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Parte 18

Si Taehyung vuelve a las medicinas, tal vez todo vuelva a la normalidad, como antes. Solo que esta vez tendremos que ser más cuidadosos. Ah, y horarios de medicación. Ni siquiera extraño eso.

El viaje fue rápido. Siempre viajo en silencio para pensar más a fondo. Crucé la ciudad hasta lo más externo y llegué a la feliz villa de los hospitales y las clínicas. El más bonito pero macabro hospital psiquiátrico abrió sus puertas para dejarme entrar. Al menos es temprano, llegué a un buen horario.
En recepción dije que venía a reunirme con alguien en la sala de visitas, dije un nombre al azar y funcionó, quién lo diría. Pero en realidad me fugué al piso de las consultas y oficinas. Todavía recuerdo estos lugares, recorrí todo con Taehyung cuando él se aburría en su habitación. Nos metimos en problemas un par de veces pero nada fuera de la ley, eso creo.

Encontré la oficina del Doctor Shin. No toqué, ni siquiera giré la perilla. Empujé la puerta que estaba entreabierta, para poner un poco de drama y eso. Por suerte él estaba ahí; sentado tras su escritorio, haciendo cosas de doctores.
Por su expresión, es fácil decir que no le sorprendía verme. Más bien, creo que me esperaba.

-¿Buenos días?- dijo compartiendo una sonrisa que yo no le devolví. Me senté en la única silla que se encontraba frente a él.

Me sentí como en la primera vez que me llamó a su oficina, cuando le conté todo sobre lo que sabía de mi hombre. Era extraño.

-Lamento venir así.- no realmente. –Pero lo que está ocurriendo para mí es una emergencia.-

El hombre apoyó sus codos en el escritorio sobre los papeles, juntando sus manos, fue lo que llamó mi atención: el hombre estaba tan relajado que no me daba cierta confianza.
Él fue muy bueno conmigo y Taehyung en el pasado, pero ahora que me sentía tan excluida de todo, no me daba la certeza de mirarlo como parte de mi equipo.

-¿Qué es lo que sucede?- preguntó.

-Si se lo digo, ¿cooperará?-

Suspiró. –Trataré de ayudarte, supongo.-

Bueno, no me parecía tan malo.

-Hace poco de un mes, Taehyung comenzó a escuchar voces por las noches. Comenzó a despertarme diciendo que había alguien en nuestro departamento.-

-¿No había nadie?-

-No, siempre revisé.- dicho esto, volvió a recargarse en el respaldo de su silla, escuchándome atento. –Y ahora está cambiado un poco... su actitud.-

Le vi asentir. –Dices que son voces.-

-Susurros.- afirmo.

-¿Qué es lo que dicen?-

-Dicen... que Taehyung no debe decirme nada.-

Suena extraño, lo sé.

-¿Nada de qué? ¿De lo que le sucede o... las voces en sí?-

-No estoy segura. Se vuelve distante cuando hablamos sobre ello. De verdad no quiere decirme nada. A veces lo hace incondicional pero de ahí nada concreto.-

Pequeña pausa para pensar a continuación. No estoy nerviosa ni nada pero sí un poco impaciente. Me alivia ver que él comprende algo, al menos.

-¿Te ha hecho daño?-

Sonó tan frío. Ah, esto...

-No.-

"Pero me ha dado como una especie de amenaza..."

-¿Y a sí mismo?-

-Tampoco.-

Volvió a asentir. Creo que conoce muy bien lo que sucede, y detesto que no me lo diga.

-Debes traerlo aquí... así podré hacer el diagnóstico completo.-

Maldita sea. -¿No basta con lo que le he dicho?-

-Así no funciona esto. El paciente debe ser diagnosticado en persona.-

Me puse de pie, mierda. –Él no vendrá, odia este lugar. Lo encerrarán.-

-Eso no está asegurado.-

-Solo deme lo que le ha estado dando a la señora Kim. Sé que es una droga que no se me informó a mí nunca, y sé que ella evitó que se me informara todo. Desconozco la razón y no me interesa, pero ahora las necesito yo.-

-Lee Jae Bi, no puedo y no voy a hacerlo a menos que el paciente...-

-A menos que el paciente esté lo suficientemente dañado para venir. Jódase.-

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En resumen: guardias de seguridad tuvieron que sacarme por las buenas. Sí, no me volví loca ni hice mi escandalo para que no me pusieran las camisas de fuerza. ¡Ah! Tanta rabia.

Volví a casa porque, por el momento, ya había tenido suficiente con eso. Fracaso total. Ni siquiera se me ocurrió buscar a Kihyun, y por el momento creo que me he olvidado de Jimin. Hongdae me asusta. Solía ser mi ciudad favorita pero ahora la detesto. Lo peor es que Taehyung quiere volver y yo quiero irme a otro lugar. Y otra cosa, para variar, es que con el estado mental de Taehyung no creo que nos autoricen salir del país... o bueno, lo dudo, el chico es mayor de edad y, por ahora, no está tan avanzado. Tal vez es solo una recaída. Si pudo superarla una vez, podrá hacerlo de nuevo. ¡Pero necesito la puta medicina! O... tal vez una mejor estabilidad, ¿emocional? ¿Social?

Familiar...

Pude llegar a casa antes de que el atardecer se volviese naranja. El vecindario tranquilo como de costumbre. Entré a la casa pero me pareció extraño no escuchar un solo ruido, alguna señal de vida o algo.

-¡Tendremos un bebé!-

Esperé. Esperé. Esperé y... ya escuché las estruendosas pisadas. Taehyung vino corriendo hacia mí desde el piso de arriba. ¿Cómo no reírme de ello? Alcé mis brazos para recibir un gran abrazo de él. Ah, uno de los mejores abrazos.

-¿Sabes que es broma, verdad?-

Dicho esto se separó de mí para mirarme. –Eres mala.-

No pude evitar las ganas de besarlo en los labios. –Sigue deseando un bebé, ni siquiera voy a otorgarte un cachorro.-

Último beso y directo a la cocina. Me he dado cuenta que muero de hambre. Taehyung me siguió, escucho sus pies descalzos seguir mí mismo paso.
Aún tengo una rabieta interna que busca salir, pero no podría por el momento desquitarme con Taehyung.

-¿No tardé mucho, verdad?- le sonreí y él se encogió de hombros, con una expresión en blanco.

Ahora que lo pienso, no lo he visto sonreír desde esta mañana.

Comencé a revisar las sartenes de la estufa, por el olor supuse que mamá cocinó algo delicioso. Me serví un plato. Taehyung seguía cada movimiento mío. Se quedó quieto a mitad de la habitación, solo.... mirándome.

-Jae Bi.-

Él ladeaba su cabeza. –Taehyung.-

-¿Podremos volver mañana?-

-¿Mañana? ¿Por qué la prisa?-

Se encogió de hombros y vaciló la mirada. –Me gusta más cuando somos tú y yo.-

-Tú y yo.- repetí. Sí, se me derritió el corazón un poco. Caminé hacia él para abrazarme de su cuello. –Está bien.-

Maldita sea.

-¿En serio?-

No.

-Sí. Mañana temprano podemos volver, jugar antes de dormir. Y disfrutar el poco tiempo que me queda antes de volver a trabajar. Solo me queda el fin de semana.-

Asintió sin mirarme. A pesar de esta cercanía él evitó mirarme.

-¿Estás bien?- tuve que preguntar. Volvió a asentir. -¿Estás cansado?-

-No.-

-Taehyung, no te guardes nada. Se supone que debes decirme todo lo que te preocupa, ¿recuerdas?-

-No debo decir nada, Jae Bi.-

Mis brazos de la nada se volvieron pesados. Los dejé caer desde sus hombros. -¿Quién lo dice?-

-Taehyung.-

...

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