Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Media transición

—¿Bridgette? —preguntó Marinette, viendo la pantalla de mi celular alzando una ceja curiosa. —¿la mejor amiga de Alya? —sacudí un poco mi cabeza y acabé por contestar la llamada ante la mirada espectante de mi novia.

—¿Brid...?

—Disculpe, jovencito.

—¿Quién es usted? —cuestioné con extrañeza al oír la voz de una mujer de avanzada edad.

—Encontré a esta niña mientras paseaba a mi querido Twinky por el parque. Creo que está muy bebida, me preocupé cuando comenzó a vomitar, me dio su celular y me dijo que llamara a Adrien, ¿Eres ese Adrien?

—Brid... Ella está... —me tomó más tiempo del que creí asimilar lo que la mujer me decía. —¿En qué parque dice que se encuentra? Iré por ella ahora mismo, por favor no se mueva de ahí.

La mujer me dio la dirección, sorprendiéndome de que fuera el mismo parque camino al instituto.

No quería pensarlo demasiado, pero sabía que Bridgette necesitaba de mí ayuda y no dudaría en ir por ella.

Crucé hacia mí habitación por el pasillo, Marinette me siguió a mis espaldas, saqué rápidamente una chaqueta del closet y tomé su mano con fuerza.

—Vamos, acompáñame.

—¿A dónde?, ¿qué pasó?

No me detuve ni la volteé a ver, casi la arrastraba junto conmigo, ya que sus piernas eran más cortas que las mías.

—Brid necesita mi ayuda. Está en el parque camino al instituto. —no me respondió y tomé su silencio como un entendimiento a mi preocupación. Marinette aceleró el paso a la par conmigo, sin soltar mi mano en ningún momento.

°°°

La escena frente a mi era preocupante y asquerosa, por decirlo de manera suave, ya que a un lado en el suelo había una gran cantidad de vómito que no quería ni voltear a ver. La anciana me entregó el celular de Bridgette y se despidió alegre junto con su perro, mientras yo me acerqué con Marinette a la chica.

La cabeza de Brid descansaba hacia atrás de la banca y su largo cabello negro casi tocaba el suelo por su posición, sus ojos se veían cansados y su respiración era casi agónica, murmuraba algunas cosas que no lograba comprender.

Suspiré y por primera vez desde que llegamos solté la mano de Marinette para acomodar el rostro de Bridgette un poco y hablarle.

—Brid... ¿Puedes oírme? —frunció el ceño y torpemente tomó mi mano para intentar quitarla.

—Shh... Quiero dormir y haces mucho ruido.

—Levántate, no puedes quedarte aquí. —no respondió y tampoco puso de su parte, así que tuve que alzarla con más fuerza de la que realmente quería usar, era puro peso muerto. —Marinette, ¿puedes ayudarme? —pregunté volteando a verla cuando cargaba un lado de mi amiga, rodeando su brazo en mi cuello.

Mi novia me miró algo seria y tardo unos segundos en descruzar sus brazos haciendo lo mismo que yo con el cuerpo de Bridgette.

—Huele horrible. —murmuró sin verme.

—Lo sé, pero no es necesario mencionarlo. —reí internamente por su comentario crudo como de costumbre. —vamos a casa. Llamaré a Alya para que se haga cargo. —comenzamos a caminar algo lentos, pero seguros.

—¿Qué te hace pensar que ella quiere que Alya se entere cómo está? —soltó manteniendo la vista hacia al frente. —fue a ti a quien llamó, no a Alya.

—¿Estás molesta? —su rostro se puso más serio de lo que estaba y se detuvo bruscamente, hasta que por fin me miró.

—¿Qué te hace pensar que estoy molesta?, ¿cargar a una chica ebria que llamó a mi novio en medio de nuestra "reconciliación"?

—Lo capto, fue un pregunta estúpida.

—No, lo siento... Es sólo que... Olvídalo.

Bridgette se movió y abrazó a Marinette por completo con fuerza, yo me aguanté la risa o estoy seguro que ya estaría muerto por la forma en la que mi novia me miraba.

—Margarita. —quizás cuántas de esas bebió.

—No te quedes mirando y ayúdame.

Llegando a casa dejamos a Bridgette en el sofá mientras le dábamos explicaciones a mamá y papá, quienes algo serios acabaron por aceptar alojar a mi amiga por esta noche.

Marinette estaba algo distante conmigo desde que llegamos, esperaba que se le pasara en un rato. Por ahora sólo me preguntaba porqué Bridgette estaba en este estado, ya que ella nunca antes me habló sobre sus hábitos con la bebida, y había dos opciones... Ella bebió demasiado o nunca lo hacía y por eso se encontraba así de mal.

Fue una batalla subir las escaleras y mi duda creció en medio del pasillo, sin saber a que habitación llevarla. Optando por la mía, Marinette se detuvo haciendo que yo también lo hiciera de golpe.

—No estarás pensando que se quede en tu habitación.

—B-bueno... —entrecerró sus ojos y cambió de dirección hacia su habitación. Plagg apareció comenzando a olfatear curioso a la invitada, mientras, se atravesaba entre nuestras piernas siguiendonos.

—Si que pesa. —Marinette se quejó con algo de dificultad, justo antes de dejarla sobre su cama. Tomó aire y quitó sus zapatos cubriendola con la manta, pero lo logró incorporarse porque Brid la tomó del cuello con sus brazos.

—Eres un pastel de moras. —balbuceo media dormida.

—Si, si, lo que tu digas. —Marinette se la quitó de encima. —estás ebria pero respeta mi espacio personal.

Los azules de Brid se abrieron un poco y me miró algo desorientada, para después ver a mi novia de la misma forma.

—Eres muy bonita... Él es bueno... Adrien es bueno.

—Ya lo sé. —Bridgette movió la cabeza de un lado a otro, volviendo a enfocar sus ojos en mi.

—Adrien, puedes hacerlo. Si yo pude hacerlo, tu también... Yo sé que lo hizo... Margaritas. —rió por lo bajo. —Adrien tiene novia.

Rasqué mi nuca. Fui el primero en salir de la habitación, Marinette hizo lo mismo unos segundos después y pasó directo hacia la mía.

Estaba nervioso por lo que sea que pasara por su cabeza sobre mi relación con Bridgette y sobretodo por esta situación tan extraña, pero es que simplemente no podía dejarla a su suerte y menos en ese estado, ella me ha apoyado en varias ocasiones.

—Mari... —me detuve en el humbral de la puerta, ella buscaba algo en mi closet. —sobre esto... ¿Qué haces?

—Buscar algo. —alzó una camiseta mía y fue hacia el baño.

Acabé por recostarme en mi cama esperándola, miré unos minutos las estrellas en mi techo, hasta que oí la puerta, lo que provocó que alzara un poco mi cabeza con mis manos en mi nuca.

Casi quedé sin aliento al verla vestida sólo con mi camiseta blanca encima, la cual le quedaba notablemente grande. Mi cara estaba más roja que un tomate y mi pulso se descarriló en cada paso que se aproximaba, aunque, algo decepcionado observé como se metía al otro lado de mi cama entre las sábanas, dándome la espalda.

—Hey... ¿Qué haces? —me volteé hacia ella observando su cabello esparcido en la almohada.

—Dormir.

—Ya sé... Es sólo que...

—Mi cama está ocupada, por eso estoy aquí... Si quieres puedo bajar a la sala y quedarme ahí.

—No, no, claro que no.

Silencio. El tortuoso silencio marcaba presencia entre los dos, casi me imaginé a mi padre intentando hablarle a mamá cuando está molesta.

—¿Podrías apagar la luz? —sin decir media palabra me levanté buscando mi pijama antes de cumplir su petición y acabé por acostarme a su lado, me sentía un poco sofocado.

Intentaba concentrarme en las estrellas luminosas, quería decir hablar con ella pero no sabía cómo.

—¿Estás dormido? —preguntó de repente y me giré en su dirección. Aún me daba la espalda.

—No, estoy despierto. ¿Qué sucede?

—Bridgette dijo algunas cosas cuando saliste de mi habitación. Cosas sobre tú y ella.

—¿Qué dijo exactamente?

—Adrien, ¿ella te gusta? —abrí mis ojos en las penumbras, asimilando su pregunta. —¿te gusta como a un novio le gusta su novia?

—No sé qué habrá dicho Brid, pero ten en cuenta que está muy bebida.

—No te lo pregunto por lo que me dijo, más bien por como actuaste cuando te llamó por teléfono.

—Somos amigos.

—¿Qué tan amigos?

—De esos amigos que se apoyan en momentos difíciles y que se aconsejan cuando se encuentran perdidos. —tomé su hombro y la hice girar lentamente hacia mí. —Marinette, seré honesto contigo. Si no hubieras aparecido en mi vida y hubiera conocido a Bridgette, seguramente me habría sentido atraído hacia ella, pero no es así. Ahora mismo eres la única que acelera mi corazón al grado de querer escapar por mí garganta. —le sonreí y atraje una de sus manos a mi pecho. —¿lo entiendes? —asintió casi imperceptible y me acerqué para besar su frente.

—Sobre lo de esta tarde... Nunca fue mi intención lastimarte, no pensé que resultaría ser tan dolorosa la situación. Creí que sería lo mejor para ti y tu familia. Alejarme era la opción más conveniente en mi cabeza para tu felicidad. —respiré su aroma profundamente y separé mis labios de su frente para verla a los ojos.

—Soy feliz contigo.

—Es sólo que siempre he sentido que soy una carga para todos, fui una carga par ami madre y acabó abandonandome, fui una carga para mi padre, soy una carga para tus padres y para ti... Soy una carga que no quiero que tengas.

—No eres una carga para nosotros, no eres una carga para mi. Los dos compartimos nuestros problemas, nos apoyamos y confiamos el uno del otro.

—No es así, al menos no por tu parte. Estás cargando todo lo que mi desastrosa vida es y no creo que sea justo, tanto para ti como lo que tenemos. Además, no me dejas ayudarte con lo que yo misma te provoqué. —su voz se quebró. —porque por más veces que me repitas que no es así, todo fue culpa mía. Superaste un bloqueo a la música por nada y me duele tanto... Tanto que ya no puedo verte a la cara de la misma forma, no puedo hacer como si nada. De verdad lo siento, Adrien... Haz hecho tanto por mí y yo... No debería de existir.

—No digas eso otra vez. —tomé su rostro con mis dos manos. —no vuelvas a lo mismo de un principio. Haz demostrado ser más fuerte que esto, más fuerte que yo y que muchos, saliste de un bucle que parecía no tener fin, así que ahora no vuelvas a el. Marinette yo... De verdad creo desde lo más profundo de mi que podrás hacer todo lo que te propongas en la vida, sólo es cosa de cambiar de perspectiva.

—¿De verdad eso crees? —hizo un puchero y limpié una lágrima escurridiza en su mejilla.

—No lo dudes

—Quisiera estudiar arte... Pero no siento ser lo suficientemente buena para eso.

—Nadie nace sabiendo. Si es algo que realmente quieres hacer, tienes que conseguirlo aunque cueste y no es necesario que te diga que cuentas con todo mi apoyo. —su sonrisa se iluminó por el brillo verde de las estrellas sobre nosotros y no pude contenerme de besar sus labios con suavidad.

Lentamente su boca se amoldo a la mía y entre suspiros necesitados se subió sobre mi, separándose lo suficiente de mi rostro para verme a los ojos. Mis manos subieron hacia su cintura, y mis dedos impacientes por querer acariciarla bajo mi camiseta se quedaron cobardemente quietos y espectantes a lo que haría.

—¿Vas a decirlo? —susurré sin desconectar nuestras miradas.

—¿Decir esa palabra?

—Si... —me faltó el aire cuando volvió a besarme.

Nervioso, pero, decidido subí su camiseta hasta quitarla por completo sobre su cabeza, dejando su piel expuesta a mi visión y tacto.

—Cuando lo digas primero...

Tomé asiento con ella sobre mi, respirando profundamente su cuello y dejando que mis manos exploraran su espalda con aquel molesto sujetador.

—Pero puedes decirlo tú primero. —rodeó mi torso y levantó mi camiseta hasta quitarla por completo, permitiendo así que compartieramos el calor piel con piel.

Sabía que nada pasaría esta noche, pero valía la pena vivirla con ella de esta forma, explorando lo máximo que nuestra cordura y nerviosismo nos permitiera, porque sabíamos que no estábamos listos y porque sabíamos que aún no podíamos decirlo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro