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1:

Andrés:

El camino se hace largo en el bus en donde voy. No soy un chico de gran cantidad de dinero por lo que debo preocuparme más por lo que vamos a cenar en la tarde que por ir en un autobús público. A pesar de que mi trabajo es bueno y gano lo suficiente para sobrevivir nunca ha sido fácil.
Antes la tenía a ella, mi madre. Pero un día decidió irse a otro país y ahora somos solo mi padre y yo.
Voy absorto en mis pensamientos sentado con mis cascos color negro a todo volumen. Nadie se fija en mí, nadie me ve, nadie me llama y eso es lo que más amo de mi trabajo.
Soy una persona invisible, un fiel salvavidas que se dedica a mirar la piscina del hotel todo el día hasta que alguien decida romper la reglas del lugar.
Concentrado en mí decido voltear hacia el asiento de atrás. Siento unas manos que molestan mi humilde descanso de estar sentado todo el día al sol. Al mirar me doy cuenta que son mis amigos así que continúo con lo mío. Al girar mi cabeza hacia delante la veo.
Una chica de cabello negro, va con vestimenta de playa. Pero como de costumbre la ignoro. Sin embargo me causa curiosidad. Miro una vez más y me cruzo con su mirada. Sus ojos color café me observan detenidamente. Seguramente porque parezco un emo o un gótico todo de negro y solitario.
Me parece Bonita pero aparto la mirada todo el viaje hasta llegar a mi casa.
El día ha concluido, otro día más de estrés personal. Me acuesto en mi habitación y me viene a la cabeza el recuerdo de su cara.

¿Quién sería esa chica?...

Amaya:
Sus ojos fueron el detonante para que lo viera fijamente. Cuando subí al bus no hubo más personas que buscaran mis pupilas. Me quedé ahí, en ese asiento de atrás. Uno de los últimos. El chico que me gustaba de hacía ya un tiempo estaba allí. Iba de negro, con sus cascos ensimismado, mirando su celular.
De repente me miró, cruzamos miradas pero cambió la dirección de sus ojos al darse cuenta del tiempo viéndonos.
Yo, en lo particular no lo hice. Siempre he sido segura de mi misma y no había razón por la cual hacerlo.
No me miró más en todo el camino así que seguí en mis conversaciones con mis amigos de cómo lo habíamos pasado ese día en la playa. A cada rato un pequeño vistazo hasta que me bajé.
Y fue ahí donde reaccionó. Me miró una vez más con cara de desconcierto. Intenté que eso no significara nada para mí como hasta ahora y continué como siempre.

Él es un chico con novia y nunca me entrometo en relaciones.

Andrés:
El día pasó totalmente aburrido. Mi novia solo buscaba excusas para pelear todo el tiempo. Sin embargo yo la amaba y por ello aguantaba sus locos celos. Ella nunca pedía explicaciones de una forma madura. A veces hasta mis mejillas recibían su ira de mujer loca.
Así que de costumbre estábamos peleados, ella en su pueblo y yo en el mío. Hoy era sábado y había fiesta. Definitivamente iría y por primera vez en mucho tiempo iría soltero...

Amaya:
Las vacaciones habían terminado. Me disponía a sacar mi cuaderno de Inglés para comenzar la clase. La preparatoria se hacía cada vez más agotadora. El tener que escoger una universidad era todo lo que pensaba.

—¡PS!—
Sentí a alguien sonar, como un silbido y giré mi cabeza en busca de respuestas.

—Deberías aprender a silbar—susurré a mi mejor amigo que me pedía con sus señas extrañas la tarea de Inglés.

—Lo siento doña perfección, el asunto ahora es que no me boten o repruebo el año. No como aprender a silbar—siguió replicando desde su asiento hasta que le di la tarea.
Al terminar la clase nos fuimos a comer algo. Mi estómago sonaba una y otra vez pero alguien me dejó envuelta en un abrazo antes de continuar mi camino.

—¡Casi muero del susto! Pensé que me echarían de la clase por la tarea— suspiró Marcos en mi oído mientras me apretaba.

—¿Podrías dejar de apretar mi estómago? Tengo hambre—repliqué—A veces me pregunto que haces en la prepa—

Me soltó mientras sonreía con esos hoyuelos perfectos y me señaló en forma de acusación:

—¿Cómo puedes decir eso? Soy el chico más aplicado de este colegio. Deberías aprender de mí. Estudio hasta de noche—

—Sí, seguro, ¿qué estudias, el nombre de las chicas a las que besas en una noche? Sí, debe ser agotador—sonreí abiertamente y le contagié mi sonrisa. Luego de eso comimos algo en la cafetería de en enfrente mientras me fui con mi mejor amiga a la biblioteca. Allí me decidí conectar y para mi sorpresa un pequeñito mensaje casi me hace gritar de la emoción:

—Hola, soy Andrés ¿podrías agregar mi número por favor?—

Ok, mi WhatsApp explotaba de mensajes de mis amigos todos los días pero ni siquiera los abría. No tenía tiempo. Pero de repente recibir un mensaje de tu crush es...algo realmente emocionante.
Mi cara hablaba por sí sola así que mi mejor amiga Daniela enseguida pegó sus ojos al celular.

—¿Qué chico fue para que estés tan alegre?—habló casi atragantada con su pan—Oh, el salvavidas sexy— volvió a su asiento.

—¿Qué le respondo Dani?—pregunté animada hasta que nos regañó la señora de la biblioteca por el escándalo y seguido de esto llegó quien faltaba.

—¿Y esa felicidad? ¿Cogiste?—Marcos y su gran léxico.

—No, le escribió el chico sexy que tiene buen paquete—comentó Daniela aún comiendo.
Rápidamente le hice una seña de silencio pero ya lo había dicho así que para qué.

—¿No le vas a responder? Ese sí que te va a coger como te lo mereces—dijo Marcos y continuó—No te enamores de él, se dejó de su novia pero volverán al seguro. Pero puedes coger con él, al fin y al cabo lo tuyo con Santiago ya murió—
Mi cara de tristeza llegó en menos de lo que me pensaba. Dani se dio cuenta y le dio una patada a Marcos por debajo de la mesa. Este no entendía nada y preguntó:

—¿Qué?—miró a Dani.

—Eres un caso perdido— replicó ella—No lo escuches, Santi y tu no hablan hace mucho—intentó calmar la situación.

Entonces lo recordé una y otra vez. Ese chico rubio, de ojos verdes y cuerpo casi perfecto. Ese que se robaba mis sonrisas cuando lo veía. Él no había sido mi novio pero estuvimos juntos a nuestra manera más de tres meses. No fue cosa fácil de olvidar. De hecho todavía dolía escucharlo.

—Está bien. Supongo que debo recordar de vez en cuando que él existe. Aún corro el riesgo de verlo por ahí así que no puedo estar sujeta a no saber nada de su persona—aclaré con una sonrisa de boca cerrada.

Dani puso una de sus manos sobre la mía y sonó el timbre. Era hora de irnos a nuestras casas así que sin pensarlo dos veces me levanté de mi asiento para irme mientras respondía el mensaje de Andrés.
—Hola, claro. Ya te agregué. Espero que nos llevemos bien—
Me cuestioné muchas veces que decir hasta que le di enviar. En mis intentos de escribir SMS para mi crush había olvidado por completo donde estaba. Y ahí, sin darme cuenta choqué con alguien.
Al levantar mi mirada del suelo lo vi.

Era nada más y nada menos que Santiago...

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Tags: #amor#badboy