20.5 La tormenta
--Y este es el último saco de arroz. --NamJoon informó dejándolo en el piso de la casa del beta. Sus trenzas y hombros cubiertos de nieve. Se sacudió un poco en la entrada de la casa y se desprendió de su abrigo para luego colgarlo en el perchero a un costado.
Finalmente la tormenta había llegado y el último hombre en resguardarse había sido el segundo al mando.
--¿Estás bien, NamJoon-ah? Fue demasiado trabajo, nunca antes habíamos tenido que racionar tanto. De verdad es impresionante la abundancia en la manada de los Lobos de Valle.
--Estoy bien. Solo siento una leve molestia en mi hombro, pero soy un alfa fuerte, para la tarde ya estaré bien.
Hoseok lo inspeccionó solo para terminar suborizándose al notar sus músculos, torso y muslos tan marcados. Se aclaró la garganta. --A-al menos te traeré un té, siéntate.
NamJoon obedeció emocionado, tomando asiento frente a la mesa. Si ese beta supiera cómo lo hacía sentir. Era extraño, pues por lo general caía rendido ante las feromonas de los omegas y con los alfas simplemente se dejaba llevar por los placeres carnales, pero con este beta... todo era nuevo y todo iba más allá de algo físico.
--Aquí está el té, NamJoonie. --Jung lo entregó y el alfa al recibirlo rozó los cálidos dedos del beta.
Ambos se estremecieron un poco por la diferencia de temperatura y por la tensión.
--Encenderé más el fuego.
--No es necesario, con este té es suficiente, Hoba. --respondió NamJoon y luego de eso el silencio se hizo incómodo.
--¿Cómo has estado? Últimamente no he podido venir a visitarte. --Quiso saber el alfa luego de sorber del té de menta y miel.
--Ah, pues me enteré que has ayudado a varios omegas con sus celos...
--Oh. No, ya no lo haré más. Dejé de hacerlo hace unas semanas.
--¿Es eso cierto? --cuestionó el beta tomando asiento frente a él.
--Lo es. Ya he rechazado a todos los que fueron a pedirme ayuda.
--¿Cuál fue el motivo de esa decisión? --Quiso saber el beta genuinamente interesado.
--Bueno, la última vez fue bastante caótica, además de que la omega desarrolló sentimientos reales por mí. Fue bastante triste. Me sentí solo y vacío, la verdad. Así que preferí terminar con todo eso. No lo voy a negar, ha sido difícil pues mi lobo e.ls un hijo de puta hormonal, pero nada que un baño frío o un té de los que me da el cachorro Jeon no solucione. --Y es que había sido el alfa cachorro el que le había aconsejado dejar esa vida promiscua o nunca tendría reales posibilidades con el beta y aunque NamJoon creía que jamás las tendría de todas maneras le hizo caso.
--Lo entiendo. --comentó el beta. --Yo... conocí a un alfa. En realidad lo conozco desde hace algunos años en el pueblo. Él... me quiere cortejar.
NamJoon se atragantó con el té. Se golpeó el pecho y miró al beta.
--¿Un alfa? Pe-pero...
--Siempre he sentido atracción por los alfas, NamJoonie. --confesó, comenzando a sonrojarse. --A-al principio me sentí mal por ello, especialmente cuando mis padres pusieron el grito en el cielo cuando se los confesé, pero ahora soy adulto y me dí cuenta que aunque es poco común, ocurre. Además mis padres ya no están para criticarme por ello y obligarme a cambiar mis "desviaciones" cortejando mujeres.
--¿Ya has... estado con algún alfa? --se atrevió a preguntar el moreno.
El beta negó con la cabeza rápidamente. --Solo he besado a uno que otro. Y definitivamente me gustan los alfas. Sus brazos fuertes, su porte y su terquedad. --dijo admirando al alfa frente al él sin percatarse. --Aunque el que realmente me gusta no me corresponde. --terminó con un suspiro.
--P-pues es un idiota. Eres muy bonito, Hoba. Si yo fuera ese alfa, ya te estaría cortejando.
HoSeok sonrió amargamente. --Lo dices porque somos amigos y me tienes cariño.
--Lo digo porque es verdad. --insistió. --Eres incluso más hermoso que cualquiera de los omegas del pueblo y no tienes nada que envidiarle a nuestra Luna o al omega Park.
--Me estás haciendo sonrojar. --confesó demasiado tarde. Sus mejillas estaban teñidas de carmín.
--Hoba, yo... --NamJoon dejó la taza a un lado, se levantó y caminó hasta donde estaba el beta, para arrodillarse frente a él y sostener una de sus manos. --Tú... bueno... me gustas.
HoSeok parpadeó un poco y miró con el ceño fruncido al alfa. Se soltó de su agarre de manera brusca, se levantó de su silla y caminó hasta la cocina.
El alfa se asustó y lo siguió.
--No te confesé lo que dije para que te burles de mi, Kim. --dijo con sus ojos algo cristalizados. --¡Esto para mi es importante!
--¡Pero no te mentí! ¿No me crees? Nunca te he mentido, nos conocemos desde que éramos cachorros...
--Me es difícil creerte y sería triste que te estuvieras aprovechando de mi vulnerabilidad.
--Hoba, yo nunca haría eso. Es verdad, me he acostado con muchas personas, pero jamás jugué con ninguna. --explicó con tristeza. --No comenzaré contigo. Tú me gustas en serio, hace mucho tiempo.
--¿Desde cuando? Seguro estás jugando conmigo y-
--Fiesta de la primavera. Hace cuatro años. --Soltó tomando de la mano del beta. --Vestías de blanco y celeste y tu cabello destrenzado. Por la Luna, lucías sublime. No pude quitarte los ojos de encima. Desde ese día no pude sacarte de mi cabeza. --el beta hizo un puchero ante la confesión.
--Despedida del verano. Hace seis años. --Susurró Jung. --Yo... resbalé debido a la lluvia de la noche anterior y caí en el barro y tú me ayudaste y me trajiste a casa en tus brazos. --Hoseok no pudo retener las lágrimas por más tiempo. Eran años de pesar, de su corazón trizándose cada vez que el alfa llevaba a su casa a alguien distinto. Cada vez que intentó confesar sus sentimientos y temía al rechazo. --Esa noche me acurruqué en tu pecho y confirmé cuanto me gustan los alfas, desde ese día he sufrido por ti, animal calenturiento y he muerto de celos cada vez que te follabas a algún omega y tenía que oírlo. --Golpeó el pecho del moreno y sorbió su nariz. --Le he rogado noche tras noches a nuestra Sagrada Luna ser un omega también, tal vez así tú te podrías fijar en mí y yo no-
NamJoon no lo dejó terminar, atrapó sus mejillas y simplemente lo besó, saboreando las lágrimas que había derramado. El beta enredó sus brazos en el cuello del alfa y este lamió sus lágrimas para continuar besándolo entre suspiros.
Comprobó que efectivamente el beta hasta era más suave que un omega común y cálido, muy cálido. Acarició su cintura y lo llevó sentó sobre la mesa, ubicándose el alfa entre sus piernas.
--N-no... ¡No! --dijo el beta asustado, alejándolo un poco.
--Entonces... no. --dijo el alfa simplemente, aunque no pudo evitar hacer una mueca. --Lo lamento, es mi lobo, cuesta trabajo controlarlo.
--¿En... serio?
--Sí. --respondió calmadamente el alfa con una sonrisa y acarició su mejilla. --Tienes miedo, Hoba.
--Claro que lo tengo, solo estuve con un par de mujeres hace ya varios años. Nunca he hecho esto con un alfa y no quiero que ocurra así, menos si voy a ser yo quien... reciba.
--Está bien. Puedo esperar. Yo quiero cortejarte, Hoba. --Besó su mejilla. --Incluso si quieres hasta puedes montarme. --Dijo para su propia sorpresa.
--P-pero... soy solo un beta.
--Un beta que me encanta. ¿Puedo seguir besándote? Solo besarte. Por favor. --rogó el moreno mirando los bonitos labios del contrario.
El beta respondió acortando la distancia con un suave beso y luego otro. El alfa lamió y adentró su lengua, buscando más.
Para ambos era mejor de lo que habían soñado nunca.
Tratando de tomar aire por la nariz para no interrumpir el beso en un largo tiempo. El alfa acarició los muslos firmes de Jung. Apretó sus carnes a través de la débil tela del pantalón de lino y cuero. Atrapó sus glúteos y lo asió más a él para frotarse en su contra, deleitándose con el calor que emanaba a través de la ropa de ambos.
NamJoon liberaba sus feromonas inconscientemente, aún cuando el beta no podía percibirlas, sin embargo, HoSeok se estremeció en los brazos del alfa quien comenzó a removerse sobre él simulando embestidas.
Y al beta le gustó, porque su cuerpo reaccionó y lo recibió removiéndose contra él, buscando aún más cercanía, jadeando en su tibia boca, recibiendo los besos y lamidas que el alfa le proporcionaba y el alfa descendió justo donde un omega tendría una glándula.
--Tan suave... tan hermoso... --susurró el alfa para continuar moviéndose sobre él y besar sus labios.
--Ah... Alfa. --murmuró el beta sobre el moreno, atrapando algunos cabellos de sus cabellos y frotándose aún más.
El alfa deslizó su mano entre las ropas del beta, desató el cordón de sus pantalones, hasta llegar a tocar ese trozo de piel duro y humedecido. Pero Jung lo detuvo, atrapando su antebrazo.
--N-no. Por favor... --susurró asustado, cerrando sus ojos, respirando entrecortado. Claro que lo deseaba, pero temía. Temía que todo fuera algo del momento y él no quería eso, ya habían sido muchos veranos armándolo de lejos.
--Mierda, lo siento. --NamJoon también cerró sus ojos con fuerza, se sentó en la silla y suspiró frustrado, aún era visible aquel bulto en sus pantalones. Eran semanas sin copular para el pobre. --Tal vez debería irme a casa... --comentó rascándose la nuca y el dueño de casa entristeció. No dijo nada, simplemente sintió su corazón romperse otro poquito más.
--Tal vez deberías, pero la tormenta empeoró. --El beta acomodó su ropa y la poca dignidad que aún le quedaba. Mordió su labio con fuerza para no llorar. --Lamento si no soy suficiente para ti. --Bajó de la mesa e intentó caminar para salir de ahí, pero el alfa lo retuvo por la cintura.
--¿De qué hablas? ¿Te hice sentir mal? No has hecho nada incorrecto, Hoba. Créeme. No eres insuficiente, no creas eso. El problema soy yo y mi lobo. Debo respetarte y cumpliré y si me dices que me detenga, lo haré, porque... porque te quiero.
Jung se giró y lo abrazó con fuerza. Tenía miedo. Miedo de tanto. Sabía que si entregaba su corazón no habría vuelta atrás y aún no sabía si confiar en el alfa por el que tantas noches había llorado en silencio.
Sin embargo, NamJoon lo esperó, lo había esperando cuatro años, pues lo esperaría más si así el beta se lo pedía.
--¿Por qué es... tan jodidamente caliente?
--Porque estoy hecho a su medida, miëlli ne.
El alfa se aferró aun más a la mesa. Habían hablado del tema, claro que sí, sabían que tres días de encierro era sinónimo de sexo. Pero cuando llegó a casa y vio a su precioso esposo, cubierto solo con su abrigo de pieles, el cual dejo caer apenas el azabache cerró la puerta, no pensó que sería de inmediato.
Tampoco imaginó que cuando el omega se arrodilló a sus pies y ató con una cinta su perfecta y ondulada cabellera dorada era para lamer y chupar su miembro. Eso jamás lo pensó ni mucho menos lo había experimentado, pues a su antiguo esposo nunca se lo permitió. Tal vez NamJoon lo había vivido, pero no solían hablar de esos temas porque el Líder era demasiado tímido para mantener una conversación sobre eso.
Pero ahí estaban, en plena cocina, mientras el azabache apretaba entre sus dedos la madera de la recién reparada mesa, a la vez que su esposo devoraba su erección húmeda por la saliva y el líquido preseminal, escurriendo un poco de la mezcla por sus comisuras.
El omega lamió un par de veces el glande y sorbió y saboreó un su boca la salinidad que emergía de él.
--¿Cómo es que sabe hacer...?
--Leí unos libros que venían de otras tierras sobre el arte de la cama. Solo quise poner en práctica algunas cosas.
--Es como... Es similar a... cuando entro en usted... yah, bürske
El rubio sonrió al escucharlo hablar licante. --Entonces lo he hecho bien.
TaeHyung se puso en pie, se giró y se apoyó sobre su pecho en la pobre y casi destartalada mesa, abriendo con sus manos sus glúteos. El lubricante rodaba por sus piernas.
--Ya me preparé. Hágalo. Solo entre en mí y hágame ver estrellas como siempre suele hacerlo.
--No le quiero hacer daño, es muy pronto y...
--No lo hará, solo hága- ¡Ah!
--Usted lo... pidió. --En un movimiento rápido el alfa se había acomodado y ya estaba entrando en su hermoso esposo.
--¡Ah! Miëlli ne, miëlli ne, ne grem. Siempre tan grande, llena cada rincón de mi.
--Vamos a romper la mesa, venga. --dijo con ademán de cambiar de lugar.
--¡No! Quiero aquí. Aquí y allí también --señaló unos estantes. --Y también en el suelo, no me importa si está frío... bürske, estoy tan mojado. Alfa, bin trull ki naära. (Estoy muy caliente/excitado)
El alfa gruñó y embistió con tanta fuerza que la mesa tronó. El omega pegó un gritito ante el dolor y el placer.
--Me va a romper y recién... ¡Ah!, recién es el primer día. Me gusta, quiero que lo haga, sí~
--Si es así de insaciable ahora, ya quiero que entre en celo. Ya, quiero que llegué el día... --confesó el alfa contra su oído. Dió una lamida a su oreja y mordió un poco su hombro mientras penetraba lento y profundo.
--Jáleme... el cabello...
--¿Có-cómo dice?
--Así... ¡Ah! Jáleme de... tome mis cabello y... bürske... Así, así... fuerte... ¡Aaah!
--¿Le... gusta el dolor? --preguntó algo extrañado empuñando entre sus dedos los sedosas mechones de su esposo. Su omega actuaba algo raro, pero de alguna forma le gustaba.
--No... lo sé... Con usted, me gusta todo, así, así... --confesó echándose hacia atrás por el jalón firme de su esposo. Sus feromonas disparadas por cada rincón de la habitación, sus cuerpos mojados. La fuerte ventisca hacía remover la casita, pero ya dentro de ella había una tormenta.
Le tomó al alfa tres rondas seguidas darse cuenta que su esposo ya había entrado en celo, que al momento de entrar en la cabaña su esposo ya estaba en su ciclo de calor
--Anúdeme, otra vez... alfa, hágalo... Mmmhg~ sí... --pidió el omega, removiéndose debajo del alfa ya por fin en una cama. --Mire, mire como entra en mí... Mírenos lo unidos que estamos... Mmm~ --Expresó con voz débil y el alfa se atrevió a mirar justo cuando su larga extensión se hundía en el cálido, húmedo y blando interior del rubio. El sudor y algunos mechones que escaparon de sus trenzas se habían adherido a su frente y un par de gotas caían sobre su esposo o se deslizaban por su cuello.
Mordió su labio ya masacrado, rojizo y sensible, de tantos besos, de tantas lamidas. Su esposo ya parecía estar alucinando mientras era embestido y con sus ojos entreabiertos admiraba los brazos firmes de su esposo sosteniendo su propio peso.
Ya era el segundo día y el omega parecía no querer un descanso. No habían dormido nada y sus cuerpos estaban cansados, transpirados y pegajosos, pero en TaeHyung había crecido la necesidad urgente de gestar, de llevar la semilla de esposo en su vientre.
SeokJin no iba a mentir, lo estaba disfrutando, pero su pobre miembro viril ya estaba adolorido por la fricción y los nudos. Aún así lo anudó todas las veces que el omega se lo pidió, era imposible negarse.
Además ambos necesitaban un baño, comer y dormir.
La marca había sido renovada, pero asimismo, el omega, con sus pequeños colmillos había marcado a su alfa.
Eso moralmente no estaba permitido, era muy mal visto que un omega marcara a un alfa, pues aunque la marca era temporal, mostraba lo débil y maleable que era el lobo alfa. No obstante, SeokJin amó la sensación de posesividad. Sintió fascinación al darse cuenta que su esposo lo quería solo para él.
El omega marcó el cuerpo del alfa con su saliva, sudor y fluidos, lo cual era un acto primitivo y bastante sucio, pero que al alfa no le importó, ni siquiera cuando el rubio, luego de acabar, esparció su esencia sobre el torso desnudo de su esposo e incluso el azabache también lo efectuó en TaeHyung quien lo recibió gustoso.
Cuando el nudo bajó, el omega finalmente cayó rendido, con su vientre hinchado de tanta semilla y escurriendo de ella entre sus piernas.
--¿Quiere... un baño? --preguntó el alfa aún agitado.
--Mmm... no... su olor, en mí... no quiero... no...
--Es solo para... relajarlo, limpiarlo. Puedo seguir marcándolo después. --propuso, besando la piel canela de sus clavículas y cuello.
--No... No quiero... Abráceme, tengo frío... me duele el vientre...
--Sí, porque lo llené muchas veces. --el azabache besó la sien de su esposo y acarició su torso. --Al menos tome un poco de agua. --Le extendió un cuenco con ella y el omega bebió un poco y tosió.
--Mis... celos no eran así, no sé... qué pasó... Ni noté cuando ocurrió... --comentó después de carraspear.
--No me molesta, ¿sabe? Al contrario, me encanta. --Le sonrió. --Pero debemos descansar. Se me cierran los ojos. Durmamos un par de horas, luego podemos retomar y llenaré su vientre otra vez.
--¿Lo promete? --preguntó ilusionado, su lobo enamorado.
SeokJin besó su mejilla con ternura. --No solo eso, quiero hacerlo, como nunca antes en toda mi vida.
El resplandor del sol les avisó que la tormenta ya había pasado a la vez que los rayos de este se colaban por las rendijas y grietas en las paredes, iluminando tenuemente sus rostros.
Todo el lugar necesitaba apremiantemente una limpieza. La cocina estaba hecha un verdadero desastre. En la habitación principal, mantas y sábanas sucias adornaban el piso. Y en la cama una pareja que no dejaba de repartirse besos, caricias y palabras de amor.
El temporal había pasado y también el inesperado celo del omega quien ronroneaba gustoso, vestido solo de su propia piel, mientras era besado y lamido con devoción y amor.
--TaeHyung...
--¿Sí?
--Te amo. --confesó el alfa sin más, acercándolo más a su cuerpo. Aún drogado por todas las feromonas en el aire.
TaeHyung se sorprendió, no solo por la frase en sí, sin honoríficos de por medio, si no que también por las palabras llenas de significado.
--Yo también lo amo, miëlli ne, esposo mío. --respondió el omega fundiéndose con el alfa en un cálido y reconfortante beso.
Disfrutaron un poco más y luego se dieron un baño y comieron.
Había mucho, mucho trabajo que hacer dentro de aquella cabaña.
*Tuve que ponerle números a los capítulos porque me confundía 😅.
**A la noche, subiré otro 😘.
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