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Capítulo 16

Estuvimos esperando un largo rato, primero para que chequearan nuestros nombres y pasajes en el sistema. Aquello nos tomó una hora, JungKook se mantuvo siempre adelante de mí con sus maletas y ayudando a mi madre o a la suya con el equipaje. Su padre y él intercambiaban algunos comentarios que no llegaba a escuchar, me molestó que el chico me ignorara, era infantil de su parte enojarse por mi pedido de no morderme. ¿Quién se cree que es? ¿Un vampiro?

Para subir al avión tardamos un poco menos, no creí que tanta gente viajara en estas fechas. Mordí mi labio en más de una ocasión, esta era mi primera vez en el aire y los nervios querían surgir. Mordí mis uñas, algo inquieta. ¿Qué pasaba si el avión caía? Sé que no debería pensar en eso, pero tantas imágenes vinieron a mi cabeza de películas donde un avión se veía implicado. Me imaginaba en una isla sin nada alrededor, herida o quizás ni sobreviviera.

— ¿Estás bien, cariño? —mi padre acarició mi espalda.

— Sí.

— ¿Sabes en dónde irás?

— No. ¿Se supone que sale en mi pasaje? —revisé sintiendo mis manos temblorosas. En efecto, aparecía el número y letra del asiento, pero no le veía sentido alguno.

— JungKook se sentará contigo, estarás detrás de nosotros y adelante de sus padres.

— En medio—corregí mirándolo. Sonrió de lado al notar algo.

— Estás nerviosa, ¿Cierto?

— No, estoy bien—me esforcé por sonreír—Sólo...pienso en Tokyo, realmente estaremos lejos de casa.

— Oye—me abrazó besando mi frente—Ya verás que disfrutarás el viaje, te hará bien.

Quise compartir su emoción, pero mi nerviosismo del avión seguía creciendo. Al entregar mi pasaje y pasaporte, caminé por un pasillo delgado además de largo, mi respiración se volvió pesada. Aferré mi mano al pasaporte tensándome, los nervios y la ansiedad se cruzaron, hace semanas que no me sentía así, necesitaba calmarme, no puedo hacerlo ahora, lastimarme no me ayudará en este momento. El dolor no calmará nada, mi corazón latió más rápido mientras avanzaba, seguí a mis padres entrando por fin al avión. Me sostuve con fuerza de los asientos mientras caminaba, sentía que todo daba vueltas, mis padres se detuvieron junto a sus asientos y detrás de ellos estaba Kookie guardando su bolso arriba de donde estaríamos.

— Dámelo—señaló mi bolso. Se lo entregué sentándome junto a la ventana, el ala izquierda del avión se veía más grande de lo que pensaba. Las personas seguían entrando y eso aumentaba mi ansiedad, ¿Este avión podía soportar tanto peso? Lucía en buen estado, pero en las películas todo va bien hasta que una falla interna se hace notar— ¿Estás bien? —JungKook se había sentado a mi lado colocándose sus lentes.

— Sí.

Me recosté en mi asiento que era espacioso, respiré profundo sin poder calmarme. Cerré los ojos concentrándome en algo bonito, algo tranquilo, algo dulce...No pasó mucho en el que escuché una puerta cerrarse, JungKook estaba con su cabeza inclinada hacia atrás en el asiento, tenía sus ojos cerrados y lucía tranquilo. Mis padres adelante conversaban de algo. ¿Los pasajeros habían subido tan rápido?

En cuanto escuché cómo pedían que abrocharan los cinturones el temor se apoderó de mí, mis manos se volvieron inútiles además de heladas. Intenté hacerlo, pero unas manos masculinas se encargaron, levanté la mirada encontrando a JungKook realizar el trabajo, su rostro estuvo muy cerca del mío por unos minutos.

— ¿Estás realmente bien? —ahí estaba el chico que se preocupaba por mí.

— No. Siento que quiero salir corriendo—tuve que decir eso para no decirle lo que realmente quería hacer—Apenas puedo respirar—susurré tensa.

— Oye—tomó mi mano entrelazando nuestros dedos—No estás sola, si sientes miedo sólo no me sueltes.

— ¿Hiciste algo así cuando viajaste en avión por primera vez?

— No, la primera vez simplemente me quedé inmóvil mirando la ventana y cuando bajé todo mi cuerpo dolía—sonreí de lado al imaginarlo. Kookie sonrió igual besando mi mejilla un poco más de lo normal, cerré mis ojos suspirando su perfume sin evitarlo, sus labios se acercaron a mi oído calmando un poco la ansiedad.

— No me sueltes y estarás bien.

Asentí sintiendo el impulso de hacer algo con su cuello expuesto, cuando se alejó el avión inició el ascenso. Una fuerza indescriptible atravesó mi pecho por minutos, no quise ver a la ventana, saber que estábamos volando me haría vomitar.


Desperté sin recordar cuando me había quedado dormida, todo estaba en silencio, podía escuchar el motor del avión mientras todo estaba en una leve oscuridad, noté algunas gotas en la ventana y el calor molestarme un poco. Sobre mi cabeza había otro peso, una de mis manos descansaba sobre el pecho de JungKook, podía imaginarlo sin esa camisa blanca, no negaba que fuera atractivo. La otra mano seguía entrelazada con la suya, sonreí de lado moviéndome con cuidado sin despertarlo.

Me arrepentí de haber dejado mi celular en casa, quería tomarle una foto así, su celular descansaba en una de sus piernas. Lo tomé con el mismo cuidado notando su fondo de pantalla, era él con su madre sonriendo por completo a la cámara. Abrí la opción de fotos tomando así lo que quería, intenté no reír saliendo de todo para dejarle su móvil en su sitio, pero al hacerlo JungKook se movió un poco entreabriendo sus ojos adormilado, sus lentes se habían movido un poco.

— ¿Qué...? —iba a decir.

— Shh—coloqué mi mano en su boca—Todos están durmiendo, sigue descansando—susurré mirando sus ojos oscuros. Desde que le dije que me gustaba su color natural no había vuelto a usar lentes de contacto, acomodé sus lentes y su cabello.

— ¿Qué estabas haciendo con mi celular? —hizo intento de levantarse, pero volví a recostarlo apoyando la mitad de mi cuerpo en él—Danbi.

— Te veías gracioso dormido, estabas babeando—bromeando.

— Lo siento—bostezó girándose dándome la espalda. Un poco decepcionada con eso me giré dándole la espalda también, me crucé de brazos acurrucándome a mí misma, suspiré cerrando mis ojos, pero entonces escuché a JungKook llamar a una de las señoritas que atendían pidiéndole así dos mantas. Cuando llegaron el chico las colocó sobre ambos y me abrazó rodeándome con sus brazos apoyando su barbilla en mi hombro.

— ¿Qué haces? —estaba demasiado cerca y su cuerpo tan junto al mío no resultaba tan incómodo como creía.

— Esperando a babearte también para que dejes de ver mi celular—susurró apretándome más—Tienes una espalda muy cómoda.

— ¿Así conquistas a las chicas?

— Sólo las que son tan raras como yo.

— ¿Soy rara entonces? Mira quien lo dice, el chico que se molestó porque le dije que no me mordiera...

— No me molesté por eso—me interrumpió—Me enojó que no quisieras intentarlo al menos.

— ¿Intentar qué?

— No lo sé, Danbi, en este momento eres una almohada y las almohadas no hablan, sólo escuchan—volvió a acurrucarse en mi espalda quedándose dormido en minutos.

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Este capítulo me hizo recordar cuando subí a un avión por primera vez...realmente sentía ansiedad e inquietud así que no se aleja mucho de la realidad 😉

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