Desperté con una inquietud en el pecho y una presión en la espalda, me removí incómoda sintiendo la presión crecer. Poco a poco fui despertando por completo consiguiendo un poco de luz entrar por la ventana, estaba amaneciendo. Algunos pasajeros se encontraban despiertos y siendo atendidos por las chicas del avión.

— JungKook—me quejé sintiendo todo su peso en mí. El chico estaba realmente dormido—JungKook—repetí moviéndolo.

— ¿Qué...? —su voz fue ronca.

— Muévete, debo levantarme—pedí. El muchacho obedeció sin abrir los ojos, quité el cinturón como pude y me levanté caminando al baño pidiendo explicaciones. Me encerré al entrar liberando un poco mi vejiga, lavé mis manos mirando mi reflejo al espejo. Recogí mi cabello en una coleta teniendo un aspecto aceptable, notaba cierta mejoría desde que conocí a JungKook. Las ganas de lastimarme siempre estaban allí y sabía que si lo probaba siquiera estas semanas de mejoría se irían al carajo. Regresé a mi asiento consiguiendo a mi madre despierta, papá dormía, pero ella leía un libro con atención, al fijarse en mí me sonrió un poco. Los padres de Kookie seguían durmiendo como su hijo, logré sentarme con un poco más de calma y una señorita tan joven como yo apareció.

— Disculpe, ¿Se le ofrece algo de beber o comer? —ofreció. Sus ojos fueron a JungKook que dormía como un bebé y luego a mí.

— Algo de comer, cualquier cosa que tenga.

— ¿Quiere que le traiga algo a su novio también? —sonrió con cierta gracia.

Pude haberle dicho que no era mi novio, pero explicárselo sería una pérdida de tiempo por completo. Negué con la cabeza mirando al chico.

JungKook despertó a mitad de mi plato, se quitó sus lentes restregando sus ojos, lo miré mientras masticaba, su cabello estaba despeinado y sus ojos lucían más pequeños de lo normal. Cuando iba a levantarse, el cinturón lo obligó a sentarse, tuve que hacer mi esfuerzo de no reír. Kookie se deshizo de él levantándose para ir al baño.

Cuando regresó ya estaba por terminar y lucía más despierto. Se sentó en su lugar mirando con interés lo que hacía.

— ¿Me das un poco?

— No.

— ¿Por qué? Hay que compartir...

— Cuando se trata de comida es un tema serio—expliqué. Me miró con ojos entrecerrados, quedaba un último bocado, cuando intentaba llevarlo a mi boca éste hacía presión en mi muñeca impidiéndome lograrlo—Kookie—sonrió divertido siguiendo su juego.

— Vamos, intenta comer.

— Eso intento, suéltame.

— No—sonrió divertido—Me gusta verte enojada, tus mejillas se van poniendo rojas...como ahora—sonrió más. Intenté comer dándole la espalda, pero éste alejaba mi mano en el último momento, comenzaba a frustrarme.

— Disculpen, aquí está otro plato más—la misma chica que me había servido nos miraba con un poco de diversión—Así no tendrá que robarle su comida a su novia—sonrió antes de irse.

— ¿Dijo novia? —Kookie me miró frunciendo el ceño.

— No había forma de explicárselo—finalicé mi comida justo a tiempo. Antes de que comiera siquiera le robé un gran bocado teniendo las mejillas llenas.

— Eso no es justo—se quejó—Devuélvelo ahora, Danbi-tomó mi rostro con su mano. Reí porque no sabía qué demonios tenía en mente, tragué con dificultad lo que tenía recordando que debía controlarme. Nuestros padres podían vernos y...

Mis pensamientos se detuvieron cuando JungKook besó mis labios tomándome desprevenida por completo, lo cual era irónico, considerando el hecho de que llevaba semanas advirtiéndome, pero lo había tomado como juego incluso cuando él dejaba en claro que no era así. Mis labios reaccionaron por instinto y simplemente le seguí la corriente, sentí el calor en mis mejillas sonrojándome sin evitarlo, su mano había bajado a mi cuello y las mías subieron a por su pecho haciéndome sentir un calor diferente. Me separé con poco oxígeno, JungKook parecía respirar igual pero su respiración estaba más calmada que la mía.

Al recordar a nuestros padres me separé más aclarando mi garganta sin creer que había besado al fin a Kookie.

El vuelo me parecía eterno, mi cabeza recordaba el beso a cada minuto y me sentía como una tonta niña adolescente con las hormonas a flor de piel. Todavía no era capaz de ver por la ventana, de sólo intentarlo tenía náuseas. Hice un repaso mental de lo que tenía en el bolso que JungKook había guardado. Mordí mi labio pensativa sin conseguir nada interesante. Debí haber traído mi celular.

Cuando llegamos el frío era terrible, me abrigué bien con mi chaqueta teniendo mi bolso en mi espalda. Recogimos las maletas y pedimos un taxi, el padre de JungKook hablaba japonés de manera fluida. Algo me decía que él ya había estado aquí.

Por la ventana vi los edificios que no dejaban de alzarse alrededor, el suelo estaba resbaloso y pude ver a más de uno casi por caerse. Había tiendas llamativas además de adornadas con luces, el hotel era tan alto como un rascacielos. No pude evitar darme cuenta o al menos sospechar algo. En la entrada ya nos esperaban para cargar nuestras cosas, me acerqué a mi madre un poco curiosa.

— ¿Esto realmente lo pagamos? —susurré a mi madre.

— Claro que sí, ¿Por qué? —la recepcionista nos recibió con una sonrisa. El padre de JungKook se encargó de dar los datos.

— Es algo lujoso este lugar, estaremos una semana y.... ¿Siquiera tenemos algo de dinero en casa?

— Danbi, tranquila, vinimos para disfrutarlo, ¿Sí? —me sonrió tomando mi mano.

Nuestra habitación era espaciosa y tenía dos cuartos, JungKook estaría con sus padres en la habitación que quedaba frente a nosotros. Dejé mis maletas en una esquina dejándome caer en la cama, cerré mis ojos suspirando y ahí estaba, el beso apareció en mi mente.

Para almorzar algo habíamos bajado al restaurante que está en planta baja, teníamos la opción de comer arriba, pero queríamos estar todos juntos. JungKook se había abrigado está bien y cuando lo atrapaba mirándome terminaba sonriéndome con un guiño. Nuestros padres comentaban sobre lo que haríamos mañana, el día de hoy sería para descansar, no les colocaba mucha atención porque los ojos de Kookie estaban sobre mí mucho tiempo y eso me colocaba nerviosa. ¿Al menos podría disimular? Rasqué mi nariz unos minutos haciéndole una seña con la mirada obligándole a ver a otro lado, una sonrisa apareció en sus labios.

—...los chicos podrían ir allí—finalizó su madre.

— ¿Qué? —pregunté.

— Nosotros descansaremos un poco, realmente estamos agotados—explicó mi madre—Si JungKook y tú quieren pueden salir si lo desean...

— Pero no conocemos nada.

— Puedo hablar un poco el japonés, no estaríamos del todo perdidos—se encogió de hombros. Lo miré un poco insegura. ¿Otra cosa que no supiera?

— ¿Enserio saldremos? —pregunté. Seguíamos en el restaurante cuando nuestros padres habían subido hace minutos.

— No tengo muchas ganas, también estoy cansado—acercó su silla a la mía.

— Pudiste subir...

— Quería estar contigo un momento a solas—explicó mirándome— ¿Estás bien? No quiero incomodarte con lo del beso...

— Lo dices después de besarme de la nada.

— Al menos no me golpeaste...

— Nuestros padres estaban allí, pudieron vernos—comenté. Suspiró recostando su espalda del respaldar de la silla.

— No le veo nada de malo si nos hubiesen visto, siendo honesto, te aseguro que se alegrarían—se encogió de hombros. Sí, era cierto, especialmente mi madre, pero ni siquiera sabíamos lo que hacíamos, intentábamos ayudarnos como prometimos pero que los sentimientos estuvieran involucrados...—Intentémoslo, ¿Quieres?

Miré su cabello, sus ojos y sus labios.

— ¿Me besarás de nuevo?

— ¿Quieres que lo haga? —apoyó su brazo de mi silla, miré alrededor intentando controlar mis emociones. ¿Qué pasaba si estábamos haciéndolo mal? ¿Y si esto era una simple aventura o una relación más? Miré el tenedor de mi plato negando para mis adentros. No volvería a lastimarme, no, no y no—Oye, si no quieres hacerlo no te obligaré.

— No es eso—lo miré— ¿Qué se supone que tenemos?

— Creo que somos un poco de todo—colocó un mechón de cabello detrás de mi oreja. Se acercó besando mi mejilla y por último tocó mis labios con los suyos en un beso dulce.