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Día De Clases

Se podía ver a Yagi flotando en la oscuridad, con los ojos cerrados, se podía escuchar unos leves murmullos a su alrededor, el joven se encontraba abriendo los ojos lentamente, no parecía entender que pasaba.

—¿Dónde estoy?—preguntó Yagi inspeccionando su alrededor.

Pero de repente un dolor de cabeza invadió al pelinegro haciendo que se sujetará la cabeza, podía escuchar algo similar a aun pitido muy fuerte palabras pasaban por su cabeza.

Pobrecito

Es muy débil

Por favor

Te lo suplico

No hay solución

Es una pena

¡Vive!

Con el último grito Yagi se levantó agitado en su habitación, respiraba agitadamente mientras recuperaba sus sentidos.

—Era un sueño...—decía Yagi aliviado.

En ese momento la misma alarma del día de ayer comenzó a sonar.

—Je, ahora romperé mi récord—decía con una sonrisa apagando la alarma.

Yagi dio un bostezo mientras se paraba, a diferencia del día de ayer se estaba tomando las cosas con calma, sacó con cuidado ropa de su armario, sacó una playera con botones en el cuello y un pantalón con un patrón de cuadros que alternaban entre negros y grises, tras haber sacado la ropa y ponerla encima de su cama salió de su habitación rumbo al baño.

—Por fin un baño normal—decía el joven con una sonrisa mientras abría la llave de la regadera.

El chico se desvestio y se comenzó a bañar con una cara relajaba.

—Nada como una ducha caliente por la mañana para sentirse más vivo que nada—decía alegre mientras se tallaba el pelo pero paso a un rostro pensativo rápidamente—(¿Qué habrá sido ese sueño?, algunas voces me parecían conocidas...le estoy dando muchas vueltas, los sueños no suelen tener sentido)—pensó restandole importancia.

Pasado unos pocos minutos salió de la ducha y con una toalla en su cintura camino hacia su habitación, al meterse se comenzó a poner la ropa que había sacado previamente mientras tarareaba una canción.

—Y listo...odio usar un uniforme—decía Yagi acomodándose el cuello—Por suerte no hay una regla que diga que no se permiten sudaderas—dijo con una sonrisa poniendose encima la misma sudadera del día de ayer.

Tras terminar de vestirse tomó sus lentes y el aparato, posteriormente comenzó a bajar las escaleras hacia la cocina, al instante que bajo el aparato comenzó a sonar mientras que en la pantalla aparecía la imagen de Sora con lo que parecía ser un teléfono de color verde, el cual Yagi presionó mientras dejaba el dispotivo en la mesita de la cocina.

—Wow, tu respondiendo a esta hora de la mañana, quien lo diría—decía Sora con sorpresa a través del dispositivo.

—No es tan raro que este despierto a esta hora—dijo Yagi revisando el refrigerador.

—La última vez que te marqué para checar que estuvieras despierto rechazaste la llamada—dijo Sora molesto.

—Vamos, un accidente lo comete cualquiera—decía Yagi sacando del refrigerador un par de huevos.

—¿7 veces seguidas?—preguntó Sora burlon.

—Ahí si no tengo respuesta ingeniosa—decía Yagi con una risa nerviosa mientras se acercaba a la estufa con un sartén en mano.

En ese instante una segunda llamada llegó.

—Neráida se quiere unir a la llamada, dejame acepto la solicitud—dijo Sora.

Unos segundos después la pantalla del dispositivo se dividió en dos, un lado mostraba la imagen de Sora y del otro lado una imagen de Neráida.

—Sora, ¿me puede recordar que nos tocaba hoy?—preguntó Neráida.

—Hoy debemos de ver las clases de historia , matemáticas, biología y...no recuerdo que más—respondió Sora haciendo memoria.

—Y geografía creo recordar—respondió Yagi cocinando.

—Oh cierto, gracias Sora, gracias Yagi—dijo Neráida con una voz alegre dejando unos cuantos segundos de silencio—¡¿Yagi esta despierto a esta hora?! ¡¿Ya es el fin del mundo?!—grito sorprendida.

—Que bueno que me tienen confianza para creer que me puedo despertar temprano—dijo Yagi fingiendo estar dolido.

—Lo siento, pero debes de admitir que es increíble que te despiertes temprano, desde que tengo memoria siempre era difícil despertate—dijo Neráida.

—Si, una vez te perdiste un campamento por quedarte dormido, y tu mamá nos contó que incluso tuvo que usar una trompeta para intentar despertarte—decía Sora haciendo memoria.

—Eso es un recuerdo que quiero olvidar, gracias—decía avergonzado Yagi.

—Bueno chicos, voy a desayunar, nos vemos en la escuela—dijo Neráida desconectandose de la llamada .

—Yo también me retiro, no te vuelvas a dormir Yagi—dijo algo burlon Sora desconectandose igualmente.

—Que buenos amigos tengo—dijo Yagi soltando unas leves risas para posteriormente sentarse a desayunar.

Tras desayunar tranquilamente puso los trastes que uso en el fregadero, se dirigió a la entrada y tomo una mochila que había a un lado de la entrada.

—Bueno, otro día más, fingir estar cansado, prefiero estar cansado a mentir—dijo Yagi haciendo unos cuantos estiramientos.

Tomando posición y acomodándose la mochila bien, dio un fuerte impulso para tomar carrerilla y empezar a correr por el vecindario rumbo a su destino.

Tras haber corrido un buen periodo de tiempo, terminó agotandose pero por suerte llegó a su destino, un típico colegio de dos pisos con una estatua de una persona estando a unos cuantos metros de la entrada del colegio.

—Uff, creo que así de agotado sería lo suficiente para que crean que Harland me puso un castigo—dijo Yagi sujetando sus rodillas—Esto fue una muy mala idea, debí fingir—decia respirando cansado.

Se decidió a entrar, un guardia en la entrada lo paro por lo que Yagi tuvo que mostrar en la pantalla de su dispositivo lo que parecía ser una credencial electrónica, el guardia al confirmar le cedió el paso, Yagi se adentro en el edificio pasando por un pasillo viendo como había algunos estudiantes mayores que el pasar a un lado de el, como también algunos de menor edad, llego a unas escaleras y comenzó a subir terminando en otro pasillo que tomó, a lo lejos podía ver a Sora, Umi y Neráida hablar entre sí, la última a ver como Yagi se acercaba comenzó a agitar la mano llamando la atención del pelinegro, Sora vestía el mismo uniforme, las chicas usaban un uniforme parecido solo que en lugar de un pantalón llevaban una falda y medias blancas largas.

—Buenos días chicos—dijo Yagi con una sonrisa.

—¿Estoy soñando o Yagi acaba de llegar temprano?—preguntó Umi sorprendida.

—Muy chistosa, si no fuera porque necesito mi segundo aire te daría un zape—respondió Yagi sujetando sus rodillas nuevamente.

—En serio el castigo de Harland fue fuerte—dijo Sora ligeramente sorprendido.

—¿Castigo?—preguntó Neráida confundida.

—Verás, ayer Rieka se lanzó un Rieka y desobedeció a nuestro capitán metiéndonos en problemas y en una pelea, cuando el capitán preguntó quien había desobedecido Rieka ni se inmutó por lo que Yagi se sacrifico por el equipo asumiendo la culpa y nuestro decepcionado capitán le impuso un castigo solo a él—explicó Sora a grandes rasgos.

Neráida analizando la situación simplemente se quedó con la mirada perdida.

—Esto ¿estas bien?—preguntó Umi tocando el hombro de la pelirrosa.

—¡¿En que pensabas?! ¡No deberías asumir la culpa de los demás y menos si significa exigirte de más a ti mismo!—gritaba Neráida agitando de los hombros a Yagi.

—Cal...ma...te...por...fa...vor—pedía Yagi entrecortado y con los ojos en espiral por los constantes zarandeos de su amiga.

—Déjalo Neráida o lo dejaras más tonto de lo que ya es—dijo Sora apartando a ambos mientras Umi se reía.

—Gracias...oye no soy tonto—dijo Yagi molesto sacandole más risas a Umi.

Antes de poder seguir, el sonido de una campana se hizo presente.

—Bueno, hora de clase, vamos—dijo Sora entrando al salón siendo seguido por los demás.

El salón eran amplio, tenía cinco filas de mesas de cuatro columnas, al frente del salón había un escritorio y una pizarra.

Al entrar al salón Yagi sintió una mirada fulminante en el, volteando a ver noto como Rieka estaba en su lugar pareciendo querer matar al pelinegro con la mirada.

—(Obviamente me iba a querer matar aún más hoy, si hoy llegaba temprano a diferencia de ayer, era obvio)—pensó asustado el pelinegro.

Yagi se sentó en la fila cercana a la ventana en la columna de hasta delante, detrás de él se sentó Umi, a unas dos filas se sentó Sora teniendo delante a Rieka y a un lado de esta se encontraba Neráida, una vez todos los estudiantes entraron y se sentaron en su respectivo lugar, un hombre entró en el salón, era pelón con un poco de cabello blanco a los lados, una barba con bigote del mismo color, vestía una especie de gabardina marrón con un pantalón del mismo color y zapatos negros.

—Buenos días jóvenes—dijo el hombre.

—Buenos días profesor—dijeron la mayoría de los estudiantes al unísono.

—Para iniciar la clase de hoy me gustaría algunos voluntarios, ¿pueden explicarme que vimos la clase pasada?—preguntó amable hombre.

—La clase pasada veíamos un poco de la historia del hombre, exactamente justo antes de que el mundo diera una vuelta de 180 grados—dijo Neráida haciendo memoria.

—Correcto, ¿recuerdan algún tema específico?—preguntó pasando la participación a otro.

—Se cree según algunos estudios y hallazgos que el ser humano antes era un espécimen más simple, a diferencia de como somos actualmente—dijo Sora siguiendo el tema.

—Exacto joven Sora, el humano a diferencia de como somos actualmente tenía que ingeniárselas a través de distintos medios su supervivencia, pasando de armas rupestres a armas bastante complicadas entre algunos ejemplos—dijo el profesor haciendo algunas figuras en el pizarrón de detrás de él.

En el pizarrón se podía ver como se formaba un palo con una piedra atada a la punta con una soga y a un lado había un arma semejante a una pistola.

—Entonces se cree que los animales ante situaciones adversas que vivían por parte del humano y otros depredadores evolucionaron, muchas especies de animales que antes tenían cualidades normales obtuvieron un control de elementos, tales como el agua, fuego, tierra, etcétera—dijo un estudiante.

El joven que había hablado era de cabello castaño oscuro algo alborotado, sus ojos afilados y de color morado venían acompañados de unos lentes, de su boca sobresalian un par de colmillos más grandes de lo normal.

—Tiene razón joven Nahuel, esa es la teoría más aceptada por los historiadores, a día de hoy aún se desconoce el motivo exacto de dicho suceso, pero sea el que sea el motivo, los animales no fueron los únicos, el humano ante situaciones adversas evolucionaron, se cree que de cierta forma accedieron a su gen primitivo, despertando la fuerza animal que recidia en ellos, junto a eso también vino el control del elemento—dijo el profesor cerrando los ojos.

En ese instante lanzó un leve chillido que abarco todo el salón.

—Señorita Umi, sería bueno que hiciera anotaciones en lugar de dibujar—dijo el profesor con los ojos cerrados exaltando a la mencionada.

Hubo una leve risa de la mayoría de estudiantes por la declaración dada, pero esa risa se detuvo al escuchar como un cristal se rompía, todos al ver al frente vieron como el profesor había tirado un vaso de cristal de su escritorio.

—Como pudieron ver en mi ejemplo puse a prueba mis características de murciélago pero también tenemos esto—dijo el profesor extendiendo su mano hacia el vaso roto.

En el instante en que hizo eso los pedazos de cristal se comenzaron a elevar de regreso a la mesa juntándose nuevamente en el vaso quedando como si no le hubiera pasado nada.

—Esto a día de hoy no les ha de sorprender, pero para la época en que comenzaron a salir, el caos inundó el mundo, no fue una evolución instantánea ni pareja, era un proceso algo lento se podría decir, el miedo a lo diferente del humano y también su curiosidad trajo muchos problemas, guerras para ser más específico—dijo serio el profesor recargandose en el escritorio.

La clase entera guardo silencio, la clase que para algunos no les parecía interesante dio una vuelta y estaba tocando un tema interesante para los estudiantes, los más interesados parecían ser Sora y Nahuel.

—Muchas luchas de poder, guerras civiles, discriminación, hubo mucho de eso por esa época de lo poco que se tiene registrado en aquella época, mucha información esta perdida a día de hoy, pero hay algo que si tenemos claro que sucedió, fue el nacimiento del grupo de guerreros más fuerte que se conoce, doce personas de diferentes lugares se unieron por una misma causa, haciendo uso de sus nuevas habilidades demostraron de que eran capaces, se volvieron leyendas vivientes por sus acciones tanto heroicas como proteger a los inocentes y luchar para detener conflictos, como por compartir su conocimiento y su gran compasión ante el débil, su legado fue tal que a día de hoy se conserva—explicaba con una amplia sonrisa el profesor.

—Los Tierkreis—dijo Yagi pensativo.

—Así es, el origen de ese grupo de guerreros es este, el respeto que conseguieron fue tal que hoy en día es considerado el rango más alto al que puede aspirar un guerrero, solo doce personas que se le considera los más fuertes y valerosos pueden entrar en este grupo—decía el profesor calmandose.

Rieka quien se mantenía mayormente indiferente ante el tema, al escuchar quienes entraban al grupo solo puso una cara más molesta de lo normal.

—(Los más fuertes...)—esa palabra se quedó en la mente de Yagi mientras veía a través de la ventana.

Alejándonos de las clases de los jóvenes pasamos a lo que parecía ser la construcción de un edificio, curiosamente había poca maquinaria en la zona.

—Rápido señores, tenemos que terminar por lo menos las primeras plantadas—decía un hombre cargando varillas de metal.

—¡Entendido señor!—dijeron los trabajadores en respuesta.

Se podía ver como había algunos trabajadores corpulento cargando con facilidad materiales pesados y como apoyaban sujetando con sus manos vigas mientras que personas con alas se acercaban con equipo atornillando las vigas con cuidado mientras que otros individuos ponían varillas en puntos concretos de la construcción.

—Equipo de cemento, ya saben que sigue—decía el mismo hombre, parecía ser el encargado de la construcción.

—Entendido señor—dijeron cinco hombre acercandose a donde estaba el camión mezclador.

Las personas estaban estirando su manos frente al camión haciendo que lentamente saliera el cemento y se empezará a elevar dirección a las varillas previamente puestas.

—Sigan así chicos, pueden que terminemos esta construcción antes del tiempo estipulado—decía con una sonrisa el encargado.

De repente se escucho un pequeño crujir, alertando a todos los trabajadores.

—Silencio, detengan las máquinas—dijo el encargado haciendo una seña de silencio a su equipo.

Todos acataron la orden, esperando que el sonido se hiciera presente nuevamente, pasados ya unos segundos que parecían ser eternos no surgió nada.

—Parece que fue una falsa alarma—decía aliviado el encargado.

Como si fuera una broma cruel el sonido se hizo presente nuevamente y se pudo vislumbrar como una de las vigas se había partido a la mitad, ocasionando un efecto domino con otras vigas y estructuras de cemento.

—¡Todos evacuen, esto no es un simulacro!—grito serio el encargado indicando que todos se fueran.

A diferencia del resto que corría el encargado se quedó en el lugar y puso sus manos en el suelo, un pequeño temblor se hizo presente mientras pilares de piedra se alzaban tratando de soportar el edificio cayendo.

—¡Jefe hay que irnos!—grito un trabajador preocupado.

—¡N-no, si el edificio cae muchos saldran heridos, evacuen a cuantos puedan!—grito el encargado con dificultad ejerciendo mucha fuerza para mantenerse de pie.

—¡¿Le molesta si le ayudo?!—grito una voz femenina desde lo alto.

En el cielo se veía volar una persona volando a toda velocidad hacia el edificio cayendo.

Era una figura femenina, portaba una armadura plateada con hombreras similares a la cabeza de un dragón, en su espalda unas alas metálicas del mismo color que la armadura que asemejaban a las de un dragón, su casco no permitía ver más que sus ojos azules, detrás del casco tenía su pelo de color rojo atado en una coleta.

La mujer al llegar extendió sus manos al frente ocasionando que los cimientos del edificio se estabilizaran y lentamente retrocediera a su posición original sorprendiendo a muchos si es que no a todos los trabajadores aún presentes.

—¡Encargado, necesito que sus trabajadores con habilidades de vuelo inspeccionando los puntos débiles de la estructura como zonas dañadas, si podemos repararlos el peligro será neutralizado!—grito seria.

—¿Quién es esa persona?—preguntó uno de los trabajadores.

—¡Ya la escucharon señores, todo aquel que pueda volar haga eso, el resto ayude a mantener de pie este lugar!—grito serio.

Todo el mundo acato la orden de la guerrera, exactamente como dijo los que tenían alas se movieron por la construcción asegurando los puntos débiles mientras que otros movían el cemento para mantener estable la construcción, otros elevaban pilares de tierra para mantener en pie la construcción y reducir la carga que tenía la de armadura al mantener en pie la construcción.

Mucho después la construcción parecía ya estar estable, se quedaron esperando a que hubiera de vuelta algún sonido o algo que indicara que podía caer nuevamente, por suerte para ellos no hubo ninguna señal, mucho soltaron un suspiro de alivio mientras que la mujer descendía.

—Agradecemos mucho su ayuda, si no fuera por usted hubiera sido un accidente muy feo—dijo el encargado dando una leve reverencia.

—No se preocupe, solo cumplía mi trabajo—dijo la mujer tranquila.

—Permitame compensarlo de alguna manera—pidió el encargado.

—Entonces vigilen mejor su material, por lo que pude notar había una viga bastante dañada, eso debió ocasionar el desastre, dicho eso me retiro, hasta luego—dijo la mujer alzando vuelo otra vez.

El encargado veía como la mujer volaba lejos.

-Los Tierkreis si que están a otro nivel ¡Muy bien señores, devuelta al trabajo, y chequen bien los materiales, no queremos que se repita esto!-grito serio haciendo que todos volvieran a su trabajo.

Se podía ver volar a la mujer en armadura tranquilamente, hasta que una de sus alas comenzó a hacer movimiento raros hasta que dejó de moverse.

—Ay no—fue lo único que logro decir mientras comenzaba a descender.

Apenas logro controlar un poco el vuelo para terminar cayendo encima de un edificio.

—Ok, esto es malo—dijo con una sonrisa nerviosa.

¡¿Akane donde estas?!—grito alguien a través del casco.

—Y ahora es peor, hola Cai—dijo la ahora nombrada Akane presionando un lado de su casco.

¿Como es que se te ocurre escaparte con el prototipo? Sabes que es solo eso, un prototipo—dijo preocupaba la ahora conocida Cai.

—Vamos, no es para tanto, además es un invento hecho para mi y he de decir que no va con mis estilo, tal vez como transporte sirva, pero para combate me sería incómodo-decía Akane saltando entre edificios.

Al menos dime que no está dañado, te mataran si saben que se daño—dijo esperanzada Cai.

—Te lo digo después jeje—dijo con una risa nerviosa saltando a la vez que cortaba la llamada.

Siguió saltando hasta llegar a un edificio con lo que parecía ser un logo circular con doce figuras de animales a cada lado, entró por la entrada principal en donde había una chica de pelo rosa que iba hacia los lados, usaba ropa con estética china de color azul que dejaba a la vista sus hombros, además de lo que parecían ser unas mangas del mismo color y estética que iban desde un poco arriba de los codos hacia las muñecas, tenía unos ojos azules y unos grandes anteojos, esta mujer se encontraba caminando en círculos.

—Ey Cai—dijo Akane alzando la mano.

Cai apenas notarla se le acercó a todo prisa tomándola de los hombros y empezando a agitarla.

—¡¿Cómo pudiste dañar el prototipo de alas de dragón?! ¡Solo debías usarlo en las zonas asignadas!-grito agitando mucho a la pelirroja a quien se le cayó el casco de tanto zarandeo.

—Quise...hacer...prueba...de...campo—dijo Akane con los ojos en espiral, al caerse su casco su coleta se había deshecho revelando su largo y liso cabello rojo.

—¡¿Por qué no haces caso?!-grito Cai aún zarandeando a la pelirroja hasta que se detuvo de golpe-Akane ¿has dormido bien últimamente?-preguntó notando unas ojeras en los ojos de la mujer.

—Descuida, estoy al cien por ciento—dijo Akane animada como una respuesta.

—Akane—dijo Cai cruzando los brazos y viendo fijamente a la pelirroja.

—Tal vez he dormido un poco menos—dijo Akane desviando la mirada.

—No has dormido últimamente ¿verdad?—preguntó seria Cai.

—Si, hay mucho papeleo que hacer y demás actividades, así que quiero terminarlo todo lo antes posible—dijo Akane rascándose una mejilla.

—Ay Akane, no debes descuidar tu salud así, el accidente que resolviste hoy por tu cansancio pudo resultar peor de lo que habría sido, así que ve a casa a descansar—ordenó Cai.

—Pero...—respondió Akane.

—Sin peros, como médica te ordenó que te retires a tu hogar y descanses—decretó seria.

—Supongo que no puedo hacer nada al respecto cuando te pones seria—dijo Akane rendida.

—Nop, antes de que te vayas no olvides cambiarte, llamaras mucho la atención con tu armadura—dijo Cai con una sonrisa.

—Si, si, si—dijo Akane yendo a otra parte del edificio.

Tras haber caminado un rato llego a una puerta con una figura femenina dibujada encima, al adentrarse se vio una serie de casilleros con unas bancas enfrente. La pelirroja se quito su armadura revelando que llevaba un top negro y unos pants del mismo color, sacó de un casillero una camiseta blanca con líneas beige y marrones en el cuello, encima una chamarra negra con algunos detalles amarillos en los brazos, se puso unas zapatillas rojas, por último tomo un pasador de flor que veía con cierta nostalgia para ponérselo en el pelo.

—Ahora que lo pienso, mi hijo tiene clases normales hoy, tal vez pueda pasar tiempo con el cuando salga—dijo Akane con una sonrisa.

Akane salió del edificio con un ánimo mayor del que tenía antes, Cai la veía alejarse desde unos pisos arriba, tenía una leve sonrisa por ver a su amiga de buen humor.

Volviendo al escuela vemos a los jóvenes teniendo una imagen de lo que parecía ser un lago de gran tamaño en el pizarrón con algo similar a ductos por debajo.

—Esto ya lo hemos estudiado, díganme que son—pidió el profesor.

—Son pseudo mares, cuerpos de agua salada que se encuentran en medio de tierra—explicó Sora.

—Exacto, un pseudo mar se forma por conductos subterráneos que van desde un océano a un hueco en la tierra que se va llenando con el agua que va pasando desde el océano hacia dicho espacio—explicó el profesor.

—¿Por qué no se les considera un lago?—preguntó Umi alzando la mano.

—Eso se debe a dos motivos, el primero es su gran tamaño, debido a lo extenso que llegan a ser en su mayoría de casos se le considera un mar, el segundo motivo es el origen del agua, debido a que técnicamente pertenecen de cierta forma a los océanos, por eso se le da ese nombre—respondió Nahuel mientras se acomodaba los lentes.

—Exactamente, pero te faltó un motivo, las especies que habitan dichos pseudo mares también le dan eso, un tiburón de la misma especie se puede encontrar en playas de mares de algún océano como en pseudo mares, eso claro mientras que las condiciones del pseudo mar sean las mismas—explicó serio el profesor.

—¿Por qué es necesario que sean las mismas?—preguntó Neráida alzando la mano.

—Esto aunque va en biología va de la mano con la materia, así que lo explicaré, entre algunos registros recientes que tienen menos de unos 100 años—dijo tranquilo el profesor.

—(Si reciente son 100 años, no me quiero imaginar lo que es antiguo)—pensó Yagi con una gota de sudor.

—Se puso a prueba el desarrollo de cuatro crías de perro de una misma raza, ambos progenitores eran la misma raza y elemento, pero ante situaciones adversas se vio como las crías nacían con un elemento que les permitía adaptarse con naturalidad a su ambiente, las crías en zonas polares obtuvieron habilidades de hielo o fuego, las de zonas desérticas habilidades ya sea de agua o arena, etcétera. Por eso el ambiente influye en animales en el desarrollo de un animal—explicó tranquilo.

—Pero el ser humano también debería verse afectado por eso ¿no?—preguntó Sora.

—Si y no, la forma en que vive el ser humano es diferente de cierta forma, debido a que suele vivir en condiciones más libres, sus habilidades elementales pueden desarrollarse de forma más libre, con ligeras excepciones, si una aldea vive cerca de un volcan, habrán más probabilidades de que su elemento sea relacionado a las condiciones del lugar o contrarias, en casos como nuestra ciudad debido a que no tenemos una condición adversa lo suficientemente presente, podemos terminar teniendo un elemento relacionado a los genes heredados o por alguna situación ligeramente adversas, o al menos eso se cree, a día de hoy el porqué un individuo tiene cierto elemento es un misterio que se sigue investigando—explicó serio el profesor.

En ese momento un timbre sonó.

—Bueno, hasta aquí llegaron las clases de hoy, recuerden repasar los temas vistos que la semana de exámenes no está tan lejana—explicó serio.

En ese momento todos los estudiantes se levantaron mientras decían un "Hasta luego profesor".

—Por fin libres—dijo Umi alegre.

—Sabes que vas a estudiar con nosotros quieras o no ¿verdad?—preguntó Sora serio.

—Ah si, sobre eso...—dijo Umi comenzando a correr.

—¡Ey vuelve aquí!—grito Yagi persiguiendo a la chica junto a Sora.

En ese instante una estela de colores azul con verde paso a un lado de ellos.

—¡Jay vuelve aquí!—grito Neráida corriendo detrás de la estela.

—¡¿Cómo se nos sigue escapando?!—grito Nahuel siguiendo también la estela.

—¿Todas las personas que no les gusta estudiar siempre huyen?—preguntó Yagi.

—No te hagas, tu te ocultabas en la primaria para evitar estudiar ¡Vuelve aquí Umi!—grito molesto Sora.

—¡Odio estudiar!—grito Umi sin dejar de correr.

De un momento a otro, se podía ver a Umi con la cara recargada en una mesa de centro, ahora estaba en una sala con un librero y un buro pegados en una pared, un sillón enfrente de la mesa de centro y una ventana algo grande que daba hacia afuera.

—Umi intenta por lo menos entender lo que lees—dijo Sora serio señalando a la página de un libro.

—No entiendo esto—dijo Umi desanimada.

—Veamos sin con un ejemplo lo captas, ¿cuál es uno de los motivos por el que a Yagi le gustan las cosas brillantes?—preguntó Sora esperando una respuesta.

—¿Por qué es codicioso?—preguntó Umi cómo respuesta.

—Porque su animal es el dragón y al igual que estas criaturas recolectan tesoros, sus instintos naturales influyen en que Yagi haga eso—dijo Sora acompañado de un suspiro.

—En serio que Umi es de aprendizaje lento—decía Yagi llegando con un plato con pequeñas salchichas fritas.

—Eso es lo raro, Umi una vez entiende algo lo recuerda bien, pero si no lo entiende le toma mucho entenderlo—decía Sora frustrado.

—Cada persona tiene su ritmo y forma de hacer las cosas, ustedes les gusta mucho la estrategia por sus juegos para niños de cartas y figuritas—decía Umi tomando bastantes de los bocadillos que había traído Yagi.

—Creí que eras más de mariscos y ese tipo de cosas—dijo Yagi ligeramente sorprendido.

—Eso más que ser gusto mío se debe a mi genética tiburón cuya dieta se basa en cosas como peces, calamares, entre otros, a mi en lo personal me gusta más la carne porcina—dijo Umi deleitándose con cada bocado.

—Te digo que Umi funciona de forma rara, justo no entendía ese tema y mírala, se defiende usando conocimiento de biología y hasta suena culta—decía Sora señalando a la peliazul.

La chica sonrió animada, en ese momento la puerta de la entrada se escucho abrirse.

—Creí que habías dicho que no habría nadie en tu casa—dijo Sora ligeramente confundido.

—Se supone que no habría nadie—dijo Yagi mirando al pasillo que daba a la entrada.

En ese momento Akane pasó por dicho pasillo sorprendiendo de sobre manera a Umi quien se comenzó a atragantar con los bocadillos.

—Mamá ¿qué haces aquí?—preguntó Yagi sorprendido.

—-¿Eso es todo? ¿Ni un abrazo para tu madre?—preguntó Akane fingiendo estar dolida.

—Sabes que me alegra verte, pero tenía entendido que trabajarias hasta tarde—dijo Yagi un poco avergonzado.

—Me mandaron a descansar porque según me veía agotada—respondió Akane tranquila.

—Y deberías descansar, tienes unos notorias ojeras—dijo Yagi viendo el rostro de su madre.

—Pero quiero pasar el rato contigo, ayudarte a estudiar si lo necesitas—dijo Akane con un puchero.

—Creo que debería hacer caso a su hijo, por cierto hola—decía Sora amablemente.

—Oh, hola Sora, no te había visto—dijo feliz Akane.

-A si, olvidé algo, la chica de pelo azul que vez ahí es una integrante de mi equipo, se llama Umi Fukai, te conté de ella, pero creo que nunca la has visto en persona—dijo Yagi presentando a su compañera quien apenas se recompuso de estar ahogándose.

—M-mucho gusto señora—decía nerviosa Umi acercandose mientras extendía el brazo.

—Mucho gusto, espero que mi hijo no cause problemas—dijo Akane dándole un apretón de mano a la chica.

—Extrañamente no causa problemas—dijo Sora algo burlón.

—¡Ey te escuche!—grito Yagi molesto.

—Jajaja me alegra ver que se siguen llevando igual de bien, por cierto ¿qué hacen?—preguntó Akane acercándose a la mesa de centro.

—Estudiamos para la semana de exámenes, ya la próxima semana es—respondió Sora tranquilo.

—Ya veo, si que deben de estudiar duro para no reprobar, más como guerreros—dijo Akane.

—¿Eh? ¿Por qué si somos guerreros es más importante?—preguntó Umi confundida.

—Por lo que veo no lo sabes, un requisito para los guerreros que siguen siendo estudiantes se le solicita mantener buenas calificaciones, en caso de que un integrante del equipo tenga bajas calificaciones o un bajo rendimiento en las misiones se suspenderá al equipo entero de sus actividades hasta que el colegio o el capitán del equipo dictamine que el integrante está listo para volver a realizar misiones todo el equipo podrá regresar a realizar sus actividades como guerreros—explicó Akane tranquila.

—¡No sabía eso!—gritó sorprendido el trío.

—Según recuerdo se informaba en el registro de guerreros que se les da a los estudiantes, aunque igual y me confundo—dijo Akane haciendo memoria.

—¡Chicos a estudiar!—grito Umi tomando rápido una libreta y un libro, para posteriormente empezar a leer .

—10...9...8...7...6...5...4...3...2...—comenzó a contar Sora.

—¿Por qué cuentas?—preguntaron Akane y Yagi ladeando la cabeza.

En el momento en que Sora llegó al 1 se escucho un golpe en la mesa de centro, al voltear a ver lograron notar como Umi se encontraba con la cabeza recostada en la mesa y con espirales en los ojos.

—Veo que tienes amigos muy particulares—dijo Akane viendo a Umi.

—Si, por cierto ve a dormir—dijo Yagi viendo a su madre.

—Un hijo no puede mandar a dormir a su madre, normalmente es al revés—respondió Akane con un puchero, aunque podía sentir como sus párpados le comenzaban a pesar.

—Has trabajado mucho, no tomaré un no por respuesta—dijo Yagi cruzando los brazos.

El pelinegro esperaba una respuesta, pero de repente escucho lo que parecían ser ronquido, fijándose bien podía notar como Akane tenía los ojos cerrados y soltaba ronquidos, se había quedado dormida de pie.

—Ay mamá—dijo Yagi con una ligera risa para ver a sus amigos—¿Me ayudan a llevar a mi madre a su habitación?—preguntó con una sonrisa.

—Con tal de no estudiar lo que sea—decía Umi parándose de golpe.

—Para que están los amigos—dijo Sora.

Los chicos se acomodaron para que Yagi y Sora carguen a la mujer de los brazos y Umi de las piernas, con dificultad se movieron entre la casa llegando a las escaleras de la cocina y comenzando a subir, Yagi abrió como pudo la primera puerta a la derecha revelando una habitación de una cama matrimonial con una sabana roja, un buro a cada lado de la habitación, un armario a la derecha de la cama y un espejo a la izquierda, además de tener una ventana detrás.

—Que bonita habitación—dijo Umi admirando el cuarto.

—Luego admiras, primero dejemos a la señora Akane en su cama—decía Sora.

Tras acomodar a Akane en la cama, Yagi procedió a tomar una manta de un cajón en la parte inferior del armario y arropó a su madre con ella.

—Es adorable como cuidas a tu mamá—dijo Umi enternecida mientras se recargaba en un buro.

—Es nuestra familia es normal demostrar muestras de afecto seguido—dijo Yagi con una sonrisa.

—Owww que adorable-—dijo Umi muy animada.

En ese momento de animó, Umi por accidente tiro un cajón cayendo ella también en el proceso.

—¿Estas bien?—preguntó Sora acercandose junto a Yagi.

—Si, pero creo que tire...¿Oro?—preguntó Umi confundida mirando lo que cayó del cajón.

En el suelo había lo que parecían ser varios pedruscos de oro de distintos tamaños.

—En realidad es pirita—dijo Yagi acomodando el cajón para comenzar a meter pirita.

—¿Por qué guarda tu madre esto?—preguntó Sora ayudando a recoger.

—Como mencionaste abajo, los dragones suelen tener un interés instintivo en objetos de valor, la pirita al ser parecida al oro resulta ser una buena alternativa para mantener a raya este instinto—dijo Yagi tomando un poco de pirita.

—Ok, eso no lo sabía—decía Sora sorprendido.

—Es un conocimiento empírico que los dragones hemos desarrollado por el tiempo, no hay un estudio o algo que demuestre que esto sea verdad o eficaz—decía Yagi recogiendo más pirita.

—El conocimiento es positivo en todas sus formas—dijo Umi terminando de poner lo último de pirita.

—Bueno, por suerte la señora Akane parece tener el sueño pesado también, vamonos antes de que hagamos otro desastre—dijo Sora viendo como la pelirroja ni se inmutó ante el ruido.

Sora volteó a ver a Yagi esperando un comentario respecto al sueño pesado, pero al voltearlo a ver pudo notar como el chico tenía un semblante triste mientras veía una foto enmarcada que acababa de recoger.

—Yagi ¿Estas bien?—preguntó Umi tocando el hombro del pelinegro.

—¿Eh? Ah si, solo me distraje, volvamos a estudiar, que si fallamos Rieka nos querrá matar, más a mi jeje—decía Yagi animado saliendo de la habitación no sin antes dejar el marco encima del buro.

Sus amigos compartieron una mirada preocupada para dar un leve vistazo a la foto, Umi estaba confundida pero Sora parecía haber comprendido.

—Esto es un problema familiar, no hay que meternos—dijo Sora serio.

—O-ok—dijo Umi intentando entender.

Sora salió de la habitación primero, pero Umi se detuvo unos segundos para ver nuevamente la foto, parecía darse una idea de lo que pasaba, pero no quería sacar conclusiones precipitadas antes de tiempo, mucho menos si no tenía ninguna referencia aparte de esa foto.

El resto del día estuvieron estudiando, con Umi yendo un poco más lento ya que se atoraba con algunos temas, a veces Yagi quedaba igual, siguió así hasta que llegó el atardecer.

—Estoy agotada—decía Umi.

—Yo también, además ya es tarde, deberíamos dejarlo así por hoy—dijo Yagi cerrando un libro.

—Si, por cierto...—dijo Umi viendo a Yagi—¡¿Cómo es que nunca contaste que tu mamá era una Tierkreis?!—grito sorprendida.

—Creí haberlo comentado alguna vez—respondió Yagi sorprendido por el grito.

—Puede que se te olvidará—dijo Sora tranquilo.

—¿Por qué tu no estás sorprendido?—preguntó Umi viendo al peliblanco.

—Como ya has de saber, Yagi y yo somos amigos de la infancia, así que el venir a jugar a esta casa siendo más pequeño no era raro, lo que conlleva conocer a las personas que viven aquí, a la señora Akane, a Yagi, a su hermano y su...—decía Sora pero con la última mención se detuvo.

—¿Yagi tiene un hermano?—preguntó sorprendida Umi logrando desviar la atención de la abrupta interrupción.

—Si, suele viajar mucho por misiones, así que no suele estar presente—respondió Yagi.

—Tu hermano viaja mucho y tu madre debe de estar muy ocupada todo el tiempo ¿no te llegas a sentir algo solo?—preguntó Umi preocupada.

—A veces si, pero mi tía suele hacer visitas recurrentes, por lo que no tengo tanto problema con ello—dijo Yagi con una sonrisa.

—Bueno, si te llegas a sentir solo, siempre puedes invitarnos, con gusto vendremos ¿verdad Sora?—dijo Umi alzando un pulgar.

—Ahí concuerdo con ella—dijo Sora con una sonrisa.

—Muchas gracias chicos—dijo Yagi dirigiendo su mirada a la ventana—Oigan ¿sus padres les dieron permiso de quedarse hasta tarde?—preguntó nervioso.

—¡Es cierto, debo volver antes del anochecer, adiós Yagi, adiós Umi!—dijo Sora saliendo corriendo.

—Yo no tengo problema, pero no vivo tan cerca, así que me voy retirandome, nos vemos—dijo Umi saliendo del hogar.

—Bueno, al menos nos fue medianamente bien—dijo Yagi viendo la mesa de centro y notando como sus amigos habían olvidado sus cosas—Se las regresaré mañana, ahora debería empezar a hacer de cenar, como mamá está tal vez deba hacer su comida favorita—dijo atandose el cabello y dirigiéndose a la cocina.

En la habitación de Akane, la pelirroja había despertado, se encontraba sentada en su cama con la foto en sus manos, tenía una mirada triste acompañada de una sonrisa melancólica.

—A veces siento que no estoy muy presente...a quien engaño, es la realidad, me pregunto si las cosas podrían haber sido diferente...te extraño—dijo Akane con melancolía.

En la foto se veía a sí misma más joven posiblemente de la misma edad que su hijo y se encontraba abrazando a una persona que era cubierta por los rayos de sol que estaba ocultándose dándole paso a la noche.

—No debes dejar que tu hijo te vea así, así que anímate Akane—se dijo la mujer a sí misma mientras se paraba y formaba una amplia sonrisa.

Puso la foto en su buro y salió de la habitación con el animo un poco más alto, al bajar vio Yagi cocinar.

—Buenos días, aunque ya sean noches—dijo Yagi con una sonrisa.

—Buenos días hijo, veo que dormí todo el día—dijo Akane nerviosa.

—Así es, me alegro que descansaras bien, la cena estará lista pronto—decía alegre Yagi.

—No te hubieras molestado, yo podía haber hecho la cena hoy, hace mucho que no cocino—dijo Akane.

—Te quedaste dormida de pie, así que mejor descansa, has trabajado muy duro ¿no?—preguntó Yagi.

-No te puedo mentir, hoy evite que una construcción se desplomara, fue muy agotador—decía Akane rascándose la nuca y soltando un suspiro.

—Eso es una interesante anécdota ¿cómo sucedió exactamente?—preguntó Yagi muy intrigado.

—Bueno, déjame pienso como iniciar—decía la mujer alegré.

Akane comenzó contando como había iniciado su día probando un nuevo artilugio que le permitía volar hasta llegar a como terminó en la construcción, Yagi tenía brillo en los ojos conforme su madre le contaba, tras un tiempo fueron cambiando de temas mientras la cena se terminaba de hacer pasando una buena noche.

Continuará...

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