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¿Quién es Marinette?

Recién había entrado al aula. Nino venía conmigo charlando sobre que quería comprar un auto y básicamente yo le di algunas ideas.

A penas entré en el salón, busqué con la mirada a Marinette, pero no estaba.

-¿Necesitan un mapa para encontrar sus lugares?.- preguntó la maestra y mi mejor amigo y yo nos apresuramos en tomar asiento.

Las horas pasaron y con ellas llegó la clase de la señorita Bustier.

-Adrien, ¿buscas algo?.- habló en voz alta y yo me giré en mi lugar negando con la cabeza.

-No... lo siento.- ella sonrió y se puso frente al escritorio abrazando unas carpetas.

-Como bien saben, tenemos un fin de semana largo en el calendario.- todos abuchearon cuando mencionó aquello.- y había pensado que sería bueno para que compartamos todos juntos en un viaje escolar. ¿Qué les parece?

No todos estaban muy convencidos de aquello y como de costumbre comenzaron a quejarse.

-Vamos chicos, es una buena oportunidad para unir nuestros lazos.- habló Rose con voz dulce.

-Ridículo, altamente ridículo.- expresó Chloe.- tengo una sesión de manicura programada el viernes.- miró sus manos y yo rodé los ojos.

Veía como los ánimos de la señorita Bustier bajaban y no permitiría eso, ella es de las mejores maestras que he tenido.

-Hey, viejo.- golpeé con mi codo a Nino.- ¿te apuntas?.- negó con la cabeza.

-Hice planes con Alya este fin de semana.- se encogió de hombros y yo bufé.

-Yo me apunto.- alcé la mano y todos guardaron silencio.- y Marinette también.- agregué. La maestra sonrió más alegre.

-¿Quién es Marinette?.- preguntó Nathaniel a Alix.

-No tengo idea. Creo que a Adrien se le salió un tornillo.- agregó y volteé a verlos extrañado.

-¿Ustedes van?.- les pregunté y se miraron entre sí para luego verme nuevamente. Solo hicieron una mueca.

Estos dos andan para arriba y para abajo juntos. Estoy seguro que si uno dice que no irá el otro tampoco lo haría.

-Oye, Adrien.- Nino me hizo girar tomando mi hombro.- ¿quién es Marinette?.- ladeé el rostro viéndolo fijamente.

-Pues Marinette... una chica pequeña que siempre dibuja y está en nuestra clase.- me expresé como si fuera obvio.- ¿qué no sabes quién es?

-No recuerdo a nadie que se llame así.- alzó una ceja y puso cara de pensar.- ¿seguro que no estás confundiendo a Juleka?.- negué con la cabeza divertido.

Marinette no se parece a Juleka en nada... aunque a decir verdad, nunca he visto su rostro realmente.

¿En serio nadie se había percatado de Marinette antes?

●●●

Al final solo la mitad del curso asistirá... o eso creo.

La maestra me encargó el confirmarle quienes irían realmente. Rose es quien organizaría todo junto a la señorita Bustier.

Ahora me dirigía a mi auto luego de un largo día de clases interminables. Marinette no apareció en todo el día en el salón y lo sé porque estuve pendiente a cada momento... ¿por qué?, no lo se.

Subí al auto y conduje en dirección a mi casa, iba un poco distraído o mejor dicho con la mente ocupada.

¿Por qué no estaba en clases?, ¿habrá tenido un problema?, ¿estará enferma?

Muchas interrogantes y solo respuestas de duda... ni siquiera tenía su número para hablarle. Aunque para empezar, ¿ella me daría su número?

Solo soy un extraño para ella... un extraño que de la noche a la mañana comenzó a hablarle.

-Quizás estoy haciendo todo mal. No se por qué me estoy dando tantas vueltas en este tema.

Tomé aire para despejarme y como si el destino me golpeara, vi una chica sentada a los pies de un árbol en el parque. Frené en seco mi auto y me tocaron la bocina detrás.

-¡Lo siento!.- exclamé por la ventana hacia el conductor y rápidamente busqué un estacionamiento sin dejar de verla.

Me bajé cerrando mi auto y caminé hacia ella. Reconocería aquel cuaderno rosa en cualquier parte.

No se porque sentía tantos nervios. Mis manos estaban sudando, sentía mis piernas flojas con cada paso.

-Marinette.- hablé por lo bajo cuando llegué frente a aquella persona y esta detuvo su mano sujetando un lápiz.- ¿eres tú?.- me agaché un poco para quedar a su altura.

-¿Qué haces aquí?.- cuestionó seriamente y sonreí. Si era ella.

-Hoy no fuiste a clases.- me tomé la libertad de sentarme frente a ella en el pasto.- ¿por qué?

-Por... tuve cosas que hacer.

-¿Qué cosas?.- se quedó en silencio y pude notar su incomodidad.- si quieres hablamos de otra cosa.- iba a tomar sus cosas pero sostuve sus manos antes.- ¿por qué te quieres ir?

-¿Por que insistes tanto en estar conmigo?, nadie quiere estar conmigo...  ¿por qué no haces como todos y ya?

-Porque me importas.- la interrumpí sin darme cuenta que eso se podía malinterpretar.- me refiero a que... estás sola y no quiero que lo estés.

-Por si no te habías dado cuenta... Me gusta estar sola.- se soltó de mi y giró su rostro hacia la derecha.- no necesito de tu compañía y de la de nadie.

Por alguna razón... esas palabras me dolían. ¿Por qué me dolían?

-Yo... lo siento.- musité viendo mis manos hacia abajo.- no te molestaré otra vez.

Tristeza. Eso era lo que sentía muy profundamente en mi pecho, algo sofocante e impotente.

Me puse de pie y me giré para volver a mi auto. Fue mala idea querer de alguna forma obligarla a que me permita estar con ella, pero mamá dijo que siguiera mi corazón... el corazón a veces se equivoca, ¿no?

No pude dar otro paso. Sentí que jalaban de mi brazo, mas específicamente de mi manga y enseguida volteé a ver de que se trataba.

Marinette miraba el suelo sujetandome en silencio.

-Perdón... .- oí tan bajo que no estaba seguro si lo había imaginado.- no debí hablarte así.- agregó más claramente y pensé un momento mis palabras. No quería decir alguna estupidez.

-Está bien... puedo ser muy irritante y si quieres estar sola...

-No.- respondió y abrí un poco más mis ojos girandome por completo.- quiero decir... no me desagradas. Me refiero... tu compañía... e-eso.

Escuchar eso de ella me hizo feliz.

-¿De verdad?.- pregunté con evidente entusiasmo y la vi asentir.- bueno... ¿quieres hacer algo?.- no dijo nada y simplemente volvió a sentarse tomando su cuaderno.

Me acomodé al lado suyo, viendo como comenzaba a trazar en silencio. Por alguna razón... me gustaba estar así, era como si de alguna forma ella... creara una especie de calma en mi.

Suspiré y cerré mis ojos brevemente, disfrutando del aire fresco.

-Si quieres te puedo pasar los apuntes de hoy.- hablé por lo bajo.

-Bueno... .- susurró.

-Por cierto. Este fin de semana largo iremos todos de paseo con la señorita Bustier.

-Yo no iré.

-Claro que sí. Le confirmé a la maestra que irías.

-¿Q-qué?.- abrí mi ojos y la miré hacia abajo.

Ella... me estaba mirando.

-Marinette... tus ojos...

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