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Cinco años después, Lisa tuvo una oportunidad única para sus pequeños alumnos de violín.
En un intento por empezar de nuevo su vida, de una buena manera, había vuelto a estudiar música, y luego de un curso de dos años, estaba trabajando con niños, eran un grupo pequeño de diez alumnos, de ocho a diez años, su favorito era un pequeño prodigio musical de siete años llamado Minseok, que siempre tenía una sonrisa al tocar y eso le encantaba.
Habían tenido pequeños conciertos y muestras en algunos lugares públicos, y eran medianamente conocidos como una pequeña banda de violín, que enamoraba a todos con su música y su ternura, gracia a eso ahora tenían una oferta que no podría rechazar, ni siquiera con su adolorido corazón.
Iban a tocar en el Planetario de la ciudad.
La idea le encantaba, en la sala de conferencias del lugar, que conocía bastante, era como un teatro pequeño, tenía un proyector gigante, la pantalla era media curva para tener una visión más envolvente.
Tocaría frente a un vídeo de estrellas, dónde se mostrarían las galaxias, las constelaciones, las estrellas guías más importantes, pero ellos serían el espectáculo principal, hasta habían contratado a un fotógrafo para la ocasión, porque las imágenes de los pequeños con las estrellas de fondo era algo que querían inmortalizar.
Aunque su adolorido corazón no sabía si podría soportar volver allí, lo haría por sus pequeños, eran las únicas personitas que la habían llenado de alegría, al menos en parte, desde el accidente.
Cuando llegó el día, y todos los niños estaban vestidos con sus pequeñas camisas y pantalones, y ella los acompañaba en su formalidad con un abrigo largo color marrón que cubría su elegante vestuario, se detuvieron a saludar en la entrada como si fueran pequeñas estrellas, y las familias de los niños sacaban fotos con una sonrisa, mientras Lisa solo podía buscar aquellos ojos llenos de estrellas que quería y a la vez no, volver a ver.
No la encontró.
Entró al lugar, que conocía a la perfección, los niños estaban sorprendidos por todos los planetas gigantes y las fotos de estrellas, y comenzaron a hacer preguntas que Lisa contestaba enseguida.
— ¿Cuál es el planeta más grande?
— ¿El que está más cerca? Júpiter.
— ¿Y la estrella más cerca?
— El Sol.
— ¿El sol es una estrella?
— Si, Minseok.
— ¿Entonces por qué se llama sol?
— No sé.
— ¿Hay aliens?
— Yo creo que sí.
— ¿Alguna vez viste uno?
— No.... Creo.
No estaba en ningún lado, en ninguna sala.
Controló sus nervios frente a sus alumnos lo mejor que pudo, la presentación estuvo exelente, igual que siempre, y los pequeños estaban muy felices, ella sonrió para ellos intentando lucir bien, aunque no se sentía de esa forma.
Sin Jennie el Planetario se sentía vacío y aburrido, las estrellas no brillaban tanto y las maquetas gigantes de planetas se veían feas y baratas, no era como recordaba.
Al terminar la función, los niños se fueron con sus familias para hacer un recorrido por el Planetario, por más que había tres guías, ninguna era la que Lisa quería ver.
— Disculpa ― se acercó a uno de ellos, era el último en irse para mostrar el recorrido, con al menos diez personas esperándolo para comenzar, no quedaba mucha más gente en el lugar. — ¿Kim Jennie? Es guía en este lugar, ¿Sabes dónde está?
El guía frunció el ceño y negó.
— No la conozco, pero creo que estás confundida — dijo —. Trabajo aquí hace dos años, no sé quién es, disculpa.
Lisa no tuvo palabras, hizo una reverencia y salió del lugar para tomar aire, sentía su garganta cerrándose, se apoyó en la pared del exterior y cerró sus ojos para no llorar.
Se había ilusionado con verla de nuevo, demasiado, de nuevo, cayendo sobre los sentimientos de los que no se podía recuperar, una y otra vez siempre volvía a Jennie.
Había quedado tanto sin resolver.
No se había disculpado con ella por todo lo que le había hecho, no le había dicho "Te amo" aquella noche en su cita, antes de que todo terminara, no le había dicho su nombre, no le había dicho cuánto lo sentía...
Pero no importaba, Jennie de todas formas no la recordaba.
— Lalisa Manobal.
Alzó la vista a aquella voz familiar, para encontrar a la mujer alta con uniforme que pocas veces había visto, pero que siempre estaba allí, en la sala de las cámaras.
— Sihyeon.
— Ha pasado mucho tiempo, ¿No? — la mayor se acercó a ella para colocar una mano en su hombro, la notaba muy pálido ― ¿Estás bien?
— No... — negó, le faltaba el aire—. No, hace mucho que no estoy bien — confesó, y las lágrimas subieron a sus ojos de nuevo — ¿Y Jennie?
— Jennie ya no trabaja aquí, Lisa, tuvo un hijo y dejó de trabajar para cuidarlo — dijo la mayor con lentitud.
— ¿Un hijo? — le dolía el pecho, muchísimo, comenzó a llorar en silencio, aunque el llanto le raspaba la garganta, Sihyeon se acercó a ella, intentando sostenerla, pero Lisa fue a abrazarla porque lo necesitaba, la mayor estaba algo incómoda porque no había tenido mucho trato con ella, y hacia años que no la veía, pero la abrazó con firmeza.
— ¿Por qué no viniste antes? Ella te esperaba, Lisa —dijo Sihyeon —. Todas las noches, se quedaba sentada frente a la entrada del Planetario hasta las doce de la noche, y te esperaba...
— E-ella no me recordaba — balbuceó —. No s-sabía quién era...
— Jennie perdió la memoria luego del accidente pero la recuperó a las semanas, Lalisa — dijo la mayor, en tono muy serio.
— ¿Q-qué? — Taehyun se apartó y borró sus lágrimas sin cuidado, la tela de su abrigo le raspaba las mejillas cada vez que se frotaba pero no le importaba.
— Tuvo una contusión, los doctores dijeron que es normal la amnesia y que cuando se recupere podría recortar todo, y así fué, le tomó semanas recuperarse de eso y meses para volver a caminar pero ella te recuerda — dijo—. Incluso cuando la fui a visitar a los pocos días desde que despertó, rlla decía que tú eras Saturno, y que quería verte de nuevo, ella no sabía quién eras pero no podía olvidar que te quería... Ella sabía que eras importante, yo le dije la verdad, que te llamabas Lalisa y ella te recordó en seguida... ¿Por qué le mentiste así?
— Y-yo no... No quería lastimarla más― dijo, negando ―. Ya la había lastimado mucho y-y cuando la ví en el hospital... S-solo me fui. Y no la volví a ver... Ni siquiera importaba si ella sabía mi nombre, era mejor si no, si yo solo... Solo la había lastimado, estaba mejor sin mí, la metí demasiado en mis problemas y eso casi la mata, ¿Sabes? Estuvo muerto por dos minutos por mi culpa... Estuvo en silla de ruedas, por mi culpa... — intentaba explicarse en su dolor.
— Lalisa, la sacaste de un auto a punto de explotar, le salvaste la vida — corrigió Sihyeon — ¿Qué importa eso? Ella no estaría viva hoy de no ser por tí.
Lisa no dijo nada, las lágrimas seguían cayendo, sentía que eran todas las que se había aguantado todos esos años.
— ¿Ella es feliz? — preguntó.
— ¿Si Jennue es feliz? — preguntó Sihyeon, sin entender, Lisa asintió —. Te estuvo esperando todas las noches, incluso cuando había conocido a otra persona, incluso cuando se enteró que iba a ser madre, por tres años ella te seguía esperando, ¿Parecía feliz? Sí, claro, pero ¿De verdad lo estaba? No sé, no creo, una persona feliz no espera hasta la medianoche todos los días alguien que nunca volvió... Y renunció cuando ya no podía soportar estar en este lugar. El último día me dijo... Que te veía en cada sala, en cada planeta y en cada estrella de este lugar, como si la estuvieras siguiendo, como una fantasma — murmuró, Sihyeon quería llorar, porque Jennie lloraba casi todas las noches cuando su amor no regresaba —. Y un día no pudo entrar más a la habitación de Saturno porque decía que tú estabas allí, pero no estabas realmente... Nunca la ví llorar tanto como su último día, ¿Sabes?
— Yo venía a verla... Cuando entraba ― dijo la menor —. Y dejé de venir cuando... La ví con un hombre, y la ví feliz... Y si ella era feliz, era lo que importaba, y dejé de venir, para no molestarla...
— Se separó de él luego de que el bebé nació, Lalisa, lo de ellos no funcionó― su rostro se iluminó un poco, algo del peso de su corazón se fué, de alguna forma sentía que tenía una última oportunidad. — Él la dejó porque Jennie nunca lo amó, y ambos lo sabían, por más que lo intentara ella nunca pudo superarte, Lalisa.
— Yo tampoco — murmuró —. No sé ni siquiera cómo es que sigo aquí, ¿Sabes? Creo que los niños... Ellos son lo único que me han hecho feliz desde que Jennie... Desde que la dejé.
— Ella siempre decía que no le habías cortado, por lo que seguían siendo novias — comentó Sihyeon, con una sonrisa —. Jennie es muy especial... La conoces.
— Sí — Lisa asintió — ¿Creés que es muy tarde para verla?
Sihyeon frunció sus labios en una mueca
— No lo sé, Lalisa, eso lo dirá ella — respondió, encogiéndose de hombros. —Ya viene para acá, ya lo sabrás.
— ¿Qué? — Lisa entró en pánico— ¿Cómo que viene para acá? Sihyeon —miró a cada lado, la mayor la retuvo —. . No, no, suéltame.
— Quieta, quieta, ¿O quieres unas esposas? Esas deben gustarte, como en tus viejos tiempos — bromeó, riendo.
— Sihyeon, no.
— Oh, mira, ese es su auto — dijo la guardia de seguridad, y Lisa quiso correr y esconderse de los nervios, pero la mayor fue más rápido y la retuvo inmovilizada contra la pared del Planetario.
Vió esa cabellera castaña bajar de un auto modesto, creyó que iba a ir hacia ella pero fue hacia él asiento trasero, luego salió con un bebé en brazos que hizo a Lisa morir de ternura, para finalmente ir hacia el lugar, sus grandes ojitos de gato miraban a todos los visitantes del lugar, pero notó que los.poxos transeuntes miraban hacia la instructora de violín que la guardia estaba sosteniendo.
Aún cinco años después sus ojos se encontraron con las mismas estrellas en ellos.
— ¡Lalisa!
Jennie gritó su nombre con emoción y fue hacia ella lo más rápido que podía, sin correr con su hijo encima, cuando Sihyeon notó que Lisa se había calmado la soltó, a tiempo que iba a su encuentro, y se unían en un abrazo apretado,
Lisa escuchó su risa, tan pura, tan alegre como siempre, sintió aquel vacío con que cargaba desde hacía cinco años llenarse, y las lágrimas volvieron a salir pero de alegría, mientras sonreía y escondía el rostro en el cuello de la otro, tan cálido, tan suave como siempre.
— Sabía que volverías un día — dijo Jennie, ese tono alegre, esa voz llena de emoción que tenía siempre, no había cambiado nada —. Lo sabía, lo sabía ― apretó su rostro contra el abrazo.
Lisa no tenía palabras, y los sollozos escapaban cada vez que quería decir algo, Jennie se quedó abrazada a ella, dejando caricias en su cabello, hasta que el niño que llevaba en brazos le pareció muy curioso la cercanía de aquella nueva persona, y su manita fue a tocar la cara mojada de Lisa por sus lágrimas, la mayor lo miró con algo de dolor, pero sonrió cuando vió lo bonito que era.
— Tiene tus ojos, Jennie —dijo, su voz sonó ronca y media rota por las lágrimas.
—Se... Se llama ToSeong, significa Saturno — murmuró, el niño reaccionó a su nombre y rió —. Tiene dos años y tres meses, todavía no habla, los doctores dicen que es como yo porque bueno, se ve que tiene algo que ver con la genética, y yo no supe hablar hasta los cuatro años y medio, mamá dice que desde entonces no paré de hablar, así que creo que él tampoco va a hablar hasta esa edad, eso espero — dijo, hablando rápido, como siempre, su voz era tan linda que Lisa se sintió tranquila por primera vez en cinco años Pero Seongie es muy bueno~ — dijo en tono de bebé, haciendo al pequeño reír.
— Es hermoso — dijo Lisa, los niños eran la vida para ella, al menos en los últimos cinco años, eran lo que lo hacía más feliz.
Se apartó de ella para ver su rostro, pequeñas cicatrices se notaban entre su cuello, su mentón y en su frente, una más evidente en su mejilla, Jennie limpio las lágrimas de su rostro y volvió a sonreír tan linda como siempre, ninguna de esas marcas le dolía a esa altura, todo había quedado atrás y lo demostraba con aquella tranquilidad, con esa sonrisa gomosa, sus ojos estaban iguales que antes, con esas estrellas que alumbraban en mundo entero.
— Estás muy hermosa, Jennie — dijo Lisa, en voz muy baja, la menor apenas la pudo escuchar, sus mejillas se ruborizaron.
La menor limpió las lágrimas de Lisa, había llorado tanto que ya no le importaba si estaban allí o no.
— Estás más alta... Y tú cabello está muy lindo — dijo, notando el cabello negro y pulcro que tenía, un poco largo, y algo rizado —. Te queda muy bien, también estás muy atractiva, Lisa.
— Es mi color natural, no tuve más energías para teñirlo — dijo, su voz sonaba tan rasposa y rota que a Jennie le dolía escucharla, recordaba esa voz suave y baja, siempre la había comparado al terciopelo.
— Sihyeon me dijo que estarías acá, ha pasado mucho tiempo — murmuró Jennie.
— Lo siento — dijo, finalmente sentía que podía respirar al decirlo —. Lo siento mucho, Jennie, por todo, Dios... No siquiera merezco que me perdones pero, en serio lo-
— Ey, ey, estás volviendo a llorar y puedes deshidratarte por ello — tocó su frente —, ya tienes fiebre, ¿Ves? Eso es por llorar, tomar agua es importante para mantener la temperatura corporal, harás que tú cerebro se sobrecaliente como el motor de una computadora, Lalisa, espera, siempre tengo una botella de agua en el auto.
Lisa rió un poco, tomó la mano de Jennie antes de que se alejara.
— Estoy bien, en serio — dijo, Jennie respondió tomando su mano con más firmeza y entrelazando sus dedos. —Lamento mucho lo que te hice.
— ¿Puedes dejar de decir eso? Me salvaste la vida, por favor entiende que.. Sin ti ni yo ni Seongie estaríamos aquí así que valoralo — pidió, ajustó al niño sobre su brazo, dejando que este se acomodara en su cintura —. Y estás aquí ahora, ¿No? ¿Qué más importa?
Lisa se olvidaba que Jennie era diferente a las demás, ella no estaba molesta con todo el tiempo que había pasado, ni el accidente, su corazón era más grande que todo eso.
— ¿Puedo cargarlo? — preguntó Lisa, y la castaña se lo entregó con confianza, la mayor lo abrazó contra su pecho, era bastante pesado, pero era un niño de dos años, ya era bastante grande para llevar en brazos.
— ¿La maestra Lisa tiene un bebé? preguntó un niño, el nombrado miró al pequeño Minseok, que estaba confundido —¿Por qué llora, maestra?
— Porque estoy feliz — respondió Lisa —. Y no es mi bebé... Es de mi... Amiga.
— Somos novias, Lisa — dijo Jennie, como si fuera algo obvio, la mayor recordó lo que le había dicho Sihyeon, como nunca había terminado con ella, seguían siendo novias.
— Claro, Jennie.
Él pequeño Minseok estaba sorprendido, pero Lisa no podía prestarle más atención, ya que estaba ocupada viendo a Jennie.
Las arrugas habían rodeado sus ojitos, pero igual las encontraba hermosas, entraron al Planetario como en los viejos tiempos, para recorrerlo de principio a fin, Jennie no lo había visto desde hacía más de dos años, Lisa no lo había visto desde hacía cinco, acompañadas y ellas dos solas, el lugar parecía lleno, ambas se turnaron para llevar a ToSeong en brazos, el pequeño intentaba hablar en balbuceos y ruidos adorables.
— Sihyeon me contó que me esperabas — dijo Lisa, estaban solas y el lugar había cerrado, Sihyeon las dejaba estar para que se pongan al día —. Y yo te esperaba cuando llegabas a tu turno, todos los mediodías... Y cuando te ví con alguien más... Creí que debía dejarte ir, nunca pude pero... Dejé de venir para intentar olvidarte, y tampoco pude.
— No me gustaría que me olvides — dijo Jennie —. Sé que te dolió cuando yo te olvidé, y lo siento, pero en cuanto recordé quién eras y todo lo que habíamos pasado... Solo quería ir al Planetario y esperarte y eso hice, una y otra y otra vez. Mamá no me decía nada al respecto porque creía que solo iba a lastimarme con sus palabras, pero sabía que ella quería que yo estuviera bien... Sé que ella tenía buenas intenciones — Jennie se encogió de hombros. — Ella me presentó a Félix, mi ex... — dijo lo último muy bajo —. El papá de Seongie, él es extranjero, y me sentía mal, ella me amaba muchísimo pero yo no tenía espacio en mi corazón para su amor, porque aún estabas tú ahí. Estábamos por separarnos cuando descubrí que estaba embarazada — murmuró, miró al pequeño, que iba caminando despacio mientras miraba las imágenes de las estrellas ―. Aún no sé cómo es que nació... Digo, no teníamos mucha intimidad, no me gustaba hacerlo con él— dijo en voz baja, Jennue será muy directa, aún así se notaba avergonzada, de alguna forma Lisa se ponía feliz por lo que contaba, porque significaba que aún estaba a tiempo de estar con ella, de ser lo que siempre imaginó y nunca pudo ―. Le dí una última oportunidad cuando nació, porque quería darle una familia a mi hijo, pero las cosas no funcionaban, de ninguna manera... A ella le gustaba mucho ver shows de supervivencia de grupos de kpop y a mí me gustaba ver el canal del espacio, no éramos compatibles — la menor negó con el sueño fruncido, Lisa rió por aquella comparación que la menor hacia con un tono tan serio —. El volvió a Australia y yo me quedé con Seongie, mamá me ayuda a cuidarlo, ella sabe mucho y dice que yo era igual cuando era pequeña ― sonrió con ternura —. Es un mini yo.
— Es un mini Jennie ― concordó Lisa.
— ¿Y tú Lisa? — preguntó―. Eres profesora de violín por lo que veo, debe ser muy bonito.
— Lo es, porque los niños me hacen feliz — admitió —. Yo tampoco pude sacarte de mi corazón, Jennie... Jisoo quería presentarme a alguien más pero nunca acepté, no puedo.
— ¿Siguen siendo amigas?
— Lo somos, sí —dijo, asintiendo —. Aunque ya no me junto con ellas para hacer esas cosas malas que hacía cuando te conocí... Ser maestra me hace tomar más responsabilidades, y ya no tengo ese estilo de vida... Dejé el graffiti, pero suelo pintar con óleo, es bonito... Ahora puedes decirle a tu madre que no soy una vándala ― bromeó, Jennie rió un poco, sus manos estaban unidas, las miro con admiración mientras acariciaba la mano de la menor con su pulgar —. Jennie... Cuando estaba en aquella cita, antes de que todo se fuera a la mierda... Iba a decirte algo importante.
Jennie espero a que continuara hablando, sus ojitos cargados de estrellas seguían allí para enamorarla de nuevo, se sentía tan bien mirarlos. se sentía igual que la primera vez que los vió bajo aquel domo lleno de luces.
— Te amo, Jendeuk.
La castaña sonrió ampliamente, soltó una risa alegre y jovial, como la de un bebé, esa risa pura que tanto amaba, y fue hacia los brazos de la mayor para apretarla con emoción.
— Yo también te amo, te amo, te amo... — repitió con emoción, Lisa se sentía llena otra vez ―. Nunca dejé de hacerlo.
— Yo tampoco, Jendeuk.
La menor se separó de ella para mirarla a los ojos y sonreír de forma enamorada.
— Te propongo un trato... Tú me amas, y yo te amo, así nos quedamos juntas por siempre — extendió una mano hacia ella, como aquella vez dónde prometió que la haría enamorarse del espacio, y terminó enamorado de ella, de nuevo, Lisa tomó su mano y la estrechó con seguridad.
— Trato echo — respondió, con una sonrisa en su rostro que atrajo la mirada de la castaño, quedaba claro qué era lo que quería, e igual que cuando eran más jóvenes, Jennie tomó sus mejillas para atraerla a sí, y volver a unir sus labios en un beso, que hizo a sus corazones revivir, latiendo apresurados y a la par, mientras sus labios se encontraban de nuevo.
Tenían el mismo efecto que tiempre, aquel vértigo en sus sentidos, esa corriente eléctrica de su columna, ese cosquilleo en sus estómagos y la explosión de sus corazones en un sentimiento compartido que solo podían comprender ellas dos, sólo ellas dos, juntas para siempre.
Los parlantes del lugar se activaron para dejar sonar una balada de amor, el pequeño ToSeong aplaudió con emoción ante la súbita música, para que las dos jóvenes enamoradas rieran de ternura, y volvieron a bailar abrazadas como solían hacer, está vez, para no soltarse nunca más.
FIN
Aclaró que este final alternativo es totalmente cannon, está historia iba a tener un final feliz, pero un final más triste iba a coincidir mejor con la canción.
Pero el Jenlisa están muy felices y enamoradas
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