Capítulo 19
— Estoy cansada, prefiero esperar aquí—repetí—Además, cualquier cosa puedo avisar a JungKook, ustedes salgan-animé. Mis padres querían salir con los señores Jeon, no conocía sus planes, pero sabía que se merecían un descanso. Mamá me abrazó y papá no dejó de repetirme que tuviera cuidado. Encendí la televisión sin entender nada, todo estaba en japonés y me frustraba no comprender el idioma. Al final lo dejé en un canal de videos musicales. Me recosté en el sofá estirando mis piernas pensando en pedir algo de comida, ya era de noche y no había cenado aún.
La puerta se escuchó por unos leves toques, podía asegurar que a mis padres se les había olvidado algo, me levanté a duras penas bostezando. Al abrir encontré a cierto castaño de ojos bonitos. Esta vez no sonrió y tuve un mal presentimiento.
— ¿Qué sucede?
— ¿Puedo hablar contigo? —pidió. Asentí dejándole pasar, lo invité a sentarse en el sofá y bajé el volumen de la televisión temiendo lo que pudiera decir. ¿Acaso hizo algo malo? ¿Volvió a lastimarte? ¿Tuvo un descontrol en sus emociones? —Danbi...sé que no me incumbe y que no debería preguntarte esto, pero...—lo pensó unos minutos— ¿Hablaste con tu madre sobre volver a caer?
Tardé en comprender a qué se refería. Me apresuré en ser honesta, ya me había acostumbrado a serlo con él.
— No, para nada, aunque ella cree que quiero hacerlo.
— ¿Y lo quieres?
Sabía que ese abrazo entre mi madre y yo lo había dejado pensativo. Ahí estaba el JungKook del primer día, preocupándose por mí. Lucía como un niño curioso por saber que regalo le traería Santa esta navidad.
— Recuerdo que hace días me dijiste que no te gustaba tocar este tema.
— Sí, lo recuerdo, pero te vi muy callada y distante—acarició mi mejilla. Realmente no sabía cómo explicarme, tal vez sea eso, no hay nada que explicar.
— Estoy bien.
— Sabes que hemos dicho eso muchas veces—miré sus ojos sintiendo su caricia— ¿Qué pasa?
— Cuando lo sepa te lo diré—sonreí un poco y allí recordé algo—Supongo que has tomado fotos increíbles con tu cámara.
— Oh, sobre eso—sacó su celular, fijó su vista en el móvil unos minutos y luego me lo entregó-Mi padre trajo su laptop así que pude pasar las fotos al celular-sonrió un poco. Lo tomé mirándolas, estaban los sitios que habíamos visitado, fotos de paisajes, luces de la ciudad que contrastaban con el frío de diciembre, JungKook aparecía con sus padres o él probando fotos por su cuenta, lo miré levantando una ceja y sólo sonrió como suele hacer pero entonces la situación cambió, al pasar las fotos la joven que aparecía se me hacía conocida, ese cabello castaño suelto y sin ninguna forma caía suelto por su espalda, sus ojos estaban cerrados al estar riéndose pero podía asegurar que eran oscuros, sus mejillas eran redondas, sus labios un poco delgados y en sus hombros habían dos gatitos. La foto era adorable en pocas palabras, se notaba que ella disfrutaba estar ahí y se veía feliz, algo que hace mucho no iba conmigo.
— ¿En qué momento me tomaste esa foto?
— En el momento que estuviste distraída—señaló hablando cerca de mi oído y en voz baja casi ronca—Me gustaba como te veías, jamás te había escuchado reír tanto.
— Me gustan los gatos—me encogí de hombros cambiando la foto, en otra aparecía sentada en el restaurante que visitamos ayer después de beber té con los gatos, miraba hacia algún lado, pero la luz de la ventana creó una bonita sombra dándome un aspecto pensativo, dulce y casi nostálgico, incluso en esa foto se me veía algo triste, pero me gustaba de alguna forma. JungKook era un excelente fotógrafo captando emociones.
Había como cinco fotos más de mí y la última era donde salía dormida. Estaba con las sábanas hasta mis hombros, abrazaba la almohada mientras mi cabello estaba alborotado, hacía un puchero que en vez de ser agradable resultaba gracioso.
— ¿Por qué hiciste eso?
— Incluso dormida luces bien...
— No—lo interrumpí— ¿Por qué me tomaste esas fotos?
— Vi el momento perfecto—se encogió de hombros-Y es mi venganza por haberme tomado una foto dormido. Sonreí divertida sabiendo que había visto la foto que le tomé en el avión. Mis mejillas se sonrojaron y él fingió estar serio con una de sus cejas levantadas. Golpeé su brazo en forma de broma negando con la cabeza.
— Fue una que tomé, no varias, eso es ser injusto.
— Mira quien habla de injusticia.
— ¿Qué hice ahora?
JungKook mordió su labio negando con la cabeza. Cambió el tema en minutos.
— Te tengo una sorpresa para este sábado, ¿Recuerdas la canción que te dije que había estado preparando con los chicos? —asentí al recordar—Ya la tenemos lista, pero...quiero dártela de regalo.
— ¿Por qué? Es un trabajo que tú y ellos hicieron.
— Lo sé, pero en cuanto la escuches sabrás porque te la doy—sonrió de lado. Hubo unos minutos de silencio en donde ambos estuvimos así, sólo mirándonos, me gustaba como sus ojos tenían ese brillo único de siempre, no sabía explicarlo, poco a poco JungKook fue borrando la sonrisa—No recaigas, Danbi.
La magia del momento desapareció unos minutos, aparté la vista entregándole su celular. Suspiré mirando mis muñecas y la palma de mi mano, ésta ya no se veía, pero recordé cuando salí con Kookie terminando encerrada en el baño, recordé su molestia al encontrarme así y si lo pienso esa fue la primera vez que me quebré por completo ante él. La primera vez que lo abracé, creo que allí acepté que necesitaba ayuda sin darme cuenta.
El chico tomó mi mano acariciando el dorso de ésta, recosté mi cabeza en su hombro abrazándolo, cerré mis ojos suspirando su aroma y sintiendo su calor.
— No recaigas tampoco, Kookie.
Escuchar a JungKook hablando japonés era raramente excitante, su tono de voz incluso cambiaba y era un mentiroso, hablaba tan bien como su padre ese idioma. Habíamos salido para pasar el rato, Kookie comía cualquier cosa que le llamara la atención y me sorprendía que no engordara, era gracioso además de tierno verlo con las mejillas llenas.
Habíamos visitado un parque de atracciones, había mucha gente y el frío cada vez era más fuerte. Mientras JungKook hacia comentarios de los lugares a los cuales podríamos subirnos noté que algunas chicas le echaban el ojo, eso me incomodó.
— Oye, ¿Te sientes bien?
— Esas chicas te miran y son muy bonitas—respondí. Giró su cabeza mirando a donde le había señalado, asintió tomando mi rostro con su mano besándome con lentitud y calma, correspondí aquel beso sin pensarlo dos veces, llevé mis manos a su pecho aferrándolas a su camisa, nuestros labios parecían acostumbrados a su danza propia pero aun así no pude evitar sonrojarme. Cuando se alejó a los minutos solo me dejó con ganas de más.
— Eres perfecta, Danbi, no debes sentirte menos que ellas.
— No lo sé, ellas son...—volvió a besarme callándome y supe que era mejor no decir nada.
Habíamos tomado demasiadas fotos, algunas veces JungKook parecía un niño, subió a los carritos siendo mejor conductor que yo, por más que intentara avanzar retrocedía. Fuimos a un juego donde la cosa era dar vueltas y vueltas, no lo pasé muy bien que digamos. Después subimos a uno donde subía o bajaba causándome un cosquilleo en el estómago por la adrenalina, entre otros juegos.
Cuando fue el turno de la montaña rusa no pude subir, me hizo recordar al avión, aquello era muy alto y me daba vértigo. JungKook me notó asustada prefiriendo no obligarme, me quedé con su celular prometiendo grabar un vídeo.
Rápidamente busqué la opción de la cámara, pero un mensaje de su padre llegó, creí haber apartado esa ventana, pero sólo entré allí. El señor Jeon le preguntaba a su hijo cómo estábamos pasando el día, los mensajes que venían antes de ese fueron el problema.
El día que vi a mi padre irse temprano un fin de semana con un auto extrañamente familiar tenía su motivo, motivo que no conocía hasta ahora. Papá estaba trabajando para el padre de JungKook, lo habían echado de su trabajo porque no podían tener un personal tan grande y su jefe prefirió reducirlo, el viaje en efecto lo habían pagado los padres del chico, cuando le pregunté a mi madre ella me mintió a la cara.
¡Eso no fue todo! Había mensajes de mis padres en el celular del chico donde para mi desgracia JungKook les contaba nuestras salidas, todas sin excepción. Mi mente hizo clic, por eso cuando salíamos le llegaban mensajes, por eso siempre los respondía. Me molestaba que mis padres hicieran eso, creí que lo que hacíamos era para nosotros y listo, pero no, ni siquiera tenía privacidad con JungKook.
Primero: Papá estaba sin trabajo y nunca me lo dijeron.
Segundo: Los padres de JungKook pagaron todo esto y mi madre aun así me mintió.
Y tercero...el idiota de Kookie le contaba todo lo que hacíamos a mis padres como si él fuera una niña a la que tuviera que cuidar.
Cuando el chico regresó me mantuve neutra, estaba agitado y emocionado, esperé el momento justo al dirigirnos a beber algo. Esperé sentada en una de las mesas mirándolo acercarse con dos bebidas.
— Esta para ti y esta para mí—ofreció, lo miré observar su celular— ¿Grabaste el vídeo, Danbi?
— No pero tu padre te escribió preguntándonos que tal estábamos—señalé. Antes de que preguntara por qué no grabé me adelanté a preguntar— ¿Le dirás también lo que hacemos, así como a mis padres?
— Danbi...
— Me viste la cara de estúpida, le contaste todo lo que hicimos allá, incluso le dijiste a mis padres lo de mi mano cuando era algo íntimo, JungKook—acusé. Ellos se habían mostrado tan tranquilos que ahora me hacía sentir culpable. ¿Cómo me pedía que fuera honesta si él me hacía esto?
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro