Parte 6
-¿Qué voy a decirle? Todo lo que está pasando.- respondí alzando la voz.
-No, espera.- dijo. Dejó ir mi muñeca y se paró frente a mí. –Esto... esto puede resolverse de otra manera.- solo lo dijo por decir.
Notablemente mostré mi desconcierto. -Kim Taehyung, tú sabes que algo de verdad malo pasa aquí.-
-No tiene que ser así, Jae Bi.- replicó. De verdad intentaba razonar conmigo, pero esto no tenía por qué ser así. –Tal vez sea solo mi imaginación, sí, ya lo dijimos... ¡o fantasmas! ¿Crees en los fantasmas, verdad?-
No pude evitar mirarlo con pena. –Tae...- subí mi mano derecha hasta su hombro, recorriendo su cuello hasta su mentón. –No trates de evitarlo.-
-Jae Bi...- su voz cayó en la derrota, me sentí tan mal. –Dame una oportunidad, sé que no volverá a pasar.-
No lo entendí, pensé demasiado en ello. ¿Cómo podría estar tan seguro? Si es lo que es, Taehyung nunca tendría el control. Esto no era un trauma.
-Tae...-
-Solo uno.- pidió, tomando mi mano entre ambas suyas. –Yo estoy bien, puedo demostrarlo.-
Cada vez más me convencía que él sabía de qué se trataba todo, pero yo era tan cobarde para preguntarle.
-Está bien.- tuve que morderme los labios antes de querer soltar eso. –Si tú dices que...-
-Estoy bien, en serio.- dijo.
-Pero tienes que dormir.-
-Hm, lo haré.- asintió, no muy seguro pero lo hizo. -Lo haré.-
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No estaba bien para mí, ¿pero desde cuando soy tan cobarde para esconderme mis preocupaciones? Pensaba mucho, eso es todo.
No podía dejar que esto avanzara, pero tampoco quería que Taehyung se preocupara por volver a ese lugar. Por tener que preocuparse una vez más por su salud mental. Tampoco él quería preocuparme, lo sé.
Esa noche lo acompañé al club de Kihyun, pero yo no iba a quedarme tanto tiempo.
Cuando la clientela comenzó a llegar, me senté en la barra de bebidas dónde nuestro querido amigo se encontraba. Tae atendía las mesas y llevaba las órdenes a la cocina y yo le daba cierto vigilo discreto de vez en cuando.
-¿Qué tanto te preocupa?- Kihyun me despertó de una de mis tantas pausas mentales.
-Taehyung escucha voces en el departamento.- dije simplemente.
-¿Ve gente muerta?-
-Sí, como yo veo gente estúpida.-
Eso le hizo reír, a mí no. –Ya en serio.-
Solté un suspiro y lo miré. –Es en serio, ¿conoces algún exorcista? Sería mejor creer eso a decir que la mente de mi hombre se está volviendo loca.-
-¿Qué tan segura estás de eso?-
-No mucho.- y aquí otro suspiro de cansancio. Tuve que ponerme de pie. –Iré a dar una vuelta.-
-Claro.-
-No le menciones nada de esto a Tae, ¿sí? Y volveré pronto, solo tomaré aire fresco.-
-¿De verdad estás bien, Jae Bi?-
Lo entiendo, mi expresión no ayuda mucho.
Apreté mis labios y asentí. –Ya vuelvo.- me despedí alzando una mano y me dirigí a la salida. No vi a Taehyung en lo que salía así que solo me fui sin decirle.
Salí para después subir los escalones. Miré a ambos lados, no tenía idea de a dónde ir pero en serio tenía que ir a donde sea.
Caminé por la acera, quisiera decir que con la mente en blanco pero no, mi cabeza era un sinfín de garabatos bastante molestos.
Llegué a la pequeña plaza, caminando entre las personas y viendo los puestos de ambos costados para ver qué me encontraba.
-Lee Jae Bi.- y oigan, sí me encontré con algo interesante. –Cuanto tiempo. Te ves bien.-
Aquí un par de cosas:
Número uno: ¿En verdad el universo quería que mi vida empeorara más?
Y número dos: Ah, sí, es Seokjin por si las dudas.
No esperaba encontrármelo aquí... bueno, de hecho esperaba que estuviese muerto desde, no sé, siempre.
Ya no tenía ningún resentimiento con él pero tenerlo frente a mí creo que es la última situación que hubiese esperado tener en mi vida, en mi muerte, en mi segunda o tercera vida tal vez. Hongdae es demasiado grande, por Dios.
Me detuve porque justamente él y su fea acompañante me interrumpían el paso.
-Sabía que vivías en Hongdae pero no pensé en encontrarte nunca.- habló de nuevo, en su intento de ser simpático.
-A veces el mundo es cruel, Jin.- dije, bastante simple.
Miré de reojo a la chica rubia la cual Seokjin abrazaba con su brazo sobre los hombros de ella. Me miraba pero nunca se le ocurrió decir nada. No la culpo, está atada a ese imbécil, es de esperar que se le vayan las palabras.
-¿Qué has hecho? Escuché que trabajas en...-
-Tienes buenos oídos, Seokjin, te felicito.- le interrumpí y él no borró esa jodida sonrisa hipócrita.
-¿Mal día?-
-Solo mala vista. Muévete.-
Pura mierda con ese tonto, mejor busqué seguir con mi camino.
Los pasé de largo pero luego lo que dijo me hizo detener.
-¿Aún sigues con ese chico discapacitado?- sonó bastante burlón pero eso decidí ignorarlo.
-¿Tú qué sabes?-
-Un par de cosas de hecho. Lo último que supe fue que se perdió en el bosque hace como... ¿dos años? No creí que seguiría vivo, por eso pregunto.-
-Vete a la mierda.-
-¿Aún le tienes lástima, Jae Bi?-
Ok, aquí va la parte donde sigo mi camino otra vez, mientras me muerdo las uñas tratando de contenerme las ganas de volver y patearle su mal esculpido trasero.
Maldita sea.
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No sabía qué pensar sobre ese encuentro con Seokjin. Ni me importó del todo pero por lo que dijo supuse que él ya perdió contacto con Yoongi, o Jimin. En fin, espero que eso no pase de nuevo o en serio soy capaz de mudarme. Bueno, no.
Mierda, ¿cómo hubiese sido esa situación si hubiera sido Yoongi? O peor aún... mi pesadilla.
Hoseok.
-Jae Bi.-
Ah, mis queridas pausas mentales. Ya se habían convertido en la cosa más habitual de mí día a día.
-¿Qué sucede?-
-Te toca.-
-Ah. Me rindo, tú ganas, Tae.-
Taehyung y yo jugábamos cartas antes de dormir. Me había perdido tanto que hasta había olvidado como se jugaba. ¿Qué me está pasando a mí? Demonios.
Tiré las cartas con las demás en la cama y Tae comenzó a rejuntarlas.
-Es hora de dormir.- le dije.
-Lo sé.- las dejó en la mesita de noche de su lado de la cama y volvió a mí para acomodarse conmigo.
Se recostó en el medio y yo a su lado abrazándome a él, con mi cabeza a merced de su pecho. Apagó la lámpara, soltó un gran suspiro y yo después de él.
Ambos sabíamos que esta sería una noche definitiva. La que definiría lo que pasaría al día siguiente.
-Buenas noches.- dejé un rápido beso en su mentón antes de volver a acomodarme en su pecho.
-Jae Bi.-
-¿Hm?-
-¿Puedo tener otro hámster?-
-No.-
-¿Un pez?-
-Cariño, lloras cada vez que se mueren.-
-Ya no lloraré.-
-Si hubieras dicho que ya no morirán tal vez habría cambiado de opinión. Duerme.-
-Está bien, Jae Bi.-
Bien, relajación extrema. Bendito silencio. Caí dormida después de unos minutos. Creí que por fin tendría tranquilidad...
Pero... ahora esta noche fue diferente.
-Jae Bi... ¿escuchaste eso?-
-Tae...- ¡sí escuché algo! –¡Mierda!- salté de la cama, de verdad escuché algo en la estancia.
-¡Jae Bi!- Tae entusiasmó. –No estoy loco.-
Estuve a punto de responderle pero pronto otro ruido me hizo brincar del susto. –Mierda.- miré el reloj, eran casi las dos de la mañana.
-¡Lee Jae Bi!- ese grito lo escuchamos desde afuera.
Taehyung salió de la cama. –Es un fantasma.-
-Los fantasmas no suenan como Jimin.-
-¿Jimin es un fantasma?-
-¡Lee Jae Bi!-
-No te quedes ahí parado, muévete.- le empujé. Corrí por un suéter de Tae para cubrirme, luego alcancé a mi hombre quien se aventuró primero.
Llegué a la estancia, mirando la entrada, a Taehyung quien abría la puerta principal con cuidado. Cuando abrió, Jimin golpeó la puerta y entró bastante brusco empujando a Taehyung.
Estaba herido, derramando sangre, y por su notable desequilibrio y balbuceo supuse que ebrio.
-¿Jimin, qué te sucede?-
-Jae Bi...- Taehyung cerró la puerta y se apresuró en socorrer a nuestro amigo.
-Suéltame, mierda, suéltame o te romperé el cuello... Taehyung. No me toques.- el tarado cayó sentado en el sofá, apoyando sus codos en las rodillas, su cabeza en sus manos. –Me lleva... -
-¿Qué hago, Jae Bi?- Taehyung me pregunta y yo me encojo de hombros.
¿Cuándo tuvimos que lidiar con una situación así? Nunca.
-Jimin, ¿qué haces aquí?-
-Mierda, no lo sé. Los imbéciles me tiraron aquí.-
...
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