Save my life
Tres años después...
— ¡Lía, ten cuidado! — Minho gritó sobre la marea de personas, tratando de llegar hasta su hija antes de que la pequeña se aferraba a la pierna de su padre.
— ¡Papi! — Gritó la menor, tratando de llegar hasta los brazos de Jisung.
Cuando el mayor se dió cuenta, sonrió al ver a su bebé antes de cargarla entre sus brazos, buscando con la mirada a su prometido entre la multitud.
— Dios, ¿Desde cuándo se volvió tan rápida? — Se quejó al llegar a su lado, retomando el aire. — No debes de salir así, Lía. No es seguro que salgas corriendo a pesar de que veas a papá o a mí, debes de esperar hasta que lleguemos juntos, ¿De acuerdo?
La niña asintió, formando un puchero en sus labios al sentirse regañada. Jisung comprendió las palabras de Minho y estuvo de acuerdo, acariciando la mejilla de la niña con suavidad mientras trataba de hablar con ella.
— Papá tiene razón, mi vida. No queremos que algo malo suceda, solo estamos cuidando de ti, pero ya no lo volverás a hacer, ¿Verdad?
— No. — Negó, aferrando sus manos en los hombros de su padre.
— Perfecto, eres una niña muy inteligente. Ahora, pensé que llegarían más tarde por el tráfico, me habías mandado un mensaje un mensaje sobre eso. — Frunció el ceño ante ese detalle, sorprendido de verlos ahí.
— No podía permitir llegar tarde a la primera exhibición de mi prometido, ¿Verdad? — Soltó una carcajada al ver el sonrojo del contrario, envolviéndolo entre sus brazos.
Jisung había logrado abrir su primera exhibición después de tanto tiempo, entre apariciones secundarias con otros artistas y logrando reconocimiento al exponer su arte por medio de sus páginas oficiales, después de trabajar arduamente y mejorando sus técnicas, había ganado la confianza que le había hecho falta años atrás para inciar en aquel mundo artístico que tanto le apasionaba desde que era niño.
Aún recordaba cuando se presentó por primera vez en una exhibición, si bien no muchas personas habían admirado su pintura, Minho lo había alentado que solo era el inicio de algo grande, que en sus próximas apariciones destacaría de una manera u otra. Y tal como le había dicho el azabache, fue cuestión de sus demás apariciones para que las personas comenzaran a buscarlo y a comprar sus pinturas, cuando su fama fue subiendo decidió que era momento de iniciar por su propia cuenta, un lugar donde pudiera ofrecer sus pinturas principales junto con más personas, darle la oportunidad a más personas como a él le habían brindado años atrás.
Hasta el día de hoy, aún no podía creer el recorrido que había dado hasta la fecha, pero no podía negar que la emoción que lo albergaba era inexplicable. Estar en el día de inauguración de su propia exhibición había sonado imposible hace meses atrás, pero ahora que estaba acompañado de sus seres queridos y estaba a punto de exhibir su mayor arte, no desaprovecharía aquella oportunidad.
— De hecho, llegaste justo a tiempo. No quería que te perdieras esto, pero ahora que estás aquí, no tengo la necesidad de posponerlo por más tiempo. — Depositó un beso en la comisura de sus labios antes de apartarse, bajando a Lía de sus brazos. — Espérame con papá, ¿De acuerdo, cariño?
Ahora fue turno del azabache de cargar a su hija, curioso ante las palabras del rubio. — ¿Perderme qué?
— Ya lo verás. — Le guiñó el ojo antes de alejarse, pero no sin antes señalarle dónde debía de ir para ver en primera fila su discurso.
Changbin y Hyunjin estaban conversando entre ellos hasta que vieron llegar a Minho junto con Lía, sonriéndoles antes de enfocar su completa atención en la niña.
— ¡Mira que grande estás! Dios, tengo que ir a verlos más seguido. — Hyunjin parecía sorprendido por lo grande que se veía Lía, comparando a cuando la conoció en sus primeras semanas, no podía creer que estaría cumpliendo sus cuatro años en poco tiempo.
— Creo que ya será tiempo de que alguien se preocupe de los niños que estarán detrás de su hija... — Changbin murmuró con diversión, haciendo que Minho frunciera el ceño.
— Mi bebé es aún muy pequeña para que piense en esas cosas, cuando tenga cuarenta años lo podría considerar. — Su comentario sacó carcajadas a sus amigos, hasta que sintió nuevas presencias a su alrededor.
Seungmin y Jeongin habían llegado totalmente agitados ante la carrera que habían realizado desde la acera hasta el último piso donde se estaba llevando la exhibición. El tráfico aquel día era un completo desastre, siendo víctimas del poco fluido entre los automóviles para trasladarse por la ciudad.
— Creí que no llegaríamos, ¿Ya empezó? — Cuestionó Jeongin, colocando una mano sobre su pecho mientras aún respiraba agitado.
— Creo que llegamos a tiempo. — Murmuró el contrario cuando las luces bajaron de intensidad, solo las luces que enfocabn a la pequeña tarima frente a ellos era el lugar con mayor iluminación.
Capturando la atención de todos los presentes, fue el momento cuando Jisung apareció subiendo la tarima que todos empezaron a aplaudir, escuchando un par de gritos que les sacó una risa por la diversidad de reacciones. El rubio tenía un bonito sonrojo adornando sus mejillas, lidiando con tener la atención puesta en él mientras sostenía un micrófono en su mano izquierda.
— Buenas noches a todos, me alegra poder tenerlos el día de hoy para inaugurar de manera oficial la exhibición Vante. — Otra ronda de aplausos surgió antes de que pudiera hablar. — Todo esto no hubiera sido posible de no ser por todo el apoyo que recibí de mis seres queridos, desde mis amigos y familia, hasta mi prometido e hija.
Como habrán visto en este recorrido, traté de diversificar las obras con las cuales quería conmemorar este día tan importante en mi vida, pero hay una obra que desde el inicio de mi carrera estuve realizando a escondidas de todos y consideré que este es el momento adecuado para hacerla mostrar al mundo entero.
Cuando Jisung señaló la pintura detrás suyo cubierta por una fina capa de color rojo, sonrió al público. — Les contaré la historia de esta pintura para que puedan entender lo que quiero mostrarles a continuación. Por mucho tiempo consideré que mi arte no era lo suficientemente bueno para darle en exhibición, y considero que es parte del proceso donde hay un punto donde estamos en la cuerda floja, si recibimos comentarios positivos creemos que son forzados, o si recibimos comentarios negativos creemos que ellos tienen la razón. En mi historia, jamás recibí ninguno ni otro por el miedo de no cumplir las expectativas, por lo que me aislé de este mundo y consideré iniciar desde cero en otra parte, pero la verdad era que no podía dejar de crear, estaba en constante creatividad que las mismas personas que me rodeaban se daban cuenta y yo no, hasta que me lo hicieron ver.
Con ayuda de dos hombres, Jisung despojó la pintura principal de la exhibición, dejando consternados a todos los presentes. — Cuando volví a este mundo, solo había una particularidad que me interesó desde el inicio. Esta pintura podrá tener un nombre común, pero es un sentimiento de poder encontrarnos y es por ello que la llamé salvando mi vida, ¿Particular, no? — Cuando los presentes rieron, sonrió de vuelta. — No era creyente de que una persona podría iluminar tu vida, sino que uno mismo le daba aquel brillo necesario para sobresalir, pero todo ello cambió cuando conocí a la persona indicada para que me lo demostrara. Y siento que no solo pasó conmigo, sino que fue una reacción en cadena que hoy en día seguimos viéndonos a través de los demás, y es cuando me doy cuenta que, desde que entró a mi vida, fue que podría haber salvado mi vida, porque de no ser así, yo no estaría aquí contando esta historia. Con esto, quiero demostrar el miedo que nos puede envolver cuando encontramos a esta persona, pero que nos hace sentir de una manera tan... alucinante, tan magnífico que con solo escucharlo pronunciar nuestro nombre es ir a lo interestelar, sin ningún límite. A pesar del miedo que nos puede recorrer, la luz que ahora habita en nosotros es algo que no podemos ignorar y que por ello, se empezó a sentir que podría haber salvado mi vida.
Tan pronto como despegó el micrófono de sus labios, los aplausos se hicieron resonar por todo el lugar mientras sentía sus ojos humedecerse. Hizo una reverencia en agradecimiento, sintiéndose comprendido y querido mientras el público seguía aplaudiéndole como si no hubiera un mañana, totalmente absortos en su arte. Cuando levantó la mirada, se encontró con la de su prometido, sonriéndole antes de susurrarle un suave "te amo" antes de volver a hablar por el micrófono.
— Oficialmente damos por iniciada esta exhibición, sean bienvenidos a disfrutar de cada una de las piezas y si tienen alguna duda, siempre pueden recurrir a mí. ¡Que se diviertan! — Se despidió con una última reverencia antes de bajar de la tarima, entregando el microfóno a uno de los encargados del lugar.
Se estaba abanicando el rostro con sus propias manos cuando observó como dos personas en particular se acercaban hasta él, alzando sus brazos en su dirección para abrazarlos.
— Lo hiciste espectacular, amor. — Halagó Minho, envolviendo un brazo a la altura de su cintura.
— ¿En verdad lo crees? Creo que pude trabarme un poco. — Confesó, sintiéndose sofocado.
— Para nada, fue sensacional. — Apartó el cabello que se comenzaba a aferrar en sus sienes y besó su frente, sonriendo. — Gracias por ello.
— ¿Por qué?
— Comprendí tu pintura, entendí tus palabras y solo puedo agradecerte por plasmarlo de una manera tan peculiar como la tuya. Salvaste mi vida, de una manera tan única desde el primer día que nos conocimos que jamás podré pagarte por ello de la manera adecuada, siempre estaré en deuda contigo. Solo puedo entregarte mi amor y mi devoción hacía ti, esperando que puedas recibirlos mientras día con día te demuestro lo mucho que estoy agradecido contigo.
— Me harás llorar, basta.
El azabache solo se limitó a reír antes de reposar su frente contra su sien. — Te amo, más de lo que puedo expresar con palabras.
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