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Capítulo quince: Espejismos

Espejismo: hace referencia a una ilusión óptica que se genera cuando la luz atraviesa estratos de aire que tienen diferente densidad, lo que provoca su reflexión total y hace que los elementos que se encuentran lejos se vean invertidos y más cerca.

La felicidad que atravesó su cuerpo era tanta que pensó qué tal vez felicidad no era el término correcto. Quizás era éxtasis o incluso vértigo. Solo sabía que el júbilo era real como el chico besándole en aquel momento. Se sentía adecuado y cómodo.

Sungchan aprisionó sus muñecas sobre su cabeza sin hacer mucha presión. El asiento trasero del auto se sentía más cálido de lo que era, amortiguando bien su peso y el de Sungchan juntos. Suspiró.

—Sung... —murmuró bajito entre los besos que el menor le regalaba— Sung... —insistió. Sungchan arrastró un beso perezoso por su mejilla hasta sus labios. Shotaro mordió sus labio inferior.

—¿Pasa algo? —habló en una voz ronca y tenue. Todo en el ambiente dentro del vehículo se sentía íntimo y personal.

—Quizás, am —sonrió nervioso— ¿podríamos, ya sabes, mover esto a un lugar donde sí haya espacio? —enrojeció.

Sungchan parpadeó y luego soltó una risa. Se apartó de cuerpo del chico y se sentó en los asiento, acomodando su cabello en el reflejo del cristal polarizado.

—Tiene sentido —miró con cierta ternura a Shotaro quien jugaba con las mangas de su sudadera—. ¿A donde quieres ir?

El rojo en Shotaro pasó de tenue a uno furioso cuando la respuesta se formó en su cabeza. Sungchan sonrió más grande, adivinando por instinto a donde sugeriría.

—¿A mi apartamento?

—Tu indícame cómo llegar.

Era gracioso como ambos se esmeraban en recuperar el tiempo perdido con el otro. Apreciando lo que, a distancia o por temor, no pudieron. Sungchan abrazó con fuerza el cuerpo de Shotaro contra el suyo, su cuerpo necesitando la cercanía de Shotaro como una especie de batería infinita.

El sonido de un celular comenzó a sonar interrumpiendo la magia que se había creado entre ambos. Sungchan estiró su mano al suelo al notar que era el suyo el que desgarraba el cómodo silencio entre ellos. Gruñó.

Contestó, llevándose el dispositivo a su oreja sin revisar de quien se trataba.

—¿Qué? —preguntó con brusquedad, ganándose una mirada divertida por parte de Shotaro, quien se había levantado del suave colchón.

Cuida como me hablas, Jung Sungchan —Sungchan deseó haber mirado el identificador antes.

—Perdón mamá, ¿qué sucede? —carraspeó. Shotaro lo miró con algo de sorpresa, sus cejas fruncidas en preocupación. Oh, no su mamá, todo menos su mamá.

¿Cómo que qué sucede, Sungchan? ¿Dónde estás? —Sungchan miró al japonés con pánico. Este comenzó a negar frenético sin hacer ruido, solo caminando hacia él y acercando su oído a la bocina del celular. Sungchan colocó el altavoz.

—Pues... —rió nerviosamente. Le indico a Shotaro que se sentara su lado— ¿en casa de Shotaro?

¿Es pregunta o me estás diciendo? —la mujer ahora sonaba más curiosa que molesta. Sungchan se ruborizó.

—Es más como un aviso, creo —mordió la uña de su mano izquierda. Shotaro detuvo su acción dándole una mirada de "no hagas eso".

Ya veo —la mujer suspiró—. Al menos estás en un lugar seguro, ¿te vas a quedar ahí?

Las orejas de Sungchan comenzaron a calentarse. Shotaro aguantó una risilla, ganándose un almohadazo por parte del menor. El japonés le miró y se encogió de hombros, es decir, que básicamente dependía de Sungchan decidir.

—Um... —miró al chico sentado a su lado. Una camisa algo grande y un par de shorts muy viejos le daban un aspecto adorable— sí, me quedo.

De acuerdo, no llegues muy tarde mañana, ¿vale? Debes acompañarme a llevar a los mellizos al dentista —Sungchan podía oír la sonrisa de su madre al otro lado de la línea, si es que eso tenía sentido.

—Sí, no te preocupes. Estaré ahí alrededor del medio día —aseguró lanzándose hacia atrás. Su cuerpo rebotó ligeramente. Shotaro lo miraba desde arriba, curioso.

Puedes traer a Shotaro, que cene acá —el tono de su madre era tentativo, esperando una buena reacción de su hijo.

Sungchan miró una vez más a Shotaro, este sonrió complacido y agradecido por ser tomado en cuenta. Asintió.

—De acuerdo, estaremos allá al medio día.

¡Maravilloso! ¿Hay algo que Shotaro disfrute comer? —Shotaro negó divertido y tomó el celular de las manos de Sungchan.

—Hola, señora Jung. Lamentamos preocuparla, no tenía idea que Sungchan no le había avisado que estaba acá —habló muy relajadamente para ser Shotaro. Sungchan enarcó una ceja—. Lo que usted deseé hacer estaré encantado de probarlo.

La mujer soltó una gran carcajada. Sungchan se alegró de ver que ambos se llevaban bien.

¡Oh, Shotaro! Sungchan me ha hablado bastante de ti —Shotaro arrugó la nariz juguetonamente ante la última oración—. Haré uno de mis platos especiales, es el favorito de Sungchan, ¿suena bien?

—Por supuesto, estaré muy honrado de cenar con usted.

Que muchacho tan más dulce y educado. Quizás Sungchan debería aprender de ti —fue turno de Shotaro de soltar una carcajada.

—Muy bien, suficiente —exclamó Sungchan. Dios, el universo los creaba y ellos se unían—. No permitiré que conspiren en mi contra. Te veremos mañana mamá, descansa.

Sé cuando no soy querida, hijo, ya entendí —dijo en broma—. Con cuidado todo, por favor.

—¡Okeeeey, basta! —Sungchan quitó el altavoz. Shotaro se deshacía en carcajadas.

Eres todo un joven adulto, entiendo que quieras algo de tiempo compartido, por decirlo de alguna forma —Sungchan se golpeó la frente con la palma de su mano.

—Mamá, no. Para —murmuró entre dientes. La señora Jung reía, feliz de molestar a su hijo.

Te veo mañana, cielo. Con cuidado —Sungchan rodó los ojos. Bien era cierto cuando decían que el trabajo de una madre era avergonzar a sus hijos.

—Adiós, ma. Te quiero.

Yo a ti.

La mujer colgó la llamada y Sungchan finalmente pudo deshacerse del aparato lanzándolo de regreso sobre las sábanas. Shotaro se acostó a su lado, a diferencia de él, los pies de Shotaro no sobresalían de la cama.

—Tu madre es muy liberal, eh —se burló.

—Cállate.

—Cállame.

Y eso hizo.




Un par de personas los esperaban cuando, después de un día tranquilo con la familia de Sungchan, llegaron a la universidad y bajaron del auto del castaño. El caos debía continuar.

Mark por alguna razón había decidido que era buena idea grabarlos descender del auto y recibir miradas extrañadas. El chico daba brincos y reía fuerte... muy fuerte.

—¿Qué haces? —preguntó Shotaro tapando la cámara de Mark. El chico quitó su mano y continuó grabando sus rostros.

—Documento los momentos relevantes de ustedes, así el día de su boda tienen de donde hacer una buena semblanza que hará a todos llorar —Sungchan hizo una extraña mueca de desagrado con su cara. Shotaro se rió.

—Suerte con ello —le dijo burlón. Sungchan entrelazó sus dedos, haciéndole dar un saltito ante el repentino acto. Sin embargo, respondió dándole un suave apretón a su mano.

—¡Por las barbas de Gandalf! ¡Entonces es cierto! —Lucas sonreía como maniático. Shotaro retrocedió un paso— ¡No puede ser! ¡Finalmente está sucediendo! Dios, creímos que nunca darían el paso.

—Deja a los chicos, ¿quieres? —comentó Yuta con una actitud más relajada. Miró a ambos—. Me alegro por ustedes, chicos. Nada más cuídense del herpes.

Pese a la broma le dedicó una fugaz mirada severa a Sungchan, transmitiéndole hostilmente: "arruínalo, arruina a Shotaro, y te asesino".

Mark soltó otra estridente risa que hizo a un par de personas voltear. Se detuvo después de un momento para señalar con su índice a la nueva comidita de su grupo de amigos, es decir, Shotaro y Sungchan.

—Un momento, ¿por qué vienen juntos? Y no me salgan con que pasaste a recogerlo porque no creo que vivan a dos cuadras —eso calló a Sungchan. Shotaro desvió la mirada—. ¿Ustedes ya...? —por supuesto, Mark seguía grabando.

—Se me hace tarde para clase —se apresuró a decir Shotaro tirando de Sungchan hacia dentro de la universidad. Rojo como un tomate.

—¡Oh Dios! ¡Cuéntennos qué tal! —exclamó Mark siguiendo al par mientras que Yuta y Lucas solo se reían ante los avergonzados chicos. Definitivamente serían presa fresca por el siguiente par de días.

—¡Cállate, Minhyung! —le dijo Sungchan.

—¡Auch!

Siguieron su camino con la pareja apresurada y Mark detrás con la cámara del celular encendida y la batería completamente cargada.

Los espejismos actúan como distorsiones en la realidad, creando una ilusión de que estamos más cerca de algo cuando no es así. A Shotaro siempre le había gustado contemplar el frente de carretera y ver como la imagen frente a él se removía como si estuviera a miles de grados de calor solo para que, al acercarse, la ilusión se rompiera.

Justo como contemplaba a Sungchan mientras huían de sus amigos. Quizás aún no se acercaba lo suficiente porque, como aquella visión de la carretera frente a él, Sungchan aún brillaba a lo lejos.

Sungchan le regresó la sonrisa a Shotaro, demasiado distraído para darse cuenta que lo que tenía frente a él era un espejismo que le estallaría en la cara.

—Aún tenemos tiempo antes de clase. Hay que deshacernos de Mark y vamos a dar la vuelta.

—Suena bien.



JBSJSBSJSBSJS. Jeno saldrá pronto, no se me espanten nwn.
anyways, hoy me llegó mi Resonance pt.1 Y A ME SALIÓ LA PC JENO Y LA SPECIAL PC DE SHOTARO. SOY LÁGRIMAS.

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