Capítulo once: Tormenta desastrosa
Shotaro no estaba consciente de lo hijo de puta que podía llegar a ser Jeno hasta ese momento. La mirada suspicaz y satisfecha de su mejor amigo le hizo hervir la sangre y el deseo de gritarle en japonés todas las maldiciones posibles que harían que su madre viajar de su tierra natal solo a lavarle la boca corrían por sus venas. Suspiró.
—No puedo hacer eso —se negó recibiendo en respuesta una protesta. El único callado era Sungchan que miraba atentamente las reacciones de todos—. Nadie aquí se me hace atractivo, y aunque lo hiciera, tampoco lo haría porque compromete no solo mi amistad con la persona sino con ustedes.
Mark soltó una risa parecida al sonido que hacían los pequeños cerditos que tanto le gustaba ver en Facebook. Claramente no se estaba creyendo nada de eso.
—Sí, claro —Mark se acomodó mejor en el suelo, cruzando sus piernas estilo indio—. Corta la mierda cursi —Mark lo escudriñaba tan pausadamente que sintió el impulso de cubrir su pecho—, solo no quieres que la persona que te atrae se entere.
Los truenos pasaron a ser cientos, cayendo al agua con ira; incendiando navíos de temores, naufragando emociones positivas. El mar se sacudió dentro de Shotaro.
—No quiero besar a nadie, Mark. Es todo —miró a Jeno en busca de ayuda, pero este le levantó el pulgar en señal de que todo estaba bajo control. Quizás si se negaba lo suficiente, ellos pararían.
—Basura. Dinos, sabemos guardar secretos —insistió Mark.
—Chicos, no creo que sea buena idea que lo obliguen si no quiere, podemos cambiar el reto —intervino Kun. Claro, Kun sabía.
—Esto es divertido, no seas aguafiestas —se quejó Lucas. Kun le dio una mirada de advertencia.
—Creo que deberíamos cambiar de persona —agregó Yuta suavemente tomando la botella. Todos se sumieron en un extraño silencio incómodo. Hendery parecía preocupado cuando Shotaro levantó la mirada y la cruzó con el pelirosa.
—Sí va a ser así todos podemos saltarnos nuestro retos, que fácil —agregó Mark cruzándose de brazos.
—Basta, Mark —dijo Yuta en un tono calmado que hizo al canadiense refunfuñar mosqueado.
Shotaro se levantó, su estómago más revuelto que antes. Todos le miraron, algunos confundidos, otros preocupados. Sin embargo, la cuestión era la misma, ¿qué le había afectado exactamente?
—Eres un idiota —le espetó a Jeno antes de abrirse paso entre los chicos sentados y hacerse camino fuera de la casa. Todos parecían confundidos, pero demasiado sorprendidos para intervenir.
—¡No me jodas! —se quejó el peliazul levantándose detrás de Shotaro— ¡Shotaro, ven acá! ¡Esa no era la intención! —comenzó a seguirlo hasta fuera de la casa donde finalmente lo alcanzó.
Jeno tomó el brazo del chico fuertemente, sacándole un leve quejido de dolor. Se soltó rápidamente y se giró al coreano que lo observaba sin una expresión dominante en su rostro. Hacía frío y vaho se mezclaba de sus respiraciones cálidas y el aire gélido.
—¿Crees que fue gracioso? ¿Qué estabas tratando de probar? —se paró frente a él con el rostro contraído de la furia y la vergüenza— No tenías ningún derecho.
—Shotaro, se muere por ti de la misma forma, solo que aún no se da cuenta —explicó con frustración—. Necesitaban ayuda y a decir verdad por lo cómodos y cercanos que se ven últimamente creí que estarías listo para hacerlo. ¿Puedes no hacer un gran asunto de todo esto? Te aseguro que no sabe nada con lo despistado que es.
Shotaro negó, sorprendido, rechazando las palabras de Jeno. Sungchan correspondiéndole, ja ja.
—Se lo diré cuando esté listo, daré el paso cuando esté listo, cuando sea seguro hacerlo —Jeno rodó los ojos, irritado.
—A ese paso entonces jamás lo harías. A veces hay que arriesgarse o de lo contrario lo único que va a suceder es que él va encontrar a una nueva noviecita y tú te vas a quedar en las mismas, de nuevo. Siendo el amigo que soporta sus lloriqueos y quejas sobre lo poco satisfactoria que es su relación o calmando sus ataques de pánico —Shotaro apretó los puños.
—Claro, es fácil para ti decirlo porque estás con alguien que coincidentemente te corresponde de la misma forma y tienen la relación perfecta —apuntó a la casa—. Pues te tengo noticias, no todos encontramos a un Wong KunHang cada fin de semana o mágicamente se vuelve gay o bisexual o yo qué mierda sé. Esos casos son únicos, así que cállate que no sabes nada.
—Entiende que Sungchan te corresponde, pero aún no lo sabe.
—Sungchan me ve como un amigo, eso es todo. Los sentimientos que tengo hacia él no son recíprocos, quizás nunca lo sean —podría vomitar en cualquier instante—. Deja de tratar de meterme ideas e ilusiones que no son. Por Dios, Jeno, acaba de terminar con su novia.
—¿Y? —golpeó las palmas de sus manos contra sus piernas, claramente estresado— Hendery acababa de terminar con YangYang cuando comenzó a hablarme.
—Sí y mira a donde lo ha llevado. No hubo cierre y sigue hablando con él. Nada bueno puede salir de eso.
Jeno retrocedió parpadeando rápidamente. Shotaro inmediatamente se arrepintió de haber dicho eso. No es que realmente creyera que Hendery pudiera serle infiel a Jeno, de hecho lo veía muy poco probable, pero de cierta forma sabía que era algo que le causaba conflicto y mucho temor a su mejor amigo.
—Guau —murmuró Jeno llevando sus manos a rostro. Talló sus ojos y respiró el aire frío profundamente.
—Jeno... —el chico le interrumpió.
—No digas nada más, está bien. Buena suerte con tu inútil plan de conquista —caminó de regreso dando zancadas a la casa—. Me voy a reír mucho cuando esté besando a otra versión de Liz y tú te quedes mirando, otra vez.
El arrepentimiento en Shotaro se esfumó tan rápido como vino. ¿Jeno quería jugar a ser hiriente? Dos podían jugar aquel juego sin problemas.
—Te recomiendo que de vez cuando en cuando revises a dónde se va a meter Hendery, podrías encontrar algo desagradable, no lo sé —Jeno se detuvo en seco—. ¿Qué no él había dicho que YangYang solía ser bastante adorable cuando salían? —fingió pensar un momento— Quiero decir, algo hizo bien el chico para que Hendery le siga hablando, eso se lo voy a conceder.
—Vete a la mierda, Shotaro.
—Tú vete a la mierda.
Jeno abrió la puerta de golpe encontrándose con Sungchan al otro lado. Este se sobresaltó y le miró con los ojos abiertos de sorpresa por haber sido atrapado. Jeno soltó un suspiro cansado, cerrando sus ojos solo por un momento.
—¿Qué tanto escuchaste? —preguntó. Sungchan abrió la boca para decir algo, pero la volvió a cerrar— Por supuesto que todo.
—Jeno, ¿el realmente se siente así respecto a mi? —el peliazul apretó el agarre a la manija de la puerta. Sintió sus dientes atravesar ligeramente la parte interna de sus mejillas.
—Quizá sea mejor que le preguntes. Se acaba de largar.
Sungchan asintió saliendo apresuradamente de la casa. Jeno cerró la puerta y todos los ojos estaban sobre él.
Shotaro caminaba por la calle, murmurando respuestas adicionales hacia Jeno o cosas que le hacía sentir que no había tenido la culpa él sino el peliazul por haber abierto la boca de más.
No hay nada más patético que la autocompasión, ¿cierto?
—Que estupidez —se dijo, abrazándose en un intento muy fútil de detener el frío colándose hasta el último rincón de sus huesos.
—¡Shotaro! —una voz llamándole le hizo detenerse a media calle, aunque no es como que hubiera mucha gente transitando alrededor— ¡Shotaro!
Sungchan corría con una chaqueta puesta y otra en la mano. Sus piernas largas realmente le ayudaban a avanzar rápido por lo que unos segundos después ya se encontraban frente a frente.
—Toma —le extendió la chaqueta. Shotaro se la puso al instante—. Es de Kun, dijo que se la puedes regresar cuando puedas —sonrió de una manera extraña que desconcertó a Shotaro.
—Gracias —cerró el cierre y resguardó sus manos en los bolsillos de los lados—. ¿Qué sucede?
Sungchan se relamió los labios, nervioso. Sus manos se movían ansiosas, estrujándolas entre ellas. Shotaro bajó la mirada sabiendo que sucedía. La sonrisa más dolorosa que jamás pudo haber hecho se la dio a Sungchan.
—Ya lo sabes —murmuró. Sungchan asintió.
—Yo realmente no sé cómo reaccionar al respecto, quiero decir, no te veo de esa forma y la amistad que tenemos es... —Shotaro levantó la mano, indicándole que parara.
—Por favor, ahórrate el discurso de consolación —exhaló pesadamente—. Muy bien, ahora nuestra relación será incómoda y nuestra presencia difícil de soportar, dejémoslo por lo sano. Nos vemos, Sungchan —comenzó a caminar rápidamente intentando alejarse del muchacho.
—¡No, eso no es lo que quiero! Shotaro, te considero importante en mi vida y soy capaz de vivir aún sabiendo que estás enamorado de mi sin hacerlo raro —Shotaro lo miró incrédulo y algo molesto. ¿Capaz de vivir? ¿Qué carajos se supone que significaba esa frase?
—Pero yo no, Sungchan. Es un constante recordatorio de lo que deseo y no puedo tener. Es doloroso, no estoy dispuesto a seguir lastimándome a mi mismo —le dedicó una mirada cargada de amargura, fugaz, pero bastante efectiva—. Me tengo que ir, dile a Jeno o a Hendery que te lleven o algo.
Y se alejó. Sungchan lo miró parado donde habían tenido lo que el japonés consideraba como su última conversación.
Caminó en silencio un par de minutos cuando su celular comenzó a sonar. Shotaro sabía de quién se trataba así que sin mirar el identificador de llamadas, respondió.
—¿Qué tanto le dijiste, Shotaro? —Hendery sonaba más que furioso. No tenía intenciones de oír a KunHang quejarse como niño de cinco años.
—Lo que tenía que escuchar, le dije la verdad. Quizás deberías pensarlo dos veces antes de arrastrar una antigua relación a una nueva —colgó.
Shotaro se cubrió los ojos con las manos, alejando agresivamente el llanto que comenzaba a crearse en sus ojos y continuó caminando.
Todo está bien, todo está bien, todo está bien. Todo está bien, Shotaro, todo está bien.
La tormenta ahogó al capitán y lo hundió en las sombras más profundas y penetrantes del mar.
¿mucho drama en solo dos capítulos? espérense al resto jaja
gracias por todo su amor y comentarios, de verdad lo aprecio y me motiva a seguir. no tienen idea de lo mucho que estoy amando escribirles esta historia.
ya han aparecido casi todos mis bias, adivinen quienes son a. SIN VER MI BIOGRAFÍA HBSJSBS
nos leemos pronto
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro