Capítulo 35
Gong Doesung era un hombre avaricioso, amaba el dinero, los lujos y el poder. Le encantaba ser el centro de atención y tener los medios para lograr todo lo que se proponía, tenía una obsesión por los omegas, le encantaba dominarlos, demostrarles quién mandaba.
Por eso no había parado de ir a la Mansión, desarrollando una obsesión por lo que ahí encontraba.
Omegas por catálogo.
De todas las edades, variedad de olores y con la sumisión con la que esa casta nacía.
Era increíble la cantidad de omegas que se encontraban bajo el poder de Él.
Pero disfrutar de sus pequeños placeres tenía un costo muy alto, que por más que ganara un sueldo excelente, no era suficiente, por lo que había estado recurriendo a métodos poco ortodoxos, le apenaba, pero no podía permitirse dejar de ir a ese increíble sitio.
Además, había notado el cambio de actitud que Min Yoongi había tenido la última semana, se rumoreaba que algo muy malo tuvo que haberle pasado para faltar tres días seguidos a la empresa y después regresar con una pinta decaída, deprimido. En fin, si él robaba unos cuantos miles, estaba seguro de que Min no tendría cabeza en ese momento para darse cuenta.
-¡Señor Gong! -gritó un beta, corriendo hacia él con prisas- Disculpe, antes de que se vaya, le han dejado esto, señor, dijeron que era importante que lo recibiera.
-Gracias, pasante, nos vemos el lunes -se despidió, tomando el ascensor que lo llevaría al estacionamiento subterráneo.
Miró el sobre que el pasante le había dado, sonrió, el sello pertenecía a La Mansión, seguramente era una invitación para un evento importante. Ansioso, abrió el sobre para encontrar lo esperado, esa noche habría un evento muy importante, la lujuria se instaló en su vientre, sonriendo con perversión ante lo que pasaría ese mismo día.
En cuanto el elevador abrió sus puertas, sacó el celular de su bolsillo para llamar a Él.
-Señor Gong, ¿a qué debo su poco interesante llamada?
-Señor Shin Sung-rok, disculpe las molestias -continuó, ignorando el fastidio en la voz del otro- quería agradecer la invitación para esta noche.
-Genial, es un evento importante, Gong, no falte, ahora tengo que colgar -el regordete hombre escuchó un sollozo del otro lado- justo me encuentro ocupado.
-Claro señor Shin, nos vemos en el negocio de esta noche -se despidió, forzando una sonrisa cuando el nombrado colgó sin más.
-¿Señor Gong?
El hombre se tensó en su lugar, apretando los ojos con fuerza al escuchar esa para nada esperada voz. Apretando las manos en puño, dirigió su mirada hacia su lado derecho.
Min Yoongi se encontraba peor de lo que lo había visto en los últimos días, no llevaba saco ni corbata, las mangas de la impecable camisa blanca se encontraban arremangadas y tenía los tres primeros botones sin abrochar, el cabello desordenado demostraba las veces que había pasado su mano por sobre este. Estaba ojeroso, más pálido de lo que normalmente era, y su mirada... Su mirada daba mucho de qué hablar sobre su pesar, sus ojos se encontraban irritados e hinchados.
-Señor Min, santo dios -el hombre se acercó, posando una mano en el hombro del otro- ¿qué le ha pasado? Necesita un médico.
-Shin Sung-rok -pronunció el menor con la voz más ronca- ¿qué negocios tienes con él?
-No sé de qué me habla señor Min, debe de estar muy cansado, porque no me acompa...
Antes de siquiera poder continuar, Min le tomo del cuello de la camisa.
-Escucha, imbécil -casi gruñó cerca de su rostro- ¿Creíste que no me daría cuenta del robo hormiga que estabas haciendo en mi empresa? ¿Tan idiota me crees, sabandija?
-Señor Min, no sé de lo que me habla -se quejó, ahogándose con la repentina carga de feromonas que el alfa comenzó a soltar, estaba enojado.
-No ha sido mi mejor semana, Gong, ¿qué tiene que ver Shin en todo esto? -gruñó- no creas que no me he dado cuenta de tus intentos por agendar una reunión con su empresa.
-Lo siento, Min, pero deberías escuchar su propuesta, lo he visto. Sus negocios son impresionantes, sería increíble cerrar tratos con él.
-Eso no responde mis dudas -soltó el cuello del obeso hombre, debilitado por la falta de comida y sueño- ¿por qué estas robándome? ¿No ganas ya lo suficiente?
-¡Lo siento, Señor Min!, devolveré cada centavo, solo lo necesito, juro que lo pagaré.
Yoongi estuvo a punto de contestar, pero el hombre soltó un sobre, pero lo interesante fue el sello que éste tenía.
Ese era el sello de La Mansión.
-¡Tú sabes! -gritó con voz de mando, sus ojos tomando el color de su lobo, haciendo temblar a Gong- ¡Habla, pedazo de mierda! ¿Quién demonios es Él?
.
Dos horas antes.
Se encontraban en el departamento de Seojoon. Habían pasado exactamente 7 días desde que Taehyung y Jimin desparecieron, habían movido cielo y mar, pero nada. Como si la tierra se los hubiera tragado. Solo Yoongi, Namjoon y Hoseok se encontraban junto con el detective, en la mesa del mismo se mostraban algunas fotografías e información recolectada por parte del oficial. Era lo poco que había conseguido, pero todas eran piezas importantes y necesarias.
Era horrible.
No solo hablaban del secuestro de Jimin y Taehyung. Era peor que eso. Había una mafia de por medio, un hombre metido en cosas ilícitas, un pez gordo.
-Tráfico de personas -concluyó Seojoon, escuchando la maldición que soltó Namjoon, sosteniendo su cabeza con fuerza- lo hacen por medio de subastas en un lugar llamado La Mansión. Él es quién se encarga de la distribución de las personas, consigue callar la boca de todo el mundo, intuyo que parte del gobierno está involucrado en esto, por eso es que jamás había escuchado hablar ni mencionar a esta persona, creo que incluso la policía tiene algo que ver, por eso manejé el tema fuera del departamento, solo ustedes saben sobre esta información.
-¿Qué sugieres entonces? -preguntó Namjoon desesperado- si incluso la policía encubre a esta persona, ¿cómo sabremos dónde están nuestros cachorros?
-Yoongi es la respuesta -todos los presentes dirigieron su mirada al pelinegro, quién miraba al detective con confusión- eres un hombre importante en la alta sociedad, Yoongi. Estos eventos son comunes entre gente rica, son lujos que se pueden dar con tantos millones de por medio, aunque es complicado, todo el mundo sabe lo recto que eres, es por eso que tal vez aun no escucharas sobre este tipo de situaciones.
-¿Qué tengo que hacer? -preguntó.
-Prestar atención, estoy seguro que hay más de un interesado en que te presentes a estos eventos, eres el hombre más joven y rico de nuestro país. Necesitas tener una debilidad, finge atracción hacia este tipo de eventos, tal vez así consigamos más información.
-Iré a la empresa, le pediré a mi secretaria que me dé la lista de reuniones pospuestas o insistentes, la traeré para que me digas si alguno es lo suficientemente sospechoso.
Una vez acordado lo poco que podían hacer los demás, Yoongi salió del edificio para subir a su coche y manejar rumbo a su empresa. Sabía que su apariencia no era la mejor, pero solo iría de entrada por salida.
Llegó al estacionamiento subterráneo y abrió la guantera de su coche para tomar el shot de vitaminas que le había dado Hoseok el día anterior, el cual no se encontraba.
Buscó debajo de su asiento, tal vez se le había caído, pero nada. Suspiró frustrado, se dobló entre los asientos delanteros para mirar en la parte trasera, encontrándose un ramo marchito en el alfombrado.
Era el ramo que había comprado para Jimin. Se lo daría el mismo día en que...
Inesperadamente, un nudo se formó en su garganta. Su lobo aulló, lamentando la ausencia de su compañero. Suspiró, tratando de tragarse las ganas de llorar, no tenía tiempo para eso.
Pero ya habían pasado siete días sin su cachorro. Y dolía.
Volvió a suspirar, esta vez entrecortadamente. Una rabia volvió a invadir su interior, revolviendo su estomago y haciendo gruñir feroz a su lobo.
Necesitaba a su omega o se volvería loco.
Gruñó, golpeando el volante con fuerza antes de que las lágrimas comenzaran a caer en su regazo. Lloraba de impotencia, lloraba de rabia, lloraba por lo que sea que estuvieran pasando Jimin y Taehyung.
Se mantuvo en ese deplorable estado por un rato, se desabotonó la camisa por el calor que se había encerrado dentro del coche. Limpió el resto de las lágrimas que aún resbalaban por sus mejillas, dejó caer su cabeza en el respaldo, cerrando los ojos hasta tranquilizarse.
Salió del coche, ya no importaba que lo vieran aún peor de lo que estaba, tenía que conseguir esas listas.
Miró el elevador abrirse, saliendo de ahí el gordinflon de Gong, ahora que recordaba, ese imbécil había estado tomando unos cuantos miles que no le pertenecían. Ya lo resolvería, no tenía tiempo para una rata como Gong.
Eso pensó hasta que escuchó la llamada que estaba haciendo.
-Señor Shin Sung-rok, disculpe las molestias.
.
.
.
Escribí esto mientras escuchaba D Day, Yoongi me inspira.
Espero que el capítulo les haya gustado.
¿Creen que Gong le diga a Yoongi sobre Él?, ¿cómo piensan que reaccionaría Yoongi?, ¿qué sucederá con Jimin y Taehyung?
Ni siquiera yo lo sé.
En fin. Nos leemos en el próximo capitulo c:
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