El inconsciente manda
Desde el inicio del día hasta la tarde al salir de clases estuve junto a Marinette. Podría decir incluso que llegué a irritarla al no parar de hablarle, ella solo rodaba los ojos y me decía que guardara silencio, pero no le hacía caso... me gustaba ver como sus ojos me miraban fijamente y como su nariz se arrugaba con molestia por mis ocurrencias.
Los demás no me hablaron ni una sola vez y realmente no me afectaba en lo más mínimo. Nino no fue a clases, así que no pudimos llevar a cabo lo que conversamos el día anterior sobre Marinette.
Ahora salíamos del instituto. Ella caminaba medio paso delante de mi con su capucha puesta, sujetando su mochila de sus correas a sus costados.
-Oye, espérame.- le hablé y se detuvo a los pies de la escalera volteandose.
-Bien.- suspiró viéndome hacia arriba.- ¿qué es lo que querías?
-¿Querer de qué?.- cuestioné y se cruzó de brazos al mismo tiempo que le sonreía.- solo bromeo. Pues... ¿quieres comer algo?.- parpadeó varias veces y suspiró.
-¿Recuerdas lo de que... ?
-Lo sé. No te gusta mucho estar rodeada de personas, pero yo no dije que comeriamos en un local.- toqué su nariz con mi índice y quitó mi mano al instante.
-Recuerda lo del espacio personal.- bufó y solté una risa rodeándola para comenzar a caminar.
-Si, lo que tu digas.- respondí despreocupado.- vamos.
-Yo no dije que aceptaría.- seguí mi camino hacia mi auto y sentía sus pasos detrás de mi.
-Recuerda una de mis reglas.- solté medio cantado abriendo la puerta del copiloto para ella.
Me giré a verla e hizo una mueca cruzándose de brazos.
-¿Quieres que te cargue como la vez pasada a mi auto?.- la miré con diversión y noté sus mejillas ponerse rojas.
-¡Ni se te ocurr...!.- interrumpí lo que diría señalando el asiento a mis espaldas y subió en silencio.- eres desesperante.- agregó tan bajo que estoy seguro que pensó que no la escuché.
Conduje hacia una pizzería que me recomendó una vez Alix y estacioné el auto.
-¿Qué hacemos aquí?.- preguntó al momento de bajar del auto e imitó mi acción. Me apoyé sobre el techo viéndola a los ojos del otro lado.
-¿Comer una pizza?.- alcé una ceja y frunció el ceño, ahora que la miraba más detenidamente eso se veía muy tierno en ella.
-Eso es obvio. Me refiero a que te dije que...
-Tranquila, vamos a pedirla para llevar.- le guiñé un ojo y cerré la puerta.
Tomé las llaves en mi mano y me uní a ella a la par. Suspiró viendo el suelo y al momento de entrar se quedó atrás.
Quizás la estaba presionando mucho al traerla aquí, pero no podía pasar toda la vida oculta como lo hacía. Tomé su mano y tragué con dificultad al sentirla... me gustaba tomar su mano porque siempre estaba fría.
Puede sonar extraño, pero saber que podía darle calor me agradaba.
La regla era respetar su espacio personal, pero esa regla podía romperse de vez en cuando... al menos cuando yo pensara que era necesario y este era uno de esos momentos. Lo mejor es que sabía que ella también lo creía así o hubiera soltado mi mano al momento de acercarnos hacia la chica que atendía.
-Hola, ¿qué van a pedir?.- habló la sonriente chica y miré hacia arriba las promociones.
Mamá seguramente se molestaría conmigo por estar comiendo "basura que inventaron las grandes industrias para engordar a la población y mantenernos controlados" o el simple hecho de... comer antes de la cena, pero valía la pena por completo.
-Una familiar y dos refrescos.- ella tecleó en la pantalla.- puede agregar la promoción con las galletas con chispas de chocolate.- asintió.
-¿Seguro que quieres comer todo eso?.- la voz de Marinette me hizo bajar la vista hacia ella y sonreí.
-Tengo hambre y de seguro tu también porque no quisiste ir al almuerzo.- oprimió sus labios.
-Oh, Marinette.- dijo la chica que nos atendía y volteé a verla extrañado.- no te había visto.- sonrió.- ¿cómo estás?
-Bien.- respondió y me sentí bastante perdido, ¿acaso ellas se conocen?.- nada nuevo.
-Bueno, no sabía que tenías novio.- rió la chica un poco y luego me miró.
-En realidad nosotros no...
-¿Agregarás algo más?.- negué con la cabeza.- bien, en unos minutos estará su pedido.
-Gracias.- asentí.
-No hay de que. Por cierto Marinette... Marlene me dijo que harán un recorte, pero tu estás salvada.- Marinette asintió en silencio y nos hicimos a un lado para que atendiera a los demás clientes.
¿Un recorte de que?, ¿Marinette está salvada de que?
Recibimos lo que pedimos y cancelé todo. La chica se despidió amable y Marinette estaba más callada de lo que ya era.
No dije nada y simplemente nos llevé al mirador. Saqué las cosas y las puse sobre el capó el auto.
Abrí la caja de la pizza y saqué un trozo, ella miraba hacia abajo.
-Se va a enfriar.- le hablé y saltó un segundo.- ¿te encuentras bien?.- mordí un trozo y con mi mano libre quité su capucha, no puso resistencia y eso me alegró.
-¿Qué no vas a preguntar nada?.- musitó y miré hacia la ciudad.
-¿Quieres que pregunte?.- terminé de comer y la miré de reojo notando como había sacado un trozo pequeño observándolo detenidamente.
-Tu eres el curioso... pareces un gato.- me reí por su comentario.
-Ya que lo planteaste... ¿quién era ella?, ¿cómo te conoce?, ¿a que se refería con que tu estás salvada?, ¿por qué no me dijiste que...?
-Lo sabía.- suspiró.- tu curiosidad no tiene límites y llegas a ser muy molesto a veces.- me encogí de hombros.
-No pregunté porque no quiero que te sientas incómoda.
-Trabajo ahí.- mordió la pizza y abrí más mis ojos.- por eso ella me conoce y sobre lo del recorte es que despedirán gente que ha hecho fallas en su turno. Como no he tenido ninguna yo estoy a "salvo".
Esperen un segundo... ¡¿Marinette trabaja ahí?!
-¿Qué?
No sabía como reaccionar... o sea, no creo que sea malo que trabaje, pero... me sorprende que ella... ¡me refiero a que es una persona que evita a la gente!
-Creo que fui clara con mi respuesta.- me erguí.
-Lo sé, lo sé... pero... ¿por qué?, ¿por qué trabajas ahí?
-La gente trabaja para tener dinero.- respondió seriamente.- si te extraña el hecho de que sea una pizzería, pues no tengo contacto con la gente... no soy mesera o algo así, me encargo de la bodega.
Bueno eso explica algunas cosas.
-En... entiendo.- agregué abriendo el refresco y tomando un sorbo.
La observé en silencio, mis ojos se perdieron en su cuello unos segundos y...
-Ayer... ayer Nino me dijo algo.-tragué con dificultad y alzó sus ojos hacia mi.
Su rostro era bastante angelical e imaginar lo que Nino me dijo, me era casi imposible al verla... sus ojos azules me estaban matando lentamente.
-Puedo asumir que él también me ignorará, ¿no?.- sonrió con sarcasmo.- ¿eso quieres decirme?.- negué con la cabeza.
-En realidad es todo lo contrario, pero lo que quiero preguntarte es...
¿Cómo le haces una pregunta así a una chica?
En primer lugar... ¡no le haces esa pregunta a nadie!
Ella me preocupaba, pero no quiero hacerla sentir mal y mucho menos quería que se alejara de mi por pensar esas cosas. No lo haría, no le preguntaré.
Primero hablaré con todos los del salón para que se atrevan a repetirlo en mi cara.
-Pues, Nino me dijo que... que quería que saliéramos nosotros con él y su novia.- le sonreí lo más convincente y me miró con seriedad.
Adrien... acabas de romper una de sus reglas.
Aunque no era del todo mentira. Nino me dijo que quería conocerla más y de paso también que yo conociera a su novia... ¿qué diferencia hay de juntar las dos cosas que quería Nino?
¡Que no deja de ser una mentira hecha con dos verdades!
-¿Alguna vez te has decepcionado de ti mismo?
¡Me descubrió!, ¡ahora de seguro no me vuelve a hablar!
-Creo que si... .- como ahora mismo por ejemplo.
-Yo todo el tiempo.- se giró viendo la ciudad a lo lejos.- pero... ¿qué se siente tener orgullo de algo?
-La verdad no estoy del todo seguro, podría decirte que sentirte bien al hacer algo que ayuda a los demás o a ti mismo. Puede incluso no ser necesario sentir orgullo de algo que haga el bien... pero ya sería enseñarte el mal y eres demasiado buena para eso.- me puse frente a ella sonriendo y me miró hacia arriba.
-¿Tus padres están orgullosos de ti?.- parpadeé un par de veces y medité un momento su pregunta.
-Pues me lo han dicho algunas veces... pero no estoy seguro del todo si lo están ahora mismo.
-Ya veo.- miró mi pecho y alzó su mano hacia mi camiseta riendo por lo bajo.- tienes... tienes pelo de Plagg.- tomó con sus dedos el ejemplar de mi gato y sonrió.
Mi corazón comenzó a golpear con fuerza mi pecho... ¿por qué verla sonreír provocaba eso en mi?, ¿por qué no quería que su sonrisa desapareciera?, ¿por qué me estoy acercando más a ella ahora mismo?, ¿por qué estoy tomando su mejilla con mi mano ahora mismo?, ¡¿por qué quiero besarla?!
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