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four


iv.
( clases particulares )




El plan de Harry era hacer algo divertido en el mundo muggle.

Estar encerrado 24/7 dentro de la mansión Black comenzaba a pasarle fractura, y Harry empezó a sufrir de migraña severa con el pasar de las horas. Necesitaba salir, despejarse, tomar aire fresco y divertirse un poco, posiblemente viendo a los infantes tropezar con sus propios pies en los parques del centro de Londres.

Harry no estaba acostumbrado a que le cuestionaran todo lo que hacía, que si daba una respiración más de lo normal o si bajaba a desayunar pasada la hora en la que se servía el desayuno. Y no, no estaba exagerando, si sus pasos resonaban por el pasillo ya tenía a alguien sobre él preguntando a dónde iba, con quién iría, con el permiso de quien y bla, bla, bla. Estaban agotando su ya de por si poca paciencia y eso no auguraba nada bueno.

Harry hacía lo que quería (mientras no se pasara de la raya) porque así sus padres lo habían criado, y él, verdaderamente, no veía nada malo a salir a dar un paseo.

Pero media Orden del Fénix si que veía de muy mal gusto que Harry hiciera lo que se le diera la gana.

— Es peligroso — le había dicho Molly Weasley en todo calmado y maternal — Sobretodo para ti, querido.

Harry intentó componer una sonrisa.

— Me he enfrentado a cosas peores que al clima bipolar — Harry le aseguró, procurando no sonar muy brusco — Pensaba volver en unas horas ¿Qué tiene eso de malo?

— Que no puedes ir por ahí como si Quién-Tu-Sabes no le hubiera puesto precio a tu cabeza, Potter — le recriminó Granger, mirándole como si fuese tonto y necesitara que le hablaran como a un crío de 5 años.

Harry no se guardo su irritación.

— ¿Quieres que te recuerde que me he enfrentado al mismo Voldemort...— ver estremecerse a quienes temían del nombre siempre era satisfactorio para él — y he salido victorioso? Sus seguidores me valen menos de un knut, Granger...

— Al menos debiste avisar que saldrías, Harry — Tonks intentó apaciguar el ambiente.

Harry rodó los ojos.

— No doy explicaciones a nadie, Tonks — Harry cambio el tono de inmediato, la pelirrosa le caía bien y con ella sentía que no debía estar a la defensiva, parecía la única adulta que no olvido lo que era ser adolescente y las necesidades de privacidad constantes que Harry por poco y no pedía a gritos. — Y lo siento si pensaron que se las daría...

— Solo eres un niño mimado que no sabe apreciar que se preocupen por ti — masculló Weasley en voz baja.

— ¡Ronald! — le recriminó la mujer regordeta.

Harry apretó el puño, tratando de contar hasta 10 como Nyxiara le había enseñado.

Inhala, exhala.

— Que mis padres me criaran de una manera diferente a la tuya, ajerdamoc*, no significa que sea mimado o no aprecie su preocupación — siseo Harry, mirando al pelirrojo de arriba a abajo como si no valiera nada, de la misma manera que su abuelo siempre hizo con el resto de personas.

— ¿Qué pasa aquí?

Al fin. Harry suspiró con alivio cuando sus padres, tíos y padrino entraron a la cocina, sorprendidos por la reunión que se formo entorno a Harry en su ausencia.

James, siendo quien pregunto, avanzó hacia Harry con las cejas levantadas.

— ¡Anciano! Que bueno es verte— Harry ignoró la mirada escandalizada y extrañada que la mayoría le regalaba— Pasa que quería salir, e iba a salir, pero ellos me retuvieron aquí.

James trató de contener una sonrisa, sobretodo al escuchar el suspiro de Lyra y las risas de sus amigos tras él por la expresión inocente de Harry, como si nunca hubiera roto un plato en su vida.

— Engendro, conoces la situación del mundo mágico — Harry intentó no reír cuando su padre esquivo, profesionalmente, los ojos acusatorios de Molly Weasley, por la manera de dirigirse a su hijo que tenía — Deberías entender su preocupación...

— Lo hago, viejo, pero no lo hago al mismo tiempo — Harry se encogió de hombros, recostándose en la silla de manera casual, tamborileando sus dedos sobre el muslo con aburrimiento — Mami, sabes que siempre que lo necesito salgo de casa sin avisar. Y nunca me ha pasado nada...

Lyra suspiró, como si hubiera escuchado aquella excusa cientos de veces.

Corazón, no hagas esto más difícil.

Harry rodó los ojos otra vez.

— Bien, lo siento — en realidad no lo sentía, pero a Harry no le importaba que no le creyeran — Tal vez sí debí avisar. No lo haré otra vez —, por el brillo travieso que destello en sus esmeraldas orbes, todos supieron que debían esperarse otra salida repentina y a escondidas de Harry— Y solo para que estén tranquilos de que no me expondré al peligro solo, iré con Nyx y con Damon...

A nadie pareció gustarle la idea de arriesgar, no solo su vida, sino la de su mejor amigo y su novia, pero nada pudieron hacer cuando James asintió de acuerdo y Atlas murmuró algo parecido a "espero que no terminen de fiesta" lo que se ganó una mirada burlona de su padrino.

Harry se acercó a sus padres.

— Estaré bien.

— Lo sabemos — James le revolvió el cabello, dirigiendo su mirada avellana hacia Lyra en espera de que dijera algo.

A Harry le gustaba que su padre convenciera a su madre de las cosas cuando sabía que él lo necesitaba, y no era porque James no se preocupara, era porque no se dejaba dominar por el temor sobre la seguridad de su hijo y confiaba en que Harry era bastante capaz de defenderse por si solo. A parte, Harry ya conocía el lado estricto y protector de su padre, comprobó que tenía uno en el verano del segundo curso, luego de casi morir envenenado por el basilisco.

Harry no quería volver a vivir eso, por lo que siempre se aseguraba de no romper esa confianza y mantener a su padre de su parte cuando quería algo.

Lyra rodó los ojos.

— Después de tantos años no entiendo porque tus ojos manipuladores me siguen haciendo efecto.

James soltó una sonora carcajada que los contagió un poco y choco los 5 con él.

Harry dejo que se madre lo abrazara y le diera un beso en su frente antes de alejarse hacia la salida, asegurándose de hacer tropezar a su padrino cuando lo escuchó burlarse.

— ¡Engendro!

Harry lo ignoró olímpicamente y se alejo cantando Ice Ice Baby en voz baja mientras se dirigía a la puerta, rodeando los hombros de la rubia con su brazo al verla parecer tan entretenida mientras Damon y Andromeda juegan a piedra, papel o tijera, en versión mágica, junto a la puerta.

— ¡Ja! — Andromeda sonríe, muy triunfante, sacándole la lengua al pelinegro que refunfuña indignado, ninguno sin notar su llegada — ¡El dragón escupe fuego y quema el caldero! 

— ¡Nyx! — Harry sonríe a la chica, que le mira con la ceja arriba — Que radiante te ves hoy...

Damon utiliza dos de sus dedos para empujar la frente de la pelirroja, que manotea para sacárselo de encima y sonríe enternecida al mirarles, para luego guiñar el ojo a Harry y alejarse hacia James y Lyra. Cuando Andromeda ya está lo suficiente de lejos para no prestarle atención, el pelinegro se gira y les frunce el ceño.

— ¿Fumaste mandrágora sin mi?

Harry lo miro fingiendo estar muy ofendido ante tal acusación.

— Estoy feliz — sonrió soñadoramente, tomando la mano de la rubia y haciéndola dar una vuelta en su lugar — Los sapos cantan, las lluvias componen melodías extraordinarias y Weasley es regañado por su madre...

— Ahí está — dijo Damon, satisfecho.

— El día no puede ser mejor — Harry continuo como si nada — Ahora ¿Quién quiere dar un paseo?

— ¿Por qué presiento que esto no saldrá bien? — susurró Nyxiara cuando salen de la casa y van por la acera, viendo a Damon revolotear a su alrededor cantando una canción extraña para ellos, moviendo sus brazos al aire y dando giros de aquí para allá con los ojos cerrados.

Harry ladea la cabeza.

— Creo que es una canción de Celestina Warbeck — murmuró

— ¿Quién?

Harry miró a una desconcertada Nyxiara.

— Olvidaba que moriste hace 3 décadas. — suspiró con fingido pesar — Si tan solo supiera quien eres...

— Cosa que no va a pasar — lo interrumpió, negando con la cabeza y viéndolo con burla — Es mejor dejar el pasado en el pasado, créeme.

Harry entrecerró los ojos, dejándola alejarse hacia Damon, que muy entusiasmado, comenzó a dar giros con ella en medio de la solitaria calle. Algunos transeúntes los miran, pero Harry les devuelve la mirada y ellos parecen decidir buena idea seguir su camino e ignorar a los extraños adolescentes bailando a mitad de la carretera.

Harry negó con la cabeza. Ya se enteraría. Siempre lo hacía.

— Ice Ice Baby...

Se detienen al ver un parque a unos metros suyos, casi vacío por el clima helado que amaneció en Londres. Harry se acercó a los columpios, subiendo sus pies sobre el asiento y sosteniéndose de las cadenas mientras se balanceaba, sacudiendo la cabeza al ritmo de una melodía de KISS que llegó a su cabeza.

— Si te caes me voy a reír y no voy a dejar que olvides esto en mucho tiempo...

— Que gracioso eres, Achilles — el pelinegro frunció el ceño al oír su segundo nombre, y Harry, muy triunfante, se burló de él — No le tengas miedo al éxito, ¡sube!

Harry no estaba seguro de porque había despertado de tan buen humor ese día, o de porque se comportaba de esa manera, pero no presto atención a sus dudas, porque hacía años que no se divertía como se debía. Alzó la cabeza, cuando el asiento comenzó a dar vueltas y las cadenas a enredarse, viendo hacia Nyxiara que, cruzada de brazos, mantenía las cejas arriba

— Eres como un niño — le dijo la rubia.

Harry sonrió con fanfarronería.

— Lo sé. — Harry se baja del columpio y se acerca a ella, ignorando a Damon que, dramáticamente, pide su ayuda ya que se ha empezado a marear — Vamos, ageuron**, ¿subes o le temes al éxito?

Nyxiara hizo una mueca extrañada.

— ¿Ageuron? ¿Es enserio?

— ¿Qué? Hasta ahora es todo lo que sé de ti — Harry parpadeo con aire de niño inocente, ladeando la cabeza e inclinándose hacia ella — A menos que, ya sabes, quieras decirme algo mas..

— No vas a dejarlo pasar ¿Cierto?

— No ha pasado ni un mes desde que nos conocemos y ya me conoces mejor que el idiota de Draco ¡Maravilloso!

A Harry le alegra oírla reír de nuevo.

Pasan toda la tarde en el parque, ignorando la inminente lluvia que se cierne sobre ellos cuando el cielo comienza a oscurecer, claro que, tienen que correr hacia el 12 de Grimmauld Place al escuchar los relámpagos amenazando con una tormenta aquella noche.

— ¡Por poco muero allá fuera! — dramatizó Damon, alzando la cabeza hacia el techo como si con eso pudiera maldecir a la lluvia que seguía cayendo, cada vez con más fuerza.

— ¡No querías bajar del árbol! — le recordó Harry, indignado.

— ¡Y casi me electrocuto!

Los encuentran riendo en medio del vestíbulo, temblando de frío y empapados de pies a cabeza. Harry escucha regaños, reprimendas y comentarios preocupados sobre su salud mental, pero él no les presta atención mientras se abre paso hacia sus padres, que lo esperan a final del pasillo.

Su madre lo rodea con una manta.

— Harry...

— Lo siento, mamá — Harry tirita de frío, pero la sonrisa loca se mantiene en su cara — Pero eso fue increíble...

— ¡Y casi me mata un rayo! — Damon hace movimientos exagerados con sus manos, mientras explica su pequeña aventura a Sirius y Atlas, que comparten una mirada como si estuvieran preguntando mentalmente por la cordura del pelinegro.

— Y a Damon casi lo mata un rayo — Harry asintió, entusiasmado.

Lyra mira a James.

— Esto es culpa tuya.— decide de inmediato la pelirroja, dándole un puñetazo en el brazo.

— ¡Oye!

Harry no tiene tiempo de burlarse de su padre, Nyxiara se acerca por detrás a él y le besa la mejilla. Harry, que ha olvidado momentáneamente su acuerdo sobre fingir ser pareja, la mira sorprendido.

— Iré a dormir, cariño — Harry asiente y compone una sonrisa en su rostro.

— ¿No esperas a la cena? — le pregunta James, sobándose la parte donde recibió el golpe.

— No tengo mucha hambre, pero gracias — la rubia les da una cordial inclinación de cabeza y se aleja escaleras arriba, haciendo una seña a Harry con sus manos de que esperaría a que subiera a seguir con sus clases.

Harry suspira, no quería otra bofetada.

Lyra, interpretando su suspiro de otra manera, le acaricia el mojado cabello azabache.

— Es una buena chica, amor...

Harry intenta ocultar su sorpresa. James le guiña un ojo, como diciendo de nada.

— ¿Tan rápido la aceptaste? — Harry silbo — Creí que te tomaría más tiempo.

— Yo también creí lo mismo, pero le daré la oportunidad de la duda — Lyra sonrió — Ayudaré a hacer la cena, ve y cámbiate antes de que te resfríes...

La pelirroja se alejó hacia la cocina, y Harry, cambiando su expresión, giro hacia su padre cruzando los brazos sobre el pecho y levantando la ceja derecha, la pregunta implícita en su mirada.

— ¿Qué querías decirme?

— Por qué querría... — James calló al notar su expresión. Dio un largo suspiro y se revolvió el cabello, tratando de buscar las palabras con las que decirle a Harry la noticia sin que se lo tomara tan mal — Dumbledore quiere darte clases extras, Harry.

— ¿Dumbledore?— Harry frunce el ceño, disgustado — ¿El mismo Dumbledore que estuvo ignorándome todo el maldito curso? ¿El mismo Dumbledore por el cual tengo esto? — le enseño a su padre la cicatriz en su mano izquierda. El no debo decir mentiras era bastante visible para cualquiera que pudiera enfocar su atención en ella — Sí, yo creo que no.

— Harry...

— Papá, ¿Por qué demonios Dumbledore quiere darme clases? — Harry trato de mantener la calma y la postura, pasando el peso de su cuerpo de una pierna a otra.

James se acarició el puente de la nariz.

— No lo sé, no parece dispuesto a decirnos... — Harry estuvo a punto de protestar — Dice que sólo es necesario que lo sepas tú, y nadie más...

Harry llevaba luchando con el peso de ser El Elegido desde primer curso, tratando de pasar desapercibido aunque no pudiera y manteniéndose con vida gracias a la ayuda de su mejor amigo y sus improvisaciones a último momento. Nada más. El que Dumbledore de repente quisiera ayudarlo en su lucha contra Voldemort no le daba buena espina, pero lo dejo pasar, por el bien de los nervios de su padre y la mentalidad medianamente cuerda de su madre.

— Bien, iré a esas estúpidas clases — masculló en voz baja un par de groserías, subiendo las escaleras hacia su habitación — ¡No me esperan para la cena!

— ¡INMUNDOS SANGRE SUCIA! ¡TRAIDORES! ¡DESHONRA PARA EL NOMBRE DE UN MAGO!

— ¡Harry James!

Harry, muy triunfante, siguió su camino escaleras arriba, ignorando a las personas que corrían hacia el retrato de Walburga e intentaban cerrar las cortinas otra vez.

Harry estaba cansado, su cuerpo le pesaba y su mente llena de pensamientos sin sentido lo atormentaba en la soledad de su habitación. Pero no podía dormir. Era extraño, que aunque no quisiera pararse de la cama no pudiera mantener los parpados cerrados por mucho tiempo. Aun así, Harry lanzó una almohada hacia su mejor amigo y lo arrastró con él, como siempre hacía en Hogwarts cuando los cantos de las sirenas no eran suficientes para que durmiera.

— Como nos vean, nos matan — Damon murmuró, restregando su parpado con la mano en un gesto de su cansancio notable.

Harry rodó los ojos.

— Dices eso cada vez que damos un paseo nocturno en Hogwarts, y aquí estamos, enteros — ambos se sonrieron sarcásticamente.

— En Hogwarts utilizamos la capa.

— La capa ya no nos cubre a los dos por completo.

— Nadie te mando a crecer.

— Lo dice el poste de luz.

— ¡Y lo natural era que te quedaras enano!

Harry coloca su mano en la boca de Damon y lo empuja con él a la biblioteca al escuchar ruidos cerca de ellos, alzándose un poco sobre sus talones para darle un zape en la cabeza al pelinegro, que es lo suficientemente prudente para mantenerse callado al sentir la mirada asesina de Harry sobre él.

Los pasos se alejan.

— Creí que nos regañarían de nuevo...

— ¿Me despertaste para venir a la biblioteca? — Damon se acaricia el pecho, como si acabara de darle un puñalada en el corazón. Harry lo mira escéptico — ¡Oh, vamos! Esto es como cuando el tío James te envío la capa en primer año y lo primero que hiciste fue ir a la Sección Prohibida.

— La situación lo ameritaba — Harry se excuso — Al igual que ahora, Damon. Deja de ser quejica.

— ¿Cuál se supone es la situación para que me arrastres aquí a media noche? — masculla en voz baja, y al notar su expresión, se apresuro en protestar: — Amigo ¿Es enserio?

— Claro que sí — Harry se encogió de hombros, dándole al pelinegro una sonrisa encantadora — Si Nyxiara no va a decirme, lo averiguaré por mi cuenta.

— Esa curiosidad tuya va a matarte algún día...

— Probablemente, pero ese día no es hoy.

Pasan el resto de la noche allí encerrados, viendo los libros e intentando que no les arrancara la piel de la cara cuando los hechizados eran abiertos y se lanzaban a por ellos. Harry no estaba seguro de si eran las 2 o las 3 de la madrugada cuando Damon, ya medio dormido, se recostó en el librero junto a la pared e hizo que varios libros cayeran al suelo.

Harry lo miro de manera asesina.

— No fui yo — se excuso, alzando sus brazos en señal paz.

— No, fue el espíritu de Regulus Black — comenta sarcástico, dejando de prestar atención a la imitación infantil de Damon cuando alza los libros y ve que, casualmente, entre ellos hay un tomo sobre las familias mágicas de Noruega — Vaya, al fin tu torpeza sirve de algo...

Damon le da un zape en la cabeza.

— Cierra la boca, enclenque — Harry está a nada de protestar, pero Damon le quita el libro de las manos y se aleja — Como yo lo encontré, yo buscaré las respuestas...

— Oh, por favor...

— Shhh — Damon lo chistea, y Harry, ofendido, se acerca a él notándose ignorado — Muy bien. V... V... Vikram. Antigua familia mágica de origen noruego que trazó sus origenes a comienzos de milenio, mantuvo su pureza de sangre hasta el siglo XV cuando Dirah Vikram contrajo matrimonio y engendró descendencia con una muggle de origen... oye, ¿de ahí no viene tu familia materna?

— No te distraigas.

— Como diga, jefe — ambos rodaron los ojos a la vez — En fin. El último dato que se tiene de la familia son el matrimonio de Ethan y Dinah Vikram, que contrajeron votos nupciales el 31 de Diciembre de 1926... Espera ¿Tom Riddle no nació el 31 de Diciembre de 1926? — Harry asintió, extrañado por la auto interrupción — Que mala suerte, tener aniversario el mismo día que cumple años ese loco...

— Damon — Harry pellizco el brazo del pelinegro.

— ¡Oye! — Harry trato de contar hasta 10, repitiéndose que era su mejor amigo y el hijo de sus tíos y que no quería ir a parar a Azkaban por asesinato. — Se dice que el matrimonio tuvo una hija, a quien llamaron Nyxiara Asther Vikram. ¿Existe el nombre Asther?

— Ella se llama así ¿no?

— Touché — aceptó Damon, mordiendo su labio de manera pensativa — Aunque el matrimonio murió en circunstancias desconocidas, y nunca se encontró rastro de la niña. La línea familiar masculina Vikram murió con ellos el 23 de Julio de 1954. Ahora, dime que esto es lo que querías saber y que no desperdiciamos horas de sueño en la biblioteca...

Harry negó con la cabeza. Necesitaba más información que esa y el libro, aún perteneciendo a la familia Black (que de alguna manera, siempre terminaba al tanto de todo), no le decía nada sobre los Vikram. Quienes eran en vida, como murieron, porque se dice que Nyxiara existía, y porque no se afirma.

Harry quería saberlo todo sobre esa chica.







*: comadreja
**: noruega










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