Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Especial: Lo que en verdad eres

Este capítulo especial está ambientado en la Britannia actual, es por esa razón que aparecerán personajes que no están incluidos en mi historia, además de que contiene un dato interesante sobre la desconocida naturaleza de Caeli, la cual yo no había abordado hasta ahora.

Pd. El especial estará divido en varias partes.

Gracias a soraeucliffe y a dobi_4_u por darme la hermosa idea principal para este especial💛

¡Comencemos!

Narra Zeldris

Era un día como cualquier otro, pero aún más aburrido que de costumbre. Las cosas pintaban demasiado tranquilas en el purgatorio. El resto de los demás mandamientos y mi hermano habían salido a una misión en Britannia, el lugar donde actualmente vivía nuestro hermano Meliodas junto a los Siete Pecados Capitales; un grupo de suicidas desalmados que siempre interferían en nuestros planes y junto a ellos, se encontraba una asquerosa diosa de nombre Elizabeth.

Mientras eso sucedía del otro lado, yo estaba sentado en el seco y triste jardín que quedaba justo en frente del castillo. Cusack estaba al lado mío como de costumbre. Ambos conversábamos sobre asuntos del reino y los nuevos planes que tenía mi padre sobre capturar a mi hermano mayor.

—Para ser honesto, no me interesa lo que suceda con él —aseveré, mientras removía la tierra con mi dedo índice dibujando pequeñas líneas sobre esta.

—Concuerdo con usted, amo Zeldris. Meliodas solo es un estorbo y una desgracia para nosotros —contestó mi maestro, quien se hallaba de pie frente a mí con los brazos cruzados.

—¡Hola! —dijo una armoniosa voz femenina de repente, cambiando totalmente la atmósfera.

—¡Señorita Caeli! —enseguida el peli rosa cambió el tono serio de su voz a uno dulce y suave en cuanto ella se nos presentó. Últimamente había notado que él parecía alegrarse demasiado cuando ella estaba cerca. ¿Por qué razón actuaría así? Solo él sabía.

—¿Necesitas algo? —enmarqué una ceja mientras ella nos miraba con esa sonrisa que siempre tenía cuando quería algo.

—Sí —contestó de inmediato —saben, me siento muy sola allá arriba —dijo señalando la vieja torre donde vivía.

—Solo sé directa —espeté restándole importancia a lo que había dicho —no vendrías aquí con nosotros sin algo entre manos, así que dime, ¿qué es lo que quieres? —solté.

—¡Quiero que vayamos de paseo! —expresó animada dando saltitos como si fuera una niña pequeña.

—Oh perfecto, vayamos al lago que se encuentra cerca de aquí —contesté, después de todo no pedía gran cosa.

—Es buena idea, prepararé algo de comer para ustedes —afirmó Cusack sonriente.

—¡No quiero ir a ese aburrido lago! ¡Quiero ir al mundo humano! —exclamó.

—¿Qué cosa? —dijimos al unísono mi maestro y yo muy sorprendidos.

—¡Por favor, 'Rossa nunca me ha llevado! —lloriqueó.

—Y me matará si lo hago, además él se encuentra allá —murmuré.

—¡Por favor, por favor! —continuó suplicando e ignorando ahora lo que yo había dicho.

—¡Ya te dije que no! —espeté cruzado de brazos.

—No es buena idea, señorita Caeli. Mejor escuche al amo Zeldris —sugirió Cusack, quien se acercó a ella y la abrazó por detrás repentinamente. ¿Por qué demonios la tocaba tan confianzudamente? Eso me hacía sentir un poco incómodo y ¿celoso?

—Pero yo quiero ir —le dijo a Cusack y él solo le sonrió embobado —Aunque... tú si puedes llevarme ¿verdad? —susurró de manera sensual y lo miró con esa misma expresión que usaba para engatusar a mi hermano.

—Cusack… ni se te ocurra —bufé.

—Amo Zeldris, por favor no sea tan duro con ella, solo dele esta oportunidad de ir allá —respondió suplicante al igual que ella.

—Ya he dicho que no —rodé los ojos frustrado —pero pensándolo bien…  —dije enseguida, pues se me había venido una buena idea a la mente.

—¿Entonces si me llevarás? —Caeli se alegró rápidamente.

—Sí, pero con una condición —hice una pausa para generarles incertidumbre.

—¿Cuál? —contestó mi maestro interesado.

—Que tú no irás —sonreí y él se quedó boquiabierto.

—¡Pero joven amo, yo debo estar a su lado en todo momento! —replicó preocupado.

—Gracias, pero puedo cuidarme solo—aseguré levantándome del suelo de un salto y tomando la mano de ella —Andando Caeli —el peli rosa pareció molestarse, pero no tuvo más opción y pronto la liberó de su abrazo. Caeli se despidió de él con un tierno beso en la mejilla, el cual me incomodó bastante. Maldito Cusack, recibía buena atención por parte de ella. ¿Acaso eran pareja? Moría de ganas por preguntárselos.

Cuando llegamos al mundo humano, para ser exacto a Britannia, el clima era una reverenda cagada. Estaba lloviendo a cántaros y el paisaje era demasiado gris. Tan terrible y triste para mi gusto.
Por un momento llegué a pensar que al menos el día estaría perfecto, pero estaba equivocado. Así que tuve que llevar a Caeli a un lugar seguro de inmediato, no quería que su ropa se empapara por completo o que Estarossa nos encontrara, así que nos refugiamos en una pequeña cueva que por fortuna encontré algo cerca.  Al llegar allí, le pedí que ocultara lo más que pudiera su poder mágico para que nadie supiera nuestras ubicaciones.

Después de unos minutos de estar allí sin cruzar palabra alguna, me percaté de que Caeli estaba tiritando de frío en un rincón de la cueva.
La había descuidado solo por un momento y verla así me había tomado por sorpresa.

—Creo que debemos regresar —espeté, mientras miraba la lluvia y me quitaba los guanteletes de metal para sacarles el agua que les había entrado.

—¡De ninguna manera! —Caeli me miró con una expresión suplicante mientras se peinaba el cabello con los dedos. 

—¡Oye, pero si estás toda empapada! —exclamé.

—¡Solo un poco! —contestó incómoda caminando hacia mí —pero si con secarla cambiarás de opinión, pues entonces eso mismo haré... —de pronto comenzó a bajar el zipper de su blusa dejando al descubierto la mitad de su pecho, de tal manera que sus senos siguieran cubiertos con la tela. De inmediato cambié la dirección de mi mirada y ella siguió con lo suyo como si yo no estuviera presente. ¿Acaso hubiera pasado lo mismo si Cusack hubiese venido? En cierta forma me molestaba el solo pensarlo —¡Oye tengo frío! —chilló de repente mientras me envolvía entre sus delgados brazos, aprisionando mi rostro contra sus suaves y bien proporcionados pechos. La temperatura se me subió hasta la cabeza en un instante y pronto me aparté de ella, pues tenía miedo de que otra parte de mi cuerpo también se elevara. Pero mi decisión resultó aun peor, pues pronto me percaté de que ella tenía el pecho completamente al descubierto.

—¡Caeli, pequeña cabrona! ¿Qué crees que haces al mostrárteme de esa manera? ¿Qué diría Estarossa de nosotros si te viera de esta manera? —señalé aun sin quitarle el ojo de encima, pues la verdad la vista era en verdad deslumbrante.

—¿Estás avergonzado? —sonrió, ignorando de nueva cuenta lo que yo le decía, mostrándome una linda expresión divertida mientras acomodaba su diminuta falda, aquella que dejaba ver a la perfección sus hermosas piernas, las cuales estaban cubiertas por medias color negro que tenían rasgaduras con formas de triángulo a los lados. Caeli pprobablemente hacía todo eso porque le gustaba verme nervioso y todo rojo como mi ropa y joder, lo estaba logrando —¿Tanto te asusta la anatomía de una mujer? —rio.

—¡Para nada! —contesté mientras cerraba mis puños con fuerza —¡Podría pasarme todo el día mirándote si así lo quisiera, pero no soy un cerdo pervertido como Cusack! —bufé.

—Cusack no es un cerdo —Caeli soltó una risita —él también es un caballero, pero suele ser muy amoroso conmigo cuando 'Rossa no está cerca —¿qué demonios acababa de decir? ¿Cusack la colmaba de románticas muestras de afecto? ¡Eso ya me estaba enfermando!

—Caeli, nosotros los hombres somos peligrosos —me aproximé enseguida a ella hasta quedar de frente, claro, era un poco más alta que yo así que tuve que levantar la vista para verla a los ojos —pero sabes, lo somos aún más al ser demonios…

Mi mano derecha acarició su rostro lentamente mientras ella me miraba estupefacta, quizá no se esperaba que yo actuara de esa forma en ese instante. Así que lo siguiente que hice fue acercármele demasiado, quedando a escasos centímetros de su rostro y mis brazos rodearon su cuerpo con fuerza. La piel de su espalda estaba fría, pero muy suave.
Mis manos se deslizaron por esa zona, pudiendo percibir un escalofrío que mi tacto le había provocado. Me puse de puntillas para poder alcanzar su rostro. Noté que su respiración comenzó a tornarse agitada y que incluso los palpitos de su corazón se habían acelerado. Caeli cerró los ojos luego de esto, probablemente esperando a que la besara, pero en lugar de eso mis mejillas se inflaron conteniendo la risa. Ella estaba toda roja justo como me había puesto yo y no pude evitar soltar una fuerte risotada por lo graciosa que se veía. ¿En verdad creyó que la besaría? Pobre chica, eso era algo que no pretendía hacer, ya que yo tenía a Gelda.

Caeli abrió los ojos de inmediato en cuanto me escuchó reír. Se notaba confundida y algo avergonzada. 

—¡Debiste haber visto tu cara! ¡Jamás creí que fueras a caer con algo de flirteo barato! —espeté entre risas, pero eso no pareció hacerle ninguna gracia, al contrario, estaba muy seria, algo inusual en ella —¿En verdad creíste que haría algo estúpido como eso?
—rematé.

—¡Eres de lo peor! —espetó luego de que sus ojos empezaran a tornarse vidriosos.

—¡Pero solo estaba bromeando! —repuse.

—¡Eso ni siquiera fue una broma! solo fue algo pesado de tu parte —
exclamó, ahora con los ojos cubiertos de lágrimas intentando secarlas sin éxito —¡Debí suponer que pedirte venir acá me resultaría fatal, por eso Cusack debió haber venido también!

—¡Otra vez el nombre de ese infeliz sirviente! Cusack esto, Cusack aquello... ¿No tienes otra cosa qué decir a parte de mencionarlo a cada instante? —exclamé  furioso.

—¡Él no es un sirviente! ¡Es tu maestro y te quiere mucho! —
gritó —Solo alguien odioso como tú se atrevería a tratar con la punta del zapato a los demás... ¡Eres de lo peor!

—¿Ah sí? Pues tú eres una sucia zorra calienta huevos que solo quiere una oportunidad con medio mundo y... —no terminé de decir cuando inesperadamente su mano golpeó mi mejilla con fuerza, tanta como para que sintiera un ardor tremendo y mi mandíbula casi se desviara por completo.

—¡Te odio! —gritó y tomó su ropa para después salir huyendo.

Por la conmoción del momento no hice nada al respecto y solo me quedé pensando en lo tonto y grosero que había sido con ella. Me sentía terrible, como una verdadera basura...

Caeli era demasiado impulsiva, no por chiflada ni por querer la atención de cada demonio en el purgatorio, sino principalmente a causa de una condición que sólo yo conocía y que Estarossa ignoraba por completo... Para ser honesto y más preciso, la naturaleza de Caeli no era del todo la de un demonio azul, sino también la de un súcubo, cosa que mi hermano pasó por alto el día que la encontró en aquellos escombros en la pequeña aldea de los demonios azules.

Ahora con esto en claro, se podía entender a la perfección porqué esa chica era tan candente, llamativa y provocativa.

Narra Caeli

Decidí volar bajo la fría lluvia sin rumbo fijo luego de abandonar a Zeldris, quien se había burlado de mí y quien a su vez me atacó verbalmente de una forma atroz.

Otra vez me había comportado como una maldita ramera, algo que no comprendía del todo sobre mí. Solo sabía que era inestable y que según mi comportamiento tenía similitud al de los humanos, pero joder, ¿quién me iba a tomar en serio siendo de esta manera? Nadie en su sano juicio se atrevería siquiera a voltear a ver a alguien tan obscena como yo.

Cansada de tanto pensar sobre mí misma, solo suspiré avergonzada. Era muy probable que todos pensaran que yo era una puta en toda la extensión de la palabra, pero bueno, no estaban del todo equivocados...

Dejé de lado aquellos insípidos pensamientos para así enfocarme en el sonido de las gotas cayendo sobre mi espalda y la extraña sensación que estas me dejaban, lo cuál me parecía un poco agobiante pues no estaba para nada acostumbrada a ello e incluso el interminable paisaje gris empezaba a marearme.

De un momento para otro y sin previo aviso, la vista se me comenzó a nublar ocasionando que mis alas de oscuridad desaparecieran por completo. No tenía idea de porqué aquello me estaba pasando, había comido bien en la mañana y todavía me sentía un poco llena, pero después recordé que los de mi clase éramos muy débiles y que era probable que yo me estuviera enfermando a causa de eso y por el clima al que no estaba acostumbrada.

Entonces mi mano se extendió al cielo implorando por ayuda y mientras hacía esto también trataba de sostenerme del aire como si este en realidad fuera a evitar mi caída.

Ya ni siquiera pensaba con claridad, y eso me preocupaba.
Estaba cayendo de muy alto y tenía miedo de jamás volver a despertar en cuanto mi cuerpo impactara en el suelo. ¿Era así como acabaría todo para mí? ¿Acaso Zeldris vendría pronto? Quizá era algo que jamás sabría.

Narra Zeldris

Luego de asimilar lo que había ocasionado, me lancé a la lluvia en busca de Caeli. Pasé mucho rato tratando de localizarla, pero parecía ser en vano. Era como si hubiese desaparecido de la faz de la tierra. ¿Acaso Cusack iría por ella? Imposible. Él jamás me desobedecería.

Me alarmé demasiado en cuanto más cosas pensaba, hasta me había imaginado las cosas atroces que Estarossa me haría si llegase a enterarse de la desaparición de su hija. Estaba seguro de que mi maestro se le uniría y que juntos me darían la paliza de mi vida. Seguramente ambos me patearían las bolas hasta que se me cayeran y después me molerían a golpes hasta que mi cuerpo quedara hecho un amasijo de carne, huesos y sangre molidas. Joder, de solo pensarlo se me erizaba la piel.

Más entré en pánico al recordar algo importante sobre Caeli: al ser de bajo rango, ella poseía solo un corazón, lo cual era terrible ya que podría morir fácilmente. Por lo tanto, decidí que buscar por tierra sería mucho mejor opción. Al principio pensé que sería estúpido puesto que me tomaría más tiempo encontrarla, pero la verdad había una enorme probabilidad de verla allí en tierra firme.

La lluvia paró después de unas horas, yo ya me encontraba muy estresado y me detuve bajo un árbol de brillantes frutos rojos que se miraban deliciosos. Yo realmente no tenía hambre, pero el ver un montón de estas frutas esparcidas por el suelo de manera poco normal, hizo que algo captara mi atención.

Entre todo aquello había una rama caída de aquel frondoso árbol, pensé por un momento que quizá había sido a causa de un rayo, pero de inmediato recordé que en ningún momento se habían escuchado, así que pronto descarté la idea y sin más rodeos, decidí  acercarme para ver a detalle lo que en realidad había pasado. No tenia tiempo de curiosear, pero algo me decía que debía mirar un poco y eso hice. Al ver con claridad me sorprendí demasiado. Casi me iba de nalgas cuando descubrí el cuerpo de Caeli sobre aquella rama. Su rostro, abdomen y piernas se hallaban seriamente heridas, llenas de rasguños y hematomas muy visibles.

Otro punto negativo sobre la condición de ella, era la lenta regeneración. Ahora comprendía el porqué mi hermano la cuidaba demasiado. Caeli era como una frágil flor que podría marchitarse en cualquier momento. Eso me entristeció bastante, la pobre había sufrido demasiado por eso y ahora se encontraba de esta lamentable forma por mi culpa.

En cuanto reaccioné, me arrodillé para tratar de reanimarla. Moví su cuerpo a modo de despertarla, ejercí presión sobre su pecho, tomé su pulso y traté de darle algo de aire al pegar mis labios con los suyos, pero ella no respondía a ninguno de los estímulos. Ya ni siquiera podía percibir su poder mágico o el latido de su corazón o el fluir de su sangre, tal parecía que ya estaba muerta.

Continuará...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro