Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

La noche apenas comienza +18

Narra Caeli

Busqué a mi padre por todos lados, pero no había rastro de él por ninguna parte. Quería verlo y hablar con él. Había tantas cosas que quería decirle y sobretodo, quería disculparme porque a causa de mis estupideces habían sucedido tantas cosas. Cosas que me hacían sentir realmente fatal, pues siempre era yo la que ocasionaba el caos en el purgatorio.

Últimamente estaba más emocional que antes y eso me molestaba un poco.
Todo me afectaba rápidamente y era menos tolerante que antes. Deseaba que no fuera así, pero había algo en mí que me hacía perder los estribos. Simplemente no lo entendía. ¿Qué estaba mal conmigo?

—Si buscabas a Estarossa, él no está aquí —me dijo Meláscula, quien apareció flotando frente a mí justo cuando me detuve en la puerta de la habitación de él.

—Ya veo —dije desanimada, resignada a pasar otro día sin verlo y comencé a caminar dispuesta a marcharme.

—¿Necesitabas algo de él? —me detuvo de inmediato tras aquella simple pregunta.

—Sí, sólo quería saber cómo se encontraba. Supe lo que sucedió y... —Meláscula me interrumpió enseguida.

—Es tu culpa —espetó sin darme la oportunidad de terminar de hablar.

—¿Perdón? —me quedé perpleja, a pesar de que tenía razón.

—Sí, tal como lo oyes. Estarossa casi se muere por tu culpa —contestó, verdaderamente molesta —Si tú no estuvieras aquí nada de esto hubiera sucedido.

—Yo... Lo lamento —sólo atiné a decir.

—¡Tú no lamentas nada, niña! ¡Siempre has tenido la atención de Estarossa! ¡Él es mío, compréndelo! ¡Sólo debe mirarnos a mí y a nuestro bebé! —vociferó, histérica.

—¿Bebé? —me quedé totalmente sorprendida y ella pareció estar satisfecha por eso.

—¿Acaso no lo sabías? —sonrió de lado.

Negué, aunque recordaba haber escuchado algo al respecto. Para ser honesta, últimamente estaba en las nubes.

—Estarossa y yo estamos esperando un hijo, así que más te vale que te alejes de él o sino te haré que te lamentes por no haber escuchado mis advertencias —me amenazó.

Meláscula estaba realmente alterada y celosa.

—¡Estarossa no te quiere! —espeté enfadada, después de haber buscado las mejores palabras hirientes especialmente para ella —¡Él sólo se mete contigo porque no hay otra perra estúpida que soporte su mal carácter y su líbido infinito!

—¡Cierra la puta, boca, ramera asquerosa! —Meláscula me dio una bofetada que me hizo caer al suelo —¡Sé perfectamente que tú también te acostabas con él! Pero déjame decirte algo, ahora él es mío y el Rey Demonio aprobará nuestro compromiso muy pronto.

—Me importa un carajo si el abuelo aprueba tu puta relación con mi padre. Yo jamás te veré como a una madre y tampoco pienso respetarte —le grité y ella se me fue encima, golpeando nuevamente mi rostro.

—Oigan tranquilas... —dijo Fraudrin quien llegó de repente junto a Grayroad.

Afortunadamente, él detuvo a Meláscula justo a tiempo, pues yo sola no hubiera podido quitármela de encima.

—¡Suéltame, maldito! —dijo, intentando zafarse de él sin éxito.

—Tranquilízate, Meláscula. Eso no le hará nada bien a tu bebé —le recordó.

—¡Eso ya lo sé! —dijo con enfado y dejó de moverse como gusano.

Entonces Fraudrin dejó de sostenerla y ella se fue indignada casi enseguida.

—Lo siento señorita Caeli, todo eso del embarazo ha puesto muy loca a Meláscula —dijo Fraudrin rascando su cabeza mientras me ayudaba a levantarme del suelo —Su rostro está algo rasguñado y enrojecido —me dijo.

—Descuida, no es la gran cosa —suspiré tocando una de mis mejillas.

Él sonrió y carraspeó un poco, signo de que iba a decirme algo más.

—A propósito... La vimos la otra noche...

—¿Disculpa? —me quedé pasmada escuchando eso último.

—Eh, cómo decirlo... Grayroad percibió un extraño poder mágico viniendo del bosque seco y...

—Ah, ya sé a qué te refieres... —sonreí con picardía intentando no verme sospechosa y tratando de lucir más como una ramera —Me vieron con Ludociel, ¿verdad? —Fraudrin asintió.

—Exactamente y no sólo eso... ¡pero no se preocupe! No diremos nada al respecto. No queremos que usted tenga problemas —dijo con sinceridad.

—Gracias Fraudrin, eres muy considerado.

—No es nada señorita Caeli, pero sea más cuidadosa.

—Lo tendré en cuenta —respondí —Bueno, me marcho. Debo hacer algunas cosas...

—Ah, ya sé de qué habla —me estremecí nuevamente. ¿Qué tanto habría escuchado Fraudrin? ¿Acaso él iba a ser un potencial enemigo para mí?

—Escucha... te pagaré con mi cuerpo a cambio de tu silencio... —me adelanté y él se quedó boquiabierto, pero muy a pesar de eso, aceptó.

Me llevó a un sitio poco concurrido del castillo y me subió la falda mientras acariciaba mis pechos.

Abrí las piernas un poco y enseguida pude sentir su miembro frotándose contra mi feminidad.

Fraudrin fue cuidadoso en todo momento y Grayroad se mantuvo alerta por si alguien se acercaba.

—¡Ah, más duro por favor! —supliqué, mientras Fraudrin me sometía contra la fría pared.

Él me hizo caso y comenzó con un brusco vaivén de caderas. Fraudrin me tenía gimiendo en el pasillo, con la luna iluminando nuestros cuerpos, siendo testigo de aquel encuentro casual que duró corto tiempo, ya que no estábamos dispuestos a que aquello nos tomara toda la noche.

—Señorita Caeli, voy a... —gruñó y pronto sentí que su abundante y caliente semilla comenzaba a resbalar por mis piernas.

Esa noche me metí con Fraudrin por primera vez en mi vida. No, no me arrepentía de ello. Gracias a eso, pude conseguir un aliado o mejor dicho dos, pues Grayroad aceptó ayudarme si la dejaba verme tener sexo con él.

Sí, me había acostado con medio mundo, menos con Mael, a quien originalmente se suponía que amaba con toda el alma... Sí, también le había fallado a Cusack y a nuestra relación, la cual seguramente estaba a punto de terminar por mi culpa, pues probablemente Chandler nos había visto...

Mientras caminaba hacia las catacumbas para ver a Mael, me detuve a pensar un poco sobre mi vida. ¿Quién mierda querría a una maldita ramera como yo? Me sentía sucia porque ya ni siquiera sentía asco de ser tocada por otro. Ya nada me importaba, me daba lo mismo desde que 'Rossa me violó. Después de esa pesadilla ya no sabía qué mierda pasaba conmigo, con mi cuerpo o con mis sentimientos...

¿En qué clase de demonio asqueroso me había convertido?

Narra Cusack

Esa tarde traté de alistarme más temprano de lo usual. Tomé un largo baño para relajar mi cuerpo mientras pensaba en todos los problemas que se avecinaban.

Incluso había tenido el tiempo suficiente para preparar algunos bocadillos para Mael, quien seguramente estaría hambriento. Tenía planeado llevarle aquello después de que terminara la reunión con el Rey Demonio y sus dos hijos. Estaba algo ansioso por saber de qué mierda hablarían. Incluso Chandler y yo sostuvimos una corta conversación acerca de ello y para ser honesto no me agradó del todo el escuchar los planes que tenían para Mael.

Traté de no verme incómodo con la situación, pero se notaba a lenguas mi inconformidad.

—Te lo digo como amigo, dormilón. No debes meter tus narices en donde no te importa —me dijo el vejete, mientras caminaba junto a mí a través de aquellos amplios pasillos del castillo. Chandler sabía perfectamente que yo quería sabotear la ejecución del arcángel y eso era algo que me molestaba. Ese maldito me conocía demasiado y eso siempre era un jodido problema.

—Deja de joder con eso, gordinflón. Lo que yo haga es punto y aparte —gruñí.

—Eso lo sé, pero no debes olvidar que nosotros somos uno solo y si a alguno de nosotros le sucede algo, jamás podremos formar una misma entidad —me recordó.

—El Demonio Original... Creo que a nadie le importa que él aparezca —murmuré, con una media sonrisa cargada de melancolía —Él no es nadie importante para alguien. Acéptalo, da lo mismo si desaparece por siempre o no. Nadie lo echará de menos —le dije.

—¿Y la señorita Caeli?

—Ella ni siquiera lo conoce —respondí a secas.

—No me refiero a eso, sino que... Si algo te pasa a ti, ella seguramente estará muy triste —Chandler también se veía afectado por ello, quizá en el fondo quería que yo me quedara con esa chica y eso me dolió en el alma.

—Chandler, ella me abandonó —espeté —No creo que yo le importe como ella me importa a mí —suspiré, deteniendo mi andar frente a aquella gran puerta que nos separaba del Rey Demonio.

—Cusack... —murmuró mi nombre con tristeza y no se atrevió a decir algo más.

La charla terminó en cuanto entramos a aquella gran sala. Habíamos sido los primeros en llegar e hicimos una reverencia al Rey Demonio, quien rio sonoramente al vernos entrar.
Detestaba con todo mi ser que se burlara de nosotros, pero no había nada que pudiéramos hacer, pues él nos había derrotado en el pasado sin ningún problema y hacer algo en contra de él sería muy estúpido de nuestra parte.

—Ustedes han sido muy leales después de aquella ocasión —dijo, burlón.

Chandler y yo no dijimos nada al respecto. No era como si aquellas palabras nos fueran a hacer perder la cordura, pero aún así eso no dejaba de molestarnos. Se estaba mofando de nosotros en nuestras narices y eso era tan vil de su parte, pues los feroces recuerdos de aquella noche en la que nos revelamos contra él seguirían por siempre en nuestras memorias.

—Hemos llegado, padre —dijo el señorito Zeldris acompañado de aquel albino que se veía más pálido que de costumbre. Para fortuna de nosotros, ellos habían interrumpido el incómodo momento.

El Rey Demonio ignoró las palabras del joven príncipe y en su lugar miró a Estarossa de manera cariñosa. Nada usual en él.

—Felicitaciones hijo mío, me han informado que Meláscula espera un hijo tuyo. Seguramente será un poderoso demonio de élite como tú —le dijo, aparentemente feliz.

—Gracias padre —Estarossa apenas podía contener las ganas de llorar, pues se notaba que no estaba nada feliz por la noticia de su paternidad. Me reí para mis adentros, pues con eso él jamás volvería a molestar a Caeli.

La charla se había alargado demasiado y yo ya había comenzado a desesperarme un poco. Necesitaba ver a Mael cuanto antes y debía tener un plan perfecto para liberarlo.

Todo aquello debía suceder durante la madrugada, tiempo en el que Chandler y yo nos encontraríamos vigilando los alrededores del castillo, momento que yo usaría para escabullirme directamente hacia las catacumbas.

—Padre, quiero que la ejecución de Mael sea lo más pronto posible —dijo Estarossa repentinamente, interrumpiendo el aburrido tema principal de aquella reunión.

—Así será, hijo mío —le respondió y luego fijó su mirada en el señorito —Zeldris... Quiero que te encargues de darle muerte a ese maldito arcángel y también quiero que mi nieta esté presente cuando eso suceda —cuando dijo esto último, clavó su mirada en mí y un escalofrío sacudió todo mi cuerpo. ¿Acaso ya se había enterado de lo mío con Caeli?

—Cómo ordenes, padre —dijeron ambos príncipes, con un asentimiento mientras yo seguía helado sin articular palabra alguna.

—Esta semana será la mejor de todas —dijo el Rey Demonio  antes de desaparecer entre la penumbra de aquella sala poco iluminada. Y tras esas palabras todos abandonamos el lugar.

Ya entrada la madrugada, me alejé lo más que pude del foco de visión de Chandler, quien holgazaneaba jugueteando con su bastón espada trazando figuras imaginarias en el suelo mientras hacíamos guardia.

Luego de haber ido por la cena de Mael, me adentré por un pasadizo secreto que llevaba directamente hacia las catacumbas. Se trataba de una ruta alterna que pocas veces era usada debido a que pocos la conocían ya que la entrada se encontraba ubicada cerca del bosque seco, escondida por la maleza y sepultada por montones de hojas secas.

Hice a un lado la hojarasca con mi bota y tan pronto vi despejada la puertecilla de entrada, dejé la cesta con bocadillos en el suelo. Abrí sin mucho esfuerzo aquella pequeña puerta de metal que apenas se encontraba asegurada por una vieja cerradura llena de herrumbre.

Caminé rápidamente a través de aquel pasadizo secreto, pensando en las cosas que le diría a Mael sobre su ejecución y el plan que llevaría a cabo para sacarlo de allí, pero algo me hizo detenerme, pues al fondo se escuchaban algunas voces y eso me pareció bastante extraño. El arcángel nunca recibía visitas, pero por alguna razón ahora no estaba solo.

Caminé un poco más para escuchar mejor aquella conversación. Quizá fue lo peor que pude haber hecho o quizá no... Ya no estaba seguro de ello, pero presté atención a lo que decían. Me sorprendió que ni siquiera se hubieran tomado la molestia de hablar por lo bajo, pero gracias a eso me facilitaron las cosas.

—Por mi culpa estás aquí
—escuché el sollozo lastimero de una mujer, mientras las cadenas de aquel arcángel resonaban estruendosamente en el suelo.

¿Qué estaba sucediendo allí dentro? ¿Acaso esa voz era de...? No, imposible. Ella jamás estaría en un lugar como este, ¿o sí?

Y recordé algo. Un dato que quizá en su momento pasé desapercibido debido a mi incredulidad, pero gracias a eso ahora estaba viendo las cosas diferentes.

Flashback

—Pues verás, todo comenzó por culpa de la hija de mi hermano —dijo el amo Zeldris.

—¿Qué le sucedió a Caeli? —me sobresalté preocupado.

—El ángel de la muerte volvió a humillarla —contestó —aunque, de alguna manera ella lo ocasionó.

—Ella es demasiado tímida como para haber ocasionado algo así —dije seriamente, creyendo fervientemente que Caeli era una santa.

Fin del flashback

No, ella no era tímida. Ya no lo era... Su naturaleza ha empezado a sobresalir cada vez más.

Y también recordé aquellas viejas frases que escuchaba de otros demonios inferiores:

"Nunca te enamores de una súcubo, esas sólo traen problemas por su promiscuidad".

La verdad es que... La mayoría de los demonios tendemos a ser promiscuos y lujuriosos, pero los súcubos y los íncubos sobrepasan los límites. Por eso murieron rápidamente. Ellos eran un problema para nuestra misma especie y para las demás, en especial para las diosas, cuyas bendiciones se veían afectadas por las feromonas de los súcubos.

Por eso, hasta el más fuerte arcángel caía rendido ante una demonio súcubo y ahora que Caeli ya ha alcanzado su madurez sexual, eso ha ocasionado que Mael sucumba ante sus encantos.

Todo esto era inevitable.
Ahora entiendo a Estarossa y esa loca idea de mantenerla encerrada, aunque lo más probable es que él también ignore la verdadera naturaleza de Caeli, pues ella en sí no parece ser súcubo.

—No te preocupes por nada, tarde o temprano esto pasaría —dijo el albino con un susurro —En verdad me arrepiento de haberte lastimado en aquella ocasión —murmuró, quizá avergonzado —Desde ese día ya no pude sacarte de mi mente, porque me gustas...

—Mael... —susurró, conmovida —Lo siento por todo esto, yo no quería que pasara. Pero me encargaré de liberarte ahora mismo... Además, se lo prometí a Ludociel... Luego te lo explicaré más tarde —hizo una pequeña pausa y siguió —Yo... En verdad me gustaría corresponder tus sentimientos, pero justo ahora no sé qué decir —confesó y mi corazón se hizo trizas al escuchar aquellas palabras y un sinfín de preguntas vinieron a mi cabeza. ¿Acaso iba a dejarme? ¿Por qué había estado con Ludociel? ¿Por qué no me lo dijo? ¿Acaso no confiaba en mí? ¿Acaso yo era un estorbo para ella? Además... ¿Por qué Mael no me habló sobre todo esto? Sobre sus sentimientos hacia ella... Él... Él está enamorado de la mujer que yo amo… ¡Eso no es justo!

<<¿Por qué tenía que enterarme de esto de esta manera?>> pensé.

Una lágrima resbaló por mi mejilla, mientras trataba de entenderlo todo. De comprender porqué siempre era yo quien debía perderlo todo.

Mael... Ese maldito nunca me dijo nada y me acosté con ambos... ¿Acaso eso no significó nada para ellos? Porque para mí fue más que sólo sexo... Para mí fue algo hermoso. Algo de lo que ahora simplemente me arrepiento.

♠️♠️♠️

Ahora que Cusack escuchó la conversación de Mael y Caeli... ¿Qué creen qué haga al respecto?

Lamento la demora, pero fue demasiado difícil escribir esto, ya que la historia está por llegar a la recta final...

An Airad

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro