Confrontación
-El sábado podríamos hacer la salida. ¿Qué opinas?.- preguntó Nino mientras íbamos hacia el salón.
-Me parece bien... yo me encargo de hablarle a Marinette.- sonrió.
-Excelente.- palmeó mi hombro entusiasmado.- estoy seguro que se llevará muy bien con Alya. Mi canelita es un amor de persona.- habló entre suspiros y solté una carcajada.
-Quien diría que Nino Lahiffe estaría en las nubes por una chica.- solté llegando a nuestros puestos.
Mis ojos buscaron a Marinette al final del salón, pero no estaba y eso me preocupó. Por la noche le había dejado un mensaje para saber si llegó bien, pero no lo respondió.
Sentí un empujón en mi hombro y realmente no me extrañó ver a Kim luego de eso frente a mi con una sonrisa burlona.
-¿Buscas a alguien, Agreste?.- preguntó y lo ignoré dándome la vuelta hacia el pizarrón tomando asiento en mi lugar.- ¿ahora te comió la lengua el gato?.- habló nuevamente.
No caería en su juego estúpido. Kim podía ser bastante molesto si se lo proponía, aunque antes tuvimos algunas diferencias... siempre las habíamos arreglado bien y quedábamos como amigos, pero ahora mismo no tenía muchas ganas de serlo.
-Quizás alguien más te comió la lengua.- exclamó y rodé los ojos.- ¿un bicho raro quizá?
Miré a Nino un momento y también se mantuvo en silencio. Al parecer tambien pensaba que lo mejor era no responderle para evitar un mal rato.
Los demás entraron al salón y conversaban de lo de siempre. Sentí un golpe leve en mi espalda y luego de este, otro... miré hacia abajo notando bolas de papel en el suelo.
-Vamos, Agreste. ¿Acaso no vas a sentarte atrás otra vez con tu "amiguita"?.- presioné mis puños sobre la mesa y respiré profundamente para calmarme.- ¿acaso te subió la tarifa?
-Ya deja de molestarlo .- oí la voz de Nino y lo miré un segundo. Estaba volteado hacia atrás hablándole a Kim quien estaba en el otro extremo.
-No te metas Lahiffe.- escupió.- ¿acaso eres su guardaespaldas?.- sentí la silla arrastrarse.
-Es mi mejor amigo y si tienes un problema con él, también lo tienes conmigo.- respondió e internamente ya estaría abrazando a este idiota.
Tomé el brazo de Nino e hice que se sentara.
-Gracias, bro... pero no lo tomes en cuenta. Solo quiere andar jodiendo porque no tiene nada mejor que hacer.
Oí los murmullos de los demás, pero los ignoré.
-Uy, ya salió en defensa el perro faldero.- algunos se rieron por su comentario.
De verdad que me estaba conteniendo mucho en ir y encararlo.
"Un Agreste siempre mantiene la compostura y jamás se deja intimidar por nadie."
Las palabras de mi padre resonaban en mi cabeza como un bálsamo de tranquilidad.
"Siempre con orgullo y la verdad por delante ante las injusticias."
Las palabras de mamá se entrelazaban con las de papá.
-¿Qué pasa Kim?.- oí la voz de Chloe.
-Ya sabes... Adrien que aún no aprende a no meterse donde no debería.
-Que ridículo.- soltó con gracia.- bueno, no me sorprende si al fin de cuentas es hombre.
-Claro, eso explica muchas cosas.- agregó Kim y me mantuve viendo al frente.- ¡Oye Agreste!.- llamó.- ahora que lo pienso mejor nos das el dato de cuanto cobra.
No se en que momento me puse de pie y al momento de reaccionar solo me di cuenta que estábamos en el piso del salón golpeandonos.
Los gritos de mis compañeras se hicieron presentes pidiendo que nos detuvieramos. Sentí a Nino intentar alejarme, pero a este idiota no lo soltaría tan fácil.
Kim me golpeó en el ojo y se lo devolví en la quijada. Estaba sobre él y no podía controlarme en lo absoluto.
-¡Repite lo que dijiste, idiota!.- le grité tomándolo de la camiseta quedando frente a frente.
-Estás haciendo el ridículo por una puta que nadie quiere aquí. Deberías pensar mejor lo que haces.- respondió y mi mandíbula se tensó a más no poder.
-¡Marinette no es ninguna puta de nada!.- golpeé su espalda contra el suelo y se quejó sujetando mis muñecas para que lo soltara.
-¡Adrien déjalo!.- Nino intentó separarme otra vez pero lo empujé.
-¡Nadie aquí la conoce!, ¡no tienen derecho a siquiera mencionarla!.- él aprovechó de darme otro golpe ahora en mi labio y comenzó a sangrar.
Sentí la sangre en mi boca, pero no me dolía. Estaba tan enojado e indignado que no lograba incluso comprenderlo.
Nino logró que lo soltara y me alejó de él poniéndose entre los dos empujando mi pecho hacia atrás.
-¡Escuchenme bien todos aquí!.- alcé la voz y los que estaban alrededor de Kim me miraron petrificados.- ¡el que se atreva a meterse con Nino y Marinette se las verá conmigo!, ¡me da igual de quien mierda sean hijos cada uno de ustedes!.- los apunté con enojo y algunos se hicieron hacia atrás.
-Esa chica facilona te puso en nuestra contra.- habló Chloe y me enfoqué en ella.- es ridículo que por esa ahora le pegues a Kim que es tu amigo de hace años.- lo apuntó apoyando una mano en su hombro.
-¿Y no te parece más ridículo ignorar a una persona por rumores mediocres que dicen que es prostituta?.- debatí y frunció el ceño.
-Todos aquí saben que ella es puta igual que su madre y más aún que su padre es un mafioso.- respondió.- ni siquiera debería estar en este instituto.
-Eso a ti no te consta.- sus ojos azules mostraban indiferencia.- No se con que clase de personas he estado todos estos años.- escupí viéndolos con decepción.
-A todos nos consta, Adrien.- habló Alix dando un paso adelante.
-Y aunque así lo fuera... es inhumano lo que han hecho todo este tiempo. ¿Cómo se sentirían ustedes si de la nada te empezaran a ignorar como si fueras invisible?, ¿alguna vez se supusieron en los zapatos de Marinette?
-Todos nuestros padres llegaron al acuerdo de que no le habláramos porque es una mala influencia y su familia aún más.- agregó Sabrina.- papá me dijo que su padre es alguien muy peligroso y que no debía acercarme a ella.
Miré a Rose y esta se abrazó a sí misma con tristeza.
-¿Tu piensas lo mismo Rose?.- pregunté viéndola fijamente.
Rose era de las personas de más buenos sentimientos que conocía. Tenía la esperanza de que al menos ella me daría la razón en lo que decía.
-Yo no puedo desobedecer a mis padres.- musitó con los ojos llorosos.
-No seguiré oyendo esta mierda.- me solté del agarre de Nino y tomé mis cosas de mi asiento.- todos se van a arrepentir de por vida por lo que le han hecho a Marinette.- los apunté.- cada uno de ustedes le pedirá perdón, eso se los juro porque me llamo Adrien Agreste.- hablé pasando la mano por el borde de mi labio limpiando la sangre.- Antes de juzgar deberían darse el tiempo de conocer a las personas.
Salí del salón sin importarme las miradas de los demás estudiantes sobre mi, externos a nuestra clase, aunque sabía muy bien que estaban enterados de la situación. Ya que aquí los chismes llegan más rápido que el aire a los pulmones.
□□□
La taza que tenía mamá en sus manos cayó al piso y rápidamente se acercó a mi con preocupación tomando mi rostro con ambas manos.
-¡Dios mío!, ¡¿qué fue lo que te pasó?!.- gritó y le sonreí a penas, sintiendo tristeza al ver sus ojos cristalizandose.
-Tranquila, mamá... estoy bien.- respondí y frunció el ceño.
-No me vengas con tonterías, Adrien Agreste.- me soltó y tomó su celular, pero rápidamente se lo arrebaté.
-Mamá...
-¿Quién te hizo esto?, respondeme e iré ahora mismo a darle unas buenas...
-Mamá, solo fue una pelea en el instituto.- le resté importancia y suspiró cruzándose de brazos para luego volver a tomar mi rostro, examinadolo más a detalle.
-Pero mira como tienes el ojo... iremos al hospital y llamaré a tu padre para ir al instituto.- quitó el delantal dejándolo sobre el mesón y me rodeó yendo hacia la sala.
-No le hables a papá y no quiero ir al hospital tampoco.- agregué siguiendola detrás.
-Esto no quedará así jovencito.- suspiré con cansancio... quizás fue peor venirme a casa.
-Mamá.- tomé sus manos para que me viera intentando calmarla un poco.- no quiero hacer un drama por esto, por favor... ¿puedes entenderme?
-Soy tu madre. Intenta entenderme a mi también.- respondió con terquedad y miré el suelo.- aunque no le diga a tu padre ahora mismo, él se enterara de todos modos al verte y créeme que no se quedará callado aunque se lo pidas.
-Primero dejame explicarte lo que pasó...
-Te pondré hielo en ese ojo primero que nada.- habló seriamente y desapareció en la cocina otra vez.
Me senté en el sofá viendo el techo y solté todo el aire sacando mi celular para ver si Marinette me había respondido, pero no tenía ningún mensaje.
-¿Por qué no contestas...?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro