Nuestra aflicción
Narrador
Día tras día, noche tras noche Ludociel se pasaba las horas buscando la forma perfecta para rescatar a su hermano del clan demonio. Y aunque siempre fallaba, seguía sin perder las esperanzas. Su constante deseo de volver con Mael con bien era lo que no lo dejaba rendirse.
Quería ver a su pequeño hermano menor a su lado y por sobre todo, quería disculparse con él por no haber sido el mejor hermano, ya que no le ponía la atención que hubiera querido darle al estar siempre ocupado.
—Señor Ludociel, aquí está el té de azahar que me pidió —Nerobasta entró a aquella sala bien iluminada, donde se encontraba aquel arcángel taciturno recargado sobre la pared contigua a una ventana, que dejaba ver a la perfección el manto de la noche.
—Déjalo sobre la mesa —atinó a decir, mientras acomodaba su cabello lasio con sus dedos.
<<Mael solía cepillar mi cabello en noches como esta cuando era niño>> pensó algo nostálgico, recordando el pasado.
Flashback
—Me encanta la forma de tu cabello, hermano. Ojalá el mío fuera igual —dijo Mael, quien hábilmente desenredaba la abundante cabellera negra de Ludociel.
—Algún día podrás tenerlo así. Incluso será más hermoso que el mío, te lo aseguro —afirmó, con una sonrisa, imaginándose cómo sería Mael en el futuro.
—Gracias, hermano. Tú siempre sabes qué decir para animarme —el pequeño estaba feliz y lo demostraba aún más cada que el pelinegro estaba a su lado.
—Oh vamos, no es gran cosa —Ludociel tomó al menor por sorpresa y lo envolvió entre sus brazos acercándolo a su cuerpo —Mi pequeño Mael, disfruta cada día sin preocuparte tanto por los pequeños detalles. Tú siempre has sido perfecto; eres el niño más dulce y bueno que he conocido. Tengo la certeza de que todas tus preocupaciones se irán cuando comiences a creer en ti mismo... Y cuando ese día llegue, entenderás mejor la vida y no habrá nada qué temer.
Y tras ese recuerdo de diez años atrás, una lágrima traicionera resbaló por una de las mejillas del arcángel.
Fin del flashback
Nerobasta miró con preocupación al pelinegro, pues este últimamente se mostraba algo retraído y solitario.
La mujer en verdad quería ayudarlo, muy a pesar de que él la hubiera rechazado tiempo atrás. Ella no le guardada rencor en absoluto. No, señor. Al contrario, ella deseaba verlo bien y en ese momento llegaron vagos recuerdos de aquella conversación que tuvo con Mael. Aquella donde éste le pedía algunos consejos de amor.
Flashback
—¿Necesitas algo? —preguntó Nerobasta, sonriente con las mejillas levemente sonrosadas, pues en ese momento ella se encontraba escribiéndole una carta a Ludociel.
—Así es —respondió Mael —quiero consultar algo contigo. Es sobre…
—¿Una chica? —lo interrumpió, dando justo en el blanco.
—Por supuesto —afirmó algo apenado, pues nunca en su vida había preguntado sobre ese tipo de cosas y pronto recibió una amplia sonrisa por parte de ella.
—Y dime, ¿qué es lo quieres saber? —posó ambos codos sobre la mesa y los dedos de sus blancas manos se entrelazaron para sostener su mentón sobre estas.
—Una chica se me confesó el otro día —mintió, pues apenas hacía unas horas atrás eso había sucedido —La rechacé de la peor forma posible, fui demasiado cruel y le rompí el corazón. Después de eso ella me abofeteó y huyó.
—¿Qué hiciste qué? —lo miró con los ojos bien abiertos por la impresión —¡Por todos los cielos, Mael! ¡Sólo tenías que haber sido amable aunque no correspondieras sus sentimientos! —exclamó eufórica.
—Lo sé, es por eso que ahora tengo cargos de conciencia y lo más probable es que ahora ella me odie por lo que le hice.
—Es lo más probable, es decir quizá piensa que eres un monstruo. ¡Ay, no! ¡Perdón, no quise decir eso! —dijo en cuanto notó su error. Sin querer, Nerobasta sólo lo estaba haciendo sentir más miserable —Lo siento Mael, no soy una experta en el amor. Sólo te puedo decir que sería buena idea que intentaras hablar con ella y le pidieras perdón.
—Quizá funcione, pero dudo mucho que quiera escucharme —suspiró, desanimado.
—No lo sabrás hasta que lo intentes —sonrió.
—Tienes razón, gracias por escucharme...
Fin del flashback
Nerobasta no pudo evitar sonreír al recordar cómo había empezado aquella conversación en aquel día. Él la había pillado escribiéndole una carta a Ludociel. Carta que jamás le entregó y que probablemente jamás haría...
—Mael... —al escuchar aquel nombre Ludociel se giró a la chica y prestó atención —Él se veía algo afligido la última vez que lo vi —manifestó, cabizbaja.
—Lo sé, eso es algo que me tiene preocupado también. Soy su hermano y ni siquiera sé qué cosas le preocupan. Soy de lo peor —la voz del arcángel se quebró y algunas lágrimas rodaron por sus mejillas nuevamente.
—No es su culpa, señor Ludociel —la diosa le entregó un pañuelo blanco casi enseguida para que secara sus lágrimas. El corazón se le hizo añicos al verlo tan frágil sufriendo por la ausencia de aquel albino.
—Lo es, no he sido un buen hermano. Ni siquiera sé mucho de Mael. Sólo me he enfocado en la organización y en tener todo bajo control que, ni siquiera he tenido tiempo para platicar con él debidamente —las lágrimas seguían cayendo una tras otra.
—Si le sirve de consuelo, quiero que sepa que Mael estaba algo melancólico por un mujer. Creo que él tenía mal de amores... —dijo Nerobasta, algo ruborizada por contar algo que quizá no debía.
—Sabía que esa maldita de Elizabeth tenía algo que ver con su comportamiento esquivo —gruñó el arcángel, enfadado.
—De hecho, no parecía que estuviera hablando de ella —aclaró la pelirosa.
—¿Ah no? —Ludociel se quedó perplejo. ¿Qué otra mujer lo tendría así? Eso era algo que no podía ni imaginar.
—Por lo que me dijo, se trata de una chica que se le confesó —las mejillas de Nerobasta se colorearon casi enseguida, pues ella también había hecho lo mismo, confesarse.
—¿Y qué sucedió? —preguntó, bastante interesado en el tema.
—Al parecer él la rechazó y le hizo pasar un mal momento después de eso —respondió.
—Mael... ¿Qué cosas horribles le habrá hecho a ella como para que después se sintiera culpable?
—Quiero suponer que no fue nada amable al decirle que no —tras decir eso, Nerobasta recordó en ese preciso momento la manera en que Ludociel la rechazó de manera sutil, pues este ni siquiera había tenido la oportunidad de decir algo, ya que ella huyó después de eso y él prefirió no volver a tocar el tema por respeto.
—Gracias por la información, Nerobasta. Me es de mucha ayuda para apaciguar un poco mi mente. Creí que Mael tenía otra clase de problemas, pero por lo que me has dicho creo que no debo preocuparme tanto... Aunque aún así, me es difícil verlo decaído. Cuando lo traiga aquí con nosotros prometo ser diferente con él...
Y tras esa charla con la diosa de cabello rosado, media hora más tarde Ludociel volvió a irse.
Narra Caeli
Ni siquiera me quedé a escuchar sus regaños. Estaba molesta y lo último que quería era soportar reclamos. Ya mucho había tenido con el mal carácter de mi padre y no estaba dispuesta a soportar algo así otra vez. Ni siquiera sabía porqué me sentía tan afectada, ni siquiera comprendía porqué mierda me había atrevido a hablarle de ese modo.
Sabía perfectamente que Cusack se preocupaba por mí, pero joder, ¿en verdad era necesario tener que apalear a 'Rossa y molestarse porque aún lo considero mi padre? ¿En qué diablos pensaba Cusack cuando aceptó esa batalla contra él? ¿Por qué mierda se ponía tan celoso cada que mencionaba a mi padre? Cusack sabía perfectamente que sólo tenía ojos para él y para su cochino bigote de camarón.
Me dolió con toda el alma dejar a Cusack solo allí en su habitación. Verlo en tal mal estado y no ayudarlo me hizo sentir fatal. En verdad quería quedarme y atender sus heridas, pero al escucharlo hablarme de ese modo tan cruel sólo me hizo hervir la sangre. Quizá exageré un poco, pero todo esto también tenía que ver con el encuentro que tuve con Mael. Eso me tenía bastante intrigada y algo pensativa. Quería despejar mi mente un poco por todo lo que había sucedido en ese día y volver a mi amado cuando me sintiera mejor.
Pero algunas preguntas aparecieron taladrando mi mente, perturbando mi tranquilidad.
Mael...
¿Cómo habría llegado él hasta allí abajo? ¿Cuáles fueron las razones por las que optaron por encerrarlo y no matarlo? ¿Desde cuándo estaba aquí?
Me moría por descubrir la verdad tras todo eso, pero justo en ese momento no me sentía con ánimos para ir con mi padre a encararlo. Además, por lo que Cusack dijo, él estaba casi muerto. No quise preocuparme mucho al respecto, después de todo mi padre era fuerte.
Opté por dar un paseo nocturno a través de aquel denso bosquecillo de árboles secos que se encontraba detrás del castillo. Era uno de los lugares que había dejado de frecuentar últimamente y quería volver a caminar por allí... Aunque realmente, en el fondo de mi corazón tenía un irremediable deseo de salir huyendo y olvidarme de todo...
En ese momento algo se derrumbó dentro de mí y corrí a prisa llorando a mares. ¿Qué estaba mal conmigo? ¿Por que de un momento para otro me sentía triste? Sí, mi vida era una mierda y ya no sabía qué hacer para remediarla. Tenía tantos problemas y tantas cosas por las cuales estaba preocupada.
Yo... Simplemente estaba perdida.
Narra Ludociel
Llevaba algunos días intentando acercarme cada vez más a aquel castillo maldito sin éxito alguno. Las guardias y rondines que hacían los demonios eran prácticamente las veinticuatro horas del día y eso interfería rotundamente con mis planes, pero esa noche todo fue diferente. Por alguna extraña razón no había nadie cerca y tampoco se veía que estuvieran vigilando. Todo parecía ser favorable para mí, pero no debía bajar la guardia. Quizá era una sucia trampa de esos malditos para tomarme por sorpresa.
Así que me adentré por aquel paraje solitario que quedaba justo detrás de aquel inmenso castillo difícil de describir.
Era una zona arbolada o mejor dicho, eran simples troncos secos los que quedaban en pie. Casi intactos, quizá debido al sucio poder del miasma demoníaco.
Suspiré hondo, pensando en lo horrible que podría ser para Mael el tener que soportar semejante hedor del ambiente y lo sofocante que era tener que lidiar con ello día tras día.
Mi pobre hermano estaba pasando un verdadero infierno en este lugar y yo estaba dispuesto a llevármelo esa noche.
Así que, caminé varios minutos cautelosamente, pues volar no era un opción tan viable. Mis pasos eran casi tan ligeros como una pluma y mantuve mi poder mágico oculto para que nadie me notara, pero justo cuando intentaba dar un paso más, escuché el crujir de algunas ramas y hojas secas. Me puse alerta al instante y estaba dispuesto a atacar sin importar nada, pero entonces mi cuerpo se relajó un poco al ver que aquello a lo que le tenía pavor era sólo una chica simplona que corría algo apresurada. ¿Acaso estaría escapando del clan demonio?
—Oye tú —mi voz la asustó y se quedó petrificada del miedo, al parecer no se había percatado de mi presencia.
Ella me miró. Pude ver en su rostro una expresión de tristeza y algunas lágrimas empapándole la cara.
—Por favor, no me haga daño —me pidió, afligida al darse cuenta de que yo era su enemigo.
—Eso depende —murmuré, acercándome a ella.
—Por favor, haré lo que me pida. No importa qué sea, pero no me mate, sino mi padre buscará venganza en cuanto sepa lo que usted me hizo —afirmó, entre sollozos.
—¿Acaso tu padre es alguien importante aquí? —me mofé.
—Sí, él es el segundo hijo del Rey Demonio —me respondió sin vacilar. Esa chica parecía no estar mintiendo y eso me hizo recordar al instante a aquel hijo de puta del que hablaba.
—Estarossa... —tras escuchar su respuesta, murmuré aquel nombre intentando recordar qué más sabía sobre él, hasta que un viejo recuerdo me aclaró mis dudas. Pues claro que lo conocía perfectamente y no sólo por escuchar sus hazañas, sino porque lo había visto en persona aquel día —¿Estarossa es tu padre? —exclamé y ella asintió algo asustada por lo alterado que yo estaba —No puede ser... Entonces tú eres...
Y recordé.
Flashback
—¡Huye Mael! ¡Es una trampa! ¡Ellos vinieron por ti! —exclamé, sin poder moverme.
—¿Qué? —me contestó confundido y pronto aquel demonio de vestimenta azul rey que hablaba conmigo se dio la vuelta para ver a mi hermano.
—Oh Mael, al fin has llegado. Ya ha pasado un tiempo desde la última vez que nos vimos —una sonrisa ladeada apareció en su sombrío rostro —Oye, dime algo, ¿estás feliz por lo que le hiciste a Caeli? —movió su cabeza hacia un lado y cuando menos esperé, él ya estaba a escasos centímetros de Mael.
La expresión de mi hermano cambió por un momento y pude notar aquella misma mirada que últimamente tenía. ¿Qué estaba pasando? ¿De qué mierda habla ese demonio? ¿Qué fue lo que hizo Mael para que vinieran tras él? Miré confundido la escena, prestando atención a las cosas que ese platinado le decía.
—¿Qué sentiste al hacerle todo eso a Caeli? golpearla, maltratarla y humillarla. Eso no es digno de un hombre, Mael —dijo Estarossa, quien pronto lo tomó del rostro usando una de sus asquerosas manos —Y por si eso no fuera poco, tuviste el puto valor de escupirle la cara —murmuró, se podía percibir cuan enojado se encontraba, aún cuando su rostro parecía estar muy tranquilo y relajado. Mael no dijo ni una sola palabra y se mantuvo quieto, mientras él trataba de provocarlo —¿Por cuánto tiempo más planeas permanecer callado, maldito arcángel aburrido e incompetente? —dijo, para después atreverse a escupirle el rostro.
Fin del flashback
La chica me miró confundida, mientras yo intentaba unir las piezas de aquel rompecabezas mental que yo mismo me había creado en ese momento.
—Al fin lo comprendo todo —una sonrisa maliciosa apareció en mi rostro y ella retrocedió asustada. Seguramente mis ojos en blanco la aterrorizaron, no la culpo, Mael también les tenía miedo.
Acorté la distancia entre nosotros y la tomé del cuello sin tanto esfuerzo. La chica demonio emitió un leve quejido y sus ojos negros me miraron con horror. Ella tenía miedo. Estaba asustada. Podía ver ese miedo reflejado en su rostro y disfruté cada maldito segundo en que la veía así.
—Tú eres esa chica a la que mi hermano rechazó... ¡Eres la culpable de que él esté aquí! —espeté y sus ojos se abrieron de la impresión. Sí, di en el blanco, esa mirada la había delatado. Era ella. Esa maldita hembra que había ocasionado todo este puto lío.
Tras aquel descubrimiento ejercí más fuerza contra su cuello, quería matarla.
Iba a matarla...
♠️♠️♠️
Las cosas comienzan a complicarse para Caeli. Todo parece indicar que algo grande está por suceder...
Me emocioné mucho al escribir este capítulo. Ludociel tuvo su momento de brillar.
An Airad
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