Michael

Me encontraba con mis hijos preparando algunos ultimos arreglos en la sala, estoy emocionado y mañana los niños abriran los regalos, será algo emocionante.

- Creo que llegó, Sheila. - dijo  Blanket poniendose de pie.

Salió corriendo hacia la entrada y yo solo me concentré en las pequeñas medias que podriamos en la chimenea, es hermoso poder ver como mis hijos la disfrutan apesar de que yo no lo haga.

- ¡Sheila, tiene una moto! - gritó Blanket y me asustó un poco.

- ¡¿Que?! - dijo Prince y salió corriendo.

Yo me puse de pie y tomé la mano de Paris, queria ver que era lo que Sheila nos traía hoy. Sonreí al recordar la llamada de esta tarde, realmente tiene corazón, creí que solo se preocupaba por ella misma.

- ¡Que sorpresa! - dijo Paris sonriendo - Es muy linda.

- Lo sé, no sabes lo increible que es estar sobre ella. - dije Sheila sonriendo y luego me miró. - Hola, ¿está su madre?

- Claro que si, está en su habitación, puedes buscarla si lo deseas. - sonreí.

Ella asintió y entró, tengo el presentimiento de que mi madre está comenzando a estar mas cerca de Sheila y no me molesta, pero me parece injusto porque ella no queria ser mi amiga, pero si de mi madre ¿esto es doble moral o odio hacia mi persona?

- ¿Puedo subirme? - preguntó Prince mirandome.

- No es seguro, cuando Sheila vuelva puedes decirle. - encogí los hombros. - Ahora adentro que está muy frio.

Cerré la puerta detrás de nosotros y miré hacia las escaleras, tengo ganas de llamar a Sheila y preguntarle que está haciendo solo para quitarme la duda. Pero creo que seria muy evidente si lo hiciera ahora.

- ¡Papá, mira! - dijo Paris con una sonrisa en el rostro.

Me di la vuelta y vi a Sheila bajando las escaleras con un estilo, definitivamente distinto. Un vestido largo, su cabello suelto y estaba maquillada ¿como es posible que esta chica haya trabajado aqui toda una semana?, sonreí algo nervioso al notar que me miraba para que me hiciera a un lado de las escaleras.

- Te ves muy hermosa, Shei. - comentó Prince.

Yo solo lo miré, mi hijo es valiente.

- Muchas gracias, me encanta tu ropa ¿mañana abriras muchos regalos? - sonrió.

Mamá, me dijo que cenaríamos con Sheila y a mi me dió gusto. Al menos no seriamos solo nosotros como pasó otras veces, me hacia sentir bien saber que ella aceptó cenar con nosotros.

- Yo tendré mas regalos, soy el pequeño. - dijo Blanket sobre el sillón.

- Ten cuidado, enano. - dijo Shei, digo Sheila, bajandolo del sillón.

- ¡Blanket, debes tener cuidado! - dijo Paris mirando el vestido de Sheila.

Al parecer mi pequeño ensució un poco su vestido con sus zapatos.

- No te preocupes, se quita. - dijo ella riendo y sacudiendose.

Ella no erá ni la mitad de las mujeres a las que solía conocer, todas ellas tenian el mas minimo error y ya querian volver a casa a cambiarse o incluso estaban avergonzadas hasta de una gota de vino en sus vestidos. No me equivoco cuando digo que Sheila no vale oro.

- Creo que seria buena idea, que vayamos a cenar. - dije haciendo que me sigan a la sala.

- Huele muy bien. - dijo Prince. - ¿Te gustan las albondigas? - le preguntó a Sheila.

- Claro que si, de hecho, es mi segunda comida favorita.. ¿tu abuela cocinó? - dijo tomando asiento a un lado de el.

- Si, la abuela es una estupenda cocinera y papá tambien. - dijo Paris.

Yo sonreí sintiento mis mejillas arder por el sonrojo.

- Creo que esta noche subiré unos setenta kilos. - la miré.

- ¡Tonterías, serás aun mas hermosa de lo que eres! - dijo mi madre bajando las escaleras.

Ella es tan perfecta, aun recuerdo sus palabras, su amor hacia a mi. Ella fue todo lo que tenia cuando era pequeño y asustadizo, pero ahora puedo tenerla a mi lado y brindarle todo el amor que alguna vez me dió. Mi mamá, para mi, es lo mas hermoso de este mundo. Ella es perfección.

- Estás bellisima. - le dije y me puse de pie para abrazarla.

- Gracias, mi pequeño. - besó mi mejilla. - Tu estás mas hermoso con el paso de los años, eres mi orgullo.

Sonreí mirandola a los ojos, apesar de mi edad me sigo sintiendo un niño entre sus brazos. Nos separamos y miré a Sheila, ella estaba sonriendo mientras nos miraba pero desvió la mirada cuando una lagrima rodó por su mejilla. Ella es un misterio, quisiera entrar en su mundo, ¿Por qué? no lo sé.

- ¿Comemos? - preguntó mi madre tomando asiento a un lado de mi.

Sheila, tomó asiento frente a nosotros y al parecer habia puesto su expresión seria, otra vez. Yo solo asentí y comenzamos a cenar, tranquilos. Otra noche de navidad, la casa no se siente tan apagada y todo es por mi madre, se las ingenió para hacer un ambiente agradable para los niños.

- Y dime Sheila, ¿te gusta mi comida? - preguntó mamá.

Sheila, se limpió los labios corriendo su labial con una servilleta. Al parecer no le importa que tan corrido esté su maquillaje, es extraña.

- Si, usted es una muy buena cocinera. - sonrió. - Mi mamá suele prepararme pastel de carne, deberia traerle alguna vez.

- ¿Como se llama tu madre?

- Se llama Helena. - sonrió

- Muy lindo nombre. - comentó mi madre.

Ella asintió, bajó la mirada y continúo cenando, le incomoda hablar de su vida personal conmigo, pero a mi madre le habla de todo con lujo de detalles.

- ¿Y como son las navidades en tu casa? - miré a mi madre.

- Mamá, dejala cenar. - dije por lo bajo.

- Tranquilo, yo puedo hablar. - me dijo Sheila. - Bueno, las navidades no son las mismas desde que cumplí ocho años.. de hecho es solo un momento normal, cenamos, brindamos y nos vamos a dormir.

- ¿Por qué?

- Mamá. - le dije intentando hacerla callar.

- Porqué mi padre se separó de mi madre, ella ha pasado toda su vida intentando superarlo. - lamió su labio inferior. - ¿Y como son las suyas? - sonrió.

- Nosotros no las festejamos. - contestó mi madre.

- ¡Las navidades son hermosas aqui! - dijo Blanket.

- Hay muchas regalos y mucha felicidad, mi papi está siempre con nosotros. - dijo Paris.

- Pero, no es lo mismo desde que dejamos neverland.

Miré a Prince, se notaba triste y sentí una punzada en el pecho. Mis hijos nunca van a olvidarlo, me encantaría que entiendan lo que siento cuando hablo de Neverland. Nuestro hogar ya no es ahí.

- ¿Que es Neverland? - preguntó Sheila.

Aclaré mi  garganta y me puse de pie, las lagrimas querian invadirme ¿por que no puedo hacer felices a mis hijos?, deseo con mi alma volver a Neverland, pero ya no existe.. Neverland es un recuerdo hermoso que siempre llevaré en mi corazón, pero tambien será un recuerdo horrible de cuando esas personas entraron y comenzaron a llenarlo de maldad.

- Iré a mi habitación. - susurré y fui hacia las escaleras.

Nadie dijo nada, eso fue lo mejor. No queria comenzar a llorar ahí mismo, debo ser fuerte por mis hijos, ellos son todo lo que importa ahora.

Sheila.

- Michael, no ha olvidado las cosas dolieron en el pasado. - dijo su madre.

Yo solo respiré hondo, tenia ganas de llorar luego de oír aquello. Me contó todo lo que le pasó a este hombre, simplemente no puedo entender como aun no ha tirado la toalla.. yo vivía quejandome de cosas sin sentido y el, el estuvo peleando batallas internas y batallas externas que terminaron por hacerlo infeliz.

- ¿Por qué le hicieron eso? - pregunté secando una lagrima que resbaló por mi mejilla.

- Por dinero, todos ellos lo hicieron por dinero. - la señora Katherine comenzó a llorar y yo sentí un dolor en el pecho. - Lastimaron a mi pequeño, lo golpearon y lo convirtiendo en lo que hoy vemos.. pero mi bebé es fuerte, el jamas se ha rendido frente a nadie. 

Cerré mis ojos imaginando todo aquello, ver a Michael siendo rechazado y excluido por cosas que no hizo e imaginé el dolor que la señora Jackson sintió al ver a su pequeño hijo sufrir. Ahora entiendo mas acerca de el, entiendo porqué me dijo que no tenia amigos.. yo me comporté como una tonta poniendo por excusa el trabajo, cuando realmente tenia miedo de dejar a un lado y barrera protectora y abrirme con él.

- Creo que tengo una idea.. - susurré limpiando mis lagrimas. - Haremos que Michael salga esta noche, ¿puedo intentarlo?

- Pero, no creo que quiera dejar a los niños solos. - dijo algo pensativa. - Los cuidaré yo.

- Bien, quiero hacerlo despejarse un poco, ya que practicamente la noche de navidad ha acabado para el. - sonreí.

- ¿Por qué haces esto? - me preguntó con lagrimas en los ojos.

- Porqué sé lo que es sentirse solo en el peor momento de tu vida, y sé lo que es cargar con los demonios del pasado. - le tomé las manos. - Intentaré hacerlo sentir bien.

- Muchas gracias.

Yo asentí y le di un pequeño abrazo.

Y aquí estaba yo, frente a su puerta pensando en si golpear sería buena idea. Respiré hondo y recordé lo que le dije a Katherine, quiero hacerlo salir de aqui, solo esta noche y pasar una navidad distinta a todas.

- Adelante. - dijo del otro lado.

No me di cuenta en que momento habia tocado la puerta, pero fue mas facíl de lo que pensé.

- Hola. - dije entrando.

Lo ví sentado en la cama, sus ojos hinchados y un semblante serio no muy común en el. Tragué saliva e intenté sonar dura.

- Quiero que se ponga un abrigo y salga, iremos a algún lugar. - dije mirandolo de la misma forma en la que el me miraba.

- ¿Salir?, no puedo, mis hijos ellos..

- Su madre me dijo que ella los cuidará, me dijo que lo saqué de aquí. - mentí.

- Pero, no puedo salir.. hay muchas personas ahí afuera y.. - lo interrumpí.

- ¿Asi que dejará que el hecho de que existan personas viva encerrado? - arqueé una ceja. - Si quiere ser mi amigo será mejor que salga ahora. - sonreí.

No debes sonreír, no debes sonreír.. me repetí por mis adentros.

- Estaré listo en veinte minutos. - me dijo poniendose de pie.

- ¡Oh, vamos! ¿que tanto debe hacer? es solo un abrigo y ya. - sonreí.

- Es que debo maquillarme.

- Por dios, vamos, no iremos a pescar esta noche. - lo tomé del brazo. - Ahora mismo se pone un abrigo y vamos.

Estaba siendo muy atrevido al tratarlo asi, pero si no lo apuraba ahora saldriamos mañana en la mañana y yo deseo salir ahora.

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Espero que lo disfruten.

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