A penas llegué a casa luego de poder librarme de mi ex novia, me di una ducha rápida para estar listo para la fiesta de Kim.

Solo quería divertirme y lo bueno es que mi madre no me hace problemas con respecto a eso. Supongo que confía en mí.

Saqué mi chaqueta favorita del armario y me enfundé en ella peinando mi cabello húmedo con mis dedos.

Ordené mi bolso y me lancé a mi cama para descansar un poco antes de que fuera la hora de salir. Crucé un brazo detrás de mi cabeza y con el otro tomé mi celular para marcarle a Nino, pero este no contestaba. Resignado dejé el móvil a un lado y suspiré prolongadamente.

-Adrien.- la voz de mamá se oyó detrás de la puerta y la abrió como de costumbre sin tocar.

-Mamá, ¿cuántas veces he dicho que toques?.- cuestioné y ella me miró fijamente cruzada de brazos.- podría estar vistiendome o...

-Cariño, yo te traje al mundo. No hay rincón de tu cuerpo que no conozca.- sonrío y mis mejillas ardieron.- si te contara las veces que tuve que correr a casa porque te habías hecho en los pant...

-¡Mamá!.- alegué y soltó una risa más sonora. Yo por mi lado cubrí mi rostro con mi almohada.

Sentí que el colchón se hundía a mi costado y como ella descubría mi rostro. Comenzó a peinar mi cabello con sus dedos y podría jurar que me quedaría dormido si seguía así.

-¿A que hora llegarás?.- preguntó suavemente.

-Yo creo que mañana.- bromeé y jaló mi cabello sonriente.- ¡auch!, ¡no tan tarde!, ¡no tan tarde!, ¡mamá eso duele!.- dejó en paz mi cabeza y yo hice un puchero.

-No tan tarde porque mañana tienes clases.

-No quiero ir a la cárcel.- alegué y negó con la cabeza.

-Antes te gustaba ir a la escuela y eras el mejor de la clase.

-Las personas cambian.- le saqué la lengua y la tomó con sus dedos fuertemente.

¡Esta mujer quiere matarme!

-No hagas gestos ofensivos hacia tu madre.- dijo sonriente. Esa sonrisa a veces me daba miedo.

Alcé las manos y me soltó. El maullido de Plagg se oyó y mi atención se posó en mi gato, el cual se subió al mueble donde guardo mi ropa... más precisamente a molestar a mi pez Bernardo.

Lo sé... tengo un pez llamado Bernardo, pero es que los peces son criaturas simples y sofisticadas. ¡Mi pez necesitaba un nombre con poder!

Mamá se puso de pie y tomó a Plagg justo en el momento que metería su pata contra mi precioso Bernardo.

Realmente Plagg solo jugaba con él, pero mamá decía que en cualquier momento ya no estaría Bernardo en su pecera y sería porque confié mucho en mi gato.

-Ten cuidado y por favor no bebas si conducirás.- se posó en el borde de la puerta.

-Tranquila. Si mañana hay clases, ¿no?.- Alcé una ceja.- ¿cuándo te he fallado?

-No intentes jugar conmigo Adrien.- se giró y habló a sus espaldas.- si podía detectar cuando comprabas un chocolate con el resto de dinero de la compra, créeme que no me es difícil saber cuando has bebido.

-¡Lo haré con responsabilidad!.- exclamé cuando se perdió de mi campo de visión.

○○○

Bajé de mi auto y ya podía oír la música  hasta el tope que venía desde la casa de Kim.

La puerta estaba abierta y había gente bailando, no era algo para nada calmado y a pesar de no ser muy fanático de estas cosas, pues... me gustaba compartir con los demás.

En menos de tres segundos ya me habían ofrecido un vaso. Lo acepté y di un sorbo, me giré y una chica me tomó del brazo. No se quien era pero estaba tan ebria que estoy seguro que ni ella misma sabía quién era... bailamos, nada fuera del otro mundo. Luego se despidió y fue a bailar con sus amigas.

Busqué con la mirada a Nino, supuse que estaría poniendo la música así que me dirigí hacia la parte trasera de la casa. Tenía un gran jardín y una piscina.

¿Dónde se metió este idiota?

Oh, ahí está... pero está con una chica. Debo asumir que ella es Alya.

Genial, me han robado mi mejor amigo. Definitivamente no le arruinaría el ambiente a mi amigo, así que me dispuse a sacar bocadillos de una mesa.

¡Queso!, ¡jamón!, ¡galletas!, ¡papitas!

Sin duda lo mejor de las fiestas para mi era la comida. Solo disfruto de las pequeñas cosas que nos regala la vida.

-¡Comencemos las apuestas!.- oí la voz de Kim.

Cuando gritaba eso... ay Dios, mejor ni me acercaba. Todos se fueron dentro de la casa. La mayoría de sus apuestas en las fiestas tenían que ver con beber hasta el fondo y yo le dije a mamá que sería responsable.

Lo sé, lo sé... soy un niño de bien. Aunque realmente era que no tenía ánimos de beber hasta no recordar nada y cabe sumar que mañana es segundo día de clases.

La primera vez que llegué ebrio a la casa, pisé a Plagg, tiré una tarta que había hecho mamá y papá me golpeó con un bate al pensar que era un ladrón. Para nada una buena experiencia...

El ruido se fue hacia dentro de la casa y podía oír los gritos de todos al mismo tiempo... "hasta el fondo" repetidas veces.

Me concentré en la piscina y aquella luz azul que reflejaba... tenía serpentinas por todos lados. Suspiré y tomé otra papa de la mesa.

-Deberías tener vergüenza de comer las papas de alguien más.- oí detrás de mi y pegué un salto por el susto.

Mi corazón latió fuertemente y me giré enseguida para ver quien me había hablado.

-¿Cómo?.- había una chica sentada en una silla. Traía una capucha y al parecer estaba, ¿leyendo?

-Que yo compré mis propias papas y acabas de robarlas.

Espera... tiene un lápiz, quizás esté dibujando o queriendo asesinarme con él por robar sus papas.

-Y-yo... lo siento.- limpié mi mano y no dijo nada.

No podía ver su rostro y menos sus ojos. Se mantenía viendo su cuaderno y me daba curiosidad saber que hacía.

-¿Qué haces?.- pregunté apoyándome en la mesa para mirar su cuaderno y esta lo ocultó con sus brazos.

-Dibujar.- respondió secamente.

-Eso ya lo sé... pero ¿qué dibujas?

-Dibujos.- fruncí el ceño. Esta chica me está tomando el pelo.

Nos quedamos en silencio, pero por alguna razón no era incómodo.

-¿Por qué no estás adentro con los demás?.- pregunté y detuvo su mano.

-¿Por qué tu no estás adentro con los demás?

Bien, ella no parece querer hablar conmigo. Básicamente me dijo "yo a mi asunto y tu a tu asunto", pero yo no me dejo vencer tan fácil.

-¿Eres familiar de Kim?

-...

-¿Te gusta bailar?

-...

-¿Aunque sea te gusta hablar?.- alcé una ceja y suspiró... creo que la hice enojar.

-Ninguna de las anteriores.- se puso de pie y la observé detenidamente.

-Oye...

-¡Adrien!.- otra vez Lila... ¡¿Qué hice de malo para que ella aparezca justo ahora?!

La pequeña chica se fue quien sabe donde y yo por mi parte me quedé pensando un momento el porqué se me hacía familiar.

Mi memoria no puede ser tan mala, ¿o si?

¿Dónde la vi antes?