Capítulo dieciocho: Catarsis
Catarsis: (del griego κάθαρσις: purificación). Concepto de la antigua estética griega con el que se caracteriza la acción estética del arte sobre el hombre.
Según Aristóteles la tragedia, a través de la compasión y del temor, provoca una purificación de los afectos. En la "Política", Aristóteles dice que también la música, al influir en el hombre, proporciona "cierto género de purificación, es decir, de alivio relacionado con el placer". Los griegos emplearon la palabra "catarsis" dándole varios sentidos: religioso, ético, fisiológico y médico.
En los abundantes escritos consagrados a dicho concepto, no se da una opinión única acerca de su esencia. Por lo visto, la catarsis incluye tanto un aspecto fisiológico (alivio de los sentidos, después de una gran tensión), como un aspecto estético (ennoblecimiento de los sentimientos del hombre), aspectos sintetizados en la vivencia estética, es decir, de lo bello.
Jeno se abrazó a la cómoda almohada que Shotaro había cambiado hacia solo un par de horas y que de alguna forma se las había arreglado para adueñarse de ella como si se tratara de Thanos con el Guante del Infinito. Se acomodó en la cama, las mantas cubriendo toda su espalda hasta llegar a sus hombros.
—Jeno... —murmuró Shotaro moviéndolo ligeramente— Jeno, debes levantarte.
Jeno negó, enterrando su rostro en la almohada, negándose a moverse de la cama que había estado compartiendo con su mejor amigo la última semana. Se giró dándole la espalda a Shotaro.
—Vamos, Nono. Al menos come algo o dúchate —rogó Shotaro sentándose al lado de Jeno. Palmeó suavemente el trasero del muchacho para después acostarse a su lado. Shotaro rodeó al chico por el estómago, formando una posición de cucharita. Jeno colocó su mano sobre la de Shotaro—. Jeno, vales mucho más que una relación.
Jeno volvió a girarse a encarar a Shotaro; tenía los ojos hinchados, ojeras profundas, su piel se veía reseca y su cabello tenía una textura aceitosa. El japonés suspiró, impotente. ¿Cómo podía ayudar a su mejor amigo sin decirle la misma basura cliché?
—¿Sabes qué podemos hacer? —dijo dando suaves caricias circulares a la mejilla derecha de Jeno. Jeno lo miró, esperando a que respondiera— Podríamos arreglarnos e ir a un bar o a algún club —sonrió. Los ojos de Jeno destellaron por un momento, enganchándolo ante la mención de un lugar con alcohol disponible.
—Eso... suena muy cansado. Podemos pedir alcohol a domicilio —Shotaro rodó los ojos. Entendía la situación de Jeno por lo que se guardó sus comentarios respecto a la autocompasión.
—Anda, solo un rato. Al menos para distraernos. Es sofocante estar encerrados en una misma habitación tanto tiempo —besó la frente del chico. Jeno exhaló fuerte, cediendo ante las palabras de Shotaro.
—Bien, un daiquiri bien hecho no me vendría mal —dijo con una sonrisilla, sentándose en la cama.
—Ese es mi chico —se rió ligeramente presionando las mejillas de Jeno creándole una boquita de pez. El mayor sacó su lengua y lamió uno de los dedos ajenos.
—¡Jeno! —se quejó Shotaro.
—¿Qué? —se desentendió levantándose de la cama, apartando el cobertor que lo había estado resguardando el par de días que llevaba quedándose con Shotaro.
—Oye, ¿tus padres saben que estás acá? —preguntó el japonés removiendo ropa en su armario, buscando algo que ponerse. Jeno negó haciendo una mueca de desagrado al contemplar su reflejo en el espejo que Shotaro mantenía en su mesita de noche,
—Nah, se fueron de viaje, adivina a dónde —levantó las cejas remarcando la ironía en la pregunta. Para Shotaro no fue difícil adivinar.
—China.
—¡Querían llevarme! Me rehusé mintiéndoles con que estaba en evaluaciones parciales —dijo tomando una de las toallas que descansaban en un cajón.
—Pero sí estamos en parciales.
—Sí, pero para ellos llevo un mes en parciales —Shotaro negó, divertido—. Como sea, me voy a bañar. Gracias por lavar mi ropa, sería humillante tener que ir con ropa que grita "me acaban de dejar por el ex".
—Bueno, técnicamente tú lo dejaste a Él —habían creado una regla implícita de evitar el nombre de Sungchan o de Hendery por lo que se referían a ellos como "Él" o simplemente evitaban sacarlos a la conversación.
—El ex es suyo, no el mío —bufó—. De cualquier modo no regresaría con Jaehyun nunca.
Shotaro asentía y escuchaba. Jeno no solía mencionar muy seguido aquella relación ya que le había costado meses de terapia por lo que prefería no opinar y dejar que el mayor se desahogara poco a poco.
El celular de Jeno interrumpió su parloteo, arrebatándole al coreano el aire al ver el nombre. Shotaro había obligado a Jeno a cambiar el tono de llamada personalizado para Hendery. A Jeno le había dolido quitar la canción usada para ambientar el beso entre Harry y Ginny y cambiarlo por el genérico, pero algo que debía hacer. Sin embargo el apodo y la foto de contacto juntos seguían ahí. Jeno era un poco masoquista, a decir verdad.
—Es Hendery —Shotaro miró con preocupación al peliazul. En todo ese tiempo su nombre no había abandonado sus labios.
—Déjamelo a mi —dijo Shotaro tomando el celular de un paralizado Jeno. Shotaro no podía imaginar el dolor que podía estar sintiendo su mejor amigo para reaccionar así ante un nombre y una foto—. Ve a abrir la regadera y piensa en el nombre más blanco que se te ocurra.
Jeno le miró suamemente extrañado. Shotaro movió la mano, apresurando al chico a que le obedeciera. Jeno corrió al baño y abrió la regadera del lado caliente. Shotaro carraspeó, golpeando su pecho con el puño levemene un par de veces y presionó el botón para contestar.
—¡Jeno! Oh Dios, que bueno que contestas he tratado de contactarte desde aquel día. Yo tengo mucho que explicar, verás- —Shoyaro interrumpió el largo discurso que Hendery había comenzado a soltar.
—¿Quién habla? —preguntó con la voz más gruesa y profunda que sus cuerdas vocales le permitieron crear. Jeno agrandó los ojos cuando entendió lo que Shotaro trataba de hacer. Trató de acercarse, presa del pánico.
—¿Qué haces? —susurró. Shotaro negó.
—¿Quién demonios eres tú y por qué contestas el celular de mi... quiero decir, de Jeno? —Shotaro colocó el altavoz.
—Soy un amigo de Jeno, si podemos llamarlo así —fingió una risa de suficiencia—. ¿Tú quien eres y qué quieres con Jeno?
—Soy su... —se detuvo— Eso no es de tu incumbencia. Regrésale el teléfono a su dueño, necesito hablar con Jeno.
—Sí, mira hermano eso no va a ser posible. Jeno me dice que no quiere hablar contigo —comenzó a caminar hacia el baño, esperando que Hendery pudiera oír la regadera y entendiera el escenario que trataba de fingir.
—¿Tú que carajo vas a saber? Pásamelo, no tengo tiempo para sus estúpidos amiguitos —Shotaro silenció el micrófono para que Hendeyr no pudiera oírle.
—Ve al baño y grita como si estuvieras por coger en la regadera. ¿Ya pensaste un nombre? —Jeno asintió.
—¿Por qué haces esto? —cuestionó el pelizul genuinamente curioso, comenzando a encontrar satisfactorio la desesperación en la voz de Hendery.
—Mereces algo de paz, y con él llamando no la tendrás —aclaró Shotaro, mirando la foto que Jeno había escogido para el contacto de su ex novio.
—Gracias, Taro.
Corrió al baño y levantó el pulgar para indicarle que activara el micrófono de nuevo. Hendery seguía soltando reclamos y quejas. Shotaro solo podía atinar a reírse silenciosamente.
—Lo siento, camarada. Jeno no quiere hablar contigo, además —chasqueó la lengua, fingiendo la satisfacción de ver un cuerpo desnudo— está algo ocupado —Shotaro le hizo un ademán con la cabeza.
Jeno dio un respingo, asomando la cabeza desde el marco de la puerta.
—¡Brad! ¿Vas a venir o empiezo solo? —Jeno aguantó un risa, tapándose la boca. Shotaro apretó los ojos con diversión. Si eso hubiera sido una escena y el director habría gritado "¡Corte, se queda!".
El silencio de Hendery fue sepulcral. Shotaro sonrió ahora genuinamente satisfecho. Hendery dejaría de molestar un tiempo después de eso.
—Lo siento, hermano. Si vuelves a molestar a Jeno me encargaré de que lo último que veas no sea su rostro, sino el mío —amenazó. Hendery colgó.
Shotaro miró la leyenda indicando que la llamada había terminado antes de deshacerse en risas. Jeno se le unió a los pocos segundos, cerrando la llave de la regadera. Rieron hasta que sus estómagos dolieron y sus ojos comenzaron a lagrimear de diversión.
—Dios, tenía tiempo que no me reía así —dijo Jeno después de que se calmaron un poco. Shotaro estaba acostado con la cama, mirando el techo mientras que Jeno estaba boca abajo.
—Siento mucho todo lo que te dije, me alegra haberte recuperado Nono —Jeno le sonrió.
—A mi también, Taro —picó su estómago juguetonamente—. Iré a bañarme y salimos.
—Tendremos que pasar a otro lado antes —dijo Shotaro cuando Jeno se adentró en el baño.
Cuando Shotaro mencionó que irían a otro lado mil ideas pasaron por su cabeza, desde ir a pre-copear antes para así pagar menos dentro del club hasta compras improvisadas. Definitivamente no esperaba llegar a una estética que definitivamente se veía muy elegante y cara.
—¡Shotaro! —un muchacho de cabellos morados cortados en un perfecto mullet se acercó extendiendo sus brazos en una saludo alegre. Ambas manos enguantadas, una sostenía un papel aluminio y con otra un aplicador negro lleno de peróxido.
—¡Taeyong! —saludó Shotaro con entusiasmo. El chico traía piedras brillantes en su cabello bien peinado y maquillados los ojos. Jeno pensó que jamás había visto a alguien verse tan bien como aquel chico— Tae, el es Jeno, es mi mejor amigo.
—Mucho gusto, Jeno. Bienvenido a mi salón —Jeno sonrió.
—Se ve muy sofisticado —miró alrededor.
—Me alegra que sea agradable a tu vista —sonrió con ternura. Taeyong era un persona que Jeno podría definir como suave.
—Taeyong, esta es una emergencia. Jeno tuvo una ruptura brutal y bueno, el cabello era algo así como su distintivo. ¿Podemos cambiárselo de color? —Jeno alternó su vista de Shotaro a Taeyong, sintiendo la vista de ambos sobre su cabeza.
—Bueno, deberé cortar un poco y aplicar algo de tratamiento, pero nada que no se pueda arreglar —afirmó dejando a un lado el aplicador, el aluminio y los guantes a un lado—. ¿Hay algún color que te gustaría intentar? Afortunadamente ese azul ya está bastante deslavado por lo que será sencillo —sonrió.
Jeno se miró al espejo y luego a las varias fotos de modelos y idols que había alrededor del establecimiento. Jeno miró una foto que le gustó. La imagen mental le agradó.
—¿Puede ser así? —señaló la foto casi al rincón del salón.
—¿Rojo así de oscuro?
—Sí, con el undercut también —Taeyong parecía complacido ante la osadía de Jeno por cambiar el estilo.
—Muy bien, empecemos.
—¿No estabas atendiendo a alguien más? —preguntó Shotaro mirando alrededor.
—Oh no, el cliente está en buenas manos.
—De acuerdo.
—Pues vamos allá, Jeno.
Shotaro acomodó una silla en diagonal de frente a Jeno para poder conversar durante el tiempo en que Jeno fuera atendido, el cual se alargó por un buen rato, pero la espera valió totalmente la pena. Taeyong apartó la capa negra de los hombros del muchacho ahora pelirrojo, su cabello estilizado y perfectamente peinado.
—Estás listo —Taeyong miró a Jeno, orgulloso de su obra de arte.
—Muchas gracias, me encanta.
Jeno había recuperado un poco de su color y vitalidad habituales. Shotaro sonrió, observando a su mejor amigo disfrutarse a sí mismo.
—No es nada, un placer ayudar —aplaudió con entusiasmo.
Una vez pagada la cuenta de las millones de cosas que tuvieron que hacer para reparar el agonizante cabello de Jeno, finalmente se encontraban de camino al club. Conversaban emocionadamente sobre todo lo que se habían perdido en los últimos meses o lo bien que se veía Jeno con el nuevo estilo. El taxi los dejó frente a un club de drag queens. Shotaro arqueó una ceja.
—¿Baby? ¿De todos los lugares? —Jeno se encogió de hombros.
—Será divertido.
Y vaya que lo sería. La purificación no necesariamente debe ser dolorosa. Shotaro estaba abierto a nuevos cambios y oportunidades, sintiendo como poco a poco la confianza en sí mismo crecía, volviéndolo más maduro. Shotaro se sentía una persona diferente a como había iniciado toda aquella travesía de desgaste emocional.
Dentro del club bailaba y se deshacía en risas y jadeos cansados, disfrutando la compañía de Jeno, sintiéndose conectado con su juventud como nunca antes. Jeno reía, bailaba y compartía con él. Shotaro podía sentir aquellos pequeños lazos rotos y quebradizos unirse y reforzarse conforme su tiempo con el muchacho pelirrojo se alargaba.
—Al final sí fue buena idea —exclamó sobre la música mientras Jeno se llevaba el vaso a la boca y se tomaba la mitad del trago. El mayor asintió.
—Te lo dije, pequeño Taro —respondió levantando el vaso.
Shotaro rió dándose la vuelta para ir por otra ronda del siempre confiable ron con Coca-Cola cuando un cuerpo impactó contra el suyo, provocando que un líquido helado se derramara sobre su ropa. Shotaro soltó un jadeo sorprendido, estremeciéndose por los hielos impactando en su pecho.
—¡Lo siento muchísimo! —lamentó el muchacho. La voz le sonó vagamente familiar.
—Oh, no te preocupes —dijo Shotaro rápidamente para calmar al chico—. Son accidentes que... —la oración murió en su garganta al reconocer el rostro. El otro chico también transformó su expresión de preocupación a una que pones al ver una sorpresa agradable— No puedo creerlo —sonrió.
—Quien lo diría, no creí encontrarte aquí nunca. Me alegra muchísimo verte —Shotaro no sabía si era realmente causa del alcohol o simplemente de que el chico era bastante atractivo. Se ruborizó. Culpo el calor del club.
—Lo mismo digo. Es bueno verte.
—Oye, aquella vez olvidé preguntarte tu nombre. ¿Puedo saberlo ahora? —habló con una voz aterciopelada y dócil, como si no quisiera asustarlo.
—Shotaro —respondió con la misma sonrisa soñadora. El cabello negro enmarcaba su rostro pálido y definido, varonil—. Yo tampoco sé el tuyo.
—Es un gusto conocerte debidamente, Shotaro. Yo soy Jaemin.
je je, buenas noches.
siento si hay errores c:
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