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Perdido en ti +18

Advertencia

Todo este capítulo contiene descripciones sexuales explícitas. Si no te gusta este tipo de contenido te recomiendo que no lo leas.

Todo este capítulo lo he dedicado especialmente a Cusack x Caeli, por lo tanto la única narración que verán será la del Segador Dormilón.

Sin más que decir, disfruten💛

An Airad

♠️♠️♠️

Narra Cusack

Tras escucharla pedirme que la hiciera mía, sentí una enorme satisfacción recorriendo todo mi cuerpo. Era de esas pocas sensaciones que una mujer lograba despertar en mí.
En el mundo humano me había metido con tantas prostitutas y todas ellas tenían habilidades sorprendentes, pero ninguna me había hecho sentir vivo como Caeli lo hacía.

—¿Deberíamos tomar una ducha primero? —le pregunté mientras delineaba su rostro con uno de mis dedos —La verdad es que antes de ir por ti me había pasado la tarde cocinando carne para el señorito Zeldris y creo que huelo un poco a fritanga —confesé, con algo de vergüenza, pues mi olor corporal no era del todo agradable.

—Bueno, es sólo comida. No tengo ningún problema con eso, pero si ducharte te hará sentir mejor, entonces hagámoslo —me contestó, mientras me devolvía una sonrisa amable.

—Gracias, linda —deposité un beso en su frente y me le quité de encima.

La tomé de la mano y la guié hasta mi baño, donde siempre tenía una tina llena de agua lista para la ocasión.

Caeli bajó el cierre de su blusa de mangas largas, dejándome ver apenas un poco sus senos, pues la tela aún cubría la mejor parte de ellos.

—¿Qué sucede, Cusack? —me preguntó algo coqueta mientras deslizaba su falda por debajo de sus perfectas piernas.

Tragué saliva en cuanto vi que no traía puesto nada de nada. Había olvidado que sólo los humanos eran quienes usaban ropa interior, pero yo estúpidamente me había hecho a la idea de que tal vez vería algo de lencería sexy debajo de su ropa. Aunque la primera vez, si tenía puesta unas bragas. Quizá Estarossa las había comprado para ella en un intento de que nadie viera su intimidad.

<<Por un demonio, Cusack, ella no es humana. Ni mucho menos una jodida prostituta. Estás con alguien diferente... Alguien que es igual que tú... >> pensé, tratando de sacar esos pensamientos bobos.

—Te noto algo nervioso —dijo la chica de cabellos borgoña con una risita.

<<Mierda, ahora era ella quien tenía toda la confianza del mundo y parecía una experta>> pensé, verdaderamente avergonzado.

—No es eso, querida. Es sólo que tenerte de este modo en verdad me sorprende mucho... —mentí —Enseguida vuelvo, olvidé algo —salí rápidamente del cuarto de baño y me fui directamente hacia la cocina —Contrólate, Cusack... Si sigues pensando en otras cosas no podrás siquiera tener una puta erección —me dije a mí mismo, mientras buscaba aquel pequeño frasco al que siempre recurría cuando necesitaba energía extra —A este paso terminaré por fallarle a Caeli —suspiré hondo y me bebí el frasco entero en cuanto lo encontré, pues empezaba a ponerme un poco nervioso, ya que sería la primera vez que le haría el amor a una chica tan joven de la cual estaba jodidamente enamorado.

—Oh, ¿qué es eso que te has bebido? —escuché la voz curiosa de ella justo detrás de mí.

—No es nada importante —mentí avergonzado, pues en realidad de eso dependía si podía cumplirle o no.

—No te estreses tanto, Cusack... No pienso dejarte todo el trabajo a ti —me volteé para verla a la cara y en cuanto hice eso me quedé impresionado por la hermosa vista que tenía delante. Caeli había salido del baño sin ninguna prenda encima. En verdad su cuerpo estaba muy bien proporcionado. Todo de ella era más que perfecto. Ahora entendía a Estarossa y porqué estaba tan encaprichado por ella —Eres como una diosa... —le dije, embobado mientras ella se agachaba y ponía sus manos sobre mi pantalón.

Caeli se rio un poco por mi comentario y continuó con lo suyo. Sus hábiles manos me bajaron el pantalón más pronto de lo que esperaba y ella se relamió los labios en cuanto su mirada se fijó en mi virilidad.

—Mmm, es justo como como recuerdo —me tomó entre sus manos y pronto me dio una probada. Su lengua estaba bastante caliente y la movía alrededor de mí, lo cual me provocó un ligero escalofrío.

—Tu boca... Me va a volver loco.

—No sólo sirve para besarte, también es para complacerte —me dijo, mientras lamía mi longitud desde el tronco hasta la punta mirándome en todo momento y acariciando mis testículos a la par.

Por fortuna su boca y aquel estimulante hicieron un pronto efecto sobre mi pene y no tuve que preocuparme tanto por conseguir la firmeza que tanto necesitaba en ese momento.

No la dejé tanto chuparme la polla y me la llevé entre mis brazos directamente hacia el baño donde ambos nos metimos a la gran tina con refrescante agua cristalina. Caeli estaba a mis espaldas y había comenzado a quitarme las perlas que adornaban mi cabello.

—Son hermosas —me dijo repentinamente.

—Me las obsequió el joven príncipe —le dije, orgulloso de aquel lindo detalle que él me había dado tiempo atrás.

—Tiene buen gusto y le quedan perfectas a tu pelo —ella empezó a masajear mi cabello justo como yo había hecho con Mael. Mi cuerpo se erizó en cuanto recordé la sensación de estar en su interior y de las caricias que le di en aquel momento. Haber estado con un hombre me había gustado bastante, aunque sabía que no debía hacerlo otra vez, ya que me había pillado la señorita Gelda y el vejete de Chandler.

—Cusack, dime una cosa... ¿Por qué tenías una pluma en tu mano cuando fuiste a sacarme de la torre? —la pregunta de Caeli me hizo retroceder en el tiempo en un par de segundos.

Flashback

Luego de follarme a Mael y haberlo llevado a su celda, me apresuré a ir directamente hacia la torre de Caeli. Quien seguramente me esperaba impaciente.

Quería probar la efectividad de la pluma de ese arcángel y ahora que podía hacerlo, no iba a dudar ni un poco en intentar lo que él me había dicho. Toda la torre estaba bajo un hechizo y la única forma de entrar era siendo el mismísimo Estarossa, pero era obvio que yo no era ese cretino.
Así que me acerqué a la ventana y rápidamente el hechizo de protección que esta tenía se vio afectado por el poder bendito de la pluma de Mael. Gracias a ese arcángel pude entrar a la torre sin ninguna dificultad y Caeli se abalanzó a mis brazos en cuanto me vio llegar.

Fin del flashback

—Bueno, ya te lo dije, ¿no? Esa cosa hizo que la protección de la torre se volviera vulnerable —expliqué.

—¿Y de dónde la sacaste? ¿Es de algún tipo de ave del clan de las diosas? —su curiosidad la estaba llevando a la verdad.

<<Más bien era de alguien del clan de las diosas>> pensé.

—Mmm, digamos que algo así —respondí.

—Oh, qué increíble. ¿Cómo fue que la conseguiste? —me preguntó.

<<Me la gané follándome al hermano de Ludociel>> pensé, pero era obvio que no iba a decirle eso.

—Es una larga historia y en verdad es algo confusa. ¿Por qué mejor no terminamos de ducharnos en lugar de continuar con este interrogantorio? —le sugerí de manera amable para que no se molestara.

—De acuerdo, Cusack —su voz se escuchó bastante coqueta mientras continuaba masajeando mi cabello y mientras me echaba encima aquel shampoo de manzana que había comprado para Mael.

Salimos de la bañera luego de que ella terminara de asear mi cuerpo y yo el suyo, ahora íbamos a remojarnos un poco para eliminar la espuma que teníamos encima. Caeli se puso frente a mí, mientras daba un ligero masaje a su cabello color borgoña. Movía su trasero de manera divertida alrededor de mí, invitándome a que hiciera algo al respecto y bueno, no tardé mucho en hacerlo.

La tomé de la cintura con mi mano izquierda mientras empujaba su cuerpo directamente hacia la pared. Ella dejó salir un gemido casi de inmediato, probablemente aquello la había tomado por sorpresa.

—Pagarás por haberme provocado —le dije al oído mientras mordisqueaba un poco el lóbulo de su oreja.

—Estoy dispuesta a aceptar las consecuencias —murmuró de manera suave, separando sus piernas un poco y meneando sus nalgas contra mi entrepierna.

Llevé mi mano libre hacia su feminidad, pude percibir cuán mojada estaba y en un intento de aumentar la lubricación en esa zona, empecé a frotar aquel pequeño botón suave usando sólo mi dedo medio. A Caeli pareció gustarle bastante, pues su cuerpo comenzó a calentarse y sus suaves jadeos se volvieron gemidos obscenos.

—Hazme tuya, por favor —suplicó.

—Cómo ordenes, preciosa —tan pronto me dijo eso, dejé de atender su intimidad y me enfoqué en la mía. Acerqué mi miembro justo en su delicioso centro húmedo y lentamente fui presionando contra ella. Tenía miedo de lastimarla, pues sabía que Estarossa la había tocado demasiadas veces de manera brusca y yo quería borrar esas sensaciones de su cuerpo —¿Estás bien, Caeli? —le pregunté algo ansioso por escuchar una respuesta favorable.

—Sí, no te preocupes por nada. Sólo sigue —dijo ella con toda seguridad, mientras su respiración se volvía más audible para mí. Si algo había aprendido en mi vida como mujeriego era el no lastimarlas a ellas, pues merecían ser tratadas de buena manera sin importar a lo que se dedicaran.

—De acuerdo, voy a entrar completamente —le informé, mientras me abría paso en su cálido interior.

La joven súcubo empezó a acostumbrarse a mí rápidamente, pues cuando menos esperé ya se encontraba moviendo su trasero sobre mí. Era mi primera vez con un demonio de este tipo, jamás había tenido la oportunidad de
conocer a una tan de cerca. Por lo regular las de su especie eran demasiado promiscuas y terminaban enredadas en problemas y muchas de ellas eran asesinadas por sus parejas sentimentales. Era el destino que ellas sufrían al no tener una pareja fija y al ser demasiado mitómanas.

Los celos y el sentido de posesión siempre eran los principales factores de conflictos entre las súcubos y los demás demonios de bajo rango.

Por suerte todo eso terminó cuando el clan de las diosas logró su erradicación total y la tranquilidad en el purgatorio volvió a la normalidad. Sin embargo, Caeli resultó afortunada, pues había sido la única sobreviviente del caos que nuestros enemigos habían dejado...

El vaivén de caderas producía un sonido bastante fuerte en todo el baño. Estaba agradecido de que sólo estuviéramos ella y yo allí, pues de lo contrario hubiese sido demasiado obvio lo que ambos estábamos haciendo.

—Dame más... quiero más —me pidió Caeli, luego de que nuestros cuerpos se acoplaran a un veloz ritmo.

<<Mierda, esta chica es insaciable>> pensé mientras me esforzaba por complacerla y penetrarla duro como ella me pedía. Al parecer le gustaba mucho el sexo salvaje, seguramente el cabrón de Estarossa la había obligado tantas veces que se había acostumbrado a eso y ahora por culpa suya debía ser brusco, cosa que no era lo mío. Podía sonar estúpido viniendo de un demonio como yo, pero siempre había sido suave con las mujeres e incluso con Mael había hecho lo mismo. A todas les hacía el amor con cariño para hacerlas sentir especiales, ninguna debía ser menospreciada y todas me habían agradecido por eso... Pero ahora tenía delante mío a una mujer completamente diferente del resto... A una que parecía disfrutar de mis toscas caricias y de mis feroces embestidas.

El cuerpo de Caeli estaba siendo golpeado contra la fría pared con cada movimiento mío. Parecía bastante feliz, pues los sonidos guturales que emitía eran tan satisfactorios. Incluso había arqueado un poco su espalda y levantado su trasero para facilitarme el trabajo. La verdad es que ella era bastante bajita y tenía que inclinarme lo suficiente como para quedar a su medida. Después de esto seguramente me dolería la espalda, bien decía Chandler que yo ya no debía andar tras este tipo de cosas, pero al menos sabía una cosa, yo ya no estaba dispuesto a buscar las caricias de otra mujer. Yo sólo quería tener a esta chica conmigo para el resto de mi vida.

Luego de la eterna follada en la ducha, nos fuimos directamente a mi habitación, donde volvimos a retomar lo que hacíamos. Esta vez Caeli se había puesto en cuatro. La linda vista de su trasero regordete era tan excitante que incluso me permitía ver más allá que sólo su culo, también podía ver su enrojecida feminidad, esa que tanto me estaba volviendo loco.

Acaricié sus nalgas con una de mis manos y después me acerqué a estas para comenzar a besarlas. Eran suaves y realmente esponjosas. El tacto era más que agradable y en verdad tan adictivo.

Ella comenzó a menear el culo nuevamente. Al parecer quería que yo siguiera tocando esa zona y bueno, no me lo pensé tanto. Tan pronto ella me invitó a aquello, separé sus nalgas un poco y hundí mi rostro allí. Probablemente mi bigote y mi barba le dejarían una incómoda sensación y justo cuando pensaba quitarme, ella me tumbó a la cama con un ligero empujón sobre mi abdomen y enseguida se me sentó encima. Sí, ella me había puesto su trasero nuevamente en el rostro. Entendí lo que ella quería y se lo di, pues pronto empecé a lamer su humedecida intimidad. Pasé mi lengua por sus pliegues, estos eran tan suaves y perfectos, después hice lo mismo con su clítoris, el cual froté un poco varias veces y a ella en verdad pareció encantarle pues se retorcía del placer sobre mí. Al final jugué con su resbaladiza entrada, donde traté de introducir la punta de mi lengua más de una ocasión, pero era obvio que ella quería algo más grande allí dentro.

Sus gemidos volvieron a resonar en la habitación y con ello algunas caricias sobre mi virilidad.

—La tienes tan dura aún... Ni siquiera puedo creer que aún no te hayas corrido después de todo lo que sucedió en la ducha —me dijo muy apenas, mientras se movía encima de mí —Pero no importa, porque voy a hacer que termines —pronto se me quitó de encima y se acomodó de frente sobre mi miembro —Deja que yo haga el resto esta vez —su voz se escuchó bastante sexy y yo sólo pude asentir como tonto. Estaba realmente maravillado porque ella tomara la iniciativa tan pronto. Ni siquiera le había costado tanto el tomar confianza. Era como si ya hubiéramos hecho esto muchas veces, pero apenas era la segunda vez...

Mis pensamientos cesaron en cuanto ella comenzó a montarme. Inició con lentos movimientos sensuales mientras se tocaba los pechos para darme un lindo espectáculo. Los movía de un lado a otro, pero pasado un instante dejó de hacerlo, pues sus propios movimientos de caderas eran los que los hacían rebotar de arriba a bajo en cada sentón que me daba.

Caeli se miraba como toda una diosa encima de mí. Se notaba lo mucho que disfrutaba de mi cuerpo y yo estaba embelesado por verla de ese modo. Me sentía tan afortunado en ese instante y en un impulso la atraje hacia mí pecho de un abrazo. La abracé como si no quisiera soltarla y bueno, en realidad no deseaba hacerlo, pues la quería para mí, quería que ella fuera mi mujer, que nadie más la tocara ni le hiciera daño. Estaba dispuesto a darle mi amor y hacerla feliz cada puto día de mi vida. Entonces la besé. Pegué mis labios a los de ella y me correspondió enseguida. La suavidad de esa muchacha era tan adictiva y no me resistí con solo tocar sus labios, así que me abrí paso en su boca, buscando su lengua casi al instante. Caeli continuaba con sus perfectos movimientos de cadera, mientras nuestras bocas estaban unidas en aquel delicioso beso interminable, donde nuestras lenguas danzaban como nuestros cuerpos.

Cuando sentí que mi orgasmo estaba a punto de llegar, hice un rápido movimiento y cambiamos de posición. Ahora ella estaba debajo mío. Me miraba bastante sorprendida y yo continúe con el trabajo que ella hacía. No quería decepcionarla y por ello había optado por al menos ser yo quien se moviera al final. Caeli me dio una dulce sonrisa a cambio, en verdad estaba encantada por lo que había hecho y para facilitarlme las cosas abrió aún más sus preciosas piernas.

Sus senos seguían moviéndose de arriba a abajo mientras la penetraba tal como ella quería, incluso la cama había comenzado a rechinar un poco más fuerte que antes. Ahora tenía toda la energía del mundo y no iba a desaprovechar la oportunidad de complacer a mi adorada súcubo esa noche.

—Cusack... Yo voy a... —cerró sus ojos muy fuerte y emitió un gemido bastante agudo, de esos pocos que me hacían erizar la piel.

—Caeli... Te amo... —apenas pude pronunciar esas palabras cuando de pronto sentí aquella deliciosa sensación que me hizo vibrar todo el cuerpo y ella pareció percibirlo también enseguida, pues se relamió los labios y arañó mi espalda con ambas manos. 

—Al fin te has corrido... Casi al mismo tiempo que yo... —me susurró al oído en cuanto dejé caer mi cuerpo encima de ella. El tono de su voz era bastante precioso y mi piel se volvió a erizar por eso.

—Creo que fue bastante —le susurré también y deposité un beso en su mejilla enrojecida.

—Lo sé, pero me encantó. Ha sido la mejor noche de mi vida —me confesó, mientras enredaba sus dedos sobre mi largo cabello.

—Me alegra escuchar eso —le dije apenas, antes de que mis ojos se cerraran, pues de un momento para otro me sentí tan debilitado, tanto que ni siquiera pude moverme ni un centímetro para al menos evitar aplastarla o siquiera poder salir de su interior.

Cuando abrí mis ojos nuevamente ya era de día. Caeli estaba acostada a mi lado, abrazada a mi cuerpo con una sonrisa de satisfacción en el rostro. ¿Estaría soñando conmigo? Eso esperaba.

—Ya despierta dormilón —me dijo repentinamente una voz, la cual era bastante desagradable a mis oídos.

<<¿Dónde la había escuchado antes? >> pensé, algo atontado mientras trataba de recordar y froté mis ojos para mirar mejor.

Me levanté de un salto en cuanto asimilé que era la voz de Chandler y enseguida lo busqué con la mirada. Sólo así me di cuenta de que ese maldito estaba de pie justamente en la puerta.

—¿Que mierda haces aquí, gordinflón? —espeté alarmado cubriendo mi cuerpo con las arrugadas sábanas de mi cama.

—Mientras tú tenías tu noche de pasión con la señorita Caeli, yo me partí el lomo haciendo guardia en solitario —exclamó, bastante molesto.

—Maldita sea, sabía que olvidaba algo...

—No es novedad. Siempre te olvidas de todo cuando ves un buen culo y un par de tetas —el viejo parecía bastante enojado y estaba seguro de que no se iría hasta que yo lo sacara a patadas de mi habitación.

—Cierra la puta boca, Caeli sigue dormida —murmuré luego de echarle un ligero vistazo a ella.

—Bueno, bueno. Pero date prisa y vístete.

—No me apures, cabrón y salte de aquí que me incomoda tu gorda presencia —murmuré molesto mientras buscaba algo de ropa limpia.

Chandler salió de la habitación y pronto una voz me llamó telepáticamente, se trataba del joven príncipe.

—Le dije a Chandler que fuera a buscarte. Cusack... Estarossa ya se dio cuenta de que Caeli no está en la torre. Deberías mantenerla a salvo contigo y por ningún motivo te atrevas a dársela a mi hermano por más amenazas o golpes que te dé. Él ahora tiene otra responsabilidad y no pienso que siga jugando con nadie más... Si las cosas empeoran Chandler te ayudará a detener a mi hermano, estoy seguro de que ustedes dos podrán hacerle frente a ese idiota... —de pronto la voz del joven amo se esfumó de mi mente y me quedé como estúpido procesando toda la información que había recibido.

¿Estarossa tenía otra responsabilidad? ¿A qué se refería con eso? Fuera lo que fuera salía sobrando. Mi prioridad ahora era la seguridad y el bienestar de Caeli y estaba dispuesto a luchar por ella aunque me costara la vida, después de todo, tenía una batalla pendiente con Estarossa...

♠️♠️♠️

Espero que el capítulo les haya gustado. A mí en lo personal me encantó, pues desde hace tiempo estaba emocionada por escribir esta parte.

Saben, he estado pensando en escribir un capítulo especial dedicado al futuro/a hijo/a de Estarossa y Meláscula, pero no sé si a ustedes les agrade la idea pues esa historia se remontaría en el futuro. Me gustaría saber sus opiniones o sugerencias al respecto.

También quiero aprovechar para pedirles que le den un vistazo a las nuevas historias que he publicado, algunas son sobre Estarossa y Mael, Hendrickson x Jericho y otra sobre Ludociel x Meliodas. Estaré más que encantada si leen alguna de ellas.

Cuídense💛

An Airad

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