asia pasó sus vacaciones con sus otros tíos, Becca comenzó a juntar mas con Colin, su vecino y primo de la chica que le gusta. Ambos habían pasado gran parte de las vacaciones juntos, salían a comer, al parque, al cine... Como amigos, claro.

La de cabello chocolate había descubierto la personalidad oculta de Colin, supo que él era más de lo que aparentaba, tras esa fachada fría y seria estaba un chico de corazón blando y noble. Pero Becca entendió que su padre lo había criado así, para que no mostrara sus sentimientos creyendolos una debilidad.

Sabía que Colin Stanford era arrogante, lo veía en la manera en que miraba a las personas que no le agradaban —que habían sido más veces de las que pudo contar—. En una de sus salidas de amigos se habían encontrado con uno de sus compañeros de Ilvermorny que profesaba una rivalidad con el pelinegro, lo recordaba como si hubiese sido ayer.

«Colin había pasado por Becca para salir a pasear un rato, ambos jóvenes caminaban por la calle en busca de una cafetería para degustar alguna comida y por suerte encontraron una tienda muy buena. Cuando entraron buscaron una mesa y pidieron lo que les llamó la atención, mientras esperaban, Colin inclinó su torso un poco sobre la mesa para hablarle más cerca a su vecina.

—Tengo un amigo cuyo padre es medimago, recuerdo que me dijiste que querías dedicarte a eso así que ¿Qué te parece si lo visitamos un día para que te enseñe sobre su profesión? —Colin le dedicó media sonrisa al ver cómo el rostro de su amiga comenzaba a iluminarse de la emoción— ¿Qué dices?

—¿En serio harías eso por mí? Colin, eres maravilloso —exclamó Becca sintiéndose felíz— pero, ¿No habría problema? No quiero incomodar a tu amigo en su casa. —bajó la mirada apenada pero el pelinegro tomó su mentón para conectar sus ojos otra vez, al tacto de él, las mejillas de la chica se tornaron rojas.

—Claro que no, ninguno. ¿Quieres hacerlo? —Becca asintió como una niña dentro de una juguetería— Que bueno que dijiste que sí, porque ya le había confirmado a Lewis que iríamos.

La menor de las Goldstein abrió la boca sorprendida pero aún así soltó una risa:— ¿Por qué lo hiciste? No estabas seguro de que aceptaría.

—De hecho, sí lo estaba —contradijo—. Sé que deseas con todo tu corazón poder ayudar a las personas y el padre de Lewis es medimago así que ¿Qué mejor oportunidad de aprender que ésa?

Becca sonrió enternecida, no todos los días las personas tenían ese tipo de gestos contigo:— Muchas gracias. Eres muy dulce, Colin.

—Sí, lo sé, pero no le digas a nadie —le apuntó con el dedo índice como advertencia—. Tengo una reputación que mantener —la chica rió y contagió a su vecino, una risa sincera.

Entonces la bruja de dieciséis años se sintió confundida, en su corazón comenzó a nacer un sentimiento igual al que tenía cuando Asia estaba cerca pero esta vez con Colin. La muchacha maldijo internamente, eso era lo que menos quería, tener una confusión amorosa entre ambos primos. De ser así, tendría que elegir tarde o temprano.

—Vaya, vaya, Stanford. No creí encontrarte con Goldstein en una cita —soltó una carcajada burlona.

—Matt... —murmuró con fastidio el pelinegro.

Matt Smith era uno de sus compañeros del mismo año de Colin y Becca, un muchacho moreno de cabello negro recortado con la nariz gruesa y labios carnosos, sus ojos negros analizaban de arriba a abajo a Becca juzgandola como siempre lo había hecho solo por haberse transformado por los nervios una vez en pato.

—¡Becky! Es un placer verte de nuevo, patita —la chica rodó los ojos tratando de disimular el pinchazo de vergüenza que sentía al escuchar el ridículo apodo.

—¿Qué quieres, Matt? Lárgate de aquí —escupió con veneno Colin, el moreno lo miró con diversión.

—¿Temes que arruine tu cita, Stanford? No te preocupes, para eso estás tú —Colin apretó los puños, intentando controlar sus impulsos—. Uy, ¿Molesto, Stanford?

Becca no sabía cómo reaccionar, sus hombros se habían tensado mientras observaba a Matt provocando a Colin.

—Patita, te aconsejo que dejes a Colin. Tal vez hoy está saliendo contigo pero mañana te cambiará por otra chica.

—Solo somos amigos, Matt —explicó la Goldstein menor rodando los ojos.

—¿Que te importa si Becca y yo estamos saliendo? Ese es nuestro problema —el hijo de los Stanford se levantó con cuidado de su silla, no buscaba llamar la atención—. Que estés celoso porque las chicas me hacen caso a mí y no a tí, no me interesa.

Matt se acercó peligrosamente al chico y Becca se levantó por instinto:— Te crees muy importante, ¿no es así?

—No creo. Sé que lo soy».

Esa vez ninguno llegó a pelear porque el dueño del local echó a Matt.

Desde ese día en Becca Goldstein se quedó grabada la manera en que Colin se enfrentó a Matt Smith, le pareció muy bien que el chico no haya recurrido a los golpes como el otro tenía intenciones.

—Desde ese momento te gusta Colin también, ¿Verdad? —Becca parpadeó sin entender pero al ver la mirada de Queenie en ella se dió cuenta de que se había metido en su cabeza y había visto su recuerdo.

Ella suspiró:— Es posible —se encogió en su asiento.

Ninguna dijo nada más, Queenie Goldstein no presionaría a su hermanita a decidir y Becca no quería seguir tocando el tema. Las hermanas salieron con sus brazos entrelazados del apartamento y justamente, de la puerta contigua, salieron Cecilia y Colin.

Las mejillas de la metamorfomaga se tiñeron de rosa al ver al muchacho, el pelinegro la miró y automáticamente sonrió.

—Buenos días, Queenie, Becca. ¿Asia está adentro? —preguntó Cecilia cerrando la puerta con llave.

Entonces Queenie tuvo que improvisar:— ¡Oh! Salió con Tina temprano, dijeron que comprarían unas cosas. ¿Va a trabajar, señora Stanford? —rapidamente le cambió el tema, esperando que no hiciera más preguntas acerca de su sobrina.

Becca le agradeció internamente.

—Así es, Queenie. Lo de todos los días.

Ambas mujeres rubias bajaron las escaleras delante de los jóvenes, la intención de Queenie era distraer a la tía de Asia.

—Roxy, hola —la saludó Colin colocándose a su lado. Ella le había dado la confianza de llamarla por su segundo nombre.

—Buenos días.

—He querido preguntarte algo. Quería saber si quisieras... Pues, ya sabes... Salir conmigo hoy —Colin tartamudeó un poco, sintiéndose nervioso ante la presencia de Becca.

—Umm, ¿Hoy? —lo pensó, no tendría nada que hacer— Si, claro.

—Mamá, ¿No te molesta si hoy no te ayudo en el negocio? Becca y yo saldremos a pasear.

La de cabello chocolate lo miró sorprendida, ¿Se refería justo a ese momento? No le molestaría puesto que su plan inicial era salir a despejar su mente, pero tal vez sería mejor en compañía suya.

—¿Justo ahora? —inquirió Cecilia insegura pero sintió la mirada de las hermanas Goldstein y por la presión aceptó— De acuerdo.

Becca le sonrió a Colin cuando la miró disimulando la emoción, por dentro rió pues le parecía tierno como intentaba ocultar lo extasiado que estaba de salir con ella pero fallaba en el intento.

Tal vez luego se preocuparía por Asia, justo ahora saldría con Colin Stanford para tratar de averiguar si lo que sentía era amor o solo atracción.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro