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XVI

Yugo estaba despierto esa noche, cuando unos suaves gimoteos hicieron eco en las paredes de la ventilación, yendo a dar justo en la sala de monitores. Al llegar a sus oídos y llamar su atención, el hombre alejó la taza de sus labios para fijarse en el ducto de la ventilación; aquel sonido era débil, ronco e inentendible, pero además, particularmente agudo y chillón. No podía venir de la persona que imaginaba, a menos que sus llantos fuesen verdaderamente horrendos

El hombre trató de hacer cálculos pertinentes en su cabeza, esa mujer había llegado al refugio en un avanzado estado de gestación; por lo que no le cabían dudas a juzgar por los meses que vivió bajo el mismo techo

En su momento, Yugo no quiso creer que sus sospechas fuesen ciertas. Pero incluso varias noches después, los ruidos siguieron viajando por la ventilación, provenientes de esa habitación. La mayor parte del tiempo vagos, inentendibles e irregulares; pero lo suficientemente claros como para reforzar la idea de que algo escondía aquella habitación

Algo que estaba seguro de odiar tan pronto como descubriese la verdad

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Capítulo XVI

⸙ ⸙ ⸙

El nacimiento del niño, se mantuvo en secreto desde las primeras horas hasta los días posteriores, como pudo, Tn se las ingenió para llevar comida a hurtadas a la habitación, para no tener que salir de esta durante horas; a la vez, se mantuvo atenta a que el niño no llorase ni hiciera ruídos fuertes, cambió las sábanas y se deshizo de las otras hasta que pudiera lavarlas sin que aquel hombre se diera cuenta

Durante esa primera semana, las horas de sueño fueron justas para ella

⸙ ⸙ ⸙

Al verlo descansar sobre su pecho Tn sentía una increíble paz interna. Aún no había pensado un nombre para darle, ya que no hallaba uno que le gustase por completo. Con cautela acarició su cabeza, pasando sus dedos por los bordes de la mollera y fijándose en el color cobrizo de sus cabellos, admiró con cierta diversión sus cejas delgadas, completamente lo opuesto a su padre, pensó. El niño poseía además una piel tenuemente morena, mucho más clara que la de su madre, pero teniendo un parecido con la de su padre. De hecho, tenía un evidente parecido a él. Claro que no iba a bautizarlo con el mismo nombre

Este niño nacido en libertad, sin marcas ni números en su piel, le pertenecía solo a ella y al hombre de la cicatriz

El momento era pacífico hasta que su mirada se dirigió inconscientemente a la puerta de la habitación, donde vió una sombra parada justo en medio de la rendija en el suelo, la silueta permaneció un tiempo en ese lugar, sin moverse; la habitación estaba en penumbras por lo que era fácil de distinguir aquella luz proveniente de afuera. Tn se asustó, preguntándose internamente cuanto tiempo estuvo ahí y cuáles eran sus intenciones

El hombre tras la puerta permaneció lo suficiente como para erizarle el vello de la piel y luego se marchó, dejando su presencia en la mente de la morena; vívida y escalofriante

Tn miró al niño en sus brazos, plácidamente dormido. Y tuvo un mal presentimiento

⸙ ⸙ ⸙

Aquel hombre ya era consciente de las cosas que desaparecían de su lugar y aparecían en uno distinto cada vez que salía al exterior, por lo que ideó la forma de tenderle una trampa a su inquilina, para poner fin a sus sospechas; fijó una fecha al azar en el calendario y cuando el día llegó, arregló un bolso y un arma desde temprano. Como no era habitual que intercambiaran diálogos entre ellos, solo dejó una nota y salió al exterior

Esperó al menos diez minutos, atento a que mordiese el anzuelo y con cautela volvió a entrar; esta vez escondiendo el morral en una habitación al azar y aguardando ahí hasta que la morena saliera de la habitación; tal y como esperaba la puerta se abrió y una silueta femenina desapareció por el pasillo; unos minutos más tarde volvió a la habitación

El hombre maldijo para sus adentros, no tuvo de otra que esperar unos 15 minutos mas tarde cuando esta volvió a salir y se dirigió al otro lado del pasillo; Yugo se mantuvo inmóvil tras cerrar la puerta, sin girar el pomo para no hacer ruido; esperó más tiempo hasta oír el ruido de las duchas y volvió a abrir la puerta

Silencioso, se dirigió a la habitación abandonada y puso su mano en el pomo para girarlo suavemente y abrir la puerta; podía sentir sus instintos a tope, al entrar a las penumbras de la habitación; siempre alerta a cualquier ruído, pues no tenía mucho tiempo

Se aproximó al bulto sobre la cama y su mente supo que había dado en el blanco; la horrible criatura ya había nacido. Este sintió la necesidad de aproximar su mano hacia las sábanas y destaparlo de sus mantas para verlo de cerca, pero al descubrir al recién nacido, un escalofrío lo recorrió de la punta de los pies hasta la nuca. Se había sacudido

El indeseable está despierto, pensó con desagrado. Sin darse cuenta, miró un tumulto de cobijas infinitamente por varios minutos, En medio de su locura, llegó a considerar que sería una verdadera lástima si se despertaba y comenzaba a llorar, por lo que una parte de si decidió aprovechar que estaba dormido para sentarse cerca de él

El niño, que tenía un sueño muy ligero, sintió el hundimiento de la cama y despertó de su sueño buscando la presencia de su madre; emitió suaves murmuros y quejidos, intentando zafar su cuerpo de la incómoda manta para moverse

En ese momento, sintió el primer contacto de una mano tres veces más grande que la suya, completamente cubierta por un guante, el niño sujetó con su mano uno de los dedos alargados y sintió que había dado con esa presencia familiar

-Shhh... guarda silencio, pequeño bastardo indeseable.

Murmuró una voz

-Mami no está para callar tus llantos.

El hombre intentó alejar su mano y mirar a la criatura entre las sábanas, comenzar a llorar en un volumen más notorio que antes

-¿A no me escuchas? Dije, "Guarda silencio, pequeño bastardo".

El ceño del adulto se fue arrugando y frunciendo lentamente, pero el niño inconsciente de ello, continuaba llorando. Finalmente el adulto tomó un bulto pequeño de la misma cobija que lo cubría y lo llevó a la boca del recién nacido para silenciar sus llantos a la fuerza, comenzaba a sentir un horrible dolor de cabeza. Pero incluso con la manta, el menor había comenzado a desesperarse y sentir un primitivo miedo por respirar

El adulto lo miró inexpresivo por varios segundos, sin cambiar de parecer ni caer en cuenta de la gravedad de lo que hacía; todo lo que su mente deseaba era el silencio, la tranquilidad y paz que no conseguía tener, por que el mocoso estaba llorando cada vez más fuerte

Yugo no podía ver las lágrimas del niño, ni su cara volverse roja, no podía ver su rostro con claridad, pero podía sentirlo temblar y removerse bajo él. Seguramente muy pronto se callará, pensó

Muy pronto dejará de llorar... Muy pronto ya no podrá ni respirar...

En pleno estado de psicosis, el hombre había dejado de prestar atención a su alrededor. Claramente no escuchó cuando la llave de las duchas dejó de hacer ruido, ni vio la sombra en medio de la habitación, o sintió los pasos aproximarse en su dirección

No, Yugo solo reaccionó al sentir un fuerte golpe detrás de su cabeza que lo impulsó de costado. E incluso antes de ser consciente de la realidad, su cabeza se golpeó por segunda vez contra el borde de la segunda litera en la habitación

Al caer al suelo todo había sucedido tan rápido, que solo alcanzó a ver una silueta borrosa antes de que todo lo demás se volviese oscuro

⸙ ⸙ ⸙

Al ser consciente de sí mismo, sentía un agudo y punzante dolor de cabeza. Las imágenes a su alrededor se volvieron nítidas; estaba en el suelo, en la misma habitación en la que había caído inconsciente

Yugo frunció el ceño, levantándose incómodo y adolorido del suelo, tambaleando. Estaba desorientado, producto del golpe que había recibido. Sin pensarlo fue directamente a la puerta y se detuvo a sujetarse la cabeza, de nuevo ese maldito dolor. Vió una fina capa de sangre en sus manos, se tocó la cabeza, cerca del golpe. Tenía una herida superficial, pero estaba abierta

-Me las pagarás.

Gruñó en cólera. El hombre recuperó la orientación dispuesto a caminar por los pasillos buscándola, dispuesto a cobrar cuentas; pero por más que buscaba, no era capaz de dar con ella, no estaba en ninguna de las instalaciones

No pudo haber ido a ningún lado, se dijo a si mismo, golpeando las paredes con la intención de asustarla donde quiera que se ocultase

Buscó durante media hora, hasta que poco a poco, progresivamente su cabeza fue asimilando que estaba hablando a las paredes nada más. Finalmente volvió al lugar donde recobró el conocimiento; la habitación estaba desordenada superficialmente, se había llevado dos o tres libros de la mesa de noche, la linterna no estaba y los fármacos tampoco

Yugo frunció el ceño, había retazos de camisas rasgadas sobre la cama. Revisó la despensa y acto seguido el botiquín, casi estaba seguro de saber qué fue lo que se llevó; había tomado todo lo esencial que pudo, antibióticos y analgésicos básicos, comida no perecedera, tela, jabón y alcohol antiséptico. Luego armó un bolso y escapó, llevándose al niño consigo

Luego de reflexionar prudentemente, pasó días buscando o esperando cualquier señal de ella

Pero fue la última vez que supo de ellos, ambos habían desaparecido del mapa

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⸙ ⸙ ⸙

Enero 21, año 2046

El bosque era un lugar inmenso y lleno de árboles, ver un grupo de niños corriendo para atravesarlo era poco común

Grupo de once, tal vez más; la mayoría no pasa de los 10 años, tal vez menos; son perseguidos por un demonio salvaje, probablemente no el único. Ajustó los binoculares para ver en otra dirección, definitivamente no el único, pensó

-¿Qué ves?

-Niños, una docena probablemente, no estoy seguro; los persiguen un demonio salvaje y un séquito de demonios cazadores.

-¿Son extranjeros?

-Eso parece, han estado corriendo por más de 5 metros en zona de túneles subterráneos. Si fueran simples viajeros ya habrían podido escapar, pero al parecer no conocen bien el territorio... Se dirigen hacia terreno baldío.

-Hay que detenerlos.

El niño alejó los binoculares de su rostro para girarse hacia la figura autoritaria frente a él

-¿Cómo?

-Toma un caballo y llévalos al este; yo me encargaré del demonio salvaje.

Ordenó, el niño volvió a observar a través de la herramienta en sus manos

-Lo dudo, los cazadores no tardarán en interceptarlos.

Una tercera voz intervino en la conversación

-Haz lo que te dice, lleva a los que puedas a territorio seguro, nosotros haremos cargo del resto.

El menor no convencido, se limitó a obedecer, tomando las riendas del animal salvaje y subiendo la capucha de su abrigo para ponerse la máscara y correr a sotavento, alejándose de sus compañeros, sin perder el tiempo. Debía alcanzar a los demás antes que ellos

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