Extra #2: Compromisos
Kun y Lucas
Si bien no hay un manual sobre las relaciones, a Kun le hubiera encantado que lo hubiera y éste viniera con advertencias. "Cuidado: contenido volátil. Proceder con precaución" o "El proceso puede causar agotamiento emocional, estrés y cansancio. No apto para mayores de 13 años". Por supuesto que eso sería en un mundo ideal.
Recuerda cuando Lucas y él se mudaron juntos, finalmente estaban cumpliendo algo de lo que llevaban hablando mucho tiempo. La emoción y la alegría duró lo suficiente antes de que la etapa de la luna de miel terminara y las cosas comenzaran a torcerse.
A nadie le enseñan a como vivir con otra persona. A nadie le enseñan la dinámica difícil que puede ser compartir una vida con alguien más, especialmente después de que uno se acostumbra a la comodidad de la independencia.
Aquella tarde en particular Kun no estaba de humor para lidiar con las malas costumbres de Lucas o cualquier otro tipo de desorden. Abrió la puerta de su apartamento, encontrándose con su alto novio concentrado en un libro. Tenia esparcidos por la mesa apuntes, notas adhesivas de colores y algunos libros abiertos. Sonrió enternecido.
—Hola, amor —saludó deslizando su mochila de sus hombros y colocándola sobre el sillón para después dejar su chaqueta en el perchero que se encontraba a un lado de la puerta.
Lucas alzó la mirada de su libro y lo saludó con un pequeño movimiento de mano antes de regresar a su lectura. Kun caminó con tranquilidad hacia su novio y se dejó caer pesadamente a su lado, en una silla vacía.
—¿Mal día? —preguntó llevando su mano izquierda a la pierna del mayor dejando un suave apretón. Kun asintió haciendo un ligero puchero. Su cabeza se recargó en el hombro de Lucas.
—Mi jefe es un idiota —se quejó soltando un pequeño gimoteo de cansancio.
Fue entonces cuando Lucas finalmente comenzó a prestarle atención. Se irguió en la silla y con las piernas de impulsó lentamente hacia atrás haciendo a Kun apartar su cabeza. Con una mirada comprensiva y amorosa le indicó que se acercara. Kun no dudó un segundo y se acomodó sobre las piernas de Lucas como si se tratara de un niño pequeño. Sus piernas a cada lado y su rostro contra el firme pecho.
—Por hoy ya no tendrás que soportar su anticuado trasero —murmuró contra la frente de Kun antes de depositar un beso. Kun suspiró con satisfacción.
Las manos de Lucas viajaban por su espalda en círculos, alejando la tensión y el estrés de los músculos del mayor. Kun aprovechó para es ondee su rostro en la curva del cuello del menor. Sonrió ante el aroma chocolatoso del chico.
—Esto se siente bien —murmuró distraídamente, sintiéndose adormilado repentinamente.
—¿Sí? ¿Quieres que vayamos a dormir? —preguntó Lucas sin dejar de repartir suaves caricias.
Kun negó ligeramente y despegó su nariz del cuello de su novio. Parpadeó perezosamente y le regaló una sonrisa antes de darle un beso en los labios. Se levantó.
—Primero necesito una ducha —declaró dirigiéndose a su recámara.
—Terminaré de estudiar y en cuanto salgas te alcanzo —dijo Lucas en respuesta. Kun afirmó con un "hmm" y se adentró en el baño.
Soltó una larga exhalación mientras encendía la luz y acomodaba su toalla cerca para poder secarse en cuanto estuviese limpio y cómodo. Sin embargo, toda la tensión que lo había abandonado volvió al notar la ropa de Lucas desperdigada por el suelo descuidadamente. Se llevó dos dedos a sus ojos, muy agotado. Las movió a un lado y comenzó a despojarse de su ropa diciéndose a sí mismo que lo dejaría pasar por aquella ocasión y que por la mañana hablaría con Lucas.
Con ese pensamiento, se adentró en la ducha. El agua caliente acarició su piel dándole una sensación de relajación. Sonrió sintiendo el chorro de agua cálido. El cansancio pasó a ser una agradable somnolencia. Dios, estaba tan agotado. Afortunadamente al día siguiente sería sábado por lo que podría relajarse.
Al salir de la ducha se encontró con Lucas quien aún estaba metido en sus apuntes. Aprovechó aquello para vestirse y humectarla su piel, se sentía bien y agradable. Se dejó caer boca arriba en la cama aún con el cabello húmedo, mirando el techo sobre él.
—¡Cas! —exclamó desde la habitación, esperando que Lucas le oyera a la primera.
—¡Voy! —respondió al instante causando que Kun sonriera satisfecho. Sus ojos se cerraron oyendo los pasos de Lucas acercarse.
La puerta de la habitación se cerró con un chirrido bajito y luego el clic de la perilla. Sus oídos registraban cada movimiento de su novio dentro de la habitación. Podía escuchar la tela de su ropa rozar contra su piel y el ligero sonido de pisadas descalzas. Escuchó el sonido de las luces apagarse y después un peso a su lado hundió el colchón de manera apenas perceptible.
Se giró sobre su costado izquierdo cuando una mano de Lucas rodeó su cintura con aprehensión. Kun podía sentir el calor de la piel de Lucas. Abrió los ojos encontrándose con el rostro impasible del menor, tranquilo y relajado.
—Duerme, no iré a ningún lado —murmuró Lucas. Los párpados de Kun pesaban, siendo guiados por el calor y comodidad que sentía al estar al lado de su novio.
Sus ojos se cerraron y, por esa ocasión, el sueño ganó la batalla contra Kun.
Se despertó por una sensación cosquillosa rondando por la piel de su rostro. Arrugó la nariz provocando una risa torpe, los labios de Lucas aterrizaron en su mejilla dejando un pequeño beso. Aún con la sensación cómoda nublando su cuerpo entero, sonrió.
—Buenos días —murmuró perezosamente. Su voz era amortiguada por la almohada contra su mejilla. Lucas le dio un beso en la nariz y su mano derecha se coló por debajo de su playera para dormir, acariciando su cintura. Se estremeció ante el tacto frío.
—Hola, bonito. Preparé el desayuno —el menor se levantó de la cama haciendo a Kun protestar. Se acomodó boca arriba con los ojos medio abiertos debido a la luz brillante matutina y estiró sus brazos hacia el más alto—. Eres un bebé —lo molestó con ternura.
—Después de ser un adulto funcional por cinco días se me permite —respondió con elocuencia siendo levantado por Lucas.
Kun abrió la puerta y, despacio, ambos salieron de la habitación aún con el mayor entre los brazos de su novio. Al salir a la estancia, Lucas decidió que era buena idea hacerse el gracioso.
—Oh, demasiado peso, no puedo más —fingió desfallecer y ambos terminaron en el amplio sillón. Kun jadeó al sentir el peso de Lucas sobre él y se soltó a reír. El menor le acompañó acomodándose mejor para no recargarse por completo en el más bajo.
—Eres un tonto, Yukhei —musitó entre risas. Lucas no dijo nada, dedicándose a mirarlo en silencio. Seguramente tenía el rostro ligeramente hinchado, su cabello probablemente era un desastre y parecía que no se hubiera bañado en dos días, pero Lucas estaba ahí, admirándolo como la exhibición de arte más bella.
Unieron sus labios en un beso torpe y ansioso. Kun paseó sus manos por la espalda desnuda de Lucas. El más alto respiró pesadamente y se separó.
—Debo apurarme, ¿sí? Tengo un examen —Kun asintió en derrota y ambos se levantaron del sillón para finalmente desayunar.
El desayuno transcurrió relativamente normal. Conversaron un rato, compartieron comida y un par de besos robados. Kun se sentía alegre y tranquilo. Hasta que llegó la parte de levantar todo.
Lucas se apresuró a dejar los platos sucios en el fregadero, acomodándolos descuidadamente mientras repasaba entre murmullos lo que había estudiado ayer. Kun lo miró desde la mesa con una mueca de molestia.
—¿No vas a lavarlo? —preguntó levantándose de la silla. Lucas negó.
—Más tarde, debo meterme a bañar o voy a llegar tarde al examen —le dio un beso en la mejilla y corrió al baño. Kun rodó los ojos.
—Al menos levanta la maldita ropa que dejaste desde ayer. Lucas, no puedo estar haciendo todo yo —el mencionado regresó con el rostro lleno de confusión.
—¿De qué estás hablando? —preguntó con algún de indignación.
—De que no te cuesta nada lavar al menos el plato que usaste al comer o de levantar la ropa del baño al salir. Es molesto tener que hacer todo por ti porque tú no te dignas en hacerlo.
—No entiendo de qué hablas. ¿No estás exagerando un poco? El lugar se ve bien, Kun —contestó con impaciencia.
—Porque yo me esfuerzo para que vivamos cómodos, pero tú también vives aquí.
—Si tanto trabajo te cuesta deja de hacerlo entonces, yo no te pedí que hicieras nada de eso —los ojos de Kun se abrieron en sorpresa ante la última frase. Por supuesto que no tenía que pedírselo, lo hacía porque quería lo mejor para ambos.
—Vete a la mierda —respondió dándole la espalda, centrándose en los trastes sucios por lavar. Escuchó un gemido frustrado por parte de Lucas, pero nada más.
Cuando Lucas salió arreglado para ir a su examen Kun no lo miró, sin embargo Lucas tampoco parecía interesado ya que caminó directo a la puerta y la cerró estrepitosamente.
Kun se llevó una almohada al rostro y gritó por un par de segundos, dejando salir toda la frustración en sus entrañas. Golpeó el colorido adorno del sillón un par de veces antes de respirar profundamente.
Alcanzó su celular y lo desbloqueó abriendo la app de contactos su dedo voló a sus favoritos y presionó el nombre de Shotaro. El muchacho no tardó en contestar.
—Hola, Taro. ¿Estás ocupado? —al recibir una respuesta negativa sonrió— Genial, ¿salimos?
Shotaro parecía genuinamente asustado cuando escuchó el primer disparo a través de sus orejeras. Kun aguantó una risa y tiró de él a un compartimento. En silencio Kun alzó el arma, la cargó y comenzó a disparar a los blancos casi sin parpadear. Una bala tras otra se gastó. Shotaro silbó.
—Tu puntería es asombrosa —elogió presionando la orejeras con sus manos—. ¿Qué sucedió?
Kun recargó la pistola y se encogió de hombros—. Suelo venir aquí cuando estoy molesto o estresado —habló sobre los atronadores disparos. Acomodó los lentes de protección sobre el puente de su nariz.
—Eso ya lo sé, yo te pregunté otra cosa —dijo amablemente. Kun dio dos disparos más antes de contestar.
—Me peleé con Lucas —finalmente declaró ganándose un asentimiento por parte de Shotaro.
—Me lo imaginé —sonrió de lado—. ¿Por qué? —se cruzó de brazos recargándose contra el respaldo de la silla que estaba usando.
—Bueno, me molesté porque le pedí que me ayudara con las cosas que hacer en el departamento. Yo no debería pedírselo, es algo que nos corresponde a ambos —otro disparo que dio al centro. Shotaro saltó en su asiento—. Él se enojó y me dijo que todo lo que yo hacía por ambos nunca me lo había pedido. No entiende que no necesita hacerlo.
Shotaro escuchaba atentamente, su expresión se transformaba conforme Kun relataba lo sucedido. Una vez Kun guardó silencio, Shotaro hizo una mueca y lo miró.
—Creo que ambos están teniendo problemas adaptándose al otro —inició—. Quiero decir, no justifico lo que te dijo, fue horrible. Pero pues llevan poco tiempo de vivir realmente juntos, ya sabes, todo el día.
Kun debía admitir que tenía un punto.
—¿Entonces...? —Shotaro soltó una pequeña risa.
—Por supuesto que debe ayudarte, es parte de los compromisos de vivir juntos. Aunque así como tú estás teniendo problemas adaptándote a más cantidades de desastre, él está tratando de acostumbrarse al orden. Aún así oblígalo a que haga cosas, no puede depender de ti para todo.
Kun rió en acuerdo con Shotaro, analizando las palabras que el menor le acababa de decir. Continuó disparando por un par de minutos más antes de decidir que ya estaba lo suficientemente tranquilo. Llevó a Shotaro a su casa y se dirigió a su apartamento.
Al entrar se encontró con un olor agradable a lavanda. El piso se veía limpio, los muebles estaban desempolvados y la cocina lucía notablemente más limpia. Lucas salió detrás de la puerta.
—¡Sorpresa! —exclamó con emoción. Kun soltó un grito asustado, dando un ligero brinco en su lugar. Lucas comenzó a carcajearse, sosteniéndose del sofá. Kun hizo una mueca, enfurruñado.
—No es gracioso —se quejó tímido—. ¿Qué es todo esto?
Lucas se limpió una lagrimita imaginaria y se irguió acercándose a Kun. Tomó sus manos entre las suyas. A Kun siempre le pareció curioso como sus manos podían verse tan pequeñas junto a las de Lucas.
—Tienes razón. No puedo dejarte todo a ti, vivimos juntos y se supone que debería hacerlo sencillo, no más pesado —besó el dorso de ambas manos—. Te amo y quería que vieras que realmente me importa. Siento mucho lo que te dije.
Kun sonrió, su corazón derritiéndose ante las pal tas del muchacho. Lucas realmente podía parecer un niño pequeño en ocasiones.
—Siento mandarte a la mierda —ambos rieron suavemente.
—Me lo merecía —Kun no lo negó. Simplemente depositó un beso en sus labios y envolvió sus brazos alrededor del cuello del moreno.
—También te amo, Cas —respondió sintiendo su risotto calentarse. Lucas solía decir aquellas palabras seguido, para Kun era un poco más complicado. Sin embargo estaba seguro de que Lucas lo sabía.
Lucas lo apretó entre sus brazos antes de romper el abrazo delicadamente.
—¿Ya podemos ver Thor: Ragnarok? —hizo un puchero que rompió con la atmósfera romántica creada, reemplazándola por la juguetona a la que estaban tan acostumbrados. Kun se carcajeó.
—De acuerdo, pero sólo esa. Nada de que Endgame después porque mañana vamos a lavar los autos y tú me vas a ayudar —Lucas no se quejó, solo asintió entusiasmado y corrió a poner la película.
Kun lo siguió detrás tranquilamente, observando y sintiendo la energía tan alegre que recibía de Lucas. Se acomodó al lado de su novio, acurrucándose contra él y la película inició.
Ahí, sentado, Kun pensó que no importaba lo difícil que fuera, los problemas que trajera, estar con Lucas era algo que aprovecharía con cada segundo que le fuera dado.
nwn
amo mucho el LuKun, ay.
ojalá les haya gustado. siento si hay errores.
les amo. ♥️
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