Capítulo diez: Calma mentirosa
Las tempestades puedes ser impredecibles incluso para el más astuto o el más conocedor. Predecir una tormenta es tan impreciso como lanzar una moneda y saber de qué lado caerá. Tienes probabilidades de que suceda y probabilidades de que no.
Las tempestades se esconden bien en tiempos de paz, donde el agua está tranquila y el viento sopla agradablemente contra tu rostro para convencerte de que todo estará bien. El mar no es indulgente y el destino tampoco.
Pero como ya habíamos establecido, ni Shotaro ni Sungchan tienen las habilidades de Jeno para observar. Ingenuos, caminando a ciegas sobre un camino terroso e inestable.
Shotaro mordió su pizza mientras reía escandalosamente. Mark contaba anécdotas de sus momentos más extraños con Hendery y Lucas, imitando voces y expresiones exageradas. Hendery se dedicaba a gritar negando o afirmando lo que el canadiense decía mientras que Lucas solo reía y aplaudía.
Algo muy peculiar de todo aquello es que se había formado un grupo bastante interesante. Mientras que Yuta y Hendery se encontraban ahí como los de último año, estaban Jeno, Shotaro, Lucas y Mark que iban por la mitad de su carrera, Kun que era el más maduro y centrado de todos y luego Sungchan, quien comenzaba con su vida universitaria de estrés y shots extras de café en las mañanas y en las noches.
—¡Eso es mentira, no! ¡Cállate! —se quejó Hendery riendo— ¡Fuiste tú quien apestó ese maldito ascensor!
—¡Soy algo claustrofóbico! —todos seguían riendo, sus miradas viajando de Mark a Hendery.
—Hermano, por eso traigo máscaras de gas en el auto —se burló Lucas y Hendery soltó palmadas a la mesa soltando altas carcajadas. Los cubiertos botaron ligeramente.
—¿Así que hablan de gases apestosos seguido? —Sungchan se inclinó hacia Shotaro quien continuaba mordiendo su pizza con gran entusiasmo. Domino's era posiblemente de sus lugares favoritos para comer, no iba a desperdiciar nada.
—No te imaginas —respondió el japonés con la boca llena. Sungchan se rió y mordió su pizza también.
—Taro —le llamó. El muchacho levantó la vista. Sungchan aprovechó y le enseñó el bocado a medio morder. Shotaro hizo una mueca de desagrado mezclada con diversión.
—Eso es asqueroso —sin embargo imitó la acción.
Sungchan le respondió una vez más y Shotaro apartó la mirada negando. Subió sus manos a la altura de sus ojos tapando la visión de la pizza triturada por la dentadura de Sungchan. Todavía podía ver los ojos oscuros mirándole.
—Ugh, no —volvió a reírse tragando lo que quedaba de pizza en su boca. Sungchan bajó sus manos, permitiéndole tener una vista completa de su rostro de nuevo. Sungchan sonreía sin más pizza en su boca.
—Eres un bebé —se burló. Shotaro le dio un golpe ligero en el estómago aún así Sungchan se dobló un poco hacia enfrente soltando un leve jadeo.
—Oye, la pizza —rodeó su estómago.
—¿Quién es el bebé ahora? —replicó Shotaro con picardía quien tomó una rebanada de pizza más y la engulló. Sungchan lo miró de reojo sin estar realmente molesto y continuó comiendo.
La estancia en la pizzería se extendió por un rato hasta que las cinco cajas estaban vacías y las dos botellas de tres litros soda se encontraban casi en la misma situación. Se levantaron después de pagarle a la chica que les había atendido (y dejado propina, claro), cada quien enfilándose a su propio destino.
—El viernes todos ustedes a mi casa. Pediré alitas y conviviremos como se debe —dijo Lucas mirando a Kun quien asintió—. Sip, el viernes.
Sungchan enarcó una ceja, mirando a Shotaro. Este dobló sus labios hacia abajo, sacando ligeramente su labio inferior formando un puchero, expresando un "pues como sea".
Abandonaron el establecimiento y todos comenzaron a dispersarse por sus propios medios. Mark se montó en la motocicleta de Yuta mientras que Kun y Lucas se adentraban en el auto del mayor.
Jeno también traía el auto de su padre, por supuesto que el hombre no lo sabía, pero a Jeno simplemente ya no le interesaba. Hendery ya estaba en el asiento del copiloto.
—¿Quieres que te llevemos? —preguntó Shotaro cuando Sungchan se disponía a caminar a la estación de autobuses más cercana.
—Oh... am... ¿seguro que está bien? Quiero decir, parece que Hendery y Jeno tienen planes o algo así —dijo mirando por sobre el hombro del japonés. Los dos mencionados conversaban tranquilamente antes de compartir un pequeño beso. Sungchan apartó la mirada, sintiendo que estaba viendo algo privado.
—Nah, me llevan y me traen todo el tiempo. Son como mis choferes personales, pero no les digas eso —le regaló un enpujoncito—. Anda, vamos.
Sungchan siguó a Shotaro hasta el auto, se detuvo unos metros atrás cuando Shotaro se plantó en la ventana abierta de Hendery. El chico dio un respingo.
—¿Está bien si llevamos a Sungchan también, no? —Jeno observó a Shotaro y luego a Sungchan. Una bomba de chicle se expandió en su boca y luego la explotó.
—Claro, Julieto también puede venir —Shotaro rodó los ojos antes de girarse al menor e indicarle que todo estaba bien. El chico corrió al auto y se inclinó también contra la ventana de Hendery.
—Gracias, Jen —dijo tímidamente. Jeno le guiñó un ojo.
—No es nada, Juliet... Sungchan —el castaño le miró confundido un segundo antes de adentrarse en el asiento trasero del auto. Era cómodo y espacioso, por lo que no debía agachar su cabeza o torcerla de modo que cupiera dentro.
Shotaro se adentró un segundo después y Jeno arrancó el auto. Hendery encendió la radio cambiando los canales para ver si daba con algo interesante.
—Ya sabes que nunca hay nada decente, Dery —dijo Jeno mirando al frente—. Usa el Bluetooth.
—Bien —respondió el otro cambiando la configuración del auto y vinculando su celular con este. Se giró a los dos pasajeros de atrás—. ¿Algo que quieran escuchar? ¿Artista, canción, género?
Sungchan y Shotaro se voltearon a ver un segundo antes de regresar sus ojos a Hendery y negar. El chino se encogió de hombros y volvió a su posición normal.
La canción que sonó en las bocinas del carro se quedó en la cabeza de Sungchan por un par de días.
"¿Por qué siempre termina cuando nos odiamos?"
Es cuando una tormenta se avecina, que comienza con la delicada lluvia antes de que esta se llene de furia.
El viernes llegó más pronto de lo que Shotaro esperaba, pero eso no impidió que el chico se levantar con cierto entusiasmo y una extraña sensación en sus entrañas, como un extraño presentimiento de esos que te persiguen todo el día, pero no sabes si son buenos o malos. Solo se retorcía en su estómago, pero el pobre chico no sabía que significaba.
Su cabeza se distrajo con esa extraña sensación todo aquel día pero no fue hasta que el profesor Chittaphon lo sacó de su propia mente que se dio cuenta lo fuerte que era. Su estómago se revolvía como marea alta.
—Osaki, ¿le interesa o prefiere hacer abdominales afuera? —preguntó el profesor con una mirada filosa. Shotaro tragó duro.
—Disculpe, profesor. Por favor continúe —dijo algo nervioso, sabiendo que tenía la atención de todos en él. Jeno le susurró en bajito "¿qué demonios te sucede?". Shotaro negó tratando de decirle que no era el momento para discutir eso.
—Parece como si fueras a vomitar, ¿no quieres ir al baño o a la enfermería? —el profesor se acercó. Shotaro hizo todo lo posible por no moverse ni un centímetro. La mano del joven profesor se posó en su frente, su expresión pasó de molestia a preocupación—. No tienes fiebre.
—Estoy bien, profesor. Gracias —dijo lo más tranquilo que pudo. Chittaphon lo miró un momento con duda mas no siguió insistiendo.
La clase continuó y Shotaro trató de centrarse en los pasos y secuencias nuevas. Casi lo logra, pero hey, al menos lo intentó.
—¿Ya me dirás que te sucede? —le preguntó Jeno saliendo de los vestidores. El cabello azulado goteaba sobre la toalla amarilla que traía alrededor de sus hombros. Shotaro, en cambio, lo sacudía ferozmente, salpicando el rostro del mayor.
—No lo sé —se quejó soltando un leve quejido después de haberse arrancado un cabello accidentalmente—. Tengo esta extraña sensación desde que me desperté —respiró profundo—, es muy molesto.
—¿De qué hablas?
—Eso, es como un presentimiento. La boca de mis estómago se siente como una maldita aspiradora —guardó la toalla desordenadamente en su maleta.
—¿No estarás enfermo del estómago? —sugirió Jeno— ¿Vas a poder ir a casa de Lucas hoy?
—No estoy enfermo, cuando me enfermo se siente distinto —chasqueó la lengua, confundido—. Ahí voy a estar, le dijimos a Lucas que iríamos, ¿cierto? No puede empeorar la sensación.
Por supuesto que estaba equivocado. Muy muy equivocado.
Shotaro bajó del auto de Jeno con aquella sensación más evidente que antes. Se obligó a ignorarla y sencillamente actuar con normalidad. Claro que era difícil porque conforme se acercaba a la puerta más parecía retorcer sus intestinos.
Jeno tocó el timbre y dio un paso atrás acomodando su chaqueta de cuero. Shotaro envidiaba lo atractivo y masculino que se veía su amigo no solo ese día, sino siempre. Pero justo ese viernes parecía un modelo de revista; camisa negra en cuello de tortuga y sobre ella la chaqueta del mismo color. Parecía rockstar.
Hendery abrió. Su sonrisa se ensanchó cuando vio a Jeno al otro lado de la puerta. Jeno le sonrió de vuelta con una expresión un poco más pretenciosa que de costumbre. Estaba presumiendo.
—Sí, sí, hola a ti también, Hendery —se metió sin mirar las reacciones de la molesta parejita y se adentró en la casa. Oyó un poco de bullicio encontrándose con sus amigos sentados alrededor de toda la estancia de Lucas.
—¡Taro boy, bienvenido! —saludó Lucas. Shotaro movió la mano en un saludo tímido como respuesta. Sungchan ya estaba en el círculo con una alita en su mano derecha y una cerveza en la otra— Siéntate donde quieras y toma lo que quieras, ¡mi casa es tu casa! —lo último lo dijo en español— Iré por esos dos, asegurarme de que no estén follando en la puerta.
Y se fue por donde Shotaro iba entrando. El japonés saludó a Yuta, a Mark y a Kun para finalmente acomodarse al lado de Sungchan quien le ofreció el puño y los chocaron.
—Es bueno que hayas llegado, ¿ya estás mejor? —Shotaro tomó una alita.
—Eso creo, Dios hoy fue una locura. Qué día tan extraño —se removió discretamente, omitiendo aún la sensación de caos en su estómago.
—Te veías como si estuvieras indigestado —Sungchan soltó una fuerte carcajada. Shotaro se ruborizó.
—No, no es cierto.
—Que sí. Era bastante gracioso.
—Te voy a golpear con esta alita y te juro que no te va a gustar.
La bonita reunión comenzó bien, por lo que la extraña sensación en Shotaro se sentía completamente fuera de lugar. Todos estaban bromeando, conversando relajados, nadie estaba muerto de ebriedad, quizás algo alegres, pero totalmente conscientes, nada que realmente se pudiera considerar crítico.
Es ese punto cuando empiezas a preocuparte porque la lluvia comienza a caer más fuerte y el viento silba con violencia. La tormenta está cada vez más cerca.
—Juguemos botella —sugirió Lucas y todos se sentaron alrededor de la botella de cristal en un círculo.
—¿Qué tenemos? ¿Dieciséis años? —preguntó Yuta medio burlón. Porque sí, Yuta también se había vuelto una especie de joya exótica en el grupo.
—Tal vez —dijo Lucas sonriente. Dios, esa sonrisa era una alerta roja de problemas.
El estómago de Shotaro seguía revolviéndose con violencia. Shotaro claramente no sabía que hacer.
—Muy bien, la punta indica al que preguntan, la parte de atrás el que pregunta —Lucas apoyó la botella en el suelo y le dio un ligero impulso para que comenzara a girar.
Para mala suerte del japonés, la botella apuntó a él, pero también a Jeno. La boca circular le señalaba amenazadoramente. Jeno sonrió complacido de haber acorralado a su mejor amigo.
—¿Verdad o reto? —no es como que tuviera ganas de responder alguna pregunta tonta, íntima o muy vergonzosa que le hicieran; podría simplemente mentir, pero ellos se darían cuenta. Tampoco deseaba cumplir un reto asqueroso o que lo dejara en ridículo. Sin embargo, eso se veía más viable.
—Reto.
—Te reto a que beses a alguien que te atraiga en esta habitación.
Púdrete, Lee Jeno.
Y el primer trueno resonó en el cielo. La tormenta había llegado.
La calma antes de la tormenta: un periodo de inusual tranquilidad o estabilidad que es probable presagie tiempos difíciles.
meeeee encantaaaaa el dramaaaaaaa. a partir de aquí comienza como todo el "angst" de la historia. me encanta hacer que todo se sienta como una telenovela o serie juvenil así que habrá mucho llanto y acciones irracionales hechas por mero impulso.
gracias por leer. ♥️
oigan, me avisan si les salen los capítulos en desorden, es que pregunté y me dijeron que sí y luego alguien más que no, so pls c:
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