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2.

Sheila

Mi ducha de diez minutos terminó, estaba cansada y el agua estaba tan caliente que sentía como si hubiera vuelto a la cama. Me paré frente al espejo y me quité la toalla, no puedo mirarme sin sentir algo de asco y vergüenza, sinceramente ya no me veía tan gorda, pero no era lo que exactamente quería ver. Suspiré y miré el reloj, en una hora tengo que ir a la casa de Bill, estoy algo nerviosa.

- Que milagro verte despierta a esta hora. - dijo mi madre y yo me cubrí como pude con la toalla.

- ¡Mamá, no invadas mi privacidad! - dije y con mi píe pateé la puerta.

- Lo siento, venía a ver si querías desayunar antes de irte.

Dijo detrás de la puerta, yo comencé a vestirme y pensaba en si desayunar o no, apuesto a que Bill me hará comer algo en el camino.

- No. Bill me llevará a desayunar. - dije mientras me peinaba el cabello.

No estaba segura de que haría con mi cabello, pero no había forma de que tuviera mi cabello suelto. Me hice un moño alto y ajustado, eso asentaba mas mi frente y era horrible pero al menos me veía presentable. Comencé a ponerme aquel traje de etiqueta, me sentía algo segura y me coloqué las gafas, cualquiera debería tenerme miedo ahora. O al menos eso es lo que pienso yo.

- Diablos, parece que fueses a trabajar para los hombres de negro.

Fruncí el ceño al oirla, apuesto a que está espiandome por el hueco de la puerta. Abrí la puerta sonriendo, es gracioso que mi madre no pueda disimular cada vez que está vigilandome.

- Mamá, gracias. - sonreí y negué. - Nos veremos mas tarde, come bien y por favor, no te quedes encerrada. - besé su frente.

- Claro que no, lo mismo para ti. - sonrió y me acarició la mejilla. - Que te vaya muy bien, que dios te bendiga, cariño.

Asentí y acaricié su mejilla una ultima vez. Ahora si, estaba camino a la casa de Bill pensando en como me presentaria frente al cliente, me da miedo sinceramente pero no por eso me echaré para atrás. Llegué a la casa de Bill y el me estaba esperando en su auto, ambos conoceriamos hoy al nuevo cliente asi que el nerviosismo era mutuo. Realmente necesito este trabajo, tengo algunas deudas y quiero ayudar a mamá en los gastos de la casa. Espero conseguirlo.

- Bien, intenta ser lo mas amable posible y recuerda que no debes negarte a nada. - asentí mirandolo. - Esas gafas te quedan de maravilla. - rió y yo igual.

- Entendido, ¿nos bajamos ahora o..

- Disculpen, ¿son los guardaespaldas?

¿Guardaespaldas?.

- Si, ¿el cliente llegó?

- Deben ir por el al aeropuerto. - dijo el mismo hombre.

Era negro, alto y tenía una seriedad increible, pero no me hacía sentir intimidada. Bill asintió y dio la vuelta para ir camino al aeropuerto.

- Bill, ¿por qué dijo "los guardaespaldas"? - pregunté aun con la duda.

- Am... solo una confusión, en fin. - suspiró. - No me dijeron nada del aeropuerto y seguramente estamos atrasados.

Ups, una falla en el primer dia - pensé.

Guardé silencio, no quería presionarlo ni nada por el estilo. La minivan negra en la que nos moviamos era muy grande, Bill habia pedido este auto antes de salir asi que llevariamos a los clientes con facilidad. Aparcamos justo a un lado de la pista de aviones, era raro ya que había un avión que habia aterrizado y un hombre parado en la puerta esperando. Era alto, delgado y  tenia la cara cubierta con una bufanda a excepción de sus ojos, estaba a gran altura pero pude notarlo pensativo hasta que nos vió.

- ¿Ya viste eso? - pregunté algo intrigada y mirando hacia el mismo lado.

- Vamos, baja del auto. - me ordenó Bill.

Le hice caso y bajé, no quité mi mirada de aquella puerta. Aquel  hombre era misterioso o tal vez, solo tenía frio. Primero salieron del avión una mujer y tres niños, apuesto a que ella es la esposa del hombre y ellos sus hijos.

- Muchas gracias. - dijo la mujer cuando le abrí la puerta.

Yo solo asentí y me di la vuelta, aquel hombre estaba bajando, era mas delgado de lo que pensaba y sus ojos oscuros se encontraron con los mios, a decir verdad, con mis gafas oscuras. Esa mirada profunda, misteriosa y algo nerviosa me siguió por unos segundos hasta que le abrí la puerta y entró sin decir "Gracias" ni nada por el estilo. Me subí al auto y Bill arrancó, miré el espejo retrovisor y aquel hombre estaba mirando hacia la ventanilla, los niños estaban abrazados a el y la mujer estaba del otro lado mirando hacia la calle. El silencio era algo vergonzoso. Mi telefono comenzó a sonar y al mirar la pantalla vi el nombre de papá, no podía hablar ahora pero tampoco le podia colgar, era mi padre.

- No puedo hablar ahora, nos vemos.

Fue lo unico que dije y colgué, miré por el espejo otra vez y aquel hombre me miraba, bajé mi mirada algo avergonzada seguramente esta molesto por la llamada. Miré a Bill y el seguía con su mirada en la carretera.

- Papi, necesito hacer pipí. - dijo uno de los niños.

Al parecer era el niño mas pequeño, el cual habia hablado.

- ¿Puedes aguantar? no podemos bajarnos en cualquier lado.  - habló aquel hombre por primera vez.

- No.. me haré encima. - dijo el niño algo nervioso.

Yo solo los miraba, no creo que sea de mi incumbencia, pero el niño necesitaba orinar ahora.

- Yo puedo llevarlo si me lo permite. - dije mirando hacía atrás.

Aquel hombre me miró por unos segundos y luego a el pequeño, estaba pensativo hasta que le ordenó a Bill frenar en la estación de servicio.

- ¡Dejenme bajar! - dijo el pequeño algo apurado.

Me bajé y abrí la puerta del lado de su padre, aquel hombre me daba algo de miedo porque parecía no tener expresiones, solo esa seriedad que no sabia comprender. Me dió al niño que para mi, estaba en eso de los cuatro o cinco años y me dijo serio.

- Cuidalo, un error y estas fuera.

Asentí algo asustada y bajé al niño al suelo para comenzar a caminar con el hacia el baño publico, entramos al baño de hombres y yo solo me quedé en la puerta a esperarlo.

- ¿Como te llamas? - me dijo saliendo del baño.

Era tan enano que me daba ternura y queria sonreir, pero si sonrio voy a demostrar que me agrada y no quiero tener nada que ver con ellos.

- Me llamo Sheila. - contesté.

- Mucho gusto, Sheila. - dijo estirandome su mano mojada. - Me llamo Prince pero papá me llama Blanket.

- Es un gusto conocerte, Prince. - dije extendiendo su mano.

Salimos del baño y rapidamente corrimos hacia el auto, subimos y fuimos directo a la casa a la que anteriormente habiamos llegado. La mujer bajó con los niños primero y despúes aquel hombre, nosotros esperamos y luego bajamos para asi, bajar su equipaje y llevarlo adentro.

- El hombre es raro. - dijo Bill mientras dejaba las maletas sobre el carrito.

- Lo sé, supongo que es alguien importante o presumido. - sonreí y bajé otra maleta.

Traían muchas maletas, demasiadas a decir verdad. Apuesto a que sus vacaciones fueron muy largas y seguro vienen a pasar el invierno y las fiestas aquí. El hombre que nos recibió al llegar venía hacia nosotros acompañado de otro más.

- Bill, hablaremos cuando terminen. Por cierto, quiero su nombre. - me miró.

- Sheila Whitfield. - dije sin rodeos.

- ¿Es tu prima?¿estás seguro que una chica puede hacerlo?

Eso sonó algo machista, pero no dije nada.

- Claro que si, además ha estado entrenando y sabe boxeo, nos servirá de mucho. - Bill puso su mano en mi hombro.

- Bueno, no sé si al cliente le agradará esto pero bueno. - lo miré y rodé los ojos.

- ¿Quien es el hombre? - preguntó Bill mientras ambos moviamos el carro empujandolo.

Era uno de los que usaban los botones de los hoteles para llevar las maletas y pertenencias de las personas.

- ¿En serio no lo viste? Es Michael Jackson, hermano.

Bill, lo miró con sorpresa y algo de emoción ¿quien demonios es Michael Jackson?.

- No lo puedo creer, Shei es Michael Jackson. - me dijo mirandome con una sonrisa.

- Ah. - dije y miré hacia otro lado.

No tenía idea de quien era, pero igual lo descubriría despúes. Fuimos hacia la entrada y nos permitieron el paso, la casa era grande y lujosa, se notaba que tenian dinero. Habían mayordomos y sirvientes, era algo impresionante, como una pelicula de Hollywood.

- Me encargo de esto. - dijo uno de los mayordomos tomando el carrito que llevabamos.

- Es pesado, ¿necesita ayuda? - dije viendolo con algo de lastima.

- No, gracias. - contestó  de forma seca.

Bien, creo que la amabilidad no es una opción.

- Creo que voy a desmayarme, por favor, habla por mi.. me da miedo decir algo tonto cuando el...

Aquel hombre estaba parado en las escaleras y mirandonos, su cabello largo y estaba alborotado y tenía una sonrisa en el rostro, tiene dientes blancos y perfectos a mi parecer. El fue bajando las escaleras y en ese trecho yo miraba a Bill de reojo, juraba que en algun momento gritaría como una niña, lo veia tan nervioso pero quisiera entender porqué.

- Buenas noches a ambos. - dijo aquel hombre estirando su mano hacia nosotros.

- Ho.. hola señor Jackson, soy un gran fan.. - dijo Bill emocionado.

Yo solo lo miraba y luego miré al hombre, la diversión en sus ojos al ver a Bill se desvaneció cuando me miró y estiró su mano hacia a mi.

- Hola, señor. - dije y estreché su mano con la mia.

El solo estaba serio, no entiendo porque me mira así, parece que me odiara. Cuando me soltó la mano lo vi acariciandose la palma con un gesto de dolor, creo que lo tomé un poco fuerte.

- ¡Jesús! Sheila debes tener cuidado. - dijo Bill mirandome con una sonrisa.

Yo solo lo miré de reojo y me acomodé los lentes, el hombre no decía nada.

- Escuché que serás mi nuevo jefe de seguridad, Bill. - dijo el.

- Claro que si.  - contestó este algo confundido.

- Bien, ¿Y ella es una acompañante o algo así?

Alcé una ceja y miré a Bill, este estaba sonriendo y mirando el suelo, algo me dice que nadie sabia que yo vendría.

- No soy una acompañante, vengo por el trabajo de guardía de seguridad. - contesté seria.

- ¿Una mujer? - arqueó una ceja.

- ¿Y qué? - le pregunté mirandolo con el ceño fruncido.

Me molesta que crean que somos debiles y fragiles, podemos trabajar al igual que ellos, es mas. Podría hacer mejor el trabajo que Bill.

- Bien.. señor Jackson, ella es mi prima y la traje porque sabia que necesitaba seguridad. Está muy bien entrenada, solo pruebela.

Volví mi mirada al hombre, esté se notaba pensativo.

- Bien.

- ¡Papi! - el niño pequeño bajaba las escaleras junto con el mas grande y la niña.

- ¡Blanket dice que tenemos piscina! - exclamó la niña de cabello rubio y ojos azules.

- Niños, digan Hola. - dijo el hombre.

- Hola. - dijo el mas grande de ellos.

- Hola. - dijo la niña.

- Hola, Sheila. - el niño pequeño sonrió mirandome.

Me contuve para no sonreír pero no pude.

- Hola, pequeño Prince. - estiré mi mano y la estreché con el.

- Yo soy Prince, a el dile Blanket. - dijo el niño grande.

¿O sea que el niño pequeño me dijo una mentira?.

- Bueno niños, vamos a ver la piscina, Bill se quedará aquí con nosotros esta noche y su amiga.. tambien.

Dijo lo ultimo con algo de indiferencia, creo que no le agrada mi presencía y eso no es una buena señal.  

- ¿O no Bill?

Bill me miró a mi y luego al hombre, no estaba en nuestros planes quedarnos esta noche. Ni siquiera le dije a mamá, tendré que llamarla.

- Claro. - dijo el hombre.

Yo solo miré a Bill, el no estaba seguro de esto y yo tampoco. Tiene familia y cosas que hacer, algo me decía que el hombre queria proteger a sus hijos, pero ¿de qué?. El solo me ordenó que vayamos hacia un trailer de seguridad, estaba confundida aún.

- Dios, no puedo creer que estamos trabajando para Michael Jackson. - dijo sonriendo. - Debo llamar a Jacqueline.

- ¿Quien es el, exactamente? - dije mientras me quitaba los lentes.

- ¿En serio no lo recuerdas? - negué - El maestro del baile y del canto, el rey.

Yo no dije nada, intentaba entender a quien se refería pero no había forma.

- El rey del pop. - seguia sin entender - El que escribió Thriller, Billie Jean.

- Lo siento, no se de quien hablas. - sonreí.

- El hombre que se volvió blanco.

- Oh, espera - dije recordando. - ¿Como lo llaman?¿El raro Jacko?

- Si, pero no debes hablar de eso aquí. Todos lo tienen en la mira según lo que leí, debemos hacer un buen trabajo.

- Bill, ese hombre me miraba como con ganas de echarme de la casa, ¿estás seguro de que me dejará formar parte? - pregunté.

- Apuesto a que sí, solo intenta no ser tan desubicada y no respondas de forma sarcastica. - yo lo miré.

- Bien, debo llamar a mamá, apuesto a que me espera con pizza o algo pedido, tengo hambre Bill no he comido en todo el dia. - suspiré y tomé el telefono. - Son  las dos de la tarde, estoy muriendome.

- No seas dramatica, ademas no comes casi nada. ¿Y no has desayunado?

- Claro que no, creí que serías amable y me darías, al menos, un batido de manzana. - marqué a mamá.

Le avisé que regresaría mañana, y le dije que no me esperara y que se cuidara. Ella me deseó suerte y me dijo que preparía algo especial si volvía mañana, estoy hambrienta y las horas pasan tan lentas.

- Buenas tardes, señor Bill. - la pequeña de ojos azules entró al trailer con una bandeja con comida.

- Buenas tardes.

- Papá me dijo que pasara a saludar y que les trajera esto. - la mirada de la niña se encontró con mia y solo me ignoró.

- Muchas gracias, en serio. - dijo Bill mirandome y luego a la niña.

Sin dudas esa pequeña tenia que ser hija de ese tal Jackson, esa mirada de indiferente, eran identicos. La niña salió del trailer y Bill se echó a reír.

- Es impresionante, esa niña te miraba como si fueras su enemiga.

- Lo sé, no entiendo que pasa. - suspiré y vi la charola. - Todo sano, creo que me voy a quedar con hambre ¿podemos pedir comida?

Eran vegatelas y frutas para ambos, ¿quien se llenaría con frutas? esto es estupido.

- Claro que no, come esto. Es sano.

Yo solo asentí, tengo que ser agradecida porque al menos nos dieron algo de comer. Aquellos ojos oscuros regresaron a mi en cuanto me di la vuelta para tomar asiento, el hombre venía con aires de grandeza hacia nosotros. Recuerdo muy poco de el en los medios, pero no me olvido cuando me enteré lo del engaño a su esposa, el salia con su ex a sus espaldas y bueno ya saben el resto.

- Solo venía a traerles esto. - dijo con dos papeles en sus manos.

Supongo que esto era el acuerdo del cual me habló Bill. Lo tomamos y comenzamos a leer, ¿guardaespaldas?¿que no solo debia vigilar? leí un poco más, esto estaba algo dificíl ya que en una de las partes decia que debiamos quedarnos aquí y nos turnariamos el fin de semana para pasar tiempo con nuestras familias. La paga era grande, como era de esperarse.

- Deben firmar. - dijo estirando una pluma hacia nosotros.

Bill, firmó sin pensarlo, pero esto no sería facil para el, tiene esposa y tiene una hija pequeña ¿como haría si algo malo pasa y el no está? por mi parte pensaba en mamá, se que está bien y todo pero me da algo de miedo dejarla sola, se que no le gusta estarlo. Pero, por otra parte esta seria nuestra salida de las deudas, debía arriesgarme para que podamos vivir bien como ella se lo merece.

- Bien. - dije y firmé.

Suspiré al devolverle el papel, no se en que me he metido, pero esto debe ser super importante y de mucha responsabilidad. Debo mantenerme callada con respecto a esto según lo que leí, nadie debe saberlo a menos que sea alguien que lo necesite.

Esto tiene que ser dificil.

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Espero que lo disfruten.

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