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5.

Sheila

El camino estuvo silencioso, podía oír a Jackson suspirar algo frustrado mientras miraba la ventanilla, pensativo. Tenía curiosidad de saber que pasaba con el, no entendía bien todo lo que había pasado hace unos minutos y aunque sé que no era de mi incumbencia me sentí algo mal por el. No puedo imaginar por lo que este hombre pasa todos los dias, creo que está solo o quizás  es solo mi parecer.

Yo sabía lo que era estar solo, sentir que no tienes a nadie a tu  alrededor apesar de tener a tu familia. Mis problemas de pequeña fueron algo que me atormentaron durante toda mi adolescencia, y apesar de que el dia de hoy estoy intentando aceptar a la mujer que veo frente al espejo tambien tengo mis recaidas. Recuerdo el bullying, las exclusiones o incluso los malos tratos y abusos por parte de otros familiares.

- Pon musica clasica, por favor.

Le hice caso y miré hacía el espejo retrovisor que daba hacia el asiento trasero, sus manos estaban sosteniendo una carta mientras el la leía. Su mirada se notaba triste y podía sentir algo de nostalgia por su parte. Levantó la mirada y yo desvié la mia al instante, me puse nerviosa un momento hasta que lo vi bajar la mirada.

- ¿Que ves cuando me miras?.

Aquella pregunta me resultó tan rara, lo miré por unos segundos y luego miré hacia la carretera. No sabia que responder, no podía saber aun que es lo que realmente estaba viendo. ¿Que tal si le decía que veía a un hombre solitario y el se burla de mi?, no estaría dispuesta a correr el riesgo.

- ¿Bill, no ha llamado? - le pregunté.

Necesitaba que olvidara esa pregunta, no tenia ganas de tener una discusión con el. Es el segundo dia y siento que estoy mas entrometida de lo normal, debo alejarme un poco de la familia en este aspecto comunicativo. El no me dijo nada y solo se dedicó a mirar hacia la ventanilla. Tal vez sería lo mejor por ahora.

Michael

Sentía la presión de toda mi situación actual, estaba frustrado por lo de la tarjeta de credito ¿como que no tenian autorización? estaban llenas de dinero, solían ser millones y ahora tuve que pedirle a mi abogado la clave de su tarjeta. Estoy desesperado, los niños me preguntan frecuentemente cuando tendrán un hogar y no se que decir, no volveríamos a Neverland ni aunque fuera el ultimo lugar del mundo. Las calles estaban heladas y ese sentimiento de duda entró en mi, ni siquiera puedo reconocer quien soy hoy en dia. Miré a aquella chica por unos minutos, la notaba nerviosa y estresada. Tal vez, es por el trabajo pero presiento que hay algo mas, se ve segura de si misma y parece ser dura con todos y apuesto a que jamás volverá a hablarme despues de lo que le pregunté hace unos minutos.

Llegamos a la casa y yo bajé sin decir nada, fui directo a la casa y me encontré con los niños. Sentí felicidad y animo al verlos, Bill estuvo cuidando de ellos esta tarde, le di instrucciones para que los llevara a una plaza de juegos. Me sentí preocupado al hacerlo pero no puedo tenerlos en casa todo el tiempo, necesitan jugar y divertirse, me encantaría poder jugar con ellos y ir por ahí como una persona normal, pero es imposible.

- Señor Jackson, quiero hablar con usted acerca de algo importante. - dijo Bill.

Yo solo asentí y lo seguí, es un hombre fuerte y muy grande, tiene una honestidad increible en los ojos. Es especial y creo que el mejor para cuidar de nosotros.

- ¿Bien? - dije mirandolo.

La chica estaba limpiando los espejos del auto mientras nos miraba, yo volví mi vista a Bill con algo de intriga. Se notaba nervioso.

Sheila

Los miraba hablar en el garaje, Michael estaba escuchando atentamente a Bill y me dió algo de curiosidad. Me acerqué un poco mas para poder escuchar de que hablaban, se que no iba a hacer esto pero aquí voy.

- Lo siento, señor, se que me va a necesitar para navidad pero... - dijo Bill nervioso.

- Bill, no puedes dejarnos es un dia importante, necesitamos seguridad.

- Señor, tengo una familia y quiero estar con ellas en esta navidad.. por favor.

Entendí todo a la perfección, Bill quiere estar en casa para navidad. Michael, necesita seguridad y ninguno de los dos sabe que hacer. Asi que se me ocurrió algo.

- Yo me quedaré a vigilar y a cuidar de ustedes. - dije quitandome los lentes.

Ambos me miraron con curiosidad.

- Bill tiene una familia y yo solo a mamá.. veré como hago, pero no quiero que Bill pase las fiestas lejos de su hija y su esposa. - Miré al señor Jackson. - Le prometo que lo haré bien, no tengo nada que perder.

Ambos me miraban pensativos, Michael miró a Bill y este bajó la mirada. Yo solo me puse a esperar alguna respuesta, tambien estaba nerviosa y honestamente queria pasar navidad con mamá, pero.. no tengo una familia desde hace mucho y se lo que se siente que alguien importante no este ahí, quiero lo mejor para Bill y su familia.

- Está bien. - contestó Jackson.

Asentí lentamente y el me miraba aún dudoso, en cambio Bill me miraba con agradecimiento en sus ojos, me hace bien saber que al menos podré salvar a su familia. Jackson, se dio la vuelta y a paso lento se alejó de nosotros hasta desaparecer por la puerta.

- Gracias, chica. - Bill me abrazó.

- No hay de que, hombre. - sonreí. - El unico favor que te pediré es que me compres una pizza mañana.

- Una pizza grande, te la mereces. - despeinó mi cabello.

Yo solo le sonreí y volví a lo mio, limpiaba los autos mientras que sentía un dolor de cabeza horrible. Salí al patio luego de un rato a vigilar el perimetro, todo estaba bajo control, los fans estaban acampando frente a la casa con la esperanza de ver a Michael salir por esa puerta. No podría sentirme solo si tuviera el amor de tantas personas como el la tiene. Miré hacia el balcón de la casa y ahí lo ví. Pensativo mirando hacia el cielo, me preguntaba en que pensaba ¿que es lo que pasará por su cabeza? por un momento pude imaginarme a mi en el techo de mi casa aquella vez en la que me peleé con mi madre porque descubrió mis autolesiones. Me sentí tan sola.

- Sheila, te estoy esperando. Me han dicho que prepararon comida para nosotros, vamos a la cocina. - Bill me haló del brazo.

Michael miró hacia mi y cruzamos miradas por unos segundos hasta que yo desvié mi mirada. Llegamos a la cocina, habian preparado toda tipo de carnes asadas y ensaladas. Jesus, se me hacia agua la boca y gracias al cielo estabamos solos.

- Estabamos mirando a Michael, ¿verdad? - preguntó Bill.

No contesté y comencé a comer.

- Tranquila, yo tambien lo miro aveces. - lo miré y reí.

- Creo que Jacqueline te está perdiendo. - sonreí y me concentré en las costillas.

Esta comida estaba realmente deliciosa, disfruté cada parte. Nos levantamos luego de un rato, Bill me dijo que me quedará dentro de la casa para vigilar por si alguien entraba y el estaría en jardin y el patio viendo los alrededores. Caminaba por esa casa, se sentía vacia y tan silenciosa. Mi casa tambien se oye silenciosa, pero no se siente tan vacia como esta o tal vez algo parecido, no lo sé sinceramente.

- ¿Les gustó la comida?

- ¡Demonios! - dije con la mano sobre mi arma. - Me asustó... - suspiré y me tranquilice.

- Lo siento, no fue mi intención.. solo vine a preguntar que les pareció la comida.

Me di el susto de mi vida, agradezco al cielo que las luces estan algo nitidas y no estamos en la oscuridad porque seguramente ya le daría un tiro.

- Estaba delicioso, fueron las mejores costillas que he probado y ni hablar de las papas fritas. - sonreí - Pero obviamente mamá prepara las mejores.

- ¿Que edad tiene tu madre? - preguntó sentandose en las escaleras.

- Tiene como unos cincuentra y tres o algo así. Algunos dicen que somos iguales, pero creo que ella es la mujer mas hermosa del mundo. - lo miré y el sonreía.

Me sentí nerviosa y miré hacia otro lado.

- ¿Y tu que edad tienes? - lo miré.

- Tengo veinticuatro años.

- Me doblas la edad, pero esta bien. - sonrió.

Yo le devolví la sonrisa y seguí vigilando la casa, no se si es buena idea hablar sobre mi con los clientes. Segun lo que hablé con Bill estar en este trabajo es como entrar a una agencia de espias, los clientes no deben darse cuenta de tu presencia asi que, practicamente, es como si no existieras aquí.

- ¿Has visto algo por ahora?

Miré a Jackson algo molesta, volvió a asustarme, pero cambié mi semblante y le contesté de forma profesional.

- Solo a usted vagando por su casa a estas horas de la noche. - el sonrió al instante. - Aparte de verme en el reflejo de los espejos, y asustarme.

- Es raro, ¿no?

- ¿Que?

- Ver a alguien despierto a estas horas de la madrugada.

- Oh no, usted no es nada a comparación de mi tio Juan, se sienta a tomar alcohol y literalmente es como si fuese su combus.. no, no es raro. - dije intentando cerrar la boca.

Odio ser tan habladora aveces.

- Bueno... buenas noches, mañana hablaremos con Bill acerca de los horarios. - yo asentí al igual que el.

Lo vi subir por las escaleras y miró atrás una sola vez, yo solo asentí con mi cabeza y el sonrió. Parece no ser tan malo como creía, creo que hasta me cae bien. Es raro, pero me cae bien.

- ¿Sheila? - levanté la mirada y era el otra vez.

- ¿Si?

- Ve a descansar, todo estará bien.

Desapareció otra vez de mi vista y yo sonreí.

- Pues, gracias. - dije y salí casi saltando de ahí.

Llegué al trailer y me tiré a la reposera, no se que pasó por la cabeza de Jackson, pero en serio lo acepto. Estaba tan cansada que ni siquiera pude decirle a Bill que me habian dado permiso de descansar, supongo que se dará cuenta despúes o me despertará de la forma mas bruta posible.

- ¡Sheila, shh, levantate! - me dijo y me levanté de golpe.

- Bill, Michael me dijo que podia descansar. - le dije mirandolo.

El, iba casí agachado y tenia su arma en la mano. Salí y pude ver que tenia a dos personas en la mira.

- Iré a ver quienes son. - susurré y el asintió.

- Iré a ver si todos en la casa estan bien. - yo asentí.

Saqué mi arma y comencé a caminar sigilosamente hasta donde estaban esas personas, eran desconocidos para mi o eso creo. Tomé mi linterna y cuando estaba mas cerca les grité.

- ¡Alto ahí! - y los apunté a ambos.

Una mujer alta, rubia, con linda figura y maquillada de forma exagerada estaba ahí y comenzó a gritar levantando sus manos y otra morena, parecían chicas de la vida facil a mi parecer.

- ¡¿Quienes son?! - pregunté seria.

- ¡Somos invitadas de Michael Jackson, muchacho! - gritó la morena.

¿Muchacho? maldita sea.

- Soy una mujer, estupida. - le dije y las apunté - Diganme ya quienes son o...

- ¡Alto! - oí la voz de Michael.

Me di la vuelta y el bajaba las escaleras corriendo, las chicas comenzaron a gritar como locas.

- ¡Michael, dile a esta marimacha que nos deje en paz! - maldita rubia.

- ¡Dime marimacha otra vez y juro que te haré una depilación definitivo con esta belleza! - dije cargando mi arma.

- Basta, no. - dijo Michael poniendose en medio. - Las invité yo, una es Clara y la otra Ximena.

- ¿Por que no nos ha dicho nada? por poco las mato. - guardé la pistola.

- Lo siento.

- No tienes porque avisarle nada, ella no es mas que una empleada.

Arqueé una ceja, juro que si siguen molestando las golpearé.

- Bien, tranquilas.. vamos adentro, Sheila no te preocupes, son mis amigas.

Yo solo asentí. Tanta tensión solo por dos prostitutas que vienen para satisfacer a Jackson, maldición, ojala les hubiera disparado. Que tipas mas molestas.

- ¿Que pasó? - preguntó Bill.

- Parece que Jackson tiene servicio a la habitación, esas mujeres son de lo peor. - suspiré - Voy a descansar, si escuchas gritos son esas asquerosas y Jackson.

Estaba molesta, me hice mala sangre en vano y es mas, me despabilé tam rapido. Me recosté nuevamente y miré hacia la casa, la luz estaba prendida y podia ver a tres sombras. Las mujeres estaban los lados de Jackson y lo tocaban ¿no le alcanzaba con una sola?.

Michael

- Esa marimacha nos asustó muchisimo.. - dijo Clara acariciando mi pecho desnudo.

- Claro que si, ella nos queria disparar..

- Pero no pasó, olvidé decirle que vendrían, fue culpa mia. - sonreí - ¿Y ahora?

Ellas se miraron y sonrieron, estas chicas me encantaban, me hacian sentir tan plena y todo un hombre. Oí un disparo y rapidamente me levanté cubriendome con las sabanas. Al llegar a la ventana vi a Sheila con su arma apuntando hacia una botella de cerveza, no me gustan esas cosas y menos cuando los niños estan en casa.

- Esperenme unos segundos, ya regreso. - dejé a un lado la sabana y me puse mi bata de seda.

Bajé las escaleras y salí al patio, Bill estaba apoyado en el trailer mirando a Sheila. Ella estaba haciendo tiro al blanco con esas botellas y claramente no se daba cuenta de que seguramente despertó a todos en este vecindario.

- ¡Hey, Bill! ¿que le pasa? - le pregunté.

- La llamaron de casa de su padre, no tengo idea de que fue pero esta furiosa.

Al oír eso miré a la chica, disparaba una bala tras otra y aunque fallaba en algunos tiros lograba bajar botellas. Tenia curiosidad de saber que es lo que la hizo poner de esa forma, parece querer dispararle a alguien. Supongo que todos tenemos nuestras maneras de descargar las frustraciones. No dije nada y subí a mi habitación, otra vez. No hay duda de que esa chica esta loca, pero debe haber algo detras de esa actitud de molestia.

- ¿Mike?¿ya vienes? - preguntó Clara.

- No.. creo que ya es hora de que se vayan a casa, no puedo seguir. - sonreí y me metí a mi baño.

Siempre que les decía eso desaparecian de la casa hasta nuevo aviso, estaba acostumbrado a hacer estas cosas y supongo que esta bien aunque aveces si me siento usado. Entré a la ducha y comencé a reflexionar sobre mi vida, esta será una noche larga.

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Espero que lo disfruten.

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