E R I K A    Y    D E R E K

Erika y Derek llegaron aquí por simple curiosidad, en un grupo con otros cuatro chicos. Todos eran amigos desde la infancia y llegaron hacia mí gracias a la llave del ciclo anterior.

Los seis habían rentado una camioneta para viajar por Alemania, hasta que se toparon con una ancianita de sonrisa alegre. Ella les contó sobre un tesoro, dinero que nadie podía tomar, escondido en una villa abandonada. Nunca entenderé la lógica de los humanos, porque, a mi parecer, esa advertencia había quedado bastante clara.

Aún así, viajaron hacia Scareville sin intensiones de encontrar nada. Así que cuando desenterraron la vieja caja de zapatos, se sintieron los más afortunados del mundo. Y no dudaron en llevarla consigo.

Suspendieron mi prueba, por eso no dudé en empujarlos al abismo.

Sus otros cuatro compañeros fueron fáciles de dominar. Pero Erika y Derek transmitían una aura diferente, un aura poderosa de color negro.

Ellos ya estaban rotos, no me servían.

Escarbando entre su pasado, me di cuenta de que tenían el corazón roto por amores pasados. Por eso ambos encajaban tan bien, se habían reparado el uno al otro. Nunca había visto un amor tan fuerte como el de ellos, me fue imposible separarlos.

Por eso les concedí el papel de la llave del nuevo ciclo.

Creí que podrían con eso, pero sus almas no pudieron con tanto tormento. Y, a mis espaldas, trataron de dejar más señales; Derek publicó un artículo en Internet, algo corto pero suficiente. Y Erika escribió una nota en un viejo cuaderno que escondió en una de las casas de la villa, era un mensaje más confuso pero con palabras claves.

Cuando me enteré de esto, fui a buscarlos. Los encontré en una cafetería no muy lejos de aquí, chalando con unos ocho chicos. Erika se asustó al verme y cayó en pánico, así que salieron del sitio, dejando más intrigados a las próximas almas.

—Tenemos que hacer algo, Derek, ella nos hará polvo.

Discutieron en la esquina de la cafetería. Erika quería irse, pero Derek sabía perfectamente que no podrían hacerlo. Pero algo que no sabía Derek, era que su novia guardaba un arma en su bolso y ella, al sentirse amenazada, sintió la necesidad de usarla.

—Tienes razón, Elilian nos encontrará. Y nunca nos dejará libres.

—Cariño, nos faltan siete años. Podremos con esto —trató de hacerla entrar en razón.

Erika, con el brazo titubeante, sacó la pistola y le apuntó a su novio.

—No podemos, no quiero ser la responsable de más desapariciones. No quiero sacrificar a más almas inocentes por mi libertad.

Y sin que ninguno pudiera verlo venir, disparó el gatillo.

Escuchó gritos de pánico, pero en ese momento ya no le importaban. Dejó de importarle todo.

Antes de acabar con su vida, dejó otro mensaje para los chicos. Una lástima que nada de eso funcionó.

Y fue aún más lastimoso el hecho de que su "sacrificio" no funcionara. Me resultó gracioso que creyeran que suicidándose saldrían de esto, porque estaba claro que iban a regresar a Scareville.

Aquí siguen los ingenuos, restregándose del dolor ante mis castigos. Ya es muy tarde para arrepentirse, empiezo a consumir su vida poco a poco.

Gracias a eso, volví a renombrar sus almas como una sola, bajo el nombre de Las almas que desperdiciaron su último aliento.

Pronto no serán nada.