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Capítulo 18

La primera noche en el hotel había sido demasiado corta para mí, el vuelo nos había dejado agotados, creí que no dormiría al estar en una cama que no era la mía, pero en segundos había quedado en los brazos de Morfeo.

Mis padres se levantaron casi a las diez de la mañana mientras yo estaba lista, había tomado una ducha y me había abrigado bien, mi garganta ardía un poco, esperaba no enfermar ahora. Había visto que algunas personas usaban un cubrebocas, pero llevarlo me incomodaría además que no tengo uno.

Pedimos el desayuno a la habitación y en la sala, en el pequeño comedor comenzamos a devorar todo. Mi madre debía terminar de arreglarse, cuando tocaron a la puerta, los señores Jeon estaban listos. JungKook llevaba un bolso algo mediano, me preguntaba que llevaba allí.

Habíamos ido a ver lugares realmente tiernos e interesantes, visitamos un lugar lleno de diferentes clases de búhos, podíamos tocarlos y acariciarlos, me entristecía un poco saber que estaban allí encerrados de cierta forma, luego, nos dirigimos un lugar para tomar té, pero este té se tomaba alrededor de varios gatitos, mis padres se reían de mi reacción, quería llevarme a todos y en una oportunidad tenía como seis gatitos encima. Visitamos un parque lleno de esos animales parecidos a los que mueven a Santa por todo el mundo, me llamaba la atención lo que llevaban en la cabeza, los alimentaba uno a uno, aunque después les tomé cierto miedo ya que se enojaban cuando la comida se acababa.

Estábamos en un restaurante donde nos habían dado pequeñas orejitas navideñas, mi padre se había colocado las suyas y mamá le tomó una foto riendo. La señora Jeon veía con su hijo las fotos que había tomado y fue allí que noté la cámara de JungKook. Había estado tan distraída con los lugares que habíamos visitado que no lo había notado.

— Fue muy lindo ese lugar con los gatos—comentó.

— ¿Podemos volver? —pedí.

— Luego volverás—sonrió divertido papá—Quedan muchos lugares por conocer.

— El sábado es fin de año, me preguntaba si desearían celebrarlo en el hotel o...

— Creo que en el hotel no estaría mal—lo interrumpió mamá. Kookie seguía mirando su cámara sonriendo de lado o mordiéndose el labio. Por un momento quise ver también los momentos que había capturado.



Tokyo era una ciudad llena de luces, por la noche no había rincón que no estuviera iluminado, las tiendas sobraban, habíamos entrado a una donde vendían lentes, sombreros o accesorios que brillaban en la oscuridad. Eran muy extravagantes pero bonitos, mi madre había comprado algo para ella y le pedí unos audífonos con forma de una de las notas musicales. Al llegar al hotel estábamos tan cansados como ayer, los señores Jeon pedirían algo para comer, pero en cambio mis padres y yo fuimos directo a dormir.

Desperté al sentir algo rozar mi nariz, lo aparté con la mano intentando conciliar el sueño, de nuevo el roce fue a mi mejilla, tuve la misma reacción cubriéndome con las sábanas escuchando una pequeña risa. Al entreabrir los ojos encontré a JungKook con una sonrisa estúpida en el rostro. Fruncí el ceño entre dormida y despierta.

— ¿Qué estás...?

— Nuestros padres están desayunando abajo y tu madre me envió a buscarte—explicó—Ella creía que estarías arreglándote.

Suspiré con cansancio, ¿Realmente mi madre lo envió a buscarme? ¿Es enserio? Kookie disfrutaba la escena, se le notaba en el rostro y de su cuello colgaba una cámara. Una idea pasó por mi mente y me cubrí por completo con las sábanas.

— Dime que no me tomaste foto así—no hubo respuesta, pero si una risita—Sal de mi cuarto ahora.

— Realmente esta habitación no es tuya...

— ¡Sal ahora!

La puerta se cerró a los minutos, me incorporé apartando las sábanas enredadas en mis piernas, comencé a arreglarme después de una ducha, me abrigué bien cubriendo por último mi cuello con una bufanda, el frío quería afectar mi garganta. En el baño me miré al espejo notando que las puntas de mi cabello debían cortarse pronto, mi abdomen era muy plano y mis pechos muy pequeños, hice una mueca de disgusto ante la falta de caderas que tenía. Definitivamente no era una chica atractiva, ni siquiera podía maquillarme, era realmente horrible, las ojeras bajo mis ojos eran notables todavía, no podía hacer nada con esto, levanté las mangas de mi blusa mirando la pálida piel de mis muñecas, las cicatrices eran apenas visibles, recordé los rostros preocupados de mis padres sintiendo el nudo en la garganta.

— ¿Danbi? —di un respingo. Esa era mi madre, ya habían regresado—Te trajimos algo de comer, ¿Te falta mucho?

— No—miré mis ojos a través del espejo—Ya salgo.



Caminaba detrás de mis padres con las manos en mis bolsillos, mamá se percató un poco de mi distancia y se acercó a mí caminando a mi lado. Algunas personas caminaban por aquella ciudad extravagante, escandalosa y llamativa, miré un grupo de chicas que pasaban del otro lado de la calle, todas eran altas, de cabellos largos, maquillaje que las hacía lucir perfecta, aunque ya lo eran...sentí envidia y me sentí poca cosa.

La madre de JungKook intentó usar la cámara de su hijo bajo las indicaciones de éste. El señor Jeon conversaba con mi padre sobre algo de políticas entre Japón y Corea, realmente no les coloqué atención, mi madre colocó su mano en mi espalda sonriendo de lado.

— ¿Qué tienes, Danbi?

— Nada—mentí mirando la ciudad entera. Habíamos subido a un edificio demasiado alto para mi gusto, las personas visitaban este punto por la increíble vista que se obtenía de la ciudad.

— Has estado muy callada.

— Estoy bien.

Hace mucho que no decía esas palabras.

— Por favor, no caigas de nuevo—tomó mi mano, en sus ojos vi el dolor del hospital—Lo has hecho muy bien hasta ahora y...

— No he hecho nada, mamá, JungKook lo ha hecho...

— Y porque también tú lo quieres—señaló—No tiene nada de malo admitir que quieres a alguien y sé que no sólo lo haces por ti—no dije nada. Negué con la cabeza— ¿Vas a decirme que escogiste ese curso de fotografía porque lo querías? —levantó una de sus cejas—No soy tonta y tu padre tampoco lo es.

— Pensé que tomar un curso estaría bien...

— Pero jamás has cargado una cámara en tu vida—bufó—No entiendo, ¿Qué quieres esconder?

— ¿Quieres que diga que JungKook y yo tenemos algo? —soné sarcástica— ¿Es eso?

— Quiero que aceptes que esta mejoría ha sido gracias a alguien más y gracias a ti, las cosas no suceden a menos que las quieras—señaló. Me abrazó acariciando mi espalda, recosté mi cabeza en su hombro notando que Kookie miraba la escena, por su rostro supe que estaba preguntándose qué sucedía.

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