Capítulo 9
Había pedido una pizza para almorzar. JungKook se había vuelto a centrar en sus libros y al estar tanto tiempo mirándolo me di cuenta de que no podía ser normal. El chico tenía su lado atractivo, lo había dejado en claro, a pesar del poco tiempo debía admitir que era el único que me había hecho sentir cómoda en poco tiempo, una duda vino a mí. Esa que me hice anoche antes de recibir su canción, suspiré atreviéndome a hacerla.
— ¿Puedo preguntarte algo? —levantó sus ojos observándome a través de sus lentes— ¿Has pensado en volverte a lastimar?
— ¿Por qué siempre terminamos en este tema? —mostró su desagrado, acercó el trozo de pizza que le quedaba masticándolo—Dejemos eso de lado, Danbi.
— Pero es que...
— Olvidemos eso—insistió serio con un tono brusco. Bajé la mirada a los pequeños trozos de piña que habían venido en la pizza, JungKook se había disculpado al creer que me gustaban cuando hizo el pedido. Escuché un suspiro de su parte seguido de mi nombre—Danbi, oye, no quiero ser duro contigo, pero... ¿Por qué tanto interés? —me encogí de hombros—Danbi, mírame.
— Yo...—realmente no sabía que decir. Él tenía razón, ¿Por qué la curiosidad en eso? ¿Por qué me gustaba recordárselo si cuando lo hacía demostraba querer olvidarlo? Tal vez quiera saber los detalles en sí, quizás soy masoquista o egoísta, tal vez me gusta escucharlo decirlo para no sentirme tan extraña y diferente, apreté mis manos en mis muslos creyendo que JungKook no lo notaría, pero me equivoqué. Había un momento donde la tensión y presión me cegaba, ahí era donde la solución que conseguía era lastimarme.
— Danbi—el chico llegó a mi lado tomando mis manos, las convertí en puños sin poder herirme con mis uñas, eran muy cortas—Detente, mírame, no debes hacer esto, abre tus manos—Su súplica me pareció tierna, miraba sus ojos sin decir nada, recordé el acto en la cafetería y su forma de consolarme. No era sencillo salir de esto, eran emociones que no podía controlar, aunque quisiera. JungKook nunca se alteró, pero si dejaba ver su preocupación. Decidí obedecerle abriendo mis manos con dificultad—Lastimarse no es la solución, si te sientes bloqueada sólo respira, cuenta hasta diez y responde cuando te sientas segura.
— No puedo.
— Inténtalo, hazlo conmigo—acarició mis manos antes de entrelazar nuestros dedos. Sonreí de lado ante eso y él lo notó—Cierra tus ojos—obedecí—Inhala—respiré profundo lo más que pude—Exhala—dejé salir el aire despacio sintiendo la rigidez liberarme. JungKook debería dedicarse a estas cosas, tiene buen resultado para calmar a las personas. Comenzó a contar hasta diez, pero antes del ocho ya tenía abierto mis ojos encontrándome con su rostro a pocos centímetros del mío, su cabello de nuevo pudo más que yo, cuando llegó a diez solté una de sus manos pasando mis dedos por él. Sonrió de lado sonrojándose.
— Envidio tu cabello, siempre siento las ganas de tocarlo.
— Vaya, me pasa lo mismo con tus mejillas, aunque siento las ganas de pellizcarlas.
— No lo hagas.
— ¿Por qué? Son redondas y he notado un hoyuelo en el lado derecho—sonreí sonrojada y señaló—Ahí está.
— Deja de hacer eso, me sonrojo por cualquier cosa.
— Lo dejaré de hacer cuando admitas que eres hermosa y cuando aceptes que te quieres a ti misma—dio un suave apretón a nuestras manos que seguían juntas. Mis dedos eran pequeños a comparación de los suyos, pero me estaba acostumbrando a la idea de verlos juntos.
— Me siento un poco mal por ti, cuando deberías estar estudiando estás aquí ayudando a una loca...
— Danbi—reprochó.
— Ayudando a una chica un poco loca...
— Repites eso y te juro que voy a besarte, no importa si me golpearás.
No sabía si era capaz o no pero no quería una demostración. En vez de eso lo abracé apoyando mi cabeza en su hombro, el muchacho tardó en corresponder, suponía que no se acostumbraba a esos gestos de mi parte, sus brazos me rodearon estrechándome contra sí.
— Gracias.
— Todavía no he hecho nada...
— Sé porque te lo digo, sólo...gracias—para no ser tan dramática decidí bromar—Gracias a ti aprendí a ser seductora.
— Aprendes del mejor—rio. Me separé un poco y algo pasó por su mente, sus ojos brillaron un poco—Escucha... ¿Qué te parece si tal vez...vamos al cine?
— No me gustan las de terror, no puedo dormir luego—hice una mueca de disgusto.
— Somos dos.
— Tampoco me gustan las que son muy románticas...
— Concuerdo con eso—asintió. Lo miré sospechosa.
— Podría ser una comedia, pero eso de reírse no me gusta...—abrió su boca para decir algo, pero lo interrumpí usando sus palabras—Si dices que estás de acuerdo te besaré, te encanta sonreírle hasta un cactus, no me digas que las comedias no te gustan.
— No eres capaz de besarme.
— Tú tampoco.
— ¿Quieres ver? —se acercó peligrosamente, pero lo alejé con mi mano en su pecho—Eso creí.
— Deberías estudiar, JungKook.
— Quiero salir contigo, quiero que tengamos otro momen...
— Quiero escucharte cantar en vivo.
— Lo harás a su tiempo—me guiñó un ojo—Bailar debe ser suficiente, te sabes mover cuando te lo propones.
— Estaba despeinada.
— Estabas adorable—se burló. Entonces lo pensó—Eso es, el sábado por la noche te llevaré a cenar a un restaurante tranquilo y de buena música, luego de eso...
— ¿Qué?
— Será sorpresa.
— No es una cita, es algo para pasar el rato—expliqué mientras mi madre terminaba de ondular mi cabello. JungKook me había pedido que llevara vestido lo cual odié, le recordé que aquello no era lo mío, pero entonces volvía advertir del beso. Lo estaba tomando como juego, por suerte tenía un vestido perfecto para el frío, debajo usaba unas mallas negras mientras que el vestido era oscuro y de mangas largas, pero preferí subirlas hasta mis codos. Las botas que usaba me recordaban a las de JungKook.
— Claro.
— No lo dices convencida—la miré a través del espejo.
— No, no, creo lo que dices, Danbi.
— ¿Qué te dijo papá?
— Sobre eso—recordó—Está de acuerdo, habló con el padre de Jeon y estamos planeando algunas cosas, dentro de poco saldremos de vacaciones, nos sentaremos a ver lo que haremos. Queremos sorprenderlos a ti y a tu amigo—besó mi cabeza al terminar. Me levanté de la silla mirándola, mamá me trajo un saco blanco que protegía del frío.
— ¡Chicas, las están esperando! —escuché gritar a papá. Me sonrojé sin evitarlo y mi madre sonrió divertida llevándome abajo.
Mi confianza desapareció cuando llegué a la sala, mis ojos se abrieron como platos al encontrar un JungKook distinto al que usualmente veía, su pantalón era oscuro, negro realmente (un color que le quedaba mejor que nadie y no dudaba en decírselo) Su camisa blanca le daba un aspecto más serio, ni hablar de su saco negro con esa corbata que colgaba de su cuello, su cabello estaba perfectamente peinado pero aun así quería acomodarlo yo misma. Sonrió mirándome de pies a cabeza, me sentía poca cosa a su lado.
Respiré profundo contando hasta diez en mi mente.
— Cuídala bien, muchacho—habló mi padre.
— Por supuesto que sí, señor—asintió.
— Diviértanse—despidió mamá.
JungKook había venido a buscarme en un auto, algo me decía que no era suyo y estaba en lo correcto, era de su padre, sonreí divertida imaginándolo al pedirlo. Dentro era cálido, la nieve afuera era relajante, aunque obviamente esta temperatura no ayudaba mucho.
— Estás muy...diferente esta noche, creí que no usarías el vestido...
— No iba a usarlo, no me gusta, es corto, no se me ve bien con mis piernas tan...
— Hagamos un trato, cada insulto que digas sobre ti misma será un beso, esta vez va enserio—señaló. Sonaba tan seguro que lo creí mientras él conducía.
— También estás diferente, muy elegante.
— ¿Enserio? Creo que este saco me queda muy...—besé su mejilla callándolo en el acto. Me miró con sorpresa y luego al frente—Iba a decir que muy bien, pero...
— Oh, Dios, ¿Enserio? —llevé mis manos a mi boca avergonzada, había besado a JungKook en la mejilla sin haberle dejado terminar. Había sido muy arriesgada y osada—Dios, perdón, perdón, no volverá a pasar.
— Oye, tranquila, ¿Por qué tan asustada?
— Acabo de besarte en la mejilla...
— Danbi, no pasa nada—tomó mi mano.
— ¡Fue un beso!
— ¿No te han besado en la mejilla muy seguido? —eso me hizo sonrojar. Debe creer que estoy exagerando—Escucha, no pasa nada, algunas personas hacen eso, incluso los amigos.
— Lo siento, creí que tú...
— Mentí, iba a decir que el saco me quedaba mal—mordí mi labio sin creerle. Guardé silencio hasta que llegamos, aquel lugar era espacioso y grande además de un poco lujoso, aunque supongo que tantas luces lo hacían lucir así. JungKook había hecho una reservación para ambos, en la mesa seguía incómoda por haberlo besado, no me había dado que todas las personas allí vestían como nosotros, me quité mi saco dejándolo en mi silla y el chico hizo igual, esta vez estaba sentado junto a mí y estábamos junto a la ventana, había comenzado a nevar.
— Danbi.
— ¿Mmm?
— Enserio, no fue nada—sus ojos fueron dulces, acarició mi mano sonriendo de lado— ¿Sigues angustiada? —asentí. Lo que hizo me sorprendió, besó mi mejilla causando el ardor en mi rostro y una pequeña sonrisa de mi parte—Ahora estamos a mano, acabo de besarte también.
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Vestido de Danbi:
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