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1. Manos manchadas de sangre


La manada de los Lobos del Valle era una manada grande, próspera y pacífica. No sólo era vasta y extensa, si no que era la más grande de todas las manadas que existían dentro de la región y por lo mismo era temida.

Los rumores y malas lenguas murmuraban que la estaban haciendo crecer para atacar a las otras lo cual estaba muy lejos de la realidad.

Y es que el enfoque de esta manada en particular se basaba en el cuidado de los omegas, betas y alfas gestantes junto a sus cachorros, solo eso. Aunque claramente todo era mucho más profundo. En la manada de los Lobos del Valle se celebraba y procuraba la vida, no así en las demás tribus.

La mortandad en infantes en las manadas aledañas era preocupante, la ignorancia y el negarse a recibir ayuda e información por parte de la manada de los Lobos del Valle era lo que llevaba a la muerte a cientos de cachorros al año y es que no habían cuidados al respecto, ni prenatales ni postnatales y a los pocos meses de vida, los cachorros perecían, algunos de noche en sueños dulces, otros al nacer por los precarios cuidados que los gestantes recibían, pero la gran mayoría lo hacían entre llanto y dolor hasta que la luz de sus ojitos se apagaba.

Era triste y desolador, pero ¿qué podían hacer los estudiantes, practicantes y eruditos de la medicina y cuidados de la salud de la manada de los Lobos del Valle si el resto de las manadas se negaban a recibirlos?

Y justamente dentro de esos practicantes estaba Kim Taehyung, el omega de ojos miel y pelo rubio ceniza ondulado. TaeHyung era el único hijo del jefe de su manada, pero él no tenía ventajas ni beneficios por serlo, claro que no. Él actuaba como cualquier omega dentro de la manada, no tenía privilegios ni los quería, pues amaba servir a su comunidad.

A sus veintidós años era el encargado de uno de los orfanatos más grandes de su tribu y tenía a su cuidado veintiún cachorros de hasta dos años. Quince de ellos eran de gestantes pertenecientes a su manada, pero que habían sido abandonados al nacer y los restantes habían sido abandonados por gestantes de otras tribus aledañas.

TaeHyung amaba a sus cachorritos a cargo, él y sus ayudantes se dedicaban a cuidarlos, darles apego, bañarlos, cambiarles el pañal y alimentarlos. En ese momento, el más pequeño tenía apenas tres días de nacido y TaeHyung lo llevaba cerquita suyo todo el tiempo, amarrado a su cuerpo con una tela de lino.

El recién nacido era un omega, el único omega en toda la casa y TaeHyung sintió que debía cuidarlo mucho, como si tuviera una conexión con ese cachorro específicamente.

Y es que ese pequeñito había sido encontrado dentro de una bolsa de lino cerrada, muy cerca de la casa de los Kim. Fue el mismo TaeHyung quien lo encontró y al abrir la bolsa pudo notar que el bebé tenía el cordón recién cortado y aún poseía rastros de placenta en su cuerpecito. TaeHyung se lamentó todo el día por el hallazgo tan cruel y luego dejó de llorar para cuidarlo como se debía. De hecho, solo habían pasado tres días y no lo dejaba ni a sol ni a sombra. Ni siquiera al preparar el desayuno.

Las horas de la alimentación eran los momentos más caóticos del día, pues debían preparar las raciones de leche y los llantos de hambre eran ensordecedores en la habitación, excepto por el bebé recién llegado, quien solo con respirar el aroma de Taehyung podía dormir hasta cuatro horas seguidas, así que siempre había que despertarlo para que comiera.

--TaeHyung, los cuencos están listos. --avisó su fiel amigo, Jeon JungKook, un alfa muy dócil y cariñoso quien amaba mucho cuidar de los cachorros. Era Joven, había cumplido los diecinueve años y vivía solo, puesto que era huérfano, de ahí su amor por su "trabajo". Era un personaje bastante interesante y jovial, contrastando con su cabellera plateada la que le daba un aspecto interesante.

El rubio sonrió, su amigo JungKook estaba hecho un desastre, su rostro alegre tenía salpicaduras de leche por haber preparado las raciones de leche materna, la cual era donada por omegas y betas y almacenada en un lugar frío y seco para que se conservara bien durante un buen par de horas. Además, TaeHyung estaba muy seguro de que la mancha que el alfa tenía en su delantal era de vómito de algún lactante, pues olía como a quesito agrio, pero ellos estaban acostumbrados.

--Bien, dale primero a los gemelos, luego del menor al mayor --Indicó Taehyung. --Luego completa la bitácora, por favor. Le pediré a los estudiantes que se encarguen del cambio de pañales. --ordenó como su superior.

Y así lo hicieron, TaeHyung, JungKook y unos cuatro estudiantes beta alimentaron a los lactantes tomándoles a todo el grupo alrededor de una hora y media en completar la tarea.

Era complicado hacerlo, pues con mucho cuidado debían dar de pequeños sorbitos a los menores de seis meses, los cuales solían atragantarse o llenarse de gases.

--Finalmente, hemos terminado. --expresaba el alfa plateado contento. --Ahora nos queda cambiarles el pañal y-

Unos gritos interrumpían el aviso de JungKook, eso y un pequeño estruendo que se escuchaba afuera de la casa.

Con los ojos desorbitados y las manos temblorosas por el repentino peligro del cual su lobo le advertía, TaeHyung abrió una de las cortinas y con horror comprobó que habían algunos cuerpos tirados en el patio del orfanato y justo cuando estaba asimilando lo que estaba contemplando horrorizado, una gran vasija de porcelana fina explotó a su lado y sus ojos se detuvieron en un omega azabache aterrador con el torso semi descubierto y con manchas de sangre en la cara, quien le había lanzado un hacha. El omega era un guerrero, su cuerpo estaba cubierto de músculos y cicatrices de batallas pasadas. Una larga trenza adornaba su cabeza la cual llegaba hasta su cintura.

Solo por un pelo logró salvarse de que le rebanaran el cuello.

--¡JUNGKOOK, CUIDA A LOS CACHORROS!. --alcanzó a gritar antes de que el desquiciado omega le diera un puñetazo en la cara y se le lanzara encima.

--¡Dame al cachorro! --gruñó el omega salvaje, haciendo temblar aún más a TaeHyung.

--N-no. Es un recién nacido... --se negó con miedo, con el bastardo loco aún encima de él. TaeHyung temió por el cachorro, pues lo estaba aplastando.

--Por eso lo quiero, será mío, mi cachorro ¡Dámelo! --exigió frenético y esta vez sus manos rodearon el cuello de TaeHyung, asfixiándolo.

El forcejeo fue terrible para el castaño. No temía por él, si no por el bebé que llevaba atado a su pecho. Él no era muy atlético, pero era ágil e inteligente y apenas tuviera la oportunidad la tomaría para salvarse y así fue. Justo cuando se escuchó un grito afuera de la casa y el confiado omega azabache giró el rostro algo distraído, TaeHyung tomó un trozo de porcelana de la vasija rota y la clavó con todas sus fuerzas en el cuello del contrario, hiriendo su propia mano en el proceso.

El susodicho lo miró sorprendido. Lógicamente no se lo esperaba. Ese omega feral esperaba morir en una batalla épica, no terminar sus días así, peleando contra un omega insignificante y débil.

Dirigió su mano al trozo de porcelana que aún estaba clavado en su yugular y lo quitó con brusquedad. Grave error, pues comenzó a ahogarse en su propia sangre, desplomándose en el suelo.

TaeHyung respiraba agitado, había asesinado a alguien. Empezó a gritar por ayuda y a hiperventilar, mirando sus manos ensangrentadas. Muchos llegaron hasta él, pero para su desgracia no pertenecían a su manada.

--¡Mátenlo! Ha asesinado a nuestra Luna, a la Luna del líder. --gritó un omega, acercándose al azabache quien yacía inmóvil en el suelo, como un muñeco de trapo.

--¡No! La ley debe cumplirse. Es mejor llevarlo. --agregó otro, tomando a TaeHyung por las axilas para alzarlo.

--S-si se lo llevan, m-me llevarán con él. --avisó JungKook, saliendo de una de las habitaciones. Había estado resguardando a los betas y los cachorros, pero al sentir que su amigo estaba en peligro había decidido salir de su escondite. El plateado temblaba un poco, no estaba acostumbrado a pelear, pero su instinto le indicaba que debía proteger y cuidar como fuera a su superior y al bebé que cargaba en el improvisado fular de lino.

Otro omega se acercaba y miraba divertido al alfa, quien se hacía algo pequeño al verlo acercarse. El omega tenía una expresión divertida en el rostro, de una amarra de cuero en su muslo sacó una daga. Jugueteó con ella entre sus dedos para finalmente enfrentarse al alfa.

--Eres muy valiente, ¿no? --musitó, para luego acercar el filo de la cuchilla al rostro del alfa y luego lamer su cuello, justo donde se encontraba su glándula. --Hueles tan bien. --confesó ronco y con sus pupilas dilatadas. --Le pediré al líder que seas mi juguete. --sonrió desquiciado y tomó las manos de JungKook para atarlas a su espalda.

TaeHyung estaba demasiado asustado y sorprendido para reaccionar y así, ambos amigos fueron amenazados a punta de cuchillos para ser sacados del lugar sin emitir algún ruido.

TaeHyung durante todo el camino recordó lo que había pasado. Jamás creyó que mancharía sus manos así. El juró proteger la vida, prometió jamás atentar contra ningún espíritu lobo, sin importar de qué manada procediera. Hizo un juramento ante de diosa Luna y lo había roto. Sus piernas flaquearon un poco, pero recordó que el recién nacido aún seguía con él.

Los omegas guerreros cuchicheaban entre ellos y TaeHyung y JungKook podían oler el miedo que emitían.

Al principio eran cinco omegas, pero a medida que avanzaban más se iban agregando a las filas, los últimos cargaban el cuerpo inerte del omega asesinado a manos de TaeHyung.

JungKook caminaba en completo silencio, tal vez algo asustado por convertirse en el juguete de uno de esos omegas chiflados.

Luego de caminar durante casi dos horas, el par de amigos lograban ver algo de civilización a lo lejos. TaeHyung estaba preocupado. No sabía cuánto tiempo iban a estar en ese lugar y el bebé en su pecho comenzaba a moverse inquieto.

Finalmente entraban al pueblo y uno de los omegas, que olía a laurel y que tenía la cara tatuada, dirigía hacia una cabaña reforzada a la pareja de amigos.

--Entren. --indicó, metiendo a los amigos a empujones. --Esperen aquí. No hagan nada estúpido, están vigilados. --corró la puerta asegurándola desde afuera.

--Jungkookie, ¿Estás bien? --preguntó TaeHyung a su amigo apenas estuvieron a solas.

--Hyung, asesinó a un omega y me pregunta si estoy bien yo. --tragó saliva y se removió incómodo por las amarras en sus muñecas.

--Es que estás temblando, Kookie. --aseguró preocupado.

--Ese tipo me lamió el cuello y dijo que sería su juguete, no quiero ser su juguete ni quiero saber lo que eso significa --el menor se estremeció e hizo una mueca de asco.

--Debemos salir de aquí... --murmuro el rubio, mirando a su alrededor.

--Hyung, nuestras manos están atadas a nuestras espalda y nos están vigilando. Moriré aquí, en la tribu de los Lobos de Fuego, joven, guapo y virgen. --se lamentó el más joven.

--No seas idiota. --TaeHyung le habría dado un zape.

--Para usted es fácil decirlo, siempre tuvo pretendientes. Yo por ser extranjero jamás se me acercó un omega, ni siquiera uno de los que eran ciegos. --siguió quejándose. Y es que casi todas las tribus eran reacias a aceptar como pareja a los foráneos. --Ay, yo solo quería saber que se sentía besar a un omega.

--Si quieres te beso después, pero ayúdame a pensar, bobo. --TaeHyung seguía buscando alguna forma de escapar de ese lugar.

--No quiero besarlo a usted. No me malinterprete, es muy bonito y tiene un cuerpo espectacular, pero es como un hermano para mi. ¿No sería eso insectuoso? --JungKook se removía incómodo. Tenía ganas de limpiarse el cuello de la lamida del omega.

--Incestuoso, idiota. Y no. No pensaba besarte, solo quiero que me ayudes a-

De repente la puerta se abrió permitiéndole el paso a un alfa. Claro que era un alfa. Su aroma era potente e imponente. Las piernas de TaeHyung volvieron a flaquear. El alfa estaba furioso. Podía olerlo, pero la contraluz no le permitía verle el rostro al hombre.

Este se acercó al par de amigos y una vez lo tuvo cerca, TaeHyung jadeó.

El alfa frente a él era... ni siquiera podía describirlo bien. Sus facciones eran engañadoras, ese hermoso rostro no podía producirle miedo y esos labios pomposos y llenos no podían maldecirlo. Su pelo negro azabache con matices rojizos, largo hasta mitad de su espalda y atado hacia atrás en trenzas hicieron temblar sus pupilas. Era guapo, más que cualquier otro alfa que hubiera conocido antes. Sus hombros eran anchos y aunque no era puro músculo, se notaba que era bastante firme.

--Así que, ¿tú asesinaste a mi Luna, omega? --espetó con rabia Kim SeokJin. El líder de la manada de los Lobos de Fuego.

***Hoy fui seducida por "Falling" y "Heart on the window", así que les traigo Fic JinTae nuevo.
Espero que les guste tanto como a mi escribirlo.

**Noten la imagen multimedia de arriba, porque así es más o menos como luce SeokJin en esta historia o así es como me lo imagino, de ahí me inspiré, pues.

*Streaming a Happy 💕

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