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Discusiones al descubierto

Fueron segundos en los cuales todo alrededor se detuvo. Solo podía oír el latido de mi corazón retumbar en mis oídos.

Mi boca estaba seca y mis manos comenzaron a sudar. Cada paso que daba era más firme que el anterior, sobretodo cuando tuve la oportunidad de tomar la mano de Marinette cuando se separaron.

Sus ojos azules se voltearon a verme con miedo, luego asombro y después... ¿Felicidad?

Sonrió al ver que era yo, pero... ¿Por qué sonríe?

Vi que Luka tuvo la intención de decir algo, pero no me permití oírlo. Solo comencé a caminar sin soltar la mano de Marinette, para alejarnos de ahí.

Aceleré el paso hasta llegar a mi auto estacionado y solo entonces me detuve a un costado de este. Mis ojos buscaron el rostro de ella... Y no se demoraron mucho, ya que me veía fijamente.

—Viniste a clases. — dijo suavemente.— ¿ya te sientes mejor? —Fruncí el ceño ante su pregunta.

¿Acaso si estaba bien?

No, no lo estaba en lo absoluto y es por culpa suya.

—¿Por qué... — respiré profundo. — lo abrazabas?

—¿Qué? — ladeó la cabeza y solté su mano más brusco de lo que quería. Ella siguió mi acción sin comprender.

—Lo abrazabas... A Luka.

—Es que tu lo dijiste. — mantuve silencio. — los abrazos son para felicitar, para cuando estás triste, para demostrar amor o agradecer... Los abrazos son relativos. A veces sólo necesitas un abrazo para no sentirte solo.

Tomé aire y la abracé sin previo aviso. Cerré mis ojos para sentirla cerca mío.

—¿Necesitas un abrazo? —preguntó envolviendo mi cintura con sus brazos y negué con la cabeza.

—Te necesito a ti... Solo te necesito a ti.

—No entiendo.

—Lo siento, por no responder tus mensajes.

—Oh, está bien... Después de todo no te sentías bien.— me alejé y tomé su rostro con una mano, acariciando su mejilla.

—¿Tú estás bien? — sonrió y alzó su mano apretando mi mejilla ligeramente. Me quedé quieto, intentando controlar mi respiración.— ¿ocurre algo?

—Es que... Estoy feliz de verte y extrañé tu rostro.

Mi cuerpo se movió por si solo y junté su frente con la mía. Su mirada me comenzó a llamar cada vez más, pero a la vez me mostraba tanta inocencia por mi cercanía, y evitaba que hiciera algo indebido.

El sonido de la campana nos hizo reaccionar. Volteamos en dirección al instituto y algo resignado tomé su mano para irnos a las últimas clases del día.

°°°

Concluida la jornada, Marinette y yo acordamos ir al mirador para ponernos al día. Hoy no le tocaba trabajar en la pizzeria, así que sería perfecto.

Marinette me dijo que quería ir al baño, entonces le dije que la esperaría afuera del instituto.

Tomé mi celular para distraerme mientras esperaba, pero sentí que alguien tocó mi hombro. Volteé encontrándome a Luka con su guitarra colgada en la espalda.

—Hey. — saludó y lo miré algo incomodo. Cosa que no duró mucho.

—Hola. — le di una media sonrisa.

—Oye... Quería hablar contigo. — posó una mano en su nuca. Se veía algo avergonzado o afligido.— sobre lo de Marinette.

—Está bien. — me encogí de hombros. — realmente no hay nada que hablar.

—Claro que sí.— me interrumpió. — o sea... Si hubieras visto la cara que pusiste, estarías igual que yo ahora. — reí sin ganas. — no quiero que tu y tu novia tengan algún problema por culpa mía... Te juro que no hay malas intenciones de por medio. Marinette parece una buena chica, aunque le cuesta hablar un poco con la gente.

¿Mi novia?, ¿Luka piensa que Marinette y yo somos novios?

—Espera un segundo... —guardó silencio y sujetó la correa de su guitarra. — de verdad que no hay problema. Además ella y yo... Da igual. — forcé sonreír y se que lo notó.

—Adrien, ese abrazo no era nada de lo que piensas.

—Yo no pienso nada realmente.— suspiró y puse una mano sobre su hombro. — ella puede gustarte, pero eso no quiere decir que yo no estaré en medio.

¿Acaso acabo de amenazarlo?

Que alguien me diga que demonios estoy diciendo.

Luka miró mi mano y formó una fina línea en sus labios antes de hablar nuevamente.

—Ella estaba preocupada por ti. — soltó y nos quedamos viendo. — en estos días me costó poder hablarle, ya que me evitaba... Solo la veía hablar con Nino. Pero ayer se acercó sola y me pidió un favor... Nunca vi a nadie temblar tanto por soltar unas cuantas palabras.

¿Marinette... Le pidió un favor?

—¿Ella te habló? —asintió.

—Hoy le di una respuesta sobre lo que me pidió y creo que se puso feliz... O sea, estoy seguro de que ni siquiera pensó que me abrazó y solo fue una reacción innata. Quería explicártelo para que no tengamos malos entendidos... Además de que creo que podemos ser buenos amigos.

Pensé un momento sus palabras y miré el suelo ordenando mi cabeza.

—¿Entonces que dices?, ¿amigos? — me extendió una mano y la estreché.— bueno, ya debo irme. Tengo algunas cosas que hacer.— se alejó dos pasos.

—Luka.— llamé y se detuvo girando su rostro. — ¿cuál fue el favor que te pidió Marinette?

—Mmh... No es algo que me corresponda hablar. Lo siento.— hizo una seña con la mano y se fue sin que pudiera insistirle más.

Tomé asiento en las escaleras de la entrada, pensando en que fue lo que ella pudiera pedirle a Luka, pero no se me ocurría nada.

—Oye. — oí la voz de ella y alcé la cabeza encontrándome sus ojos frente a mí. — ¿vamos?

No dije nada y solo me puse de pie caminando hacia mi auto. Nos subimos y emprendimos camino al mirador.

Cuando llegamos a nuestro destino, apoyé mi cabeza sobre el volante y suspiré.

—Marinette. — hablé por lo bajo. Me erguí viendo el paisaje frente a nosotros, esperando alguna palabra de su parte, pero no dijo nada. — hablé con Luka.

—Oh... —susurró.

—Se que estoy siendo un entrometido. Se que hice mal en no responderte estos días y se también que... No debería preguntarte esto, pero quiero saber que fue lo que le pediste.

—No puedo decirte.— respondió al instante y fruncí el ceño ahora viéndola a mi costado. Ella mantenía su postura hacia la ventana.

—¿Por qué?

—Porque no.

¿No quiere decirme?, ¿que es tan importante como para que Luka sepa y yo no?

O mejor dicho... ¿Por qué tiene que saber él y yo no?

Se conocieron hace unos cuantos días... ¿Qué hizo para que le hablara por su cuenta?

Me sentía frustrado y un completo estúpido... Quizás si le hubiera respondido los mensajes o si la hubiera llamado, ella no tendría que haber acudido a alguien más para pedir un favor.

—Dijimos que no tendríamos secretos.— que hipócrita me siento usando las reglas.

—Aún así no te diré.

—¿Por qué? — me alteré un poco.

¿Tenía que ver con su padre?, ¿le ocurrió algo malo?

No se si era mi preocupación hablando o los celos.

—Te lo diré pero... Aún no. — guardé silencio y apreté con mis manos el volante para intentar serenar mi respiración.

—¿Cuál es la diferencia entre decírmelo ahora o después? — cuestioné.

—Que aún no puedo decirte.

Creo que estuvimos callados más de quince minutos y lo más probable es que le preocupó que no dijera nada, ya que decidió romper el ambiente mudo que formamos.

—¿Estás molesto? — sonreí con ironía.

—¿Qué te hace pensar que estoy molesto?

—No has dicho nada en mucho tiempo... No sonríes y tus cejas están fruncidas. Tu mandíbula está tensa y aun no sueltas el volante.

—No estoy molesto. — mentí.

—Tu lenguaje corporal dice lo contrario. — musitó y tomé una gran bocanada de aire.— no se porque quieres saberlo...

—Porque me preocupas.

—Y si te digo que no es nada malo... ¿Ya no estarías preocupado? —bufé y la miré de reojo. Cruzó sus brazos. — no entiendo porque sigues molesto.

A veces quisiera que pudiera entender un poco más como me siento, pero no puedo culparla en lo absoluto.

—Porque me siento estúpido. Si no me hubiera quedado en mi casa deprimido, probablemente me hubieras pedido ese favor a mi y no a él.— bajó la mirada a sus pies y negó con la cabeza.

— No realmente...

—¿O sea que no me hubieras pedido nada? — solté indignado.

—Claro que no. No es algo que deberías hacer.

—¿Cómo lo sabes?

—Solo lo sé. — volteé a verla sintiendo una horrible presión en mi pecho.

Su voz sonaba serena, como si no se diera cuenta de que ahora mismo estuviéramos discutiendo.

—Por un demonio...

—¿Pero que sucede?, ¿por qué sigues enojado?— se acomodó en mi dirección y tomó una de mis manos con la suya.

—Porque estoy celoso... Porque lo abrazaste.— dije sin pensarlo dos veces y ahora yo tomé su mano viendola fijamente. — ¿que por qué me enoja?, porque pudiste hablarle normal... Cosa que conmigo no pudiste hacer en un principio.

—¿Celoso...? —  su expresión era completamente confusa.— ¿por qué? —negué con la cabeza y tomé su rostro con ambas manos.

—Aún no te das cuenta, Marinette.— me acerqué más de lo debido con mi corazón queriendo escapar de mi pecho. — tú me gustas.

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