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Cita

Estaba nervioso, lo admito.

Había invitado a Marinette a salir, aunque claramente especifiqué que esto si era una cita como tal. Debo confesar que nunca tuve una antes, ya que las veces que salía con Lila no es que pueda llamarlo una "cita" realmente, y es que se basaba en que ella estaba con sus amigas la mayoría de las veces que nos reuníamos. Además de que nunca le tomé peso a lo que se supone que teníamos, entonces, no me improraba hacer el mínimo esfuerzo por invitarla a pasear o comer... O lo que sea que hagan las parejas "normales".

Era jueves y Marinette no tenía trabajo por la tarde, así que luego de acabar nuestras clases,  fui a dejarla a su casa para que dejara sus cosas. Mientras, yo me debatía en que demonios ponerme para salir con ella.

Veía mi closet a la distancia, sentado a los pies de mi cama con algo de frustración. Mi cabello goteaba por la ducha que me había dado hace unos minutos y Bernardo daba vueltas en su pecera, como queriendo decir que me apresurara en salir.

—Bernardo, tu eres un pez con clase.— le hablé levantándome de mi sitio para quedar frente a él. — ¿qué crees que debería ponerme? — toqué su pecera y se quedó quieto un momento para luego ocultarse entre sus rocas. — traidor y cobarde. — bufé y oí una risa a mis espaldas que me hizo dar un brinco por la impresión.

—Deja a Bernardo tranquilo, suficiente tiene al escapar de las patas de Plagg.

—Plagg solo juega con él.— respondí yendo hacia el closet para sacar algo.— mamá... ¿Qué se supone que debo ponerme?

—Lo que sea que te pongas estará bien.— giré mi rostro para verla un segundo y captó mi mensaje. — entiendo, entiendo... No necesitas a la mamá que dice "mi hijo es el más lindo del mundo" . — alzó las manos.

—Gracias. — asentí y suspiré. —Es solo que no quiero arruinarlo. — saqué una chaqueta que no veía hace milenios y la inspeccioné.

—Cariño... Marinette no es una chica que se fije en lo que traes puesto.— volví a observarla y se sentó donde estaba yo antes.

—Lo sé... Pero quiero causar una buena impresión y que ella... No me vea como poca cosa.

—¿De verdad crees eso de ella? — alzó una ceja cruzando sus brazos y suspiré.

—No... Es solo mi inseguridad hablando. —  sonrió de lado.

—Hijo, te diré una cosa.— se puso de pie. — fuiste la primera persona que se acercó a ella y que le habló normal. Marinette se abrió a ti por una razón y estos meses que han pasado juntos, en los que vas a buscarla a su trabajo o que viene a la casa de vez en cuando... Al menos a mi me han hecho darme cuenta de lo mucho que significas para ella por como te habla. — sonrió e inevitablemente yo también lo hice. — piensa un poco en la primera vez que la viste y comparala con la Marinette de ahora.— reí de solo recordarla.

—Creo que poco le faltó para golpearme en la cabeza con lo irritante que fui.

—Tú la quieres, ¿no es así? — miré un segundo el suelo algo avergonzado.

—Mamá.— reclamé. — no te lo conté para que me avergüences repitiendolo.

—Soy tu madre, es parte de mi trabajo avergonzarte. — rió y rodé los ojos. — usa el pantalón negro y la camisa azul. —se levantó dirigiéndose a la salida. — lleva una chaqueta porque hará frío más noche. Y recuerda... Solo tienes que ser tú. — me lanzó un beso y cuando me giré oí el sonido de una cámara al tomar una foto.

—¡Mamá! — le grité cubriendome con la chaqueta en mi mano y soltó una carcajada.

—¡Mi bebé preparándose para su primera cita!, ¡necesito una foto de esto! — chilló y cerró la puerta antes de que la alcanzara.

°°°

—¿Qué se le ofrece joven? — preguntó la mujer de avanzada edad en la tienda.

—B-bueno... Quisiera unas...

—Dígame para quien es la flor y le podré recomendar mas fácilmente. — me sonrió y peiné un poco mi cabello hacia atrás.— para una madre, un padre, cumpleañera...

—Es para una amiga... No... En realidad es para una cita que tendré con ella y...

—Ya entendí. — salió del mostrador y caminó hacia uno de los contenedores con rosas. — primera cita. — buscó entre todos esos ejemplares. — una rosa roja es lo habitual en estas ocasiones. Simboliza el amor y la pasión de una pareja.

—En realidad yo... Quisiera unas margaritas.

—¿Margaritas? —parpadeó varias veces y ajustó sus lentes en el puente de su nariz con lentitud. — ya veo... — sonrió nuevamente y dejó la rosa en el mismo lugar de antes, para luego dirigirse detrás del mostrador fuera de mi vista.

La mujer demoró unos minutos en volver y yo me sentía cada vez más ancioso en la espera. Cuando por fin apareció, traía en una de sus manos un pequeño ramo de margaritas con un listón rojo y puntitos negros uniendolas armoniosamente.

—Aquí tiene joven. — me extendió el ramo y lo recibí con cuidado. — un bello ramo de margaritas... Algo inusual en una primera cita, pero sin duda único. Debo asumir que a ella le gustan, ¿o me equivoco?

—Es su flor favorita. — respondí algo avergonzado sin dejar de ver las flores.

—Simbolizan la inocencia y la pureza. Un nuevo comienzo... Y sin duda un amor leal, lleno de felicidad anhelada.

—Todo lo que es ella. — musité antes de pagarle. — muchas gracias.

—No hay de que. Te deseo toda la suerte del mundo.— asentí y salí de la pequeña florería acomodando las flores.

°°°

Creo que todo estaba en orden. Mi cabello lo peiné, me puse perfume, una ropa adecuada como si fuera navidad o año nuevo, compré sus flores favoritas y ahora solo faltaba ella.

Dejé las margaritas en el asiento del copiloto y encendí mi auto para ir al parque, ya que quedamos de encontrarnos ahí.

No medí el tiempo y menos cuando ya me encontraba caminando por el parque en búsqueda de Marinette. Pensé que estaría en el árbol donde siempre ella dibuja, pero en realidad estaba cerca de la fuente esta vez.

Tomé aire profundamente y tragué algo de saliva para relajarme. Estaba de espaldas, pero antes de poder tocar su hombro ella se giró hacia mí. Sus ojos me vieron con algo de sorpresa, sonrió y yo inevitablemente hice lo mismo.

—Hola.— musitó y la observé descaradamente. Su cabello estaba suelto y no traía aquel polo con gorro, en lugar sólo era una blusa blanca y unos pantalones azul oscuro.

Me sentía un poco tonto al haber demorado en escoger algo, sabiendo que a ella esas cosas no le importaban.

—Te queda bien. — sonreí de lado y me miró confundida. — me refiero a tu pelo así, te ves bonita y... Tus ojos delineados. — desvió la mirada.

—Gr-acias... Abigail me dio un delineador el otro día y oyó cuando me invitaste a salir, así que prácticamente me obligó a usarlo.

—¿Abigail?

—Oh, si... No se si recuerdas la primera vez que fuimos a la pizzeria. La chica que nos atendió aquella vez.

—Tu compañera de trabajo. Creo que la recuerdo vagamente.

—Pues ella. Es una fanática del anime, los cómics y novelas de romance... Ese día comenzó a saltar por todos lados y derribó parte del inventario que había organizado. — no pude evitar reír por lo que me estaba contando. — oye no es gracioso.

—¿Eso quiere decir que tienes una amiga?

—La verdad nunca he hablado con ella más que de los horarios del trabajo o sobre la jefa. — comenzamos a caminar por el parque a la par.

—¿Y cómo sabes todo eso del romance entonces?

—Porque la escucho hablar de eso con sus amigas... Habla bastante alto, así que no es difícil enterarse.

—Aún así ella te dio un delineador de ojos. — se encogió de hombros.

—Yo... No lo sé.

Guardamos silencio un momento y recordé que dejé las flores en mi auto, quise golpearme la cabeza por el descuido.

—Por cierto... Te ves bien. — habló por lo bajo y abrí un poco mis ojos. — te ves diferente.

—¿Diferente mal?— negó con la cabeza.

—Diferente apuesto. Me refiero a que... Agh. — miró hacia otro lado y me concentré en mi corazón resonando en mis oídos con fuerza. ¿Acaba de hacerme un cumplido?

—Gracias. — se mantuvo viendo hacia el costado, así que decidí romper el silencio. — parece que alguien estuvo leyendo mucho en Google. — rápidamente giró su cabeza hacia mi.

—Oye, solo leí algunos artículos nada más. Esto lo dije porque realmente lo pensé cuando te... — detuvo sus palabras cuando no aguanté una carcajada. — solo estabas...

—Solo era una broma, Marinette. ¿Realmente buscaste en Google como hacer cumplidos? — se avergonzó al instante y miré su mano balancearse mientras seguíamos caminando.— para serte sincero... Yo si busqué en Google como hacer una cita perfecta hoy. — me atreví a tomar su mano, ella se sobresaltó. Paramos nuestro andar y quedamos uno frente al otro.

—Pero... Tu ya habías salido antes con una chica. — bajó la mirada y alcé su rostro con mi otra mano manteniéndola en su mentón.— con Lila.

—No realmente. Nunca así al menos, además... Creo haberte dicho que todo lo que estoy sintiendo y viviendo contigo, es una primera vez para mi. Algo especial... — mis dedos se entrelazaron con los suyos. — y único solo porque eres tú.

—Lo haces otra vez... — sus mejillas tomaron un color rojo y sonreí acariciando su mentón con mi pulgar.

—¿Qué hago exactamente?

—Hacer que crea que necesito un doctor para que revise mi corazón.

—Oye... Tu no te quedas atrás. — tomé su mano libre y la puse en mi pecho. —¿lo sientes?. — asintió lentamente viendo su mano sobre mi pecho. — toda tu hace mi corazón querer explotar como una granada.

—Eso salió en un libro, pero en otro contexto. — sonrió. — ¿o me equivoco?

—No te equivocas. Los mejores cumplidos se encuentran en los libros, Marinette... Aunque, esto sólo fue una respuesta innata.

Todo con ella es tan espontáneo, que a veces me asusta que me vuelva todo un cursi por su culpa.

Tenía un enorme deseo de volver a besarla, pero comenzamos a caminar otra vez, sólo que ahora tomados de la mano.

Por ahora todo estaba saliendo bien, espero que el desarrollo de esta cita sea incluso mejor que el inicio.

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