Si esperaba un enojo o reproche de mi parte estaba equivocado, no pensaba ser duro con él, mucho menos hacer bromas sobre el tema porque estaba claro lo que me mostraba, con mucho cuidado tomé sus muñecas acariciando las cicatrices con mi pulgar. Noté un estremecimiento de su parte y fue que pregunté...

— ¿Por qué...? —negó con su cabeza, ni siquiera me miraba, entendí que en mi posición preguntarlo era sencillo, pero responderlo era lo difícil, imaginé a JungKook en el suelo sangrando y sentí el nudo crecer en mi garganta—Oye—fui tan dulce como él lo era conmigo, lo abracé sintiendo sus brazos rodearme al instante, sentí el suave apretón contra su cuerpo.

— Lo siento, Danbi—susurró con un hilo de voz. ¿Acaso estaba llorando? No, no, no quería verlo así.

— Todos tenemos debilidades—susurré acariciando su espalda—No estoy molesta contigo, Kookie.

— Deberías, hice lo que te dije que no hicieras, estoy dándote un mal ejemplo y si tus padres...

No lo dejé terminar, besé su mejilla callándolo con ese gesto. No me gustaba que hablara mal de sí mismo. Sonreí de lado tomando su rostro entre mis manos observando fijamente sus grandes ojos.

— Quiero que me cuentes lo que pasó.

— No quiero hablar de eso.

— JungKook—suspiré—Por favor, dime, has estado conmigo toda la semana y no es justo, quiero ayudarte también. Si no lo haces te besaré-usé sus palabras. El chico sonrió divertido negando con la cabeza— ¿Quieres ver?

— Tal vez luego—bromeó.

— Anda, dime—tomé su mano entrelazando nuestros dedos, tal y como él hacía.

— ¿Recuerdas el supuesto error de unos papeles en la universidad?

— Sí—asentí.

— No era un error, me ofrecieron una especie de intercambio, saldría del país para ir a Londres, dejaría Corea para estudiar en otra universidad—antes de preguntar añadió—Estudiaría lo mismo, pero...estaría en un lugar donde ni siquiera se hablar del todo bien el idioma.

— Esa es una gran oportunidad—admití dando un suave apretón a su mano. El chico miró nuestras manos y supe que había algo más, lucía muy tenso.

— No quiero irme. No le he contado a mis padres y sé que cuando lo haga no dejarán de presionarme—suspiró cansado—Terminaré molesto conmigo mismo porque no puedo hacer que estén orgullosos de mí porque no quiero ir a un estúpido intercambio que me tomaría años—se levantó y por primera vez lo vi frustrado. Pasó su mano por el cabello mordiéndose el labio— ¡No quiero! —alzó la voz sorprendiéndome. Gruñó entre dientes golpeando su puño contra la pared, su respiración era agitada, su corazón debía estar latiendo rápido—Tú tampoco quieres que me vaya, ¿Cierto?—se giró mirándome de nuevo, no pude responder porque estaba asombrada de ver ese lado del chico que parecía ser sonrisitas para todo, JungKook mintió, es difícil salir de esto y él sigue intentándolo, sigue intentándolo a través de mí, ¿Quién salva a quién?—Danbi—tomó mis brazos en minutos, me tensé por instinto, lucía realmente desesperado—Dime que no quieres que vaya, dime que quieres que me quede y que necesitas que lo haga...

— Pero...

— ¡Necesitas decirlo! —su voz se alzó callándome. ¿JungKook acababa de gritarme? Sus ojos mostraron arrepentimiento, no estaba molesta con él, me era imposible estarlo, sus manos apretaban mis brazos con fuerza, pero era extraño, no sentía dolor. Quizás sea raro...pero mi lado macabro comenzaba a disfrutar que alguien más estuviera peor que yo—Dilo, por favor.

— Sí, necesito que te quedes, pero es porque tú también necesitas ayuda—miré sus ojos—JungKook, ¿Hace cuánto tienes estas crisis realmente?

Hubo un minuto de silencio, al parecer se dio cuenta de que lo había descubierto.

— Siempre las he tenido...es...algo vergonzoso, perdón—me soltó.

— Siempre te has lastimado también ¿Verdad?

— No—el chico respondió al instante—No mentí en eso. Realmente lo dejé, pero...volverlo a sentir es...como si un alcohólico volviera a probar el licor después de un tiempo—me miró—Realmente necesitamos ayuda, Danbi, ese día que te vi en el hospital supe que podríamos entendernos y sorpresa fue la que me llevé cuando mis padres resultaron conocer a los tuyos.

— ¿Tus amigos lo saben?

— No saben que no he cambiado mucho...

— Primero: No mientas, segundo: Deja que te ayuden y tercero...confía en mí—sonrió divertido—Hablo enserio.

— Lo sé pero que tú me des reglas ahora es...irónico—negó con la cabeza—Por cierto, estás muy hermosa, Danbi.

— Cállate—me sonrojé golpeando su hombro. Rio divertido mirándome—Que malo eres.

— No creo que te hayas vestido así para que no lo notara, ¿Cierto?

Estar en la habitación de JungKook por mucho tiempo era una falta de respeto considerando el hecho que algunos amigos de su padre habían llegado, Jin me abrazó diciendo lo contento que estaba de volver a verme, sus padres eran incluso más amables que los de JungKook. Un poco lejos de los adultos, el chico me comentaba sobre la sorpresa que Kookie quería para mí, la canción que escribían no sólo era para yo evaluarla, también era para mí.

— De acuerdo, has dicho mucho—noté el codazo que le dio en las costillas.

— No he dicho nada, lo que sucede es que eres muy penoso—Jin pellizcó su mejilla y reí por ese gesto, aunque a JungKook no le agradaba mucho—Eres un niño adorable Kookie.

— Jin—reprochó.

— Tranquilo, Kookie, realmente eres muy adorable—me burlé pellizcando la otra mejilla.

— ¿Pueden detenerse los dos?

— De acuerdo, de acuerdo—Jin me miró—Jimin dijo algo de las navidades, dijo que la pasarías con los padres de Kookie...

— Algo así, estamos planeando—expliqué.

— Creo que iremos fuera de la ciudad, necesitamos olvidarnos de todo esto—lo miré de reojo sospechando el trasfondo de esas palabras.

— Me uniría con gusto, pero mis padres quieren que nos reunamos con tíos, primos y abuelos—rodeó los ojos—Creo que lo soportaré, no es tan malo después de todo.

— Son tu familia, la navidad es donde más importancia se les da a los seres queridos e incluso los más fríos se les ablanda un poco el corazón—me encogí de hombros—El invierno coloca pensativa y sentimental a las personas.

— Sí, eso creo.

— Las costumbres, locuras e historias hacen que tu familia sea la mejor familia para ti—señalé. Kookie me miraba con esa típica dulzura en él y me preguntaba qué pasaba por su mente.