Subjetividad plena
Era sábado a medio día, y Nino decidió autoinvitarse a mi casa para pasar una tarde de hombres. En otras palabras... peleó con su novia y recordó que tiene mejor amigo.
Luego de su milésima derrota en la partida, soltó el mando cruzando sus brazos con molestia.
—¡No es justo!, ¡nunca puedo ganarte!
Por mi lado, me limité a soltar una carcajada. Si tan solo supiera que Marinette me enseñó nuevos trucos con el mando.
—Solo es un juego. — lo animé mientras me levantaba para tirarme a mi cama.
Me dejé caer sobre el colchón con los brazos abiertos y al instante puse mis manos tras mi nuca a modo de almohada.
—Llevamos como tres horas jugando. Ya dime que estás haciendo aquí. — aunque ya tenga una idea en mente.
—¿Es que no puedo visitar a mi hermano de otra madre? — alcé un poco mi cabeza para verlo con una ceja enarcada. — vale... Tu ganas. Discutí con Alya y necesito un consejo.
—¿Qué fue lo que hiciste? — pregunté tomando asiento y su expresión cambió a una dolida.
—¿Por qué asumes que fui yo el que hizo algo? — solo me limité a mirarlo y rodó los ojos. — bueno, es posible que si fuera yo. Más bien tú. —abrí más los míos.
—¿Qué?, ¿y se puede saber que tengo que ver yo? —cuestioné completamente desconcertado por su revelación.
Yo aún ni conocía a su novia como para tener que ver en sus problemas.
—Pues si... Digamos que Alya quiere conocer a mis amigos, pero como no hemos tenido la oportunidad de salir y presentartela... Ella ahora cree que no quiero hacerla parte de mi "círculo de amistades" . —hizo comillas con los dedos. — ¿entiendes?
—Creo que entiendo. — dije no muy convencido. — pues... Fija una salida. Creo que ya lo habíamos hablado antes.
—En eso habíamos quedado, pero...
El sonido de mi celular interrumpió sus palabras y al instante lo tomé, viendo así que era un mensaje de Marinette.
Princesa:
Hola, ¿Qué haces?
Yo estoy algo aburrida :)
Inevitablemente una sonrisa se dibujó en mis labios y tecleé una respuesta.
—Estoy en mi habitación con Nino. Tuvo algunos problemas con su novia. :c
¿Así que aburrida en el trabajo?, ¿quieres que te quite el aburrimiento? :)
Princesa:
Oh, que mal por Nino. Espero que eso se resuelva.
Dudo que puedas quitar mi aburriendo, ya que siempre cuentas chistes muy malos.
—Me lastimas :'(
Mis chistes son de primera categoría, bichito. Además, tu pensaste en mi al estar aburrida. U.U
Princesa:
Porque eres el único contacto que tengo.
(:
No pude evitar reír por su directo golpe a mi orgullo.
Luego de ese día, en el que pude decirle a Marinette los sentimientos que tenía por ella, nuestras conversaciones se volvieron más divertidas y naturalmente aprendió a bromear junto conmigo.
—Oye, ¿ves algo en lo que puedas reflejarte?
Princesa:
¿Algo como un espejo?
—Pues si.
Princesa:
Hay uno en el baño del local.
—Ve al baño entonces, quiero que me hagas un favor.
Princesa:
Ya estoy aquí.
—Quiero que te veas un momento y me digas lo que ve el espejo.
Princesa:
Pues a mi. ¿Te haz vuelto loco por fin?
—Ese espejo es suertudo...
Princesa:
¿Por qué?
—Porque puede ver lo hermosa que estás hoy.
Princesa:
La belleza es subjetiva...
—Exacto.
Si me guiara por la objetividad, perdería un poco la gracia decirte lo hermosa que estás. ¿No lo crees?
Princesa:
¿Por qué?
—Porque si yo siento que eres hermosa, nada me hará cambiar de parecer.
Princesa:
Nunca había pensado en la subjetividad de esa forma.
—¿Y te gusta?
Princesa:
Me gusta que me enseñes cosas desde tu punto de vista.
Es... Objetivamente interesante.
—Y tu eres increíble.
Princesa:
¿Subjetivamente increíble?
Jajajaja
—No. Tu eres... objetivamente, increíble.
(:
Mi corazón comenzó a latir con fuerza y mis mejillas comenzaron a doler levemente de tanto sonreír. Quería verla... Moría de ganas de ir a verla.
No recibí respuesta del último mensaje, lo más probable es que Marinette tuviera que volver al trabajo, así que solté el aire que tenía retenido en mis pulmones y dejé mi celular a un lado mío.
—¿Se puede saber con quien hablas? —la voz de Nino me hizo reaccionar y fijé mis ojos en él.
Nino sonreía con pillería. Se puso de pie e hizo el intento de tomar mi celular, pero rápidamente lo alejé de él.
—Con nadie.
—Adrien Agreste, no te atrevas a mentirme. — acusó sentándose frente a mi en la cama. — tenías una sonrisa de oreja a oreja y no dejas que vea tu móvil. ¿De qué me estoy perdiendo? —entrecerro sus ojos y solté una risa.
—De nada... En serio.— intenté excusarme, pero no dejó de verme de manera acusatoria. — es que... Mamá me envió unas imágenes graciosas. Si... Eso.
No es que no quisiera contarle a Nino todo lo que está pasando entre Marinette y yo, pero... Quería esperar un poco y no involucrar a terceros, más aún con la personalidad reservada de Marinette.
Quiero evitar que se sienta incómoda o presionada de alguna forma. Quiero que todo funcione.
—Te creeré solo porque mencionas a tía Emilie. — desvié la mirada y aclaré mi garganta.
—Bien, entonces... ¿Cuándo quieres que conozca a la famosa Alya? —cambié de tema.
—Oh cierto. ¿Que opinas si mañana?
—Creo que estaré ocupado mañana. Mejor el próximo sábado.— tomé mi almohada y la comencé a lanzar hacia arriba repetidas veces. — así aprovechas de arreglar primero las cosas con tu novia y luego decirle que planteaste una salida conmigo, para que al fin me conozca.
—Eso tiene sentido... Además, ahora que lo recuerdo... Alya iba a viajar mañana a visitar a su hermana.
—Listo. El sábado conoceré a la mujer que te aguanta. — Nino tomó la almohada y la arrojó en mi cara con fuerza. — era una broma.
—Idiota. — me puse de pie y tomé otra almohada comenzando a golpearlo con esta. Iniciando una guerra completamente normal entre Nino y yo.
°°°
—Es explosiva, segura, audaz, inteligente y bellisima. — llevaba como veinte minutos oyendo a Nino hablar de su novia a mi madre y ya quería arrancarme las orejas.
—Definitivamente quiero conocerla.— habló mamá con una sonrisa dulce mientras picaba algo de fruta. — si te tiene tan embobado ha de ser buena chica.
—Se lo aseguro tía Emi. Mi Alya le encantará.
—Podrías traerla a cenar, Nino. ¿Qué opinas? — yo me concentré en una cáscara de naranja sobre el mesón de la cocina. — además, hace mucho que no comes aquí. Te cobraré sentimiento.
—Con razón tenemos más comida a fin de mes. — solté yo ganandome un golpe en la nuca de parte de mi madre. —Auch. —me reí al ver su ceño fruncido.
—Adrien, eres cruel conmigo. — lloriqueo mi mejor amigo y rodé los ojos.
—Tu eres el que me tiene abandonado. No tienes derecho a quejarte.— le saqué la lengua.
—¿Eso quiere decir que estas celosito?
—Mamá, sacalo de aquí por favor. — supliqué en broma y negó la cabeza aguantando la risa.
—Tía Emi, su hijo cada vez está más cruel.
Salí de la cocina hacia el baño y antes de abrir la puerta recibí un mensaje.
Princesa:
Tuve que volver al trabajo antes, pero gracias por alegrar mi día.
Otra vez...
—Siempre es un placer sacarle una sonrisa, mi Lady.
Princesa:
Ya se lo que haces Adrien Agreste.
—¿Qué se supone que estoy haciendo?
Princesa:
Estás coqueteandome.
Una carcajada se me escapó sin querer. Entré al baño y me senté en el piso apoyandome en la puerta.
—¿Qué te llevó a esa conclusión?
Princesa:
Google.
Dios... Está chica me matará de risa en algún momento.
—Interesante. Aunque, realmente, mis trucos de "seducción" son nacidos desde lo más profundo de mi ser al momento de conocerte.
Princesa:
¿Cómo debería coquetear contigo?
Todo lo que leí en Internet me pareció... Extraño.
—Sería trampa decirte como debes de coquetearme. ¿No lo crees?
Princesa:
¿Y si te lo pido como un favor de amigos?
—Marinette... No necesitas coquetearme para que me gustes, porque ya me gustas.
De hecho quería decirte algo, pero lo haré cuando vaya por ti al trabajo luego.
Princesa:
Pero leí que el coqueteo es algo escencial cuando dos personas se están conociendo de manera romántica.
—Necesito leer ese artículo. Jaja
No soy experto, Marinette.
Pero si quieres tener una discusión filosófica sobre el coqueteo, y si así puedo verte hablar sin parar... Creeme que no tengo problema.
Princesa:
¡Lo volviste a hacer!
Miré la pantalla unos segundos y simplemente cerré mis ojos sintiendo por completo una electricidad en mi cuerpo.
—Y lo seguiré haciendo.
Aunque no esté muy seguro de lo que estoy haciendo realmente.
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