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Prólogo: Abel me dijo que no llorara

a: lipseo

—¡Basta, no! —rió tapando su rostro, tratando de evitar que siguiera siendo llenado de saliva debido a las lamidas que el muchacho le estaba proporcionando— ¡Espera, Sungchan, qué asco! —carcajeó cuando Sungchan negó.

—Pero si eres adorable —replicó Sungchan abalanzándose sobre el cuerpo de Shotaro. Sonrió brillantemente, disfrutando de la sensación del cuerpo del menor junto al suyo.

—Claro —respondió con ironía, divertido. Se miraron, frente a frente, sobre la cama destendida del muchacho japonés. Shotaro movió algunos mechones de cabello castaños que cubrían el tierno rostro de Sungchan, el chico cerró los ojos disfrutando el delicado toque—. Esto se siente bastante irreal, ¿sabes?

Sungchan abrió los ojos una vez más, confundido y conmovido a la vez por las palabras de Shotaro. Sus dientes blancos se asomaron en cuanto sonrió y se acomodó más cerca de su novio, rozando sus narices juntas. La mano del coreano rodeó suavemente la cintura de Shotaro.

—¿Por qué lo dices? —movió su pulgar en círculos. Una maña que había adoptado con el tiempo saliendo con él.

—Toda esta felicidad... —su rostro se deformó en una mueca pensativa— es demasiado buena para ser real. Sungchan se inclinó ligeramente y robó un beso de los labios cálidos del mayor.

—Tal vez porque no lo es.

Un estruendo lo sobresaltó.

—¡Osaki! —apretó por el susto el vaso de café en su mano, provocando que este se derramara y su rodilla dio contra el pesado escritorio haciéndole soltar un quejido. Una mueca de disgusto adornó su rostro al sentir el líquido frío y pegajoso deslizarse a sus pantalones y a lo largo de su mano.

—¿Pero qué-? —exclamó mirando el desastre de café, hojas de papel y dolor que se había creado.

—¿Soñando con el Príncipe Encantador? —dijo Jeno retrocediendo un poco al ver el café comenzando a derramarse al suelo.

—Oh, muérdemela —contestó levantándose y yendo al pequeño armario de suministros al fondo del aula.

Jeno se carcajeó—. No gracias, prefiero la de KunHang.

Shotaro hizo una mueca de desagrado ante el comentario, sabiendo que vendría un comentario como aquel de parte de Jeno sobre su apreciado y casi graduado novio. Ignoró por completo al muchacho y se dedicó a escarbar en el armario buscando un trapeador. Finalmente lo encontró al fondo de este.

—Todo por tus graciosos chistesitos, Lee —dijo entredientes, limpiando el latte frío del suelo.

—Oye, estabas babeando con esa sonrisita tonta en tu rostro, aquel mocoso te tiene realmente mal, eh —se cruzó de brazos, recargando la cadera contra la pared, mirándole con diversión y picardía.

—Tiene diecinueve años, Jeno, no dieciséis. No es un mocoso —Jeno se encogió de hombros como diciendo "si tu lo dices"—. Como sea, no era necesario despertarme de esa forma.

—Es más divertido asustarte, la verdad —dijo tomando el trapo del hombro de Shotaro y comenzando a secar el líquido de la superficie del escritorio y tirando el papel húmedo al bote de basura— Ugh.

Continuaron limpiando entre pláticas triviales y bromas inocentes hasta que finalmente el salón se veía limpio, sin embargo aún se percibía el olor a café en el aire. Su momento de amistad se vio interrumpido por la presencia de una cabellera rosada entrando abruptamente al aula.

—¡Hey! —exclamó asutando, de nuevo, a Shotaro.

—Venga ya, dejen de entrar como si fuera su maldita casa —lanzó el pedazo de tela lleno de café dentro del estante con fuerza, azotando un poco la puerta y regresando a su asiento dando largas zancadas. Hendery sólo parpadeó y se encogió de hombros para dirigir su atención al muchacho de cabellos azules.

—¿Está todo bien con Shotaro? —murmuró Hendery contra la sien de Jeno cuando este se acercó y rodeó su cintura en un abrazo empalagoso.

—Solo despertó del lado equivocado de la cama, digamos —sonrió besando la mejilla pálida. Hendery asintió.

—Bueno, tengo una presentación de proyecto final en el Black Box a las tres, ¿vendrán a verme? —preguntó levantando las cejas, sonriente.

—Te dijimos que sí desde hace un mes, Hen —contestó Shotaro.

—Oh, perdón por asegurarme de que todo está bien en sus vidas como para poder tomarse un momento para venir a verme bailar —inquirió con algo de molestia. Shotaro suspiró.

—Tienes razón, lo siento —respondió recargándose contra la pared—. Ahí estaremos. Jeno irá vestido de porrista y todo.

Los ojos del peli-rosa brillaron por un instante para dirigir ese mismo brillo, cual reflector, al rostro de su novio.

—Ni se te ocurra, no —respondió levantando un dedo acusatoriamente a Hendery.

—Eres un aguafiestas, ugh.

Intercambiaron un pequeño beso y risillas que a Shotaro solo le hicieron desear fusionarse con el asiento y desaparecer. Se cruzó de brazos, enterrando su barbilla y nariz en el hueco de su sudadera y deslizó el gorro sobre su cabello hasta sus cejas, dispuesto a dormir. Conectó los auriculares que resguardaba siempre en su bolsillo y presionó el aleatorio en la pantalla.

—¿Qué les toca? —las voces de sus amigos se ahogaban por el ruido de la canción que había dejado a la mitad.

—Historia de la danza y después técnicas —respondió Jeno haciendo un gesto agotado con la mención de la primera materia.

Hendery se hizo un gesto con sus labios de "u", sabiendo el martirio que era tomar aquella materia con la profesora designada. Su brazo se enganchó en el cuello de Jeno y le volvió a besar.

Shotaro apartó la mirada, mirando el pasillo sin mucho interés en realidad, movía su cabeza al ritmo de la música junto con los pies, sintiendo la melodía envolver su cuerpo como solía suceder seguido. The Weeknd estalló en sus oídos. Sonrió.

Observaba a gente de artes plásticas, de teatro, de música, de composición y canto, de diseño, de cine, de literatura, fotografía, danza y de filosofía pasar. Cada uno teniendo una esencia y vibra diferentes que le facilitaba a Shotaro definir cuál era su área de especialidad.

I saw you dancing in the crowded room
You look so happy when I'm not with you

Su cuerpo se irguió automáticamente cuando un conjunto característico de composición se abrió paso en su campo de visión. Sungchan caminaba con una mochila casi vacía en su hombro, riendo y caminando con despreocupación. La sonrisa se contagió.

—Hey, ahí está tu-ya-sabes —señaló Jeno casi simultáneamente al momento en que notó al chico castaño pasar.

—Lo sé —dijo tratando fallidamente de que sus ojos no miraran en dirección a Sungchan.

—¿Es el señor soy un rapero esnob? —preguntó Hendery burlonamente recibiendo en respuesta un golpe en el abdomen por parte de Jeno.

—Cállate —le dijo con un tono bajo, sabiendo que Shotaro era algo sensible respecto al menor.

El chico se detuvo un momento cuando una voz aguda y femenina le llamó desde la lejanía. El chico se giró en dirección opuesta a la que caminaba y su sonrisa se amplió todavía más. La muchacha que lo llamaba corrió en dirección al chico y se lanzó a sus brazos con un éxtasis que a Shotaro le causaba envidia.

Y, bueno, era su novia. Shotaro rió cuando les vio besarse, alejando cualquier emoción dispuesta a tirarle las pocas intenciones de esforzarse que había logrado juntar difícilmente aquella mañana. Además de que la frase que cantaban melodiosamente al oído encajó demasiado dolorosamente.

Parpadeó un par de veces y respiró profundo antes de estirarse para cerrar la puerta con la punta de su pie. Jeno frunció las cejas confundido, Hendery estaba igual de extrañado, alternando su visión de la puerta a Shotaro.

—¿Qué fue eso?

Shotaro sonrió suavemente y respondió:

—Abel me dijo que no llorar.

—¿Qué?















por favor, repítanme que debo de dejar de publicar compulsivamente, dios. la gente lo pide yo solo obedezco kjndjkdfn

ojalá les guste jiji

bye.

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